La economía chilena se recuperó rápidamente de la pandemia gracias a un apoyo de políticas excepcionalmente fuerte, que acabó provocando un importante recalentamiento de la economía. La inflación ha aumentado en medio de un consumo privado boyante, agravada por la agresión rusa en Ucrania. Las autoridades monetarias han actuado de forma oportuna y decisiva para contener la inflación, y el estímulo fiscal se está retirando. En los próximos años habrá que hacer frente a importantes retos estructurales, como el estancamiento de la productividad y las elevadas desigualdades. Reforzar la competencia, reducir barreras reglamentarias y gastar más en investigación e innovación serán prioridades clave para impulsar la productividad y la inversión, mientras que las apremiantes necesidades sociales exigen una mayor atención a la distribución de los ingresos y las oportunidades. Alrededor de un tercio de la población activa tiene un trabajo informal, lo que limita su acceso a las prestaciones de protección social. Será fundamental garantizar un conjunto básico de prestaciones para todos, sin distinguir entre trabajadores formales e informales. Ampliar el acceso a la educación de alta calidad en la primera infancia mejoraría los resultados educativos y permitiría que más mujeres participen del mercado laboral. Los retos y riesgos medioambientales son importantes, pero también ofrecen importantes oportunidades para el futuro. El actual alto contenido fósil de la matriz energética contrasta con el fuerte potencial de Chile en la generación de energías renovables.
Lectura complementaria
- Nota de prensa
- Chile: ¿Cómo hacer el crecimiento más inclusivo? | Blog
- Estudio Económico de Chile 2022 | Lea el estudio completo en inglés