El impacto económico de la pandemia del COVID-19 no tiene precedentes recientes, tanto por su naturaleza como por su magnitud. La incertidumbre sobre la intensidad y la duración de la crisis es aún alta, pero las proyecciones de los principales organismos internacionales ya prevén una contracción de la economía global de un 4.9%, o una reducción de alrededor de dos puntos porcentuales del crecimiento económico anual por cada mes de confinamiento en los países donde este se ha aplicado de manera más fuerte. En términos generales, se trata de una contracción de la economía de mayores dimensiones que la sufrida en la crisis financiera global iniciada en 2008. Desde el punto de vista de América Latina y el Caribe (ALC), las perspectivas también son altamente negativas, con proyecciones que estiman que el PIB regional podría reducirse en un 9.4% en 2020, y con temores de que el impacto pueda ser aún mayor si la pandemia se prolonga más de lo inicialmente esperado. En este contexto, Ecuador está sufriendo el impacto de la crisis de manera particularmente intensa, tanto por algunas debilidades estructurales del país, que lo dejan más expuesto y en situación de vulnerabilidad ante las turbulencias económicas actuales, como por circunstancias coyunturales que hacen aún más compleja la salida.
Impacto macroeconómico del COVID-19 en Ecuador
desafíos y respuestas