La recuperación económica mundial sigue avanzando, pero está perdiendo impulso y manifiesta cada vez mayores desequilibrios. La incapacidad de garantizar una vacunación rápida y eficaz en todo el mundo está resultando costosa, ya que la incertidumbre y los riesgos permanecen altos debido la constante aparición de nuevas variantes.
El PIB de la mayoría de los países de la OCDE ha superado ya su nivel de finales de 2019 y está convergiendo hacia su trayectoria anterior a la pandemia, pero las economías de menor renta, en particular aquellas con bajas tasas de vacunación, corren el riesgo de quedarse atrás.
Las disparidades en la recuperación son generalizadas
La recuperación también está siendo desigual entre las economías avanzadas. El empleo se mantiene relativamente débil en EE.UU., pero ya supera su nivel prepandémico en la zona euro. Al mismo tiempo, el PIB estadounidense se ha recuperado más rápido que el europeo. Los diferentes modelos de protección social comportan distintos retos de cara al futuro: mientras que Estados Unidos necesita reincorporar a más personas al mercado de trabajo, el reto para Europa es aumentar el crecimiento.
El mercado laboral se encuentra en una situación de desequilibrio. Muchas personas tienen dificultades para encontrar empleo, pero en algunos sectores a las empresas les cuesta contratar trabajadores. Las competencias exigidas tras la crisis no son necesariamente las mismas que antes.
La escasez de trabajadores en algunos sectores también refleja el descenso de las tasas de ocupación de la población activa en la mayoría de los países de la OCDE. Se espera que estas tasas se normalicen a medida que los efectos de la pandemia disminuyan, lo que aumentará la oferta de mano de obra y contribuirá a mantener un crecimiento salarial moderado.
También persisten desequilibrios entre las industrias; los sectores que dependen del contacto interpersonal, como viajes, turismo y ocio, siguen sufriendo, mientras que la demanda de bienes de consumo ha sido fuerte, sobre todo en Estados Unidos.
El despegue económico está perdiendo algo de impulso, ya que el aumento de la demanda de bienes se topó con cuellos de botella en las cadenas de producción.
Han surgido presiones inflacionistas en todas las economías, puesto que :
Las perturbaciones en los mercados de la energía, los alimentos y las materias primas han provocado un aumento de los precios.
Los altos precios de la energía y la escasez de combustibles están limitando la fabricación de materiales clave y bienes intermedios.
Puntos de estrangulamiento en las cadenas de producción están dando lugar a una escasez más generalizada de bienes.
Las renovadas presiones inflacionistas corrne el riesgo de durar más de lo que se preveía hace unos meses. La subida de los precios de los alimentos y la energía está afectando especialmente a los hogares con bajos ingresos.
El automotriz es uno de los principales sectores manufactureros castigados por la escasez de bienes intermedios, como semiconductores, y por cuellos de botella en los sectores de transporte marítimo y metales. La producción y las ventas de coches han caído en todo el mundo, al tiempo que los precios de los vehículos nuevos y de segunda mano han subido en algunos países.
Se ha empezado a notar escasez de trabajadores, aunque las horas trabajadas aún no han vuelto a los niveles prepandémicos. Esto refleja, en parte, un descenso de las tasas de actividad en la mayoría de los países de la OCDE. Se prevé que dichas tasas se normalicen a medida que los efectos de la pandemia remitan, lo que aumentaría la oferta de mano de obra y contribuiría a mantener un crecimiento salarial moderado.
The global recovery from the COVID-19 pandemic is uneven and becoming imbalanced. The OECD Economic Outlook, Volume 2021 Issue 2, highlights the continued benefits of vaccinations and strong policy support for the global economy, but also points to the risks and policy challenges arising from supply constraints and rising inflation pressures.