Abstract

Este documento de política analiza las consecuencias de la crisis del COVID-19 sobre la financiación del desarrollo sostenible en países de bajo y medio ingreso que pueden optar a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Previo a la pandemia, los niveles y tendencias de financiamiento interno y externo ya eran insuficientes para cubrir las necesidades de gasto de los ODS. Sin embargo, existe el riesgo de una reducción significativa de la financiación disponible para las economías en desarrollo. El financiamiento privado externo para dichas economías podría caer USD 700 000 millones en 2020 comparado con 2019, superando 60% el impacto directo de la crisis financiera mundial de 2008. De haber importantes retrocesos en el desarrollo, aumentaría la vulnerabilidad ante futuras pandemias, el cambio climático y otros males públicos mundiales. Aunque la financiación oficial del desarrollo es una importante fuerza anticíclica a corto plazo para los servicios públicos, ninguna fuente de financiación del desarrollo puede asumir este reto por sí sola. Los actores para la financiación del desarrollo y otros ámbitos deben colaborar estrechamente para "reconstruir mejor”.

 Introducción

Antes de la crisis de COVID-19, los niveles y tendencias de los ingresos nacionales y los flujos externos hacia las economías en desarrollo ya se consideraban insuficientes para apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Con altos niveles de deuda pública y presiones adicionales producidas por la pandemia sobre las principales fuentes de financiación para el desarrollo, los países de bajo y medio ingreso podrían tener dificultades para financiar sus respuestas al COVID-19 en materia social, económica y de salud pública. Las primeras observaciones apuntan a egresos masivos de deuda y capital desde economías en desarrollo, acompañados de una caída de las remesas y de efectos dominó en las finanzas nacionales ya comprometidas debido a las crisis económicas y de salud pública en curso. En este difícil contexto, ¿cómo podemos evitar un colapso de la financiación del desarrollo que devolvería a millones de personas a la pobreza y comprometería nuestra capacidad para alcanzar los ODS, nuestro proyecto común para un mundo más fuerte, más justo y sostenible?

Esta nota se basa en la investigación llevada a cabo en el contexto del Global Outlook on Financing for Sustainable Development 2021: A New Way to Invest for People and Planet (OECD, 2020[1]) y esboza el impacto actual y previsto de la pandemia de COVID-19 sobre las principales fuentes de financiación necesarias para prestar apoyo a las economías en desarrollo.

 
Mensajes clave
  • La crisis de COVID-19 golpea a las economías en desarrollo en un momento crítico. Antes de la crisis, la financiación ya había quedado por debajo de las necesidades de gasto para alcanzar los ODS en 2030, y el margen presupuestario estaba limitado por el aumento en los niveles de deuda pública y sus respectivos costos de mantenimiento.

  • La crisis de COVID-19 amenaza con provocar importantes retrocesos en la financiación del desarrollo sostenible. La movilización de recursos nacionales se verá afectada al reducirse la actividad económica. Se prevé que las entradas de financiamiento privado externo se reduzcan en USD 700 000 millones en comparación con los niveles de 2019, superando en un 60% el impacto de la crisis financiera mundial de 2008. Es probable que el margen presupuestario se reduzca aún más debido al aumento del gasto interno y a los movimientos del tipo de cambio frente al dólar.

  • A corto plazo, la financiación oficial del desarrollo debería aprovecharse para contener la caída de otras fuentes de financiación. La actual escasez de recursos, unida al impacto económico de la crisis, implica que las economías en desarrollo podrían tener dificultades para financiar respuestas adecuadas en materia de salud pública y en los ámbitos social y económico. Ninguna fuente de financiamiento bastará por sí sola para cerrar la brecha financiera derivada del COVID-19.

  • A mediano plazo, los actores en la financiación del desarrollo y de otros ámbitos deben colaborar estrechamente para "reconstruir mejor" un mundo más equitativo, sostenible y, por tanto, resiliente. En la financiación del desarrollo para muchos bienes y servicios públicos, la movilización de recursos nacionales permanecerá como única fuente de financiación viable a largo plazo y —reconstruir mejor— exigirá la actuación de todas las fuentes de financiamiento con la meta común de ayudar a las estrategias nacionales de desarrollo sostenible. Más allá de la financiación del desarrollo, es necesario, por ejemplo, revitalizar el comercio y —en el caso de los pequeños Estados insulares en desarrollo—, promover una economía oceánica sostenible.

 La pandemia de coronavirus (COVID-19) golpea a las economías en desarrollo en un momento crítico

Al inicio de la crisis del COVID-19, la financiación del desarrollo sostenible ya se encontraba en una situación crítica (OECD, 2018[2]). En 2014, la UNCTAD había estimado el déficit de financiación de los ODS en las economías en desarrollo por USD 2.5 billones (2014[3]). Más recientemente, Gaspar et al. (2019[4]) calcularon que, los países de bajo ingreso necesitarían gastar, en promedio,15.4 puntos porcentuales adicionales al producto interior bruto (PIB) y las economías emergentes gastarían 4 puntos porcentuales adicionales del PIB, para cubrir su déficit de gasto en los ODS. Si bien la brecha puede explicarse en parte por la escasa eficiencia del gasto, está claramente identificado que los niveles de recursos internos y externos previos a la COVID-19 eran insuficientes para cumplir los ODS (UN SG, 2019[5]). Además, los márgenes de maniobra para cerrar la brecha han sido reducidos por los elevados niveles de deuda.

 Financiamiento interno previo a la crisis de COVID-19

Antes de la crisis de COVID-19, los ingresos fiscales —que son la principal forma de recursos públicos nacionales y la mayor fuente de financiación para el desarrollo— eran insuficientes en un gran número de países, especialmente en comparación con las necesidades de gasto de los ODS. De los 124 países elegibles para recibir la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) con datos publicados sobre ingresos fiscales en 2017,1 más de un tercio (46) han presentado una correlación entre impuestos y el PIB por debajo del 15%, que es un punto de referencia ampliamente considerado para el funcionamiento eficaz del Estado y para promover el desarrollo económico (Gaspar, Jaramillo and Wingender, 2016[6]). Casi dos tercios de los países de esta muestra (79) habían recaudado ingresos fiscales inferiores al 20% del PIB.2

Más allá de esto, parece que el crecimiento promedio de los ingresos fiscales en relación con el PIB se ha desacelerado en los últimos años. En el caso de una muestra de 26 países africanos, la relación media no ponderada entre impuestos y PIB ha permanecido estancada en torno al 17.2% entre 2015 y 2017 (OECD, 2019[7]). En respuesta a la crisis financiera mundial de 2008-2009, los ingresos fiscales promedio disminuyeron en los países de renta media baja y alta (Figura 1). Desde entonces, el promedio de ingresos recaudados como proporción de la renta nacional no se habían recuperado del todo y, el crecimiento promedio se mantuvo desigual y bastante estancado considerando la visión a mediano plazo. Por el contrario, entre 2002 y 2017, los países de bajo ingreso experimentaron aumentos ininterrumpidos de los ingresos fiscales promedio, aunque el crecimiento desaceleró un poco después de 2012. En América Latina y el Caribe, los ingresos fiscales habían aumentado lentamente como resultado de unas condiciones económicas favorables en 2017 y 2018, pero las caídas más recientes de los precios de los recursos y el malestar social hicieron que las perspectivas de ingresos se debilitaran incluso antes de la crisis de COVID-19 (OECD et al., 2020[8]).

Otros recursos internos también proporcionan importantes medios financieros para gastar e invertir en apoyo del desarrollo sostenible. Según el análisis realizado (OECD, 2020[1]) sugiere que, entre 2016 y 2018, el ahorro interno había aumentado en las economías en desarrollo en proporción del PIB, pero que el ahorro se mantuvo significativamente menor en los países de renta baja que en los de renta media. Esto incluye información sobre la inversión privada nacional como la principal fuente de formación de capital fijo, sin embargo, la disponibilidad de datos solo es amplia para un tercio de las economías en desarrollo, aproximadamente. Aunque el sector financiero nacional desempeña un rol central en la intermediación del ahorro y el endeudamiento (respectivamente, la inversión), el acceso a las instituciones y los mercados financieros ha continuado siendo más limitado en los países de ingreso bajo y mediano bajo, en tanto que los costos de endeudamiento suelen ser elevados.

 
Figura 1. Los ingresos tributarios y la financiación externa anteriores al coronavirus (COVID-19) se habían estancado en los países elegibles para la AOD

Nota: El panel de la izquierda muestra la media no ponderada de la relación impuestos y PIB de 113 países (es decir, panel equilibrado). Se utiliza la clasificación por grupos de ingreso según el Banco Mundial. En el panel derecho, se ha utilizado por cada año, la muestra más amplia posible de países elegibles para la AOD. Estos datos se basan en la investigación para realizar el informe Global Outlook on Financing for Sustainable Development 2021: A New Way to Invest for People and Planet (2020[1]).

Fuente: Los ingresos fiscales están basados en la OECD Global Revenue Statistics Database (2020[9]), IMF World Revenue Longitudinal Data (2020[10]) y el ICTD/UNU-WIDER Government Revenue Dataset (2020[11]). La financiación oficial para el desarrollo está basada en las Tablas 2a y 2b del CAD de la OCDE (2020[12]). Las remesas están basadas en KNOMAD Remittances Inflows (2020[13]). La inversión extranjera directa, la inversión de cartera y otras inversiones proceden de la Balanza de Pagos del FMI (2020[14]) y se refieren a la contracción neta de pasivos en instrumentos de deuda. Los Indicadores de Desarrollo Mundial (2020[15]) se utilizan para asignar los datos que faltan sobre la inversión extranjera directa.

 Financiamiento externo antes del COVID-19

La situación anterior al COVID-19 fue igualmente sombría para el flujo neto de financiamiento externo recibido por países de renta media y baja. Si bien, en 2015, el financiamiento externo global se había recuperado del paro repentino de los flujos de capital determinado por la desaceleración del crecimiento en las economías emergentes y la inestabilidad del mercado de valores tras una devaluación del renminbi, los USD 2 billones de financiamiento externo total observados en 2018 se mantuvieron por debajo del pico máximo de 2013 (Figure 1, panel derecho). Más concretamente, la inversión extranjera directa (IED), la inversión de cartera y otras inversiones (en gran parte, préstamos bancarios) fueron inferiores a las de 2013. En el mismo periodo, la financiación oficial del desarrollo se había mantenido estable y las remesas habían aumentado.

 Niveles de deuda anteriores a COVID-19

En los años anteriores al COVID-19, el margen presupuestario para aumentar los recursos estuvo limitado en varios países. La mediana de la deuda pública entre 59 países clasificados por el FMI como economías en desarrollo y de bajo ingreso incrementaron del 38.7% del PIB en 2010-2014 al 46.5% en 2017 y posteriormente se estancó (IMF, 2019[16]). Para el mismo grupo de países, el costo de mantenimiento de la deuda había representado, en promedio, el 12.2% de los ingresos públicos en 2018, frente al 6.6% en 2010 (Griffiths, 2019[17]). Los países africanos experimentaron las tasas más altas de deuda con relación al PIB desde que los países de la región recibieron un alivio sustancial de la deuda a través de programas como la Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados (PPME) y la Iniciativa para el Alivio de la Deuda Multilateral (IADM) (Calderon and Zeugack, 2020[18]). Según la UNCTAD (2019[19]), el volumen total de la deuda externa de las economías en desarrollo y en transición se había más que duplicado, pasando de USD 3.5 billones en 2008 a USD 8.8 billones en 2018, es decir, del 22 al 29% del PIB. A finales de 2019, 33 de los 69 países para los que se habían realizado análisis estaban clasificados como "en crisis por deuda" o como "de alto riesgo" (IMF and World Bank, 2019[20]).

De forma paralela, los niveles de deuda privada también aumentaron considerablemente (UNCTAD, 2019[19]). En el conjunto de las economías en desarrollo, según la UNCTAD, la deuda privada aumentó del 79% del PIB en 2008 al 139% en 2017. Este aumento fue particularmente pronunciado en una serie de economías emergentes3 para quienes la deuda corporativa había incrementado del 83% del PIB en 2008 al 145% del PIB en 2018. Si bien, gran parte de la deuda privada global se acumula en las denominadas economías en desarrollo de ingreso alto (que corresponden en cierto modo a la clasificación de renta media-alta según el Banco Mundial), los niveles de deuda privada también aumentaron en las economías en desarrollo de ingreso medio y bajo, a un ritmo mucho mayor que los niveles de deuda pública.4

Con limitados recursos y margen presupuestario, la pandemia de COVID-19 podría generar grandes dificultades a las economías en desarrollo. La crisis no solo demanda grandes financiamientos para abatir las consecuencias negativas en la salud, lo social y económico, seguramente también ampliará la brecha financiera de los ODS para los años siguientes cuando el progreso logrado en el desarrollo sostenible sea revertido y el financiamiento disponible decline.

 El coronavirus (COVID-19) amenaza con producir graves retrocesos en la financiación del desarrollo sostenible

 Es probable que la movilización de recursos nacionales se resienta al desplomar la actividad económica

Las actuales crisis económica y de salud pública mermarán aún más los recursos públicos nacionales de los países de ingreso medio y bajo, al afectar a los ingresos fiscales y no fiscales. Calculamos que, en respuesta a la crisis financiera mundial, la mediana de los ingresos fiscales en relación con el PIB había disminuido en un punto porcentual o 5.8% entre 2007 y 2010 según una submuestra de 113 países elegibles para la AOD, de los cuales se disponen datos cronológicos en serie. En la actualidad, existe la preocupación de que los ingresos públicos nacionales puedan verse más afectados como consecuencia de la crisis de COVID-19 debido al efecto combinado de varios mecanismos:

  • El desplome de la actividad económica mundial y nacional5 afecta a las principales fuentes de ingresos fiscales. Las estimaciones sobre la elasticidad tributaria sugieren que los ingresos fiscales podrían contraerse con más fuerza que la producción económica (OECD, 2020[21]). La disminución de las ganancias corporativas, el descenso del consumo y el aumento del desempleo provocarán, respectivamente, un descenso de los ingresos procedentes del impuesto a las empresas, a los bienes y servicios como de los impuestos a las personas físicas (Kapoor and Buiter, 2020[22]). El descenso del comercio internacional, de los viajes y del consumo interno suprimirá los ingresos procedentes de los impuestos sobre el consumo, de los que dependen la mayoría de los países de ingreso medio y bajo. La Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé que el comercio mundial de mercancías podría disminuir entre 13 y 32% en 2020 (WTO, 2020[23]). Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), las llegadas de turistas internacionales podrían caer entre 60 y 80% en 2020 en comparación con 2019 (UNWTO, 2020[24]).6 Los ingresos por impuestos sobre el consumo podrían disminuir más debido al cambio en el consumo hacia bienes que suelen estar sujetos a tasas reducidas o exenciones durante las recesiones (Simon and Harding, 2020[25]).

  • Muchos países ricos en recursos que obtienen una elevada proporción de ingresos fiscales y no fiscales —provenientes de materias primas y recursos naturales—, se verán especialmente afectados por la importante caída de los precios mundiales de las materias primas (OECD, de próxima publicación[26]). En comparación con el PIB, los países de bajo ingreso dependen en mayor medida de los ingresos por recursos naturales que otros grupos de ingreso (Steel and Phillips, 2020[27]), y esta dependencia se ha incrementado en los últimos años (UNCTAD, 2020[28]).

  • Los gobiernos están aplicando una serie de medidas fiscales para aliviar la carga de los contribuyentes y mantener los flujos de caja de las empresas; sin embargo, esto sucede a costa de reducir los ingresos públicos (al menos a corto plazo). Las medidas incluyen prórrogas de vencimientos, aplazamientos de pagos y devoluciones aceleradas de impuestos (OECD/FTA, 2020[29]). A mediados de abril de 2020, 104 países (incluidos 46 receptores de la AOD) habían aplicado medidas de exención fiscal (OECD, 2020[30]).

En conjunto, estos mecanismos podrían reducir drásticamente la movilización de recursos nacionales en las economías en desarrollo. Para el África subsahariana, los cálculos del Banco Mundial (2020[31]) sugieren que los ingresos públicos podrían disminuir entre 12% y 16% en comparación con un escenario de referencia sin COVID-19. En consecuencia, los déficits fiscales podrían deteriorarse entre 2.7 y 3.5 puntos porcentuales del PIB. Los primeros datos mensuales corroboran esta impresión. En Perú, los ingresos fiscales disminuyeron 40% interanual en abril 2020, mientras que, en Jordania los ingresos públicos globales disminuyeron 49% interanual en abril de 2020.

Otros recursos nacionales más allá de los ingresos públicos también se verán afectados. Es probable que la inversión privada nacional disminuya debido al alto grado de incertidumbre económica, la contracción de la producción económica y las restricciones de liquidez obligadas. El efecto de la crisis de 2020 sobre la reserva pública depende de la variación relativa del consumo con respecto al ingreso nacional. Como punto de referencia, el ahorro interno bruto como porcentaje del PIB ha disminuido tras la crisis financiera de 2008 (OECD, 2020[1]).

 El financiamiento privado externo cae en medio de la agitación económica mundial

La crisis financiera mundial de 2008 demostró que el financiamiento externo es vulnerable a los impactos en países de ingreso medio y bajo. Durante la crisis, las entradas de distintas inversiones —entre ellas las de cartera—, cayeron instantáneamente (o incluso pasaron a ser negativas), mientras que las remesas y la IED disminuyeron con un retraso de un año (Figura 1). Los datos actuales sugieren un impacto mayor y más inmediato por la crisis de COVID-19. Aunque los países sentirán este impacto de forma diferente dependiendo de sus respectivas combinaciones y niveles de financiación (Figura 2), se espera que todos experimenten caídas de financiamiento.

 
Figura 2. La combinación y el nivel de financiación en los países beneficiarios de la AOD difieren según la región y el grupo de ingreso

Nota: Los valores representan los promedios de los niveles de porcentaje del PIB para los miembros del grupo de países. Para la proporción de financiamiento externo, esta media se pondera por el PIB. La ponderación no fue realizada con base a la cifra de ingresos fiscales y así poder garantizar la coherencia con otras publicaciones de la OCDE. Se usa la clasificación del Banco Mundial para la agrupación regional y de ingreso.

Fuente: Los ingresos fiscales están basados en la Base de datos Global de Estadísticas Tributarias de la OCDE (2020[9]), IMF World Revenue Longitudinal Data (2020[10]) y el ICTD/UNU-WIDER Government Revenue Dataset (2020[11]). La financiación oficial para el desarrollo está basada en las Tablas 2a y 2b del CAD de la OCDE (2020[12]). Las remesas están basadas en KNOMAD Remittances Inflows (2020[13]). La inversión extranjera directa, la inversión de cartera y otras inversiones proceden de la Balanza de Pagos del FMI (2020[14]) y se refieren a la contracción neta de pasivos en instrumentos de deuda. Los Indicadores de Desarrollo Mundial (2020[15]) se utilizan para asignar los datos que faltan sobre la inversión extranjera directa.

La inversión privada externa se desplomó tras la crisis financiera mundial de 2008. Por tanto, no sorprende que ya se vea la caída económica global debido al COVID-19 en donde todos salieron corriendo en busca de seguridad. Sin embargo, la magnitud de esta reacción en tan corto tiempo no tiene precedentes:

  • Solo en marzo de 2020, en el IIF Capital Flows Tracker (IIF, 2020[32]) se observó una salida de cartera transfronteriza por USD 83 300 millones en los mercados emergentes. Esta cifra duplica las salidas de carteras transfronterizas tras la crisis financiera mundial de 2008 y supera el acumulado total de entradas de carteras transfronterizas en los mercados emergentes en 2019. Por el momento, parece haberse detenido este episodio sin precedentes de flujos de salida. Los flujos de deuda hacia los mercados emergentes se recuperaron en abril y mayo de 2020 y, aunque las salidas de capital continuaron, se ha presentado a un ritmo más lento. Sin embargo, el alcance de esta recuperación es menor en comparación con las salidas de marzo, por lo que las salidas de cartera acumuladas siguen siendo cuantiosas (IIF, 2020[33])

  • Los análisis de la OCDE indican una desaceleración en todos los componentes de la IED (OECD, 2020[34]). Por un lado, la IED a través de ganancias reinvertidas —un componente incremental importante de la IED— es muy posible que se vea afectado, aunque variará de distintas maneras a lo largo de todos los sectores. Según Refinitiv (2020[35]), habrá amplias caídas interanuales en las ganancias multinacionales los sectores de materiales, industriales, energía y en el consumo discrecional. Sin embargo, las multinacionales en el sector salud, así como en los sectores de tecnología y comunicaciones verán sus ganancias incrementadas. Dado que los sectores primarios y de manufactura son particularmente destacados en los flujos de la IED para las economías en desarrollo, serán estos países los más duramente afectados. Por otro lado, los flujos de la IED se verán afectados debido a los ajustes del flujo de capital participativo, sin importar el modelo de entrada. Primero, las fusiones y adquisiciones transfronterizas finalizadas cayeron mundialmente en el primer trimestre de 2020. Segundo, las inversiones nuevas de IED anunciadas —que para las economías desarrolladas son más importantes que las fusiones y adquisiciones transfronterizas— declinaron significativamente durante los primeros dos meses de 2020. Debido al confinamiento mundial en marzo, seguramente el efecto se ha magnificado desde entonces (OECD, 2020[34]).

Las proyecciones para la inversión privada externa corroboran esta evidencia prevista. No es probable que los flujos de inversión de cartera y otros flujos de inversión se recuperen rápidamente, dado que la pandemia de COVID-19 todavía está en proceso en la mayoría de las economías en desarrollo, lo que posiblemente conduzca a una segunda oleada de salidas de cartera y a una mayor reducción de las entradas de capital. Incluso si los flujos internacionales de capital se recuperan en el segundo semestre, el IIF (2020[36]) prevé que los distintos flujos de inversión, incluyendo la inversión de cartera, caigan respectivamente 80% y 123% en comparación con 2019. Las proyecciones de la OCDE indican que, incluso en el escenario más optimista, la IED mundial caerá al menos 30% siendo probable que los flujos hacia las economías en desarrollo caigan con más fuerza (OECD, 2020[37]). El Banco Mundial (2020[38]) respalda esta cifra, proyectando una caída del 35% de los flujos de la IED hacia las economías en desarrollo. Tras la crisis financiera de 2008, la IED mundial cayó con un desfase de un año y afectó de forma más perjudicial a las economías desarrolladas que a las economías en desarrollo. Esta vez, el impacto sobre la IED será inmediato. También golpeará con más dureza a los más débiles, ya que saldrán más afectados los sectores con mayor relevancia en los flujos de la IED hacia las economías en desarrollo.

Para las remesas, se espera que el impacto de la COVID-19 sea inmediato y más fuerte que la caída interanual del 7% observada en 2009. Una vez más, los primeros meses desde el estallido de la pandemia presentaron una noción de la magnitud del impacto. Mientras que las remesas hacia México han demostrado ser relativamente resilientes hasta ahora, una imagen diferente emerge cuando se observan los tres primeros países en términos de remesas como proporción de la financiación externa: Guatemala, El Salvador y Kirguistán. En estos tres países, la mayor caída interanual mensual de las remesas entre 2007 y 2009 osciló entre 16% y 34%. Para abril y mayo de 2020, los mismos datos muestran ya caídas interanuales récord que oscilan entre 20% y 62%.

La principal razón de este impacto es que los países emisores experimentan sacudidas económicas sin precedentes que se traducen en menores ingresos para las personas que transfieren remesas. En Estados Unidos, el país del que proceden la mayoría de las remesas, la pérdida de empleo en el plazo de cuatro semanas desde mediados de marzo de 2020 igualó el número de empleos que se habían creado desde la crisis financiera mundial de 2008 (CNBC, 2020[39]). Del mismo modo, el trabajo de los inmigrantes estará en riesgo, ya que los países de donde son originarios, y además son dependientes del petróleo, tendrán dificultades debido a la caída del precio del petróleo y que vuelvan a superar la experiencia sufrida tras la crisis de 2008 (UNCTAD, 2020[28]). La recuperación actual de esta caída del precio del petróleo es lenta y el aumento de los precios del petróleo, en mayo de 2020, está muy por debajo de los niveles anteriores al COVID-19 (IEA, 2020[40]). A pesar de que la apreciación del dólar estadounidense producida por el COVID-19 contrarresta parcialmente estos efectos, el Banco Mundial (2020[38]) prevé que las remesas a las economías en desarrollo se reduzcan 20% en 2020 en comparación con 2019.

En conjunto, las proyecciones sugieren que las entradas del financiamiento privado externo a los países elegibles para la AOD en 2020 podrían desplomarse hasta USD 700 000 millones en comparación con los niveles de 2019 (véase la Figura 3). Con el desplome inmediato de todas las fuentes de financiación privada externa, esto supone una presión y un vacío de financiación sin precedentes para las economías en desarrollo, que supera 60% la experiencia posterior a la crisis financiera mundial de 2008 y equivale al 35% del nivel de financiación externa de 2018.

 
Figura 3. El impacto global del COVID-19 sobre el financiamiento privado externo en las economías en desarrollo se estima en USD 700 000 millones y podría superar en 60% el impacto causado por la crisis financiera de 2008
Variación de las entradas netas en relación con el año anterior a la crisis

Nota: Todos los datos se refieren a los países elegibles para la AOD a partir de abril de 2020. La interrupción repentina de los flujos de capital en 2015 no se muestra aquí, ya que habría incluido una pérdida de USD 556 000 millones USD relacionada solo con la población de la República Popular China. Para más detalles sobre el impacto estimado del COVID-19 en el financiamiento privado externo, se remite al lector interesado a la Metodología.

Fuente: Los datos históricos sobre remesas están basados en KNOMAD Remittances Inflows (2020[13]). Los datos históricos de inversión extranjera directa, inversión de cartera y otras inversiones proceden de la Balanza de Pagos del FMI (IMF, 2020[14]) y de los datos de los bancos centrales nacionales, haciendo referencia a la contracción neta de pasivos. Los Indicadores de Desarrollo Mundial (2020[15]) son usados para indicar los datos que faltan sobre la inversión extranjera directa. Las proyecciones de COVID-19 se basan en la combinación de datos históricos con proyecciones del Banco Mundial (2020[38]) (remesas e IED) y del IIF (2020[36]) (inversiones de cartera y otras inversiones).

 La financiación oficial del desarrollo puede ser un recurso catalizador durante la crisis, pero también podría verse sometida a presiones presupuestarias

La financiación oficial del desarrollo ha demostrado ser un recurso clave y un flujo anticíclico en crisis anteriores (OECD, 2020[41]). La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), en particular, ha desempeñado un papel clave en la promoción de los sistemas de salud y protección social para las economías en desarrollo, —los cuales se encuentran entre los pilares centrales para en la respuesta de los países al COVID-19—. Si bien la recesión económica mundial, la disminución de los ingresos públicos y el estímulo fiscal aplicado por los miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) podrían presionar los niveles de la AOD, los miembros del CAD han declarado su anhelo de "esforzarse por proteger los presupuestos de la AOD" durante la crisis de COVID-19 (DAC and OECD, 2020[42]).

En última instancia, lograr la evolución de la financiación oficial del desarrollo en 2020 es una cuestión de voluntad política y solidaridad (OECD, 2020[41]). Dado que muchos presupuestos de la AOD se habían terminado antes de la epidemia de COVID-19, el efecto de la recesión económica mundial sobre los niveles de la AOD podría no ser inmediato, aunque sí desfasado. La OCDE (2020[41]) ha esbozado tres posibles escenarios sobre cómo podrían evolucionar los niveles de la AOD en 2020:

  • Muchos países han manifestado su compromiso político en apoyo de una recuperación sostenible mundial. La crisis de COVID-19 ha puesto de manifiesto la interdependencia de los países y la importancia de los bienes públicos mundiales. Un incremento en la solidaridad podría conducir a un aumento de los niveles totales de la AOD y, a su vez, incrementaría la AOD como porcentaje del ingreso nacional bruto (INB).

  • Como se destaca en su declaración, los miembros del CAD han expresado su deseo de proteger los niveles de la AOD. De hecho, las revisiones por pares del CAD/OCDE han constatado anteriormente que la protección de los presupuestos de ayuda frente a las perturbaciones a corto plazo de las finanzas públicas es una práctica establecida. Si los niveles de la AOD se mantuvieran en los niveles de 2019, la proporción de la AOD de los miembros del CAD sobre el INB aumentaría de un 0.29% en 2019 hasta cerca del 0.32% en 2020.

  • Dada la propia presión presupuestaria de los miembros del CAD en 2020, el nivel global de la AOD podría disminuir en 2020. La OCDE calcula que si los miembros del CAD mantuvieran los mismos porcentajes de la AOD con relación al INB tal como estuvieron en 2019, la AOD total podría disminuir entre USD 11 000 y 14 000 millones, dependiendo si el escenario de recesión tuviera un impacto menor o mayor sobre el PIB de los países miembros.

 Es probable que el margen presupuestario se reduzca aún más con el aumento del gasto público interno y las oscilaciones del tipo de cambio frente al dólar

La crisis actual y las tendencias de la financiación para el desarrollo sostenible están exacerbando el limitado margen presupuestario al que ya se enfrentan muchos países de ingreso medio y bajo.7 Tanto la crisis de salud pública como la sacudida socioeconómica requieren un gasto público inmediato y cuantioso en salud, protección social, así como liquidez y ayuda económica, por no hablar de los montos que serán necesarios para la recuperación posterior a la crisis. Por ejemplo, si los países africanos aplicaran las mismas medidas fiscales (proporcionales) adoptadas por las mayores economías de la UE, la OCDE estima que los niveles de deuda en África, —siempre y cuando lo demás permanezca constante—, aumentarían en 2019 del 57.6% hasta casi el 85% del PIB (OECD, 2020[21]). Con el aumento de las necesidades de gasto y la disminución de los ingresos, es probable que la deuda pública aumente aún más y de forma considerable en muchos países. El riesgo de agobio por la deuda es especialmente pronunciado en los países frágiles y ricos en petróleo dentro de la región, donde una parte significativa de la deuda pública es carta y a corto plazo, a menudo otorgada por acreedores privados en condiciones no favorables y con la amortización a veces vinculada a bienes naturales estratégicos (OECD, de próxima publicación[26]).

El aumento en los costos de mantenimiento de la deuda limitará aún más el margen fiscal disponible. Estos costos ya habían aumentado antes de la crisis (Griffiths, 2019[17]), pero la devaluación de las monedas de muchos países frente al dólar estadounidense eleva los costos de mantenimiento de la deuda, ya que casi dos tercios de la deuda externa pública está denominada en USD en los países de medio-bajo y bajo ingreso (IIF, 2020[43]). Como consecuencia de la pandemia de COVID-19, las evaluaciones de riesgo ajustadas y las reducciones a la calificación crediticia soberana de los países, podrían incrementar aún más el costo de endeudamiento público y limitar la capacidad de los países para movilizar recursos fiscales en los mercados internacionales de capital.

En general, la divergencia descrita entre la financiación disponible (oferta) y las necesidades de gasto (demanda) amplifica el llamado "efecto tijera" de la financiación del desarrollo sostenible identificado en la OCDE (2018[2]) y que se refiere a un descenso simultáneo de la financiación disponible y al aumento de las necesidades de gasto en los ODS.

 Ayuda a corto plazo: Movilizar todas las fuentes de financiación para satisfacer las necesidades urgentes

La presente escasez de recursos unida al impacto previsto por la crisis de COVID-19, implica que las economías en desarrollo podrían tener dificultades para financiar una respuesta adecuada a las necesidades sociales, económicas y de salud. A corto plazo, la financiación oficial del desarrollo desempeñará un importante papel anticíclico —al igual que lo ha hecho en crisis anteriores de escala mundial (Horn, Reinhart and Trebesch, 2020[44])—. De hecho, los donantes bilaterales y multilaterales han dado los primeros pasos para apoyar a las economías en desarrollo:

  • El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha anunciado más de USD 100 000 millones en préstamos de emergencia y USD 1 billón que podrían activar para sus miembros. El Grupo del Banco Mundial prestará unos USD 150 000 millones en los próximos 15 meses.8

  • A pesar del ajuste a los presupuestos nacionales debido al aumento del gasto interno, los miembros del CAD han declarado "esforzarse por proteger los presupuestos de la AOD" (DAC and OECD, 2020[42]). Por tanto, recientes compromisos relacionados al COVID-19 realizados por algunos donantes bilaterales, podrían reflejar cambios en la ayuda programada para el sector salud, en lugar de aumentar los presupuestos de la AOD. Aunque la financiación relacionada con las crisis no parece haber desviado fondos de la AOD provenientes de otras áreas hacia las recientes crisis de salud —como lo fueron la pandemia de la gripe H1N1 y el brote de Ébola (OECD, 2020[45])—, la capacidad limitada de los sectores de salud en los países socios ha tenido graves consecuencias en otras ámbitos sanitarios: Por ejemplo, en el lapso de 18 meses, el brote de Ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona provocó un aumento del 75% de la mortalidad materna en los tres países debido al desvío de recursos que afectó al sector de salud reproductiva y materna (Davis and Bennett, 2016[46]). Así pues, los miembros del CAD deben permanecer atentos no solo en apoyar la respuesta al COVID-19, sino también en ayudar a los socios para mantener todos los servicios médicos primordiales.9

  • El G20 ha anunciado una congelación de los pagos de la deuda de los 76 países elegibles para la AIF (G20 FMCBG, 2020[47]). La OCDE calcula que la moratoria de la deuda del G20 retrasará los pagos a acreedores bilaterales públicos por un valor de USD 16 500 millones (OECD, 2020[48]).

Sin embargo, la respuesta de la financiación oficial del desarrollo tiene posibilidad de mejorar. Los miembros del FMI no han acordado hasta ahora una asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG) de una magnitud similar o superior a la de 2009. Los donantes bilaterales aún no se han mostrado dispuestos a aumentar sus compromisos para la AOD, lo cual sería decisivo para evitar consecuencias negativas a la hora de desviar fondos de otras áreas importantes en apoyo a la respuesta de la crisis de COVID-19. Hasta el momento, la moratoria de la deuda del G20 no ha conseguido captar a los participantes multilaterales y privados a fin de pausar los pagos de la deuda, asimismo ignora a las economías emergentes que también se enfrentan a graves problemas de endeudamiento. El G20 podría tratar de movilizar todas las fuentes de financiación, incluyendo al sector privado para resaltar los principios de la cooperación al desarrollo (eficacia, apropiación), con modalidades como la cooperación sur-sur y la triangular.

Incluso sin estos inconvenientes, será crítico evitar la financiación oficial del desarrollo como único respaldo para proporcionar ayuda. El FMI (2020[49]) estima que las economías emergentes necesitarán al menos USD 2.5 billones de financiación, dado que las reservas y los recursos nacionales son insuficientes para cubrir estas necesidades. Ninguna fuente de financiación será suficiente para cubrir la brecha de financiación causada por el COVID-19. Será necesario crear respuestas políticas coordinadas en todas las fuentes de financiación para "detener la hemorragia" y evitar un colapso de la financiación para el desarrollo que provocaría importantes retrocesos en nuestro progreso colectivo hacia los ODS y hacia un mundo más resiliente a futuras crisis mundiales. Por tanto, la financiación oficial del desarrollo deberá complementarse con relación a los siguientes aspectos:

  • Un abanico de medidas administrativas y políticas fiscales puede apoyar las respuestas de los gobiernos para mantener la liquidez de los negocios y el ingreso, así como proteger el empleo.10 Sin embargo, la efectividad de algunas medidas fiscales puede quedar limitada para las economías en desarrollo por contar con una base más pequeña de impuestos (esto es, debido al gran número de economías informales), una capacidad administrativa más frágil en el manejo de los impuestos y sus reducidos sistemas sociales de protección; por ello, requieren respuestas políticas más enfocadas.

    • La OCDE (2020[50]), Steel y Phillips (2020[27]) y el FMI (2020[51]) proponen una serie de medidas fiscales específicas: Podrían ampliarse las exenciones fiscales a las pequeñas y medianas empresas (PYME) así como a las regiones o industrias más afectadas (por ejemplo, el sector hotelero, turismo y de viajes). Dichas medidas de alivio podrían incluir créditos en el impuesto sobre la renta, reducciones y exenciones tributarias, extensión y aplazamiento de vencimientos, ampliación de las normas de compensación de pérdidas o acotar los pagos anticipados de impuestos. Las exenciones temporales de los impuestos sobre las nóminas podrían contribuir a salvaguardar el empleo formal existente. Las exenciones fiscales sobre el dinero móvil y las transferencias de efectivo podrían maximizar el apoyo financiero a los ingresos y las personas físicas. La reducción de los impuestos sobre las comunicaciones digitales podría contribuir a reforzar el distanciamiento social y reducir el costo del trabajo remoto.

    • Las medidas de asistencia social son fundamentales para la protección social y son más comunes en las economías en desarrollo que los seguros sociales o los regímenes de trabajo a jornada reducida (OECD, 2020[50]). Estas medidas pueden tener un mejor alcance para las personas, pero también deben abordarse los retos que plantea el sector de trabajadores de la economía informal. La OCDE (2020[52]), por ejemplo, señala que el 65% de trabajadores informales no se benefician de ninguna modalidad de protección social. Las medidas de asistencia social podrían incluir transferencias directas de efectivo, ingresos mínimos recurrentes o subsidios para los más pobres. Las autoridades locales son pieza clave para identificar a los más vulnerables y realizar un acercamiento. Al vincular el registro de estos programas en un formato formal de inscripción fiscal, podría contribuir a expandir la base tributaria una vez pasada la crisis (Steel and Phillips, 2020[27]).

  • Una política de inversión será una herramienta importante para suavizar el impacto de la crisis en flujos de inversión privada externa (OECD, 2020[37]).11 En respuesta a los flujos de capital, las economías en desarrollo con suficiente margen fiscal podrían relajarse al implementar una política macroprudencial. La política de cuenta de capitales puede involucrar la mitigación en el control de flujos de entrada y, en casos extremos, introducir controles de flujos de salida, los cuales deberán ser coordinados de manera internacional. Para responder a la desaceleración de los flujos de la IED hacia las economías en desarrollo, los donantes y las políticas de inversión de las comunidades deberán coordinarse para mitigar la ruptura de la cadena global de valor y crear incentivos adicionales para mantener la inversión en estos países. La política de inversión podrá también ayudar a reducir la escasez de suministros médicos si los gobiernos incentivan a las empresas a realizar una transición de su producción y sus importaciones hacia los bienes y servicios de salud.12

  • La recuperación de los flujos de remesas dependerá principalmente de las respuestas fiscales y monetarias de las economías desarrolladas. Además de estas macrorrespuestas, los responsables de política de las economías desarrolladas y en desarrollo pueden contribuir al reconocer a los gestores de remesas como servicios esenciales durante el confinamiento y apoyar a los agentes de remesas en la administración de sus riesgos operativos acumulados (World Bank, 2020[53]). Aunque el costo medio del envío de remesas a los países del G20 se mantuvo en el 6.37% en el último trimestre de 2019, podría reducirse aún más para alcanzar el objetivo debajo del 5% fijado por el G20.

  • Los donantes filantrópicos también tendrán que intervenir. Las organizaciones filantrópicas están fuertemente representadas en el sector salud de las economías en desarrollo: las fundaciones, como grupo proveedor, son los terceros más grandes del grupo de financiadores en el sector salud (Kim, Kessler and Poensgen[54]; OECD, 2020[55]). Dada su gran flexibilidad y como fuente de innovación, estos grupos pueden ser un complemento importante de la financiación oficial del desarrollo. Aun así, su contribución, en conjunto, parece seguir siendo limitada en comparación con otras fuentes de financiación. Un próximo documento de la OCDE arrojará más luz sobre la respuesta filantrópica al COVID-19.

Los proveedores de cooperación al desarrollo podrían respaldar estas medidas al atender las acciones específicas de ayuda fiscal y social, apoyando a sectores esenciales tanto formales como informales (incluidos salud, finanzas, transporte, turismo y el comercio minorista), manteniendo los flujos comerciales y de inversión mediante el uso de instrumentos innovadores (por ejemplo, financiamiento mixto, financiamiento del comercio, garantías y capital) y facilitando las remesas.

 Recuperación a medio plazo: Reconstruir mejor para las personas y el planeta

La pandemia de COVID-19 nos recuerda nuestra interconexión mundial y nuestra vulnerabilidad común a los males públicos globales. También nos recuerda que solo somos tan fuertes como nuestro eslabón más débil cuando se trata de afrontar retos globales. Nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo. Por lo tanto, para luchar contra la pandemia es necesaria la cooperación internacional centrada en no dejar a nadie rezagado, en lugar de replegarse en el nacionalismo.

Una vez superada la pandemia, será esencial aplicar las lecciones aprendidas del COVID-19 en retos globales futuros. El COVID-19 amenaza con borrar avances significativos hacia la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible y, por lo tanto, con ampliar aún más la brecha entre las economías desarrolladas y en desarrollo en cuanto a su resiliencia ante las crisis.13 Si no abordamos estas desigualdades y aceleramos el progreso hacia los ODS, la pandemia podría ser tan solo un adelanto de crisis mundiales peores por venir. Con los billones que se movilizarán para la recuperación tras la pandemia, deberíamos aprovechar la oportunidad para mejorar la resiliencia a las crisis y trabajar en conjunto para que tanto las personas como el planeta vuelvan a ser el centro de la agenda mundial. No debemos volver a "lo de siempre", sino reconstruir mejor.

Reconstruir mejor significa integrar la gestión de riesgos a largo plazo dentro de las políticas y estrategias de financiación buscando no dejar a nadie rezagado. Estos riesgos abarcan aspectos medioambientales, sociales y económicos y sus interacciones (por ejemplo, pérdida de biodiversidad, cambio climático, migraciones) que podrían desencadenar el colapso de economías enteras. Junto al argumento político de la necesidad de un mundo más equitativo y resiliente, se vuelve sólido el argumento económico para adoptar un enfoque que tenga en cuenta los riesgos a largo plazo. En primer lugar, las perturbaciones medioambientales, sociales y de gobernanza ponen en riesgo de disminuir el valor de los activos a largo plazo. En segundo lugar, tomar en cuenta los riesgos a largo plazo no significa que en tiempos de crisis se renuncie a las ganancias a corto plazo en aras de la sostenibilidad a largo plazo. La OIT estima que la transición hacia economías con bajas emisiones y resilientes al clima, creará 18 millones de empleos netos, al tiempo que apoyará los 1 200 millones de empleos (principalmente en las economías en desarrollo) que dependen de los servicios directos de los ecosistemas (ILO, 2018[56]). Además, por cada dólar invertido en infraestructura resiliente al clima, supone un retorno medio de USD 4 y protege los beneficios de la productividad y la creación de los empleos que respaldan la infraestructura (Hallegatte, Rentschler and Rozenberg, 2019[57]).

La necesidad de reconstruir mejor se aplica a todos los participantes del escenario de la financiación del desarrollo —tanto en las economías desarrolladas y en desarrollo como a escala mundial— con el objetivo común de ayudar a las estrategias nacionales de desarrollo sostenible. Los Marcos Financieros Nacionales Integrados (MFIN) podrían ayudar a vincular sistemáticamente las diferentes fuentes de financiación con estos planes nacionales de desarrollo. Y lo que es más importante, reconstruir mejor también tendrá que rebasar la financiación del desarrollo, por ejemplo, revitalizando el comercio y, en el caso de los pequeños Estados insulares en desarrollo, contribuyendo a una economía oceánica sostenible.

 Un enfoque financiero integral para reconstruir mejor

Reconstruir mejor en términos de movilización de los recursos internos exigirá centrarse en la creación de sistemas fiscales eficaces en las economías en desarrollo. Con un margen de maniobra fiscal muy limitado, la activación de recursos internos y los impuestos en particular seguirán siendo la única fuente viable de financiación sostenible a largo plazo para muchos servicios públicos, entre ellos el de salud. Por ello, muchos países tendrán que encontrar formas de aumentar los ingresos fiscales a través de medidas de administración política y fiscal. La iniciativa conjunta Inspectores Fiscales Sin Fronteras (TIWB, por sus siglas en inglés) de la OCDE y el PNUD ofrece una de las vías más prometedoras para apoyar la capacidad de auditoría fiscal en las economías en desarrollo. Al mismo tiempo, la tolerancia frente a la revocación tributaria y la evasión de impuestos alcanzará su nivel más bajo, lo que refuerza la necesidad de seguir avanzando en la coordinación fiscal internacional, liderada por el Marco Inclusivo y el Foro Global, para obtener resultados sólidos para las economías en desarrollo.

En cuanto a la inversión privada externa, para reconstruir mejor es necesario un enfoque de inversión a largo plazo que se ajuste mejor a las necesidades sostenibles y refuerce la resistencia en tiempos de crisis. Del mismo modo que se reformó el sistema bancario para abordar mejor las convulsiones financieras endógenas tras la crisis financiera mundial de 2008, el escenario para la inversión puede reformarse para responder mejor a los impactos sociales y medioambientales. De ahí que las políticas de inversión y cooperación al desarrollo puedan mejorar las cualidades del comercio al promover las cadenas de valor e inversiones sostenibles, haciendo cumplir normas sociales y medioambientales estrictas y construyendo infraestructuras resistentes al cambio climático.

La financiación oficial del desarrollo continúa siendo una fuente vital de apoyo a los países y sectores que han quedado rezagados. Puede ayudar a crear una ventaja en otros recursos financieros incluyendo el apoyo para reforzar la activación de recursos nacionales, fomentar la gestión de las finanzas públicas y movilizar las inversiones privadas adicionales mediante el financiamiento mixto. La financiación oficial del desarrollo también puede contribuir a reducir aún más los costos de transferencia de las remesas.

Reconstruir mejor también significará luchar contra las fugas en la financiación del desarrollo. Los flujos financieros ilícitos procedentes de las economías en desarrollo (como la evasión de impuestos a nivel internacional, la corrupción y el lavado de dinero) son un obstáculo importante para garantizar una financiación suficiente para los ODS. Aunque las cifras son controvertidas, el Grupo de Alto Nivel sobre Flujos Financieros Ilícitos procedentes de África estima que los flujos financieros ilícitos desde el continente podrían ascender a USD 50 000 millones al año (UNECA, n.d.[58]). El consenso indica que estos flujos ilícitos privan a las economías en desarrollo de importantes volúmenes de capital, superando a la AOD (OECD, n.d.[59]). La transparencia y la cooperación internacional son las herramientas cruciales para hacer frente a los flujos financieros ilícitos y, aunque se han realizado progresos desde la crisis financiera mundial de 2008, muchas economías en desarrollo aún no forman parte de las nuevas herramientas y acuerdos para aumentar la transparencia y la cooperación, ni tampoco se benefician de ellas. Por tanto, debe prestarse atención para dar continuidad al fomento de la transparencia, especialmente en los centros financieros a los que van a parar los flujos financieros ilícitos; asimismo debe atenderse la cooperación y el intercambio de información entre los centros financieros y las economías en desarrollo donde se originan los flujos financieros ilícitos.

 Reconstruir mejor, más allá de la financiación del desarrollo

Como transmisor primordial de bienes y servicios, tecnología y conocimiento, el comercio internacional es un medio esencial para reconstruir mejor e implementar los ODS. Las rondas consecutivas de liberalización del comercio multilateral, el creciente número de regímenes de acceso preferencial a los mercados y los acuerdos regionales de libre comercio, han creado muchas más oportunidades comerciales. Sin embargo, el comercio mundial se detuvo cuando estalló el coronavirus y los debates actuales en torno a la regionalización y la deslocalización podrían afectar a las cadenas globales de valor a mediano y largo plazo. Además, que las infraestructuras estén obsoletas o mal adaptadas, que el acceso a la financiación del comercio esté limitado, que los requisitos reglamentarios sean onerosos y los procedimientos fronterizos engorrosos, así como la necesidad de cumplir una serie de normas cada vez más extensas, aumentan el costo de hacer negocios. Esto conlleva el riesgo significativo donde las empresas de las economías en desarrollo —especialmente las microempresas, así como las pequeñas y medianas empresas—, queden excluidas de los mercados internacionales. La asistencia para el comercio puede ayudar a enfrentar estos obstáculos que limitan la contribución del comercio al crecimiento económico sostenible e inclusivo (OECD/WTO, 2019[60]). La pandemia de COVID-19 y los costos económicos asociados, vuelven este evento más urgente, aunque también más desalentador.

El turismo, el transporte marítimo y otros sectores basados en los océanos se están viendo muy afectados, con grandes implicaciones financieras para muchas economías en desarrollo, como algunos de los países más vulnerables, como los pequeños Estados insulares en desarrollo. Los impactos generados por la pandemia de COVID-19 podrían tener efectos duraderos en estas industrias. No obstante, será importante que los países no pierdan de vista las oportunidades a largo plazo de lo que puede ofrecer una economía oceánica sostenible e integren de lleno la sostenibilidad en los paquetes de incentivos y los esfuerzos de recuperación, con el apoyo de la comunidad internacional. Los gobiernos y la comunidad internacional de donantes tienen un rol significativo para jugar en la integración de requisitos de sostenibilidad dentro de los servicios e inversiones financieros tradicionales, ya sea en los mercados financieros (por ejemplo, acciones y bonos) o en los mercados crediticios (es decir, préstamos o bonos) (OECD, 2020[61]).

Es necesario que todos los participantes en la financiación del desarrollo colaboren estrechamente para dar forma a la agenda de una mejor reconstrucción. Esta agenda debe estar centrada en la sostenibilidad —en todas sus dimensiones—. Solo entonces, podremos hacer un uso exitoso de los ODS como modelo para construir un mundo más equitativo, sostenible y, por lo tanto, resiliente.

Referencias

[70] Bank, W. (2020), Global Economic Prospects June 2020, World Bank, Washington D.C., https://www.worldbank.org/en/publication/global-economic-prospects#a.

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[18] Calderon, C. and A. Zeugack (2020), Borrow with sorrow? The changing risk profile of Sub-Saharan Africa’s Debt, World Bank, http://documents.worldbank.org/curated/en/370721580415352349/pdf/Borrow-with-Sorrow-The-Changing-Risk-Profile-of-Sub-Saharan-Africas-Debt.pdf.

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[47] G20 FMCBG (2020), Communiqué G20 Finance Ministers and Central Bank Governors Meeting (April 15), https://g20.org/en/media/Documents/G20_FMCBG_Communiqu%C3%A9_EN%20(2).pdf.

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[40] IEA (2020), Oil Market Report - May 2020, IEA, Paris, https://www.iea.org/reports/oil-market-report-may-2020.

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[33] IIF (2020), IIF Capital Flows Tracker – June 2020 – Timid Recovery in Flows (blog), Institute of International Finance, Washington D.C., https://www.iif.com/Portals/0/Files/content/IIF_Capital%20Flows%20Tracker_June.pdf.

[43] IIF (2020), Weekly Insight: COVID-19 hammers equity valuations (blog), Institute of International Finance, Washington D.C., https://www.iif.com/Publications/ID/3836/Weekly-Insight-COVID-19-hammers-equity-valuations.

[56] ILO (2018), World Employment Social Outlook: Greening with Jobs, International Labour Organisation, https://www.ilo.org/weso-greening/documents/WESO_Greening_EN_web2.pdf.

[14] IMF (2020), Balance of Payments database (database), http://data.imf.org/bop (accessed on 21 December 2018).

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[2] OECD (2018), Global Outlook on Financing for Sustainable Development 2019: Time to face the challenge, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/9789264307995-en.

[64] OECD (2018), Good Jobs for All in a Changing World of Work: The OECD Jobs Strategy, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/9789264308817-en.

[65] OECD (2014), “The crisis and its aftermath: A stress test for societies and for social policies”, in Society at a Glance 2014: OECD Social Indicators, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/soc_glance-2014-5-en.

[63] OECD (2010), OECD Employment Outlook 2010: Moving beyond the Jobs Crisis, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/empl_outlook-2010-en.

[59] OECD (n.d.), Anti-corruption and integrity hub (website), Organisation for Economic Corporation and Development, https://www.oecd.org/corruption-integrity/fr/explorer/themes/development-assistance.html.

[26] OECD (de próxima publicación), Impact of the COVID-19 and the global oil prive shock on oil-exporting developing countries, OECD Publishing, Paris.

[8] OECD et al. (2020), Revenue Statistics in Latin America and the Caribbean 2020, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/68739b9b-en-es.

[29] OECD/FTA (2020), Tax Administration Responses to COVID-19: Measures Taken to Support Taxpayers, OECD Publishing, Paris, https://read.oecd-ilibrary.org/view/?ref=126_126478-29c4rprb3y&title=Tax_administration_responses_to_COVID-9_Measures_taken_to_support_taxpayers.

[60] OECD/WTO (2019), Aid for Trade at a Glance 2019: Economic Diversification and Empowerment, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/18ea27d8-en.

[66] Prichard, W. (2016), “Reassing tax and development research: A new dataset, new findings, and lessons for research”, World Development, Vol. 80, pp. 48-60, https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2015.11.017.

[35] Refinitiv (2020), S&P 500 Earnings Scorecard, March 30.

[25] Simon, H. and M. Harding (2020), What drives consumption tax revenues?: Disentangling policy and macroeconomic drivers, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/94ed8187-en.

[27] Steel, I. and D. Phillips (2020), How tax officials in lower-income countries can respond to the coronavirus pandemix, Overseas Development Institute (ODI), London, https://www.odi.org/sites/odi.org.uk/files/resource-documents/200304_tax_corona_lt_ec_0.pdf.

[83] Sumner, A. and C. Hoy (2020), Estimates of the impact of COVID-19 on global, United Nations University, https://www.wider.unu.edu/sites/default/files/Publications/Working-paper/PDF/wp2020-43.pdf.

[5] UN SG (2019), Roadmap for financing the 2030 Agenda for sustainable development, United Nations, https://www.un.org/sustainabledevelopment/wp-content/uploads/2019/07/UN-SG-Roadmap-Financing-the-SDGs-July-2019.pdf.

[62] UNCTAD (2020), Global Investment Trend Monitor, No. 33, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/diaeiainf2020d1_en.pdf.

[28] UNCTAD (2020), The Covid-19 shock to developing countries: Towards a “whatever it takes” programme for the two-thirds of the world’s population being left behind, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/gds_tdr2019_covid2_en.pdf?user=1653.

[19] UNCTAD (2019), Trade and development report 2019, United Nations Conference on Trade and Development, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/tdr2019_en.pdf.

[3] UNCTAD (2014), World Investment Report 2014: Investing in the SDGs: An Action Plan, United Nations Publications, Geneva, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/wir2014_en.pdf.

[67] UNCTAD Stat (n.d.), Composition criteria of economic groups, United Nations Conference on Trade and Development, https://unctadstat.unctad.org/en/Classifications/UnctadStat.EconomicGroupings.Criterias_EN.pdf.

[58] UNECA (n.d.), High Level Panel on Illicit Financial Flows (website), United Nations Economic Commission for Africa, https://www.uneca.org/iff.

[24] UNWTO (2020), International tourist numbers could fall 60-80% in 2020 (press release), United Nations World Tourism Organization, Madrid, https://www.unwto.org/news/covid-19-international-tourist-numbers-could-fall-60-80-in-2020.

[38] World Bank (2020), Migration and Development Brief 32 - COVID 19 Crisis through a Migration Lense, https://www.knomad.org/sites/default/files/2020-04/Migration%20and%20Development%20Brief%2032_0.pdf.

[53] World Bank (2020), Remittances in times of the coronavirus – keep them flowing (blog article), https://blogs.worldbank.org/psd/remittances-times-coronavirus-keep-them-flowing.

[75] World Bank (2020), World Bank Group Increases COVID-19 Response to $14 Billion To Help Sustain Economies, Protect Jobs (press release), World Bank Group, Washington D.C., https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2020/03/17/world-bank-group-increases-covid-19-response-to-14-billion-to-help-sustain-economies-protect-jobs.

[76] World Bank (2020), World Bank Group President David Malpass Remarks to G20 Leaders’ Virtual Summit (press release), World Bank Group, Washington D.C., https://www.worldbank.org/en/news/speech/2020/03/26/world-bank-group-president-david-malpass-remarks-to-g20-leaders-virtual-summit?cid=ECR_TT_worldbank_EN_EXT.

[15] World Bank (2020), World Development Indicators (database), https://datacatalog.worldbank.org/dataset/world-development-indicators.

[68] World Bank (n.d.), World Bank Country and Lending Groups (website), World Bank, https://datahelpdesk.worldbank.org/knowledgebase/articles/906519-world-bank-country-and-lending-groups.

[71] WTO (2020), The covid-19 pandemic and trade-related developments in LDCs, World Trade Organisation, Geneva, https://www.wto.org/english/tratop_e/covid19_e/ldcs_report_e.pdf.

[23] WTO (2020), Trade set to plunge as COVID-19 pandemic upends global economy, World Trade Organization, Geneva, https://www.wto.org/english/news_e/pres20_e/pr855_e.htm.

[70] Bank, W. (2020), Global Economic Prospects June 2020, World Bank, Washington D.C., https://www.worldbank.org/en/publication/global-economic-prospects#a.

[31] Calderon, C. et al. (2020), Africa’s Pulse, No. 21, World Bank, Washington D.C., https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/33541/9781464815683.pdf?sequence=10&isAllowed=y.

[18] Calderon, C. and A. Zeugack (2020), Borrow with sorrow? The changing risk profile of Sub-Saharan Africa’s Debt, World Bank, http://documents.worldbank.org/curated/en/370721580415352349/pdf/Borrow-with-Sorrow-The-Changing-Risk-Profile-of-Sub-Saharan-Africas-Debt.pdf.

[39] CNBC (2020), The US economy has erased nearly all the job gains since the Great Recession, https://www.cnbc.com/2020/04/16/us-only-417000-jobless-claims-away-from-losing-gains-since-2009.html.

[42] DAC and OECD (2020), COVID-19 global pandemic: Joint statement by the DAC and the OECD, http://www.oecd.org/dac/development-assistance-committee/DAC-Joint-Statement-COVID-19.pdf.

[46] Davis, S. and B. Bennett (2016), “A gendered human rights analysis of Ebola and Zika: locating gender in global health emergencies”, International Affairs, Vol. 92/2, pp. 1041-1060, https://doi.org/10.1111/1468-2346.12704.

[47] G20 FMCBG (2020), Communiqué G20 Finance Ministers and Central Bank Governors Meeting (April 15), https://g20.org/en/media/Documents/G20_FMCBG_Communiqu%C3%A9_EN%20(2).pdf.

[4] Gaspar, V. et al. (2019), Fiscal Policy and Development: Human, Social, and Physical Investment for the SDGs, International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/en/Publications/Staff-Discussion-Notes/Issues/2019/01/18/Fiscal-Policy-and-Development-Human-Social-and-Physical-Investments-for-the-SDGs-46444.

[6] Gaspar, V., L. Jaramillo and P. Wingender (2016), Tax capacity and growth: Is there a tipping point?, IMF Working Paper No. 16/234, International Monetary Fund, Washington D.C., http://www.imf.org/external/pubs/ft/wp/2016/wp16234.pdf.

[17] Griffiths, J. (2019), Low-income country debt: three key trends (blog), Overseas Development Institute (ODI), London, https://www.odi.org/blogs/10801-low-income-country-debt-three-key-trends.

[57] Hallegatte, S., J. Rentschler and J. Rozenberg (2019), Lifelines: The Resilient Infrastructure Opportunity, World Bank, https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/31805.

[44] Horn, S., C. Reinhart and C. Trebesch (2020), Coping with disasters: Lessons from two centuries of international response, Vox CEPR Policy Portal, https://voxeu.org/article/coping-disasters-lessons-two-centuries-international-response.

[11] ICTD/UNU-WIDER (2020), Government Revenue Dataset (dataset), https://www.wider.unu.edu/project/government-revenue-dataset.

[40] IEA (2020), Oil Market Report - May 2020, IEA, Paris, https://www.iea.org/reports/oil-market-report-may-2020.

[36] IIF (2020), Capital Flows Report – Sudden Stop in Emerging Markets, Institute of International Finance, Washington D.C., https://www.iif.com/Portals/0/Files/content/2_IIF2020_April_CFR.pdf.

[32] IIF (2020), IIF Capital Flows Tracker – April 2020 – The COVID-19 cliff (blog), Institute of International Finance, Washington D.C., https://www.iif.com/Portals/0/Files/content/1_IIF_Capital%20Flows%20Tracker_April.pdf.

[33] IIF (2020), IIF Capital Flows Tracker – June 2020 – Timid Recovery in Flows (blog), Institute of International Finance, Washington D.C., https://www.iif.com/Portals/0/Files/content/IIF_Capital%20Flows%20Tracker_June.pdf.

[43] IIF (2020), Weekly Insight: COVID-19 hammers equity valuations (blog), Institute of International Finance, Washington D.C., https://www.iif.com/Publications/ID/3836/Weekly-Insight-COVID-19-hammers-equity-valuations.

[56] ILO (2018), World Employment Social Outlook: Greening with Jobs, International Labour Organisation, https://www.ilo.org/weso-greening/documents/WESO_Greening_EN_web2.pdf.

[14] IMF (2020), Balance of Payments database (database), http://data.imf.org/bop (accessed on 21 December 2018).

[73] IMF (2020), Confronting the crisis: priorities for the global economy (press release), International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/en/News/Articles/2020/04/07/sp040920-SMs2020-Curtain-Raiser.

[51] IMF (2020), Fiscal monitor (April 2020), International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/en/Publications/FM/Issues/2020/04/06/fiscal-monitor-april-2020.

[74] IMF (2020), The IMF’s response to COVID-19 (website), International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/en/About/FAQ/imf-response-to-covid-19.

[49] IMF (2020), Transcript of Press Briefing by Kristalina Georgieva following a Conference Call of the International Monetary and Financial Committee, International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/en/News/Articles/2020/03/27/tr032720-transcript-press-briefing-kristalina-georgieva-following-imfc-conference-call.

[10] IMF (2020), World Revenue Longitudinal Data (database), https://data.imf.org.

[16] IMF (2019), Macroeconomic developments and prospects in low-income developing countries 2019, International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/~/media/Files/Publications/PP/2019/PPEA2019039.ashx.

[72] IMF (2018), Assessing Fiscal Space: An Update and Stocktaking, International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/en/Publications/Policy-Papers/Issues/2018/06/15/pp041118assessing-fiscal-space.

[20] IMF and World Bank (2019), List of LIC DSAs for PRGT-eligible countries as of November 30, 2019, International Monetary Fund, Washington D.C., https://www.imf.org/external/Pubs/ft/dsa/DSAlist.pdf.

[22] Kapoor, S. and W. Buiter (2020), To fight the COVID pandemic, policymakers must move fast and break taboos (blog), VOX CEPR Policy Portal, https://voxeu.org/article/fight-covid-pandemic-policymakers-must-move-fast-and-break-taboos.

[54] Kim, J., M. Kessler and K. Poensgen (2021), Financing transition in the health sector: What can Development Assistance Committee members do?, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/0d16fad8-en.

[13] KNOMAD (2020), Remittances inflows (database), https://www.knomad.org/data/remittances.

[82] Mahler, D. et al. (2020), The impact of COVID-19 (Coronavirus) on global poverty: Why Sub-Saharan Africa might be the region hardest hit (blog), World Bank Group, Washington D.C., https://blogs.worldbank.org/opendata/impact-covid-19-coronavirus-global-poverty-why-sub-saharan-africa-might-be-region-hardest.

[48] OECD (2020), A debt “standstill” for the poorest countries: How much is at stake?, OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/a-debt-standstill-for-the-poorest-countries-how-much-is-at-stake-462eabd8/.

[21] OECD (2020), COVID-19 and Africa: Socio-economic implications and policy responses, OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/covid-19-and-africa-socio-economic-implications-and-policy-responses-96e1b282.

[78] OECD (2020), COVID-19 crisis response in Central Asia, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/covid-19-crisis-response-in-central-asia-5305f172/.

[79] OECD (2020), COVID-19 crisis response in MENA countries, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/covid-19-crisis-response-in-mena-countries-4b366396/.

[80] OECD (2020), COVID-19 crisis response in South East European economies, OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/covid-19-crisis-response-in-south-east-european-economies-c1aacb5a/#tablegrp-d1e2853.

[77] OECD (2020), COVID-19 in emerging Asia: Regional socio-economic implications and policy priorities, OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/covid-19-in-emerging-asia-regional-socio-economic-implications-and-policy-priorities-da08f00f/.

[52] OECD (2020), COVID-19 in Latin America and the Caribbean: Regional socio-economic implications and policy priorities, OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/covid-19-in-latin-america-and-the-caribbean-regional-socio-economic-implications-and-policy-priorities-93a64fde/.

[45] OECD (2020), Development co-operation responses to recent epidemics and pandemics: What can we learn?, OECD Publishing, Paris, https://www.oecd.org/dac/financing-sustainable-development/development-finance-topics/Aid-fight-epidemics-pandemics.pdf.

[69] OECD (2020), Economic Outlook June 2020, OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/economic-outlook/june-2020/.

[34] OECD (2020), Foreign direct investment flows in the times of COVID-19, OECD Publishing, Paris, https://read.oecd-ilibrary.org/view/?ref=132_132646-g8as4msdp9&title=Foreign-direct-investment-flows-in-the-time-of-COVID-19.

[1] OECD (2020), Global Outlook on Financing for Sustainable Development 2021: A New Way to Invest for People and Planet, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/e3c30a9a-en.

[9] OECD (2020), Global Revenue Statistics Database (database), http://www.oecd.org/tax/tax-policy/global-revenue-statistics-database.htm.

[81] OECD (2020), Investment promotion agencies in the time of Covid-19, OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/investment-promotion-agencies-in-the-time-of-covid-19-50f79678/.

[12] OECD (2020), OECD Development finance data, https://www.oecd.org/dac/financing-sustainable-development/development-finance-data/data.htm.

[37] OECD (2020), OECD investment policy responses to COVID-19, OECD Publishing, Paris, https://read.oecd-ilibrary.org/view/?ref=129_129922-gkr56na1v7&title=OECD-Investment-Policy-Responses-to-COVID-19.

[55] OECD (2020), Private philanthropy for the SDGs, OECD Publishing, Paris, https://issuu.com/oecd.publishing/docs/private-philanthropy-for-sdgs.

[41] OECD (2020), Six decades of ODA: insights and outlook in the COVID-19 crisis, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/5e331623-en.

[61] OECD (2020), Sustainable Ocean for All: Harnessing the benefits of sustainable ocean economies for developing countries, https://doi.org/10.1787/bede6513-en.

[50] OECD (2020), Tax and fiscal policy in response to the coronavirus crisis: Strengthening confidence and resilience, OECD Publishing, Paris, https://read.oecd-ilibrary.org/view/?ref=128_128575-o6raktc0aa&title=Tax-and-Fiscal-Policy-in-Response-to-the-Coronavirus-Crisis.

[30] OECD (2020), Tax policy responses to covid-19 (database), OECD Centre for Tax Policy and Administration, https://www.oecd.org/tax/covid-19-tax-policy-and-other-measures.xlsm.

[7] OECD (2019), Revenue Statistics in Africa 2019: 1990-2017, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/5daa24c1-en-fr.

[2] OECD (2018), Global Outlook on Financing for Sustainable Development 2019: Time to face the challenge, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/9789264307995-en.

[64] OECD (2018), Good Jobs for All in a Changing World of Work: The OECD Jobs Strategy, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/9789264308817-en.

[65] OECD (2014), “The crisis and its aftermath: A stress test for societies and for social policies”, in Society at a Glance 2014: OECD Social Indicators, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/soc_glance-2014-5-en.

[63] OECD (2010), OECD Employment Outlook 2010: Moving beyond the Jobs Crisis, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/empl_outlook-2010-en.

[59] OECD (n.d.), Anti-corruption and integrity hub (website), Organisation for Economic Corporation and Development, https://www.oecd.org/corruption-integrity/fr/explorer/themes/development-assistance.html.

[26] OECD (de próxima publicación), Impact of the COVID-19 and the global oil prive shock on oil-exporting developing countries, OECD Publishing, Paris.

[8] OECD et al. (2020), Revenue Statistics in Latin America and the Caribbean 2020, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/68739b9b-en-es.

[29] OECD/FTA (2020), Tax Administration Responses to COVID-19: Measures Taken to Support Taxpayers, OECD Publishing, Paris, https://read.oecd-ilibrary.org/view/?ref=126_126478-29c4rprb3y&title=Tax_administration_responses_to_COVID-9_Measures_taken_to_support_taxpayers.

[60] OECD/WTO (2019), Aid for Trade at a Glance 2019: Economic Diversification and Empowerment, OECD Publishing, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/18ea27d8-en.

[66] Prichard, W. (2016), “Reassing tax and development research: A new dataset, new findings, and lessons for research”, World Development, Vol. 80, pp. 48-60, https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2015.11.017.

[35] Refinitiv (2020), S&P 500 Earnings Scorecard, March 30.

[25] Simon, H. and M. Harding (2020), What drives consumption tax revenues?: Disentangling policy and macroeconomic drivers, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/94ed8187-en.

[27] Steel, I. and D. Phillips (2020), How tax officials in lower-income countries can respond to the coronavirus pandemix, Overseas Development Institute (ODI), London, https://www.odi.org/sites/odi.org.uk/files/resource-documents/200304_tax_corona_lt_ec_0.pdf.

[83] Sumner, A. and C. Hoy (2020), Estimates of the impact of COVID-19 on global, United Nations University, https://www.wider.unu.edu/sites/default/files/Publications/Working-paper/PDF/wp2020-43.pdf.

[5] UN SG (2019), Roadmap for financing the 2030 Agenda for sustainable development, United Nations, https://www.un.org/sustainabledevelopment/wp-content/uploads/2019/07/UN-SG-Roadmap-Financing-the-SDGs-July-2019.pdf.

[62] UNCTAD (2020), Global Investment Trend Monitor, No. 33, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/diaeiainf2020d1_en.pdf.

[28] UNCTAD (2020), The Covid-19 shock to developing countries: Towards a “whatever it takes” programme for the two-thirds of the world’s population being left behind, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/gds_tdr2019_covid2_en.pdf?user=1653.

[19] UNCTAD (2019), Trade and development report 2019, United Nations Conference on Trade and Development, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/tdr2019_en.pdf.

[3] UNCTAD (2014), World Investment Report 2014: Investing in the SDGs: An Action Plan, United Nations Publications, Geneva, https://unctad.org/en/PublicationsLibrary/wir2014_en.pdf.

[67] UNCTAD Stat (n.d.), Composition criteria of economic groups, United Nations Conference on Trade and Development, https://unctadstat.unctad.org/en/Classifications/UnctadStat.EconomicGroupings.Criterias_EN.pdf.

[58] UNECA (n.d.), High Level Panel on Illicit Financial Flows (website), United Nations Economic Commission for Africa, https://www.uneca.org/iff.

[24] UNWTO (2020), International tourist numbers could fall 60-80% in 2020 (press release), United Nations World Tourism Organization, Madrid, https://www.unwto.org/news/covid-19-international-tourist-numbers-could-fall-60-80-in-2020.

[38] World Bank (2020), Migration and Development Brief 32 - COVID 19 Crisis through a Migration Lense, https://www.knomad.org/sites/default/files/2020-04/Migration%20and%20Development%20Brief%2032_0.pdf.

[53] World Bank (2020), Remittances in times of the coronavirus – keep them flowing (blog article), https://blogs.worldbank.org/psd/remittances-times-coronavirus-keep-them-flowing.

[75] World Bank (2020), World Bank Group Increases COVID-19 Response to $14 Billion To Help Sustain Economies, Protect Jobs (press release), World Bank Group, Washington D.C., https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2020/03/17/world-bank-group-increases-covid-19-response-to-14-billion-to-help-sustain-economies-protect-jobs.

[76] World Bank (2020), World Bank Group President David Malpass Remarks to G20 Leaders’ Virtual Summit (press release), World Bank Group, Washington D.C., https://www.worldbank.org/en/news/speech/2020/03/26/world-bank-group-president-david-malpass-remarks-to-g20-leaders-virtual-summit?cid=ECR_TT_worldbank_EN_EXT.

[15] World Bank (2020), World Development Indicators (database), https://datacatalog.worldbank.org/dataset/world-development-indicators.

[68] World Bank (n.d.), World Bank Country and Lending Groups (website), World Bank, https://datahelpdesk.worldbank.org/knowledgebase/articles/906519-world-bank-country-and-lending-groups.

[71] WTO (2020), The covid-19 pandemic and trade-related developments in LDCs, World Trade Organisation, Geneva, https://www.wto.org/english/tratop_e/covid19_e/ldcs_report_e.pdf.

[23] WTO (2020), Trade set to plunge as COVID-19 pandemic upends global economy, World Trade Organization, Geneva, https://www.wto.org/english/news_e/pres20_e/pr855_e.htm.

Anexo 1.A. Metodología

Método deflactor

Todos los números presentados para los volúmenes de la financiación externa del desarrollo sostenible están expresados en precios del 2019 usando un deflactor del PIB mundial para los Estados Unidos, proporcionado por el Banco de Reserva Federal en St. Louis. Esto es, multiplicamos el flujo financiero del año — originalmente en moneda USD — por

para obtener el flujo financiero en 2019 expresado en dólares.

Estimación del impacto del COVID-19 proyectado en el financiamiento privado externo

Para la estimación del impacto del COVID-19 proyectado en el financiamiento privado externo, combinamos los datos históricos en las remesas de 2019, la IED, la inversión de cartera y otras inversiones con la disminución del porcentaje de cada componente estimado para 2020 en otras publicaciones. Las fuentes de los datos para lo histórico y las caídas del porcentaje proyectado pueden ser encontrados en la Tabla 1. Respecto al 2019, los datos del financiamiento privado externo fueron compilados tal como se indica aquí:

  • Para los datos de las remesas en 2019, usaremos las figuras preliminares de flujo de entradas en las remesas desde la base de datos KNOMAD del Banco Mundial.

  • Para los datos de las IED del 2019, asumimos que la IED ha permanecido estable desde el 2018, basado en información proveniente de la UNCTAD (2020[62]).

  • Para los datos de 2019 en el portafolio de cartera y otras inversiones, se complementaron con la base de datos del FMI BOP proveniente de los bancos nacionales centrales. El resultado de los países incluidos en los datos del 2019 abarca el 96% (totales en USD) de la inversión del portafolio de cartera de acuerdo con los países elegibles para la AOD y también cubren 88% de otras inversiones para estos mismos países en años anteriores. Asumiendo que los países disponibles en el 2019 considerarían para una participación similar en el total del 2019, aplicamos estas particiones para estimar el total de la inversión del portafolio en los países elegibles a la AOD.

 
Tabla 1. Estimación del impacto del COVID-19 en el financiamiento privado externo

 

A

B

C = A*(1+B/100)

D = C-A

Unidad

2019 miles de millones USD

%

2019 miles de millones USD

2019 miles de millones USD

Flujo

2019e

Fuente

Caída esperada en 2020

Fuente

2020f

Caída esperada en 2020

IED

621

FMI BOP, WB WDI (2018)

-35

WB

404

-217

Portafolio de cartera

263

FMI BOP, bancos nacionales centrales

-80

IIF

51

-211

Otras inversiones

135

FMI BOP, bancos nacionales centrales

-123

IIF

-30

-165

Remesas

534

WB KNOMAD (prelim.)

-20

WB

429

-105

Total

1553

 

 

854

-699

Nota: Otras inversiones excluyen los préstamos del FMI y las asignaciones de los DEG para equiparar la definición del IIF.

Notas

1.

Un total de 143 países son elegibles para la AOD en 2020. Nuestros datos son complementados por la Base de datos Global de Estadísticas Tributarias de la OCDE junto con los Datos Longitudinales del Ingreso Mundial del FMI y el ICTD/UNU-WIDER Government Revenue Dataset.

2.

Estamos conscientes que los referentes para la relación entre impuestos y PIB en la literatura varían del 12.5 al 25% del PIB. Tales parámetros no son definitivos y usualmente se basan en la comparación cruzada de países. El nivel "óptimo" de ingresos fiscales depende del contexto en cada país. Al utilizar un conjunto de datos con más países, Prichard (2016[66]) encuentra que 65 países recaudaron menos del 15% del PIB en ingresos fiscales por recursos no renovables.

3.

Las economías de los mercados emergentes comprenden el siguiente grupo: Argentina, Brasil, Chile, China, Colombia, Federación Rusa, Hong Kong (China), Hungría, India, Israel, Malasia, México, Polonia, República Checa, República de Corea, Saudi Arabia, Singapur, Sudáfrica, Tailandia y Turquía.

4.

Según las clasificaciones de la UNCTAD (n.d.[67]) los países de alto ingreso son aquellos con un PIB promedio per cápita mayor a USD 5 312 entre 2013 y 2015, semejante a una parte “superior” de la clasificación de países de ingreso medio alto del Banco Mundial. Los países en desarrollo de ingreso medio, a su vez, son países con un PIB promedio per cápita de USD 1 181 y 5 312. Los países en desarrollo de ingreso bajo son aquellos con un PIB promedio per cápita menor a USD 1 181. En comparación con el año fiscal en curso 2020 del Banco Mundial, calculado según el método del Atlas del Banco Mundial, los países de bajo ingreso son definidos como aquellos con un INB per cápita de USD 1 025 o menos en 2018, las economías de ingreso medio-bajo tienen un INB per cápita entre USD 1 026 y 3 995, los países con ingreso medio-alto son aquellos con un INB entre USD 3 996 y 12 375 y las altas economías son aquellas cuyo INB per cápita es de USD 12 376 o más (World Bank, n.d.[68]).

5.

En su escenario más optimista, la OCDE predice un 6% de contracción del PIB mundial en 2020 (OECD, 2020[69]). El Banco Mundial (2020[70]) prevé una recesión del 5.2% del PIB mundial en 2020. Para las economías de mercados emergentes y en desarrollo, el Banco Mundial espera una contracción económica del 2.5%. En comparación, el PIB mundial de 2009 se contrajo solo un 0.1 punto porcentual y la producción creció un 2.8% entre las economías emergentes y en desarrollo. Las economías de bajo ingreso prevén crecer tan solo un punto porcentual en 2020, debajo de la proyección inicial de crecimiento en un 5.4% en enero 2020.

6.

La OMC (2020[71]) ofrece un análisis de los efectos en el declive de comercio global en 2020 de los países menos desarrollados. El descenso del turismo mundial se resentirá particularmente en las economías que dependen del turismo, como las muchas pequeñas islas-Estado en desarrollo. El turismo es un sector de trabajo intensivo de manera muy particular, millones de empleos corren riesgo debido al declive de la actividad (UNWTO, 2020[24]). Por otra parte, las exportaciones de turismo son una fuente vital de moneda extranjera, por lo que este decremento laboral podría causar problemas en la balanza de pagos.

7.

Margen presupuestario se refiere al “espacio para aplicar una política fiscal discrecionaria con relación a los planes existentes sin poner en riesgo la sostenibilidad de la deuda y el acceso al mercado (IMF, 2018[72]).

8.

Para más información, véase FMI (2020[73]), FMI (2020[74]) y Banco Mundial (2020[75]), Banco Mundial (2020[76]).

9.

Los resultados de una encuesta actual acerca de las respuestas de los donantes bilaterales y multilaterales respondiendo a la pandemia, arrojará algo de luz en este tema y estos hallazgos serán publicados en títulos de la OCDE e integrados a la edición 2020 de OECD Global Outlook on Financing for Sustainable Development (OECD, 2020[1]).

10.

Para las economías africanas la OCDE cuenta con Políticas de Respuesta con mayor detalle (2020[21]); OCDE (2020[77]) para Asia emergente; OCDE (2020[78]) para Asia Central; OCDE (2020[52]) para LAC; OCDE (2020[79]) para los países de Oriente Medio y Norte de África; y OCDE (2020[80]) para las economías del Sureste Europeo.

11.

Aunque esta nota se enfoca en la inversión privada externa, los países desarrollados necesitan activar la inversión nacional también. En este terreno, es importante el desarrollo del sector financiero, además de identificar áreas de inversión (por ejemplo, política industrial, infraestructura).

12.

Esto es solo una parte de las consideraciones en políticas de inversión que deben realizarse. Para más detalle véase OECD (2020[37]) y OECD (2020[81]).

13.

El Banco Mundial estima que debido al COVID-19, de 40 a 60 millones de personas son empujadas a la pobreza extrema (Mahler et al., 2020[82]). En el peor escenario posible, esto “eliminaría” el progreso de cuando menos tres años de trabajo contra la pobreza extrema regresando el número de gente viviendo en pobreza extrema a niveles similares a los del 2017. Sin embargo, las estimaciones varían ampliamente; por ejemplo, Sumner, Hoy y Ortiz-Juárez (2020[83]) calculan que la pobreza podría incrementarse de 420 a 580 millones de personas.

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