En las últimas décadas, la igualdad de género en el Perú ha avanzado en varias dimensiones. Los progresos incluyen un mayor logro educativo en todos los niveles, en particular para las mujeres; mayores retornos a la educación entre las mujeres; y su mayor inclusión en el mercado laboral. En el Perú, cerca de seis de cada diez mujeres tienen un empleo, una cifra superior a la de los países de comparación de América Latina utilizados para este estudio (Chile, Colombia y Costa Rica), pero inferior al promedio de la OCDE.
A pesar de estos logros significativos, siguen existiendo muchos desafíos por superar. Como en todos los países, hombres y mujeres no comparten por igual las actividades laborales remuneradas y no remuneradas. Es menos probable que las mujeres trabajen por un salario y que lo hagan a tiempo completo. En cambio, suelen pasar más horas cuidando a los niños y a los familiares mayores y haciendo labores domésticas. En promedio, las mujeres peruanas dedican 24 horas más por semana que los hombres a tareas no remuneradas, y los hombres dedican 21 horas más por semana a actividades laborales remuneradas que las mujeres, lo que revela la existencia una fuerte brecha de género.
Incluso cuando trabajan por una remuneración, las mujeres peruanas tienden a estar sobrerrepresentadas en el sector informal relativamente grande, lo que crea una barrera que les impide acceder a trabajos más productivos, mejor pagados y de mejor calidad. Con un 75%, la tasa de empleo informal de las mujeres trabajadoras es significativamente más alta en el Perú que en Chile, Costa Rica y Colombia, por ejemplo. Al mismo tiempo, es más probable que las trabajadoras perciban un ingreso bajo y menos probable que asciendan a puestos gerenciales. Además, es mucho menos probable que las niñas estudien en los campos más lucrativos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).
El Perú ha sufrido la tasa de mortalidad por la COVID-19 más alta del mundo. Esto contrasta con el hecho de que, inmediatamente después del brote de la pandemia, la comunidad internacional reconoció en gran medida al Perú por ser el primer país de América Latina en implementar acciones de respuesta firmes. La divergencia tan significativa que hubo entre los esfuerzos desplegados y los resultados ha revelado el alcance total de los desafíos económicos y sociales preexistentes. Uno de estos desafíos clave se refiere a las dificultades para conciliar el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares, con medidas de distanciamiento social y cierre de colegios que han llevado a muchas mujeres peruanas con niños pequeños a retirarse del mercado laboral. Estas medidas también provocaron estrés y problemas de salud mental y un aumento de los episodios de violencia contra las mujeres. Los efectos sanitarios, laborales y sociales de la crisis del COVID-19 han sido más fuertes entre las mujeres de grupos indígenas y mujeres afrodescendientes.
El estudio de la OCDE sobre la Igualdad de Género en el Perú presenta una estrategia política integral para reducir las barreras que se interponen en el camino hacia una distribución más equitativa del tiempo y las responsabilidades entre hombres y mujeres, y para aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral. También analiza el impacto por la pandemia de la COVID-19 y cómo ha exacerbado los desafíos preexistentes para alcanzar una mayor igualdad de género en el Perú, sugiriendo medidas políticas sobre cómo superar tales barreras.