Los gobiernos en toda la OCDE están invirtiendo recursos importantes para hacer frente a los efectos inmediatos y a largo plazo de la pandemia de COVID-19. Dado que la crisis ha afectado de forma diferente a distintos grupos de edad, y muchos sentirán sus repercusiones durante las siguientes décadas, resulta crucial el adoptar un enfoque integral de gobernanza pública para dar respuesta y conducir los esfuerzos de recuperación de la COVID-19. Este informe presenta las perspectivas de una muestra no representativa de 151 organizaciones juveniles de 72 países, de las cuales 100 están situadas en 36 países de la OCDE, sobre cómo los jóvenes han vivido la crisis y las acciones gubernamentales relacionadas. El informe se complementa con un análisis de las medidas adoptadas por 34 países miembros de la OCDE y proporciona recomendaciones de cómo lograr una recuperación justa, inclusiva y resiliente para los jóvenes a través de diversos enfoques gubernamentales.
Atender a la juventud: Cómo los gobiernos pueden situar a los jóvenes en el centro de la recuperación
Abstract
Mensajes clave
Las organizaciones juveniles sienten más preocupación por el impacto de la crisis de COVID-19 en los ámbitos de salud mental, educación y empleo, relaciones familiares y de amistad, así como las limitaciones a las libertades individuales.
Más de la mitad de las organizaciones juveniles en los países de la OCDE, indican que sus miembros se encuentran satisfechos con la manera en la que sus gobiernos han usado la evidencia científica para mitigar la pandemia (53%) y comunicado acerca de los riesgos de la pandemia a sus ciudadanos (54%).
Por otro lado, las organizaciones juveniles en los países de la OCDE que fueron encuestadas están bastante insatisfechas con la manera en que los gobiernos han proporcionado a los jóvenes los servicios públicos durante la crisis de COVID-19, particularmente en el área de los deportes, la cultura y el ocio (63%), la educación (60%), la vivienda (56%) y el empleo (56%), y en menor medida en la salud (46%), el transporte y movilidad (36%) y la justicia (33%).
Más allá del impacto directo en el bienestar de los jóvenes, las organizaciones juveniles expresan preocupación sobre los efectos sociales más amplios de la crisis de COVID-19. Las organizaciones juveniles situadas en los países de la OCDE están más preocupadas por el impacto de la crisis en los derechos juveniles (72%), las desigualdades entre grupos de edad (69%), la difusión de desinformación (67%), la discriminación racial (61%) y la polarización política (56%). Asimismo, al 59% le preocupa que la crisis desvíe la atención de los gobiernos de la lucha contra el cambio climático. El 45% expresa preocupación acerca del bienestar de las personas mayores y el 31% dice estar preocupado por la deuda pública.
Las organizaciones juveniles en los países de la OCDE expresan preocupación por la falta de oportunidades para que lo jóvenes puedan contribuir a la definición de medidas de respuesta y recuperación. Sólo el 15% cree que su gobierno tuvo en cuenta la perspectiva de los jóvenes a la hora de adoptar medidas de encierro y confinamiento. Más de la mitad (56%) cree que los esquemas de apoyo financiero y las respuestas de inversión en infraestructura (54%) no han incorporado la visión de los jóvenes.
Más de una de cada tres organizaciones juveniles en los países de la OCDE (38%) estiman que la confianza que tenían sus miembros en el gobierno ha disminuido desde el inicio de la crisis del COVID-19, mientras que solo el 16% ha reportado un aumento. De forma similar, el 31% dice que la satisfacción de sus miembros con respecto a los procesos democráticos ha disminuido durante el mismo periodo, mientras que solo el 15% ha reportado un aumento.
29 de los 32 países de la OCDE que cuentan con un plan nacional de respuesta y recuperación comparable incluyen en sus planes políticas, programas u otros compromisos específicos para los jóvenes, de los cuales10 detallan cómo los jóvenes han sido consultados en el proceso.
24 de los 32 países de la OCDE que cuentan con un plan nacional de respuesta y recuperación comparable han puesto en marcha medidas para apoyar a los jóvenes en circunstancias vulnerables.
Aunque casi todas las organizaciones juveniles encuestadas en los países de la OCDE han contribuido a mitigar los impactos del COVID-19 −por ejemplo, organizando talleres (en línea) y realizando campañas de información, incluyendo a grupos en circunstancias desfavorables−, menos de un tercio de los países de la OCDE con un plan de respuesta y recuperación explican cómo los jóvenes pueden participar en la aplicación de las medidas de recuperación.
Para asegurar una recuperación justa, inclusiva y resiliente para los jóvenes, los gobiernos pueden considerar diversos enfoques de gobernanza pública, incluyendo:
Adoptar un enfoque integral para apoyar a los jóvenes en todos los sectores relevantes –tanto a través de políticas sectoriales específicas, como de estrategias integradas para la juventud en el nivel o niveles de gobierno adecuados− para sensibilizar a los funcionarios acerca del impacto de la crisis en los jóvenes y creando mecanismos para la cooperación intersectorial.
Integrar las perspectivas de todos los grupos de edad en las medidas de respuesta y recuperación, incluyendo la identificación de prioridades políticas, el diseño de políticas, servicios y programas (de apoyo) y asignación de recursos públicos.
Implicar a los jóvenes y las organizaciones juveniles en la construcción de una cohesión social y en la implementación de esfuerzos de recuperación, promoviendo servicios de voluntariado y trabajos juveniles significativos a través de leyes, estrategias y programas dotados de recursos adecuados.
Evaluar y anticipar los impactos a largo plazo de la crisis en los diferentes grupos de edad, mejorando la recopilación, el uso y el intercambio de datos y evidencia desglosados por edad y demás identidades con las que los jóvenes se asocian, así como sus intersecciones, incluyendo su condición socioeconómica y área geográfica, género, raza, etnia, identidad indígena, condición migrante y discapacidad.
Desarrollar habilidades y capacidades institucionales, administrativas y técnicas de los responsables políticos para lograr una recuperación justa, inclusiva y resiliente para los jóvenes, en línea con las recomendaciones anteriores.
Introducción
En los últimos 15 años, dos generaciones de jóvenes se han visto afectadas por dos de las mayores crisis globales: la crisis financiera del 2007-2008, que dejó cicatrices duraderas1 en las perspectivas socioeconómicas de los adolescentes y adultos jóvenes, así como en su confianza en el gobierno, y la pandemia de la COVID-19. Como resultado, los jóvenes (de 15 a 29 años),2 que ya han cargado sobre sus hombros muchas de las consecuencias económicas de la crisis financiera, han encontrado cada vez más difícil la transición hacia una vida autónoma y la emancipación del fuero familiar. Varios indicadores muestran que los jóvenes se han visto afectados gravemente por las consecuencias económicas y sociales de la crisis del COVID-19, y expresan preocupaciones crecientes respecto a las implicaciones que puedan tener a largo plazo sobre la renta disponible y los ingresos futuros, la salud mental, la educación y el empleo, entre otros (véase, por ejemplo (OECD, 2021[1]; OECD, 2021[2]; OECD, 2020[3]; OECD, 2021[4]; OECD, 2021[5]; OECD, 2020[6]; OECD, 2021[7]).
En los primeros meses de la pandemia, los jóvenes perdieron sus trabajos de forma más rápida que otros grupos de edad, debido a su sobrerrepresentación en las industrias más afectadas por la crisis o en trabajos inseguros con contratos temporales o de duración determinada (OECD, 2021[8]). Las tasas de desempleo juvenil se dispararon inicialmente en casi todos los países de la OCDE, con un impacto dos veces mayor al de la población en edad laboral, aunque en la mayoría de los países se han recuperado hasta alcanzar los niveles precrisis (OECD, 2021[8]). La encuesta OECD Risks that Matter muestra que, como resultado, muchos jóvenes han experimentado inseguridad financiera e inestabilidad de vivienda (OECD, 2021[5]), mientras que han seguido experimentando altos niveles de angustia (OECD, 2021[9]). Además, aunque los efectos a largo plazo de la crisis sobre el acceso de los jóvenes a la educación aún quedan por revelarse en su totalidad, la crisis ha reducido de manera significativa la movilidad internacional de estudiantes, ha aumentado la diferencia en el rendimiento educativo entre las distintas poblaciones de estudiantes y ha incrementado el riesgo de que se desvinculen completamente de la educación (OECD, 2020[6]; OECD, 2021[7]; OECD, 2021[10]). En general, los efectos de la crisis han sido más significativos para las mujeres jóvenes, los jóvenes con un contexto de desventaja socioeconómica, los jóvenes desempleados que ni estudian ni están en formación (Nini), los jóvenes migrantes, los jóvenes con discapacidad y otros jóvenes en circunstancias vulnerables(OECD, 2021[2]). Las consecuencias económicas y sociales a largo plazo de la crisis tienen el potencial de afectar negativamente la confianza de los jóvenes en el gobierno y las instituciones públicas, así como su participación en los procesos democráticos (Aksoy, Eichengreen, Saka, 2020[11]).
Ya antes de la crisis, los estudios indicaban que la satisfacción de los jóvenes con respecto a la democracia y su confianza en el gobierno estaban en descenso (véase por ejemplo (Eurofound, 2021[12]; Foa et al., 2020[13]); (Gallup, 2019[14])). De acuerdo con los resultados de la encuesta de la OCDE entre las organizaciones juveniles3 realizada de julio a agosto de 2021 para este informe (en adelante “2021 OECD Survey on COVID-19 and Youth”),4 más de uno de cada tres encuestados en los países de la OCDE (38%) reportó que la confianza que tienen sus miembros en el gobierno ha caído desde el inicio de la crisis de COVID-19.5 Además, el 31% dijo que la satisfacción de sus miembros con los procesos democráticos ha disminuido durante el mismo periodo.6
Las democracias establecidas a través del mundo están registrando un descenso en la participación ciudadana, un deterioro de la confianza y una mayor polarización (OECD, 2021[15]). Abordar las desigualdades por razón de edad es crítico para evitar que los ciudadanos −especialmente los más jóvenes− sigan desvinculándose de los procesos democráticos. A medida que los gobiernos movilizan importantes recursos públicos para recuperarse de la crisis, tienen una oportunidad única para crear mejores oportunidades para los jóvenes, hacer frente a las desigualdades por razón de edad y crear las bases para el bienestar futuro y la confianza pública.
La gobernanza pública −leyes, políticas públicas, servicios e instituciones, la forma en que se toman las decisiones públicas y cómo son asignados los recursos− está en el centro de estos esfuerzos. La evidencia de la OCDE demuestra que los efectos de largo alcance del COVID-19 tuvo en todos los sectores no pueden abordarse en “silos” (OECD, 2020[16]; OECD, 2020[17]); (OECD, 2020[3]). Un enfoque de gobernanza pública integrado es crucial para lograr una recuperación justa, inclusiva y resiliente para los jóvenes y otros grupos de edad.
Mientras que una gran cantidad de estudios se han enfocado en el impacto de la crisis de COVID-19 en los jóvenes y en las desigualdades dentro y entre diferentes grupos de edad (OECD, 2021[5]; OECD, 2020[18]); (OECD, 2020[3]), es necesario seguir investigando para entender mejor cómo los gobiernos de la OCDE han abordado los desafíos a los que se enfrentan los jóvenes mediante sus planes nacionales de respuesta y recuperación. Este documento analiza hasta qué punto los planes proporcionan evidencia desglosada por edad, cubren los compromisos intersectoriales específicos para la juventud y han involucrado a los jóvenes en su diseño e implementación.7
Este documento se basa en el trabajo sobre el empoderamiento juvenil y la justicia intergeneracional llevado a cabo por el Comité de Gobernanza Pública de la OCDE. Se apoya y complementa las ideas presentadas en el actualizado OECD Youth Action Plan (OECD, 2021[8]). El documento presenta los resultados de dos fuentes de datos:
Un análisis exhaustivo de los planes de respuesta y recuperación desarrollados por 34 países de la OCDE a noviembre de 2021 (véase el Anexo 1.B); y
Los resultados de la encuesta 2021 OECD Survey on COVID-19 and Youth, un cuestionario en línea realizado entre el 16 de julio y el 30 de agosto de 2021 que contó con la participación de una muestra no representativa de 151 organizaciones juveniles de 72 países (véase el Anexo 1.A).
El análisis también se basa en el informe Jóvenes ante el COVID-19: respuestas, recuperación y resiliencia (OECD, 2020[3]) y actualiza sus conclusiones. En la medida de lo posible, se comparan los resultados entre una muestra no representativa de 43 organizaciones juveniles (en adelante “dos veces encuestados”) que respondieron a las ediciones de 2020 y 2021 de la encuesta (véase el Anexo 1.A).
El documento está estructurado en tres secciones:
1. La perspectiva de las organizaciones juveniles: nueva evidencia sobre las necesidades, preocupaciones y circunstancias de los jóvenes (entre los 15 y 29 años) en el contexto de la crisis del COVID-19; sus expectativas respecto al gobierno; su satisfacción con los servicios públicos; y un debate sobre los factores que impulsan la confianza de los jóvenes en el gobierno, las instituciones públicas y la democracia.
2. Medidas de respuesta y recuperación: un análisis comparativo de la medida en que los planes de respuesta y recuperación de los países de la OCDE cubren los compromisos intersectoriales con los jóvenes, la evidencia desglosada por edad, y la información sobre cómo se ha consultado a los jóvenes y cómo estarán involucrados en su implementación.
3. Pasar de los compromisos a la acción: un mapeo de las iniciativas en curso y planeadas en los países de la OCDE para asociarse con los jóvenes en el diseño y la implementaciónde una recuperación justa, inclusiva y resiliente para todas las generaciones.
1. Juventud y COVID-19: ¿Cicatrices de larga duración?
Las organizaciones juveniles expresan preocupaciones crecientes por el impacto de la crisis del COVID-19 en la salud mental y el acceso a la educación y el empleo
Aunque la trayectoria de la pandemia continúa evolucionando y afecta de manera distinta a cada país, la mayoría de los países de la OCDE estaban relajando las medidas de distanciamiento social, confinamiento y aislamiento social junto con la distribución de vacunas, cuando se recopilaron los datos de la encuesta (de julio a agosto de 2021). Durante este periodo, escuelas y universidades de los países de la OCDE iniciaron gradualmente su vuelta a la normalidad después de prolongadas interrupciones en 2020 y la primera mitad de 2021 (OECD, 2021[1]). La recuperación mundial continúo progresando, pero ha perdido impulso y continúa siendo desigual entre países (OECD, 2021[19]). Las tasas de desempleo juvenil en los países de la OCDE, que se dispararon al comienzo de la pandemia, empezaron a descender en muchos países a partir de julio de 2021 (OECD, 2021[20]). Al mismo tiempo, la prevalencia de síntomas de salud mental relacionados con la ansiedad y la depresión aumentaron dramáticamente entre los jóvenes y sigue siendo mayor que antes de la crisis (OECD, 2021[4]; OECD, 2021[9]).
El camino hacia la recuperación está marcado por la incertidumbre y los riesgos significativos, ya que nuevas variantes de la COVID-19 continúan apareciendo (OECD, 2021[19]). En el momento en que se escribe este informe, la emergencia por la cepa Ómicron ha desembocado en nuevas medidas de confinamiento y restricciones de viaje estrictas en algunos de los países de la OCDE (OECD, 2021[19]).
Los resultados de la encuesta de 2021 muestran que muchos de los desafíos identificados por los encuestados en la encuesta de 2020, persisten 16 meses después. Cuando se les pidió que identificaran las tres principales preocupaciones con respecto a los efectos de la crisis en los jóvenes, las organizaciones juveniles que fueron encuestadas de julio a agosto de 2021 en países de la OCDE expresaron sus mayores preocupaciones por el impacto de la COVID-19 en la salud mental (83%), la educación (64%) y el empleo (42%), seguido por las relaciones familiares y de amistad (35%), y la limitación de las libertades individuales (34%) (Figura 1).
Entre los dos veces encuestados, las preocupaciones por el impacto de la COVID-19 han estado aumentando en las áreas de la salud mental, la educación y las relaciones familiares y de amistad. Además, las preocupaciones por los desafíos para acceder y mantener el empleo permanecen en un nivel muy alto.
Estos resultados reflejan la constante –y, en algunos casos, creciente− preocupación de los jóvenes sobre las cicatrices de larga duración que se extenderán más allá del empleo y la educación. La segunda sección de este documento analiza en qué medida los esfuerzos de respuesta y recuperación de los países están considerando las necesidades y perspectivas de los jóvenes de una manera integrada.
Las organizaciones juveniles se preocupan cada vez más por el bienestar de los jóvenes
Cuando se les preguntó acerca de las implicaciones a largo plazo de la pandemia de la COVID-19, los encuestados de los países de la OCDE expresaron grandes preocupaciones por el bienestar de los jóvenes (85%), seguido por preocupaciones por el impacto en los derechos de los jóvenes8 (72%) y desigualdades entre grupos de edad (69%). También mostraron una importante preocupación por los efectos de la crisis del COVID-19 en la difusión de desinformación (noticias falsas) (67%), la discriminación racial (61%), el riesgo de que la crisis pudiera haber desviado la atención de los gobiernos de la lucha contra el cambio climático (59%) y la polarización política (56%) (Figura 2).
Estos resultados difieren considerablemente de los obtenidos de la edición de 2020 de la encuesta. En la fase inicial de la pandemia, las preocupaciones expresadas por las organizaciones juveniles por el bienestar de los mayores superaban sus preocupaciones por el bienestar de los jóvenes, la difusión de desinformación (noticias falsas [fake news]), el incremento en los niveles de la deuda pública y la discriminación racial (OECD, 2020[3]).
Se puede observar una tendencia similar entre los dos veces encuestados que expresaron fuertes preocupaciones por el bienestar de los jóvenes y la difusión de desinformación en la edición de 2021. En cambio, ahora expresan menores preocupaciones por el impacto de la crisis en el bienestar de los mayores y el aumento de la deuda pública.
A medida que la pandemia de COVID-19 ha pasado de ser una emergencia de salud pública a una crisis de impactos de largo alcance, las preocupaciones de los jóvenes también han cambiado. Entre los encuestados de la edición de 2021, se vio un aumento de las preocupaciones por el bienestar de los jóvenes, una preocupación respaldada por los hallazgos que demostraron que la mayoría de las organizaciones juveniles están descontentas con la forma en que los gobiernos han prestado servicios públicos. Estos resultados se presentan con más detalle a continuación.
Los resultados también ilustran que persisten las preocupaciones por la difusión de desinformación9 asociadas a la pandemia de COVID-19, planteando desafíos significativos para las percepciones públicas sobre la democracia, especialmente entre los jóvenes (OECD, 2021[15]). Las cuentas en redes sociales son responsables de una gran parte de la desinformación relacionada con la pandemia (OECD, 2020[21]). Esto es especialmente importante para los jóvenes, ya que tienden a tener más conocimientos digitales y a buscar noticias predominantemente en las redes sociales. (Brennen, 2020[22]). Además, la evidencia demuestra que la desinformación puede causar confusión, división y desconfianza, lo que tiene implicaciones en las percepciones de los jóvenes sobre sus gobiernos (OECD, 2020[3]); (OECD, 2020[21]). Mientras que el 54% de los estudiantes de 15 años de los países de la OCDE reporta haber aprendido a reconocer la desinformación en la escuela, los datos muestran que aquellos provenientes de entornos socioeconómicamente desfavorecidos continúan puntuando más bajo que sus compañeros a la hora de determinar la credibilidad de las fuentes de información (OECD, 2021[23]). La evidencia de la OCDE sugiere que el auge de la desinformación también puede reforzar la polarización en la sociedad al perjudicar los procesos y resultados electorales y guiar a los ciudadanos hacia alternativas no democráticas (OECD, 2020[21]). De hecho, más de uno de cada dos encuestados (56%) de la encuesta 2021 OECD Survey on COVID-19 and Youth reporta haber estado preocupado por la polarización política en el contexto de la crisis de COVID-19.
Las consideraciones sobre la justicia y la equidad intergeneracional también han cobrado mayor impulso, a medida que las repercusiones de la crisis se despliegan con impactos diferenciados dentro y entre grupos de edad. Mientras que los encuestados identifican las desigualdades entre los grupos de edad (69%) como una de las preocupaciones principales, la mayoría de los encuestados (59%) les preocupa que la crisis del COVID-19 desvíe la atención del gobierno de tomar medidas para combatir el cambio climático. Esto es particularmente relevante ya que los jóvenes han sido los pioneros en abogar por que la justicia climática ocupe un lugar prioritario en la agenda política, subrayando que los jóvenes y las generaciones futuras tendrán que asumir la carga y serán los más afectados por las consecuencias de las decisiones que se tomen hoy. (OECD, 2021[24]; OECD, 2020[25]). Los resultados de un análisis realizado en julio de 2021, en efecto, señalan el riesgo de que el enfoque en las respuestas de emergencia a corto plazo haya desbancado los objetivos económicos, sociales y medioambientales a largo plazo en la elaboración de las medidas de recuperación. En julio de 2021, el 83% de los fondos de recuperación no habían considerado los impactos medioambientales (OECD, 2021[26]).
Un objetivo en movimiento: La confianza de los jóvenes en el gobierno durante la pandemia.
En respuesta a la crisis de COVID-19, los gobiernos han tomado medidas que han alterado drásticamente el día a día y el comportamiento de los ciudadanos. La confianza en el gobierno es un factor crítico para la comprensión y el cumplimiento por parte de la gente de medidas extraordinarias en tiempos extraordinarios (OECD, 2021[26]). Cuando los ciudadanos confían en las instituciones públicas, tienden en mayor medida a cumplir voluntariamente con las normas (Murphy, 2004[27]). Durante la pandemia de la COVID-19, los estudios han constatado una fuerte correlación entre la confianza y el cumplimiento de las medidas tomadas para contener la propagación del virus (Bargain and Aminjonov, 2020[28]).
Tras un deterioro general de la confianza en el gobierno en muchos países a raíz de la crisis financiera de 2007 - 2008, los gobiernos habían estado recuperado lentamente la confianza de los jóvenes (OECD, 2020[25]). Aun así, a pesar de las mejoras graduales en la década pasada, antes de la crisis solamente el 46% de las personas de entre 15 y 29 años afirmaban tener confianza en los gobiernos nacionales en la OCDE, aunque hay una gran variación entre países (Gallup, 2019[14]).
Desde el inicio de la pandemia, la confianza de los ciudadanos en el gobierno y en la capacidad de éste para manejar y recuperarse de la crisis ha sido volátil. Tras el aumento inicial de los niveles de confianza en la fase temprana de la pandemia, la mayoría de los países de la OCDE han visto un declive en su transcurso (Brezzi et al., 2021[29]). De acuerdo con la encuesta mundial de Gallup, en 2020, el 51% de las personas en los países de la OCDE confiaban en su gobierno, un aumento de 6 puntos porcentuales en comparación con 2019 (Figura 3) (OECD, 2021[26]). Sin embargo, en 2021, el 48%10 de las personas de los países de la OCDE confiaban en su gobierno, un descenso de 3 puntos porcentuales en comparación con 2020 (Gallup, 2021[30]). Si bien es todo un reto monitorear la confianza y los factores que la fomentan o reducen, los estudios señalan tendencias similares para los jóvenes. De acuerdo con un estudio de Eurofound, la confianza en el gobierno entre las personas de 18 a 34 años cayó significativamente entre abril de 2020 y marzo de 2021 en todos los países de la UE (Eurofound, 2021[12]).
Los resultados de la encuesta 2021 OECD Survey on COVID-19 and Youth, reafirman la tendencia a la baja en el último año. Mientras que el 40% de las organizaciones juveniles en países de la OCDE consideraron que la confianza de sus miembros en el gobierno había aumentado en respuesta a cómo la crisis había sido manejada en 2020 (frente al 22% que señala un descenso), esa cifra cayó al 16% de los encuestados en 2021. Asimismo, en 2021, el 38% considera que la confianza de sus miembros en el gobierno ha disminuido desde el brote de la pandemia de COVID-19 (Figura 4).
Esta tendencia es confirmada por la evidencia de los dos veces encuestados. Entre ellos, el porcentaje de organizaciones que reportan una disminución de la confianza aumentó en 21 puntos porcentuales entre abril de 2020 y de julio a agosto de 2021.
El incremento de los niveles de confianza en el gobierno durante los tiempos de crisis, combinado con la percepción pública de que la nación en su conjunto está amenazada, es conocido como “rally round the flag” (reunirse alrededor de la bandera). Se predice un incremento en la confianza durante las crisis repentinas ya que las personas se unen en torno a slos líderes y las instituciones, y temporalmente prestan menos atención a otros problemas políticos (Brezzi et al., 2021[29]). Este efecto es confirmando por los datos de la encuesta mencionados anteriormente y que han sido discutidos por otros estudios en relación con la pandemia de la COVID-19 (Kritzinger et al., 2021[31]). En 18 de 22 países de la OCDE, el porcentaje de confianza en el gobierno cayó entre abril y mayo, y entre junio y julio del 2020, indicando que este efecto se desvaneció rápidamente (OECD, 2021[26]).
La satisfacción con los servicios públicos es en general baja durante la pandemia
De acuerdo con el marco de trabajo de la OCDE sobre los Factores que Impulsan la Confianza en las Instituciones Públicas [OECD Framework on Drivers of Trust in Public Institutions], la accesibilidad, la capacidad de respuesta y la calidad de los servicios públicos son determinantes para la confianza de los ciudadanos en el gobierno (OECD, 2017[32]). Los resultados de la encuesta muestran que, en general y en varios sectores, los encuestados de las organizaciones juveniles expresan bajos niveles de satisfacción con la forma en que los gobiernos han prestado servicios públicos a los jóvenes durante la crisis de COVID-19.
Las organizaciones juveniles reportan los niveles más bajos de satisfacción con la prestación de servicios deportivos, culturales y de ocio durante la pandemia. De hecho, el 63% de los encuestados en los países de la OCDE expresaron descontento en esta área (véase la Figura 5). La mayoría de los encuestados de la OCDE también expresaron descontento con la prestación de servicios públicos en el ámbito de la educación (60%), la vivienda (56%), y el empleo (56%). Además, el 46% de los encuestados de la OCDE expresan descontento con la prestación de servicios sanitarios durante la pandemia, señalando, por ejemplo, el insuficiente apoyo a la salud mental y su inasequible costeen algunos países (véase la Figura 5).
Los encuestados en países no miembros señalan desafíos similares, pero expresan un mayor descontento con el desempeño del gobierno en el ámbito del empleo (75%), seguido por la vivienda (54%), los deportes, la cultura, el ocio y la educación (53%).
Estos resultados también destacan la importancia de un enfoque integral en diferentes sectores y ministerios para apoyar a los jóvenes y mitigar los impactos de la crisis. Por ejemplo, diferentes estudios sugieren que la falta de acceso de los jóvenes a actividades deportivas, culturales y de ocio probablemente tenga un impacto negativo en su salud mental (Hagell, 2016[33]; Rodriguez-Bravo, De Juanas and Garcia Castilla, 2020[34]). Identificar los efectos acumulados por la falta de acceso de los jóvenes a ciertos servicios y programas públicos es importante para asegurar que los ministerios y organismos de todo el gobierno coordinen sus intervenciones en el contexto de la recuperación de la crisis del COVID-19 y más allá.
El análisis de los planes de respuesta y recuperación, presentado en la segunda sección de este trabajo, señala brechas significativas y el riesgo de un apoyo fragmentado prestado a los jóvenes. En particular, solo algunos países detallan en sus planes cómo apoyaran a los jóvenes en ámbitos que van más a allá de la educación y el empleo.
Más de la mitad de las organizaciones juveniles aprecian la forma en que los gobiernos han comunicado los riesgos de la pandemia y han recurrido a la evidencia científica
La toma de decisiones basada en la evidencia y la eficaz comunicación pública desempeñan un papel clave para mantener y aumentar la confianza en el gobierno en tiempos de crisis (OECD, 2020[21]). Cuando se les preguntó sobre su satisfacción con la forma en que los gobiernos han reaccionado ante la crisis del COVID-19, más de uno de cada dos encuestados de la OCDE (53%) indican que sus miembros están satisfechos con el uso de evidencia científica por parte del gobierno a la hora de tomar decisiones para mitigar la pandemia. Además, el 54% de las organizaciones juveniles reportan estar satisfechas con el desempeño de los gobiernos a la hora de comunicar sobre el riesgo de la pandemia a sus ciudadanos (Figura 6).
Los resultados difieren de los encuestados provenientes de países no miembros de la OCDE. Mientras que el 66% indica que sus miembros están satisfechos con la forma en que su gobierno comunicó sobre los riesgos de la pandemia, solo el 37% está satisfecho con el uso de evidencia científica en la toma de decisiones.
La sección 2 presenta algunas de las medidas que los países de la OCDE han puesto en marcha para asegurar una toma de decisiones basada en evidencia y una comunicación pública eficaz durante la crisis, así como las lecciones aprendidas que pueden informar sobre los esfuerzos de recuperación y ayudar a los gobiernos a prepararse para futuros desafíos.
Las organizaciones juveniles señalan los elevados riesgos para la integridad del sector público
La crisis de COVID-19 ha puesto de manifiesto la preocupación por salvaguardar la integridad del sector público, particularmente en el contexto de las importantes decisiones de contratación pública tomadas por los gobiernos y los paquetes de estímulos económicos (OECD, 2020[35]). Las situaciones de emergencia que requieren respuestas rápidas por parte de los gobiernos pueden crear condiciones que hagan más probables las violaciones a la integridad, especialmente el fraude y la corrupción (OECD, 2020[35]). Distintos estudios señalan que durante la pandemia se produjeron casos de precios abusivos y sobornos, ya que los equipos y suplementos médicos se adquirieron a menudo mediante procesos de emergencia (OECD, 2020[36]).
Al desviar los recursos públicos de su uso previsto, los casos de fraude, corrupción y soborno socavan el acceso y la calidad de los servicios públicos para los ciudadanos, incluidos los jóvenes (OECD, 2020[37]). La percepción de mayores niveles de corrupción ya está asociada con un impacto negativo en la confianza entre los ciudadanos. Por ejemplo, resultados de la edición de abril de 2020 de la OECD Survey on COVID-19 and Youth muestran que los encuestados que sentían que la integridad de las instituciones públicas estaba comprometida eran más propensos a reportar que su confianza en el gobierno había disminuido (OECD, 2020[3]). Entre los encuestados de la OCDE de la edición 2021 de la encuesta, solo el 35% expresa satisfacción con las medidas tomadas por los gobiernos para salvaguardar la integridad del sector público durante la pandemia, en comparación con el 26% de los encuestados de países no miembros (Figura 6).
Las organizaciones juveniles consideran que no tienen voz en las medidas de respuesta del gobierno
La recomendación del Consejo de la OCDE sobre Gobierno Abierto [The OECD Recommendation of the Council on Open Government] (OECD, 2017[38]) destaca que la apertura del gobierno es fundamental para fomentar la confianza de los ciudadanos y el logro de resultados políticos más inclusivos. Un estudio reciente concluye que los países europeos que invierten en la apertura del gobierno, por ejemplo, facilitando el acceso a la información de manera proactiva e involucrando a los ciudadanos en la elaboración de políticas, se benefician de un mayor nivel de confianza de los ciudadanos en el sistema público (Schmidthuber, Ingrams and Hilgers, 2021[39]). El estudio también sugiere que la percepción de tener oportunidades significativas de participación política puede traducirse en mayores niveles de confianza. De forma similar, la confianza en el parlamento nacional está positivamente asociada con la participación en las elecciones nacionales, mientras que la sensación de las personas de poder entender y participar en procesos políticos está relacionada positivamente con su participación real (Brezzi et al., 2021[29]).
Solo el 33% de los encuestados de las organizaciones juveniles de países de la OCDE (y el 20% de los encuestados de países no miembros) están satisfechos con la forma en que los gobiernos han colaborado entre las instituciones y con las organizaciones de la sociedad civil para mitigar la crisis (Figura 6). Este resultado coincide con las observaciones de que muchos gobiernos han operado con un nivel inferior de participación de las partes interesadas durante la pandemia, por ejemplo, al adoptar regulaciones de emergencia (OECD, 2021[26]).
La mayoría de los encuestados también considera que su gobierno no ha incorporado la perspectiva de los jóvenes al adoptar medidas de emergencia y decisiones para mitigar la crisis. Entre los encuestados de los países de la OCDE, el 15% considera que su gobierno ha considerado la perspectiva de los jóvenes al adoptar medidas de encierro y confinamiento. El 22% considera que la perspectiva de los jóvenes fue tomada en cuenta en la adquisición de bienes, servicios y obras públicas y el 26% está algo o totalmente de acuerdo con que su perspectiva se vio reflejada en el diseño de planes financieros para mitigar el impacto en el empleo y la pérdida de ingresos. De forma similar, alrededor de 1 de cada 3 encuestados de la OCDE (35%) considera que los gobiernos han incorporado la perspectiva de los jóvenes al priorizar los grupos de edad en las campañas de vacunación (Figura 7).
Mientras que algunos servicios de infraestructura han sido interrumpidos con la finalidad de parar la propagación del coronavirus (por ejemplo, el transporte aéreo, el ferrocarril y el transporte urbano público), otros servicios públicos e industrias de infraestructura han sido claves para las respuestas de emergencia y recuperación del gobierno, sobre todo la infraestructura sanitaria, la infraestructura digital y las telecomunicaciones (OECD, 2020[40]). En este ámbito, más de la mitad de los encuestados de la OCDE (54%) y de los países no miembros (52%) creen que su gobierno no ha incorporado la perspectiva de los jóvenes a la hora de tomar decisiones.
Estos resultados muestran que, en algunas de las decisiones de mayor impacto tomadas por los gobiernos durante la pandemia, los miembros de las organizaciones juveniles consideran que los jóvenes tuvieron pocas oportunidades de participar de manera significativa en su elaboración.
Sólo 4 de cada 10 encuestados de la OCDE están satisfechos con el apoyo provisto a los jóvenes en circunstancias vulnerables.
La percepción de los ciudadanos sobre la equidad, tanto en los procesos como en los resultados de las políticas públicas, es una dimensión fundamental de la confianza (Tabla 1). Unos niveles más altos de confianza están relacionados con una distribución más igualitaria del poder político entre los miembros de la sociedad. Los factores demográficos y socioeconómicos, incluyendo el género, la edad y los ingresos, son importantes para explicar las diferencias en la confianza pública. Por ejemplo, en la mayoría de los países de la OCDE, las personas con ingresos mayores tienden a tener mayores niveles de confianza en el gobierno, aunque existen diferencias significativas y la dirección de la causalidad no es clara (Brezzi et al., 2021[29]).
La pandemia ha exacerbado las desigualdades entre los distintos grupos de edad y entre los jóvenes con orígenes e identidades diferentes (OECD, 2020[3]). Por ejemplo, el desempleo aumentó considerablemente más entre las mujeres jóvenes que entre los hombres jóvenes al inicio de la pandemia (OECD, 2021[41]). Las desigualdades en el acceso a internet y a los dispositivos digitales se han traducido en barreras para el aprendizaje y el trabajo a distancia (OECD, 2021[41]). Además, las mujeres jóvenes, los jóvenes con nivel socioeconómico bajo y los desempleados, reportaron tasas más altas de malestar mental en el periodo de 2020 a 2021 (OECD, 2021[4]).
La encuesta OECD Youth and COVID-19 Survey reveló que los encuestados de las organizaciones juveniles eran más propensos a reportar una disminución de su confianza en el gobierno cuando ellos consideraban que éste no había hecho lo suficiente para apoyar a los grupos vulnerables (OECD, 2020[3]). De acuerdo con los datos de la encuesta de 2021, solo el 39% de los encuestados de países de la OCDE están satisfechos con el apoyo que los gobiernos han proporcionado a los grupos en circunstancias vulnerables durante la pandemia (Figura 6). Este problema está incluso más presente en los países no miembros, donde sólo alrededor de un cuarto de los encuestados (26%) están satisfechos.
Desde el inicio de la pandemia, las organizaciones juveniles han desempeñado un papel fundamental en la prestación de apoyo a los grupos vulnerables −incluyendo a las personas mayores en centros de asistencia, las personas con discapacidad, las personas que no estudian ni trabajan y los migrantes− para mitigar su impacto (OECD, 2020[3]). Aunque la evidencia del análisis de los planes nacionales de recuperación entre países de la OCDE reporta que varios de ellos esbozan medidas específicas para apoyar a los grupos vulnerables, rara vez se mencionan compromisos explícitos para apoyar a los trabajadores juveniles, los voluntarios y sus capacidades institucionales (véase la sección 3).
Cómo superar la “desconexión”: los jóvenes y la democracia
A los fundamentos de la democracia, como las elecciones libres y abiertas, la separación de poderes, el Estado de derecho y la protección de los derechos humanos, se los considera desde hace tiempo como pilares de la buena gobernanza (OECD, 2021[15]). Sin embargo, el Informe de Satisfacción Global con la Democracia [Global Satisfaction with Democracy Report] concluye que la insatisfacción con la democracia ha crecido desde mediados de la década de 1990, y está alcanzando un máximo histórico a nivel mundial, especialmente en las democracias desarrolladas (Foa, 2020[42]).
La insatisfacción con las democracias se manifiesta de diferentes formas, incluyendo la disminución de la afiliación a los partidos, el descenso de la participación electoral, la falta de confianza en las instituciones públicas, así como el aumento del populismo y la creciente polarización (OECD, 2021[15]).
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Cambridge basado en datos de 160 países entre 1973 y 2020, las generaciones más jóvenes se han vuelto más insatisfechas con la democracia no sólo en términos absolutos, sino también en relación con lo que sentían las generaciones anteriores en las mismas etapas de su vida (Foa et al., 2020[13]). El estudio concluye que, mientras que la mayoría de los millennials (definidos como los nacidos entre 1981 y 1996) hoy en día se muestran “insatisfechos” con la manera en que la democracia funciona en sus países, hace una generación los que tenían una edad comparable, estaban bastante satisfechos con el desempeño de la democracia (Foa et al., 2020[13]). En los Estados Unidos, los niveles de insatisfacción con la democracia han aumentado en más de un tercio en solo una generación (Foa, 2020[42]).
Las razones subyacentes detrás del riesgo de “desconexión” entre una parte cada vez mayor de los jóvenes y la democracia están formadas por diversos factores, particularmente el contexto nacional, las percepciones de cómo los gobiernos están sirviendo a los ciudadanos más jóvenes y su capacidad para responder a los desafíos nacionales y globales, (OECD, 2021[15]) así como la creciente brecha intergeneracional en las oportunidades de vida (Foa et al., 2020[13]). Mayores niveles de desempleo juvenil y la desigualdad de la riqueza han dejado que los ciudadanos más jóvenes tengan cada vez más dificultades para iniciar una vida independiente, lo que alimenta la “insatisfacción” con la forma en que las instituciones democráticas proporcionan servicios.
Además, los jóvenes siguen subrepresentados en las instituciones públicas, tienden a participar menos en las elecciones que sus mayores y su porcentaje entre la población votante está disminuyendo como resultado del envejecimiento, lo que contribuye a trasladar aún más el peso político y la influencia a los grupos de mayor edad (OECD, 2021[15]); (OECD, 2021[8]). La percepción que tienen los jóvenes en cuanto a la capacidad de los gobiernos democráticos para hacer frente a la crisis climática podría reflejar dudas sobre la capacidad general de las democracias para manejar desafíos complejos e interconectados que tengan efectos a largo plazo, y para invertir en prioridades a largo plazo por encima de consideraciones a corto plazo. (OECD, 2021[24]).
La pandemia de COVID-19 corre el riesgo de exacerbar aún más estos desafíos. Alrededor de uno de cada tres encuestados de países de la OCDE (31%) afirma que la satisfacción de sus miembros con la democracia ha disminuido desde el inicio de la crisis del COVID-19, mientras que solo el 15% reporta un aumento (Figure 8). Una encuesta de Eurofound11 señala una tendencia similar. La satisfacción con la democracia en personas de entre 18 y 34 años disminuyó entre julio de 2020 y marzo de 2021 en todos los países de UE (Eurofound, 2021[12]).
Un estudio reciente revela que los individuos que experimentan epidemias durante su transición a la adultez muestran menos confianza en los líderes políticos, los gobiernos y las elecciones, lo cual persiste a lo largo de su vida. Por lo tanto, las secuelas duraderas de la crisis no sólo son preocupantes cuando se consideran las perspectivas de empleo e ingresos de los jóvenes, sino que también en cuanto a su asociación con los procesos e instituciones democráticos a lo largo del ciclo vital (Aksoy, Eichengreen, Saka, 2020[11]).
Cuando se les pregunta sobre por qué ha aumentado la satisfacción de sus miembros con la democracia, los encuestados en los países de la OCDE señalan la importancia de la capacidad de respuesta gubernamental, la toma de decisiones inclusiva y el trato justo a todos los ciudadanos, al igual que la importancia de la responsabilidad, la integridad pública, la transparencia y la comunicación clara. Algunos encuestados mencionaron que la satisfacción con la democracia aumentó ya que sus miembros observaron un aumento en la cohesión social y reconocieron que los gobiernos hicieron esfuerzos para proteger los derechos humanos y civiles. A su vez, los encuestados que reportaron un descenso en la satisfacción con la democracia durante la crisis señalaron su impacto en los derechos humanos y civiles. Algunos encuestados también destacaron que la crisis había demostrado la incapacidad de los gobiernos para abordar los desafíos y cumplir con los ciudadanos, contribuyendo a una visión más pesimista y generando dudas acerca de la coherencia de las medidas gubernamentales. Algunos encuestados también expresaron su preocupación por el aumento de las desigualdades intergeneracionales, la falta de apoyo a los grupos vulnerables y el aumento de la polarización política y social, así como por la falta de transparencia e integridad, la escasez de información fiable, la difusión de noticias falsas y la falta de rendición de cuentas.
2. Las respuestas gubernamentales para mitigar la crisis de los jóvenes
Respuestas estratégicas y recursos de empleo para una recuperación justa, inclusiva y resiliente
La sección 2 presenta el resultado de un ejercicio de evaluación comparativa, el cual analiza 34 planes nacionales de respuesta y recuperación disponibles públicamente en los países de la OCDE.12 Las respuestas sectoriales y subnacionales no están consideradas en este análisis. Para el final de 2021, al menos 34 países de la OCDE habían propuesto planes gubernamentales de respuesta y recuperación para afrontar los complejos efectos económicos, medioambientales y sociales de la pandemia (Tabla 1). En la Unión Europea, por ejemplo, el paquete de estímulo Next Generation EU y el presupuesto a largo plazo de la UE han asignado EUR 2 018 billones para impulsar los esfuerzos de recuperación nacional y ayudar a reconstruir una Europa más ecológica, digital y resiliente (EC, 2021[43]). El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), un instrumento clave del paquete de estímulos, está estructurado alrededor de seis pilares, incluido el Pilar 6 sobre políticas para la siguiente generación, los niños y los jóvenes.13 Hasta la fecha, 21 países de la OCDE dentro de la UE han publicado estrategias gubernamentales guiadas por estos seis pilares centrales.
Otros países de la OCDE, incluidos Islandia, Turquía, el Reino Unido, Corea y Japón han elaborado estrategias nacionales integradas para recuperarse de la crisis del COVID-19. Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega han optado en cambio por adaptar sus presupuestos anuales para ofrecer respuestas estratégicas de recuperación. Aunque cada medida responde a los desafíos únicos a los que se enfrentan los países en sus respectivos contextos nacionales, un análisis comparativo muestra que los temas medioambientales, digitales y económicos son prioridades comunes identificadas por todos los países.
La Tabla 1 presenta los resultados de una evaluación de compromisos dirigidos a los jóvenes (de ahora en adelante “compromisos juveniles/con los jóvenes”) en los planes nacionales de respuesta y recuperación de los países de la OCDE en relación con los principios de buena gobernanza, en particular si se basan en evidencias, son participativos, están presupuestados y son intersectoriales, de acuerdo con la metodología del Marco de Evaluación de las Estrategias Nacionales para la Juventud de la OCDE [OECD Assessment Framework of National Youth Strategies] (OECD, 2020[25]).14 El análisis revela que 29 países incluyen compromisos con los jóvenes en sus planes. Asimismo, 27 de los 32 planes comparables incorporan evidencia de los efectos de la pandemia en los jóvenes en al menos uno de los siguientes ámbitos políticos: empleo, educación, atención sanitaria, salud mental, participación en actividades deportivas, artísticas y de ocio, y participación en actividades de voluntariado. 26 planes incluyen compromisos juveniles específicos que cubren ámbitos políticos que van más allá de los sectores de la educación y el empleo para abordar los impactos intersectoriales en áreas como la vivienda, la salud mental, y el sistema de justicia penal. A su vez, solo diez países mencionan explícitamente haber consultado a los jóvenes en la elaboración de los planes de recuperación. En 27 planes de recuperación se asigna un presupuesto específico para implementar los compromisos juveniles.
Tabla 1. Evaluación de los compromisos con los jóvenes en los planes nacionales de respuesta y recuperación de los países de la OCDE
País |
Basado en evidencia* |
Participativo** |
Compromisos juveniles presupuestados |
Intersectorial*** |
---|---|---|---|---|
AUSTRALIA |
● |
● |
● |
● |
AUSTRIA |
○ |
● |
● |
○ |
BÉLGICA |
● |
● |
● |
● |
CANADÁ |
● |
○ |
● |
● |
COLOMBIA |
● |
○ |
○ |
● |
COSTA RICA |
● |
○ |
● |
● |
REPÚBLICA CHECA |
○ |
○ |
● |
● |
DINAMARCA |
● |
● |
● |
● |
ESTONIA |
● |
● |
● |
● |
FINLANDIA |
● |
○ |
● |
● |
FRANCIA |
● |
○ |
● |
● |
ALEMANIA |
● |
○ |
● |
● |
GRECIA |
● |
○ |
● |
● |
HUNGRÍA |
● |
● |
● |
● |
ISLANDIA |
○ |
○ |
○ |
○ |
IRLANDA |
● |
● |
● |
● |
ITALIA |
● |
○ |
● |
● |
JAPÓN |
○ |
○ |
○ |
○ |
COREA |
○ |
○ |
● |
○ |
LETONIA |
● |
● |
● |
● |
LITUANIA |
● |
● |
● |
● |
LUXEMBURGO |
○ |
○ |
○ |
○ |
NUEVA ZELANDA |
● |
○ |
● |
● |
NORUEGA |
● |
○ |
● |
● |
POLONIA |
● |
○ |
● |
● |
PORTUGAL |
● |
○ |
● |
● |
REPÚBLICA ESLOVACA |
● |
● |
● |
● |
ESLOVENIA |
● |
○ |
● |
● |
ESPAÑA |
● |
○ |
● |
● |
SUECIA |
● |
○ |
● |
● |
TURQUÍA |
○ |
○ |
○ |
● |
REINO UNIDO |
● |
○ |
● |
○ |
TOTAL OCDE |
||||
● Sí |
25 |
10 |
27 |
26 |
○ No |
7 |
22 |
5 |
6 |
Nota: Los datos hacen referencia a 32 países miembros de la OCDE que, en noviembre del 2021, habían publicado planes nacionales de respuesta y recuperación de todo el gobierno. Las respuestas de recuperación de Chile, Estados Unidos, Israel, México, Países Bajos y Suiza están excluidas, ya que no se encontraban públicamente documentos comparables disponibles en ese momento. *Basados en evidencia: Los planes nacionales de recuperación incluyen información estadística de los impactos de la pandemia desglosados por edad, con un enfoque particular en los impactos en los jóvenes. **Participativos: Los países mencionan explícitamente sus planes que han consultado con organizaciones juveniles o jóvenes en la planificación de medidas de recuperación propuestas. ***Intersectorial: Los países incluyen compromisos específicos para los jóvenes en diferentes sectores gubernamentales más allá del empleo y la educación.
Fuente: Estimaciones de la OCDE con base en la información disponible en los sitios web de las entidades gubernamentales responsables de realizar los planes nacionales de las medidas de respuesta y recuperación de la pandemia en 2021.
Enfoques integrados para apoyar a los jóvenes durante y después de la pandemia
Aunque los gobiernos han concentrado en gran medida sus esfuerzos en las poblaciones más jóvenes para abordar los impactos en el empleo, la capacitación y la educación (OECD, 2021[41]), la mayoría de los planes de respuesta y recuperación también destacan medidas de apoyo para los jóvenes en otros ámbitos políticos incluyendo asistencia sanitaria física y mental, digitalización, servicios sociales, inversiones en infraestructura pública y deportes, cultura y ocio. En línea con hallazgos anteriores de la OCDE (OECD, 2020[25]), los países usan diferentes definiciones para identificar la “juventud” como una población objetivo, lo que a su vez puede explicar variaciones en el tipo de medidas que los gobiernos han puesto en marcha. A pesar de estas diferencias, la naturaleza diversa de los desafíos que experimentaron los jóvenes durante la pandemia (véase la sección 1) exige medidas gubernamentales que impliquen a múltiples sectores y partes interesadas con un enfoque integral y coordinado.
En sus planes nacionales de respuesta y recuperación, los países han expandido las inversiones iniciales de emergencia y han puesto en marcha nuevas medidas de apoyo a los jóvenes en las áreas de empleo, capacitación y educación, entre otros. Por ejemplo, Francia extendió la duración de varios esquemas de ayuda financiera incluidos en el plan Un Joven, Una Solución [Un Jeune, Une Solution] de diciembre de 2021 a junio del 2022. Dentro de este plan se incluye un ayuda financiera para los negocios que ofrezcan puestos de aprendizaje y prácticas (Government of France, 2021[44]). Además, Alemania, Austria, Bélgica, Colombia, Estados Unidos y Chequia han lanzado programas de educación para reincorporar a los jóvenes que han abandonado la escuela y para abordar los retrasos académicos de los alumnos procedentes de entornos vulnerables. Por ejemplo, en Alemania, la iniciativa "COVID-19 Programa de acción para la recuperación de niños y adolescentes para los años 2021 y 2022" apoya a los jóvenes de entornos desfavorecidos a través de actividades de voluntariado, actividades culturales y apoyo psicológico (BMFSFJ, 2021[45]). La evidencia sugiere que reforzar la colaboración entre diferentes agencias gubernamentales, actores externos, servicios y el sector educativo es clave para subsanar las deficiencias de aprendizaje y mejorar los resultados educativos de los alumnos (OECD, 2021[46]).
Los programas de empleo y cualificación en Estonia, Francia, Irlanda, Italia, Lituania, Nueva Zelanda, Polonia, Turquía y el Reino Unido, entre otros, se han enfocado en disminuir las barreras de entrada de los jóvenes al mercado laboral, asegurando la retención de los jóvenes trabajadores una vez empleados. Estos planes también han aumentado el financiamiento de oportunidades de aprendizaje permanente y programas de alfabetización digital para equipar a los jóvenes para "el futuro del trabajo".
Para atender las crecientes preocupaciones por los impactos de la pandemia en la salud mental, Australia, Canadá, Finlandia, Eslovaquia y Portugal, han invertido en reforzar las capacidades de recopilación de datos de los sectores gubernamentales relevantes en esta área. El Reino Unido, por ejemplo, anunció que destinaría más de GBP 79 millones a medidas dedicadas a la salud mental de niños y jóvenes (OECD, 2021[41]). Además, la mayoría de los países de la OCDE están lanzando reformas de digitalización en las áreas de educación, empleo y acceso a otros servicios gubernamentales para modernizar los servicios y aumentar la accesibilidad de los jóvenes. De forma similar, casi todos los países incluyen programas para mejorar las habilidades digitales de su población a través de los sistemas educativos nacionales o iniciativas educativas específicas.
Reconociendo que las mujeres jóvenes se han enfrentado a un mayor riesgo de experimentar violencia doméstica y de género durante la pandemia, Australia y Canadá han creado nuevas estrategias para afrontar estos riesgos teniendo en cuenta los efectos del confinamiento y otros impactos relacionados con la pandemia (véase el Recuadro 2 para Canadá).
Adoptar un enfoque integrado será crucial para abordar de manera efectiva las efectos de la crisis en la vida de los jóvenes (OECD, 2020[25]). Finlandia y Canadá, por ejemplo, han ajustado los mecanismos de gobernanza existentes para coordinar la prestación de servicios públicos a los jóvenes de manera más coherente entre los diferentes sectores y ministerios (véase el Recuadro 1 para Finlandia).
Recuadro 1. Abordar los desafíos complejos que afrontan los jóvenes mediante enfoques gubernamentales intersectoriales
Plan nacional de respuesta y recuperación de Francia: Afrontar la exclusión social y el aislamiento mediante el arte, el deporte y el bienestar mental
Como parte del plan nacional de recuperación, Francia se ha comprometido a invertir más de 36 mil millones de euros para apoyar a los jóvenes en la recuperación y fomentar la solidaridad entre generaciones. En particular, se ha ampliado el plan Un joven, Una solución [Un Jeune, Une Solution], diseñado para apoyar la entrada de los jóvenes al mercado laboral. Para hacer frente a los impactos de la exclusión y el aislamiento social, los fondos de recuperación apoyaran la promoción del arte y los deportes entre los jóvenes, entre otros, destinando EUR 53 millones para fomentar el acceso de los jóvenes a la literatura y las librerías. El plan también incluye disposiciones para apoyar la salud mental de los jóvenes, en coordinación con Santé Psy Étudiant, un programa gubernamental de ámbito nacional para apoyar a los jóvenes ofreciéndoles hasta ocho sesiones de terapia gratuitas.
Plan nacional de respuesta y recuperación de Finlandia: Servicios de ventanilla única para la juventud.
Finlandia incluye en su plan nacional de recuperación una reforma presupuestaria para aumentar la capacidad de sus centros de servicio Ohjaamo [La Cabina]. Este servicio actúa como "ventanilla única" para que los ciudadanos menores de 30 años accedan a una oferta más amplia de servicios públicos, incluyendo la educación y el empleo, la salud mental, la vivienda, etc. La reforma pretende mejorar la integración de los servicios públicos prestados por varios sectores gubernamentales y facilitar su acceso.
Plan nacional de respuesta y recuperación de Costa Rica: Lograr el desarrollo socioemocional y el bienestar comunitario de los estudiantes
El plan de recuperación de Costa Rica asigna fondos a la implementación de un plan intersectorial, cuyo objetivo es garantizar el desarrollo socioemocional y el bienestar de los estudiantes. Un estudio que identifica los efectos socioemocionales del COVID-19, incluyendo una evaluación de las situaciones familiares de los estudiantes y su habilidad para autorregularse emocional y mentalmente, servirá de base para orientar un programa nacional de educación. El Ministerio Nacional de Educación también proporcionará becas de apoyo a los estudiantes vulnerables afectados por la crisis.
Fuente: Francia: (Government of France, 2021[44]; France, 2022[47]) ; Finlandia: (Government of Finland, 2021[48]) ; Costa Rica: (MIDEPLAN, 2021[49]).
Abordar las necesidades de los jóvenes en circunstancias vulnerables
La pandemia dejó al descubierto desigualdades estructurales que existían desde antes del brote. Está bien documentado que los grupos vulnerables se han visto particularmente afectados por las implicaciones sociales y económicas del COVID-19 (OECD, 2020[18]). Estos efectos han sido mayores para las mujeres jóvenes y los jóvenes en circunstancias vulnerables, incluyendo aquellos provenientes de grupos minoritarios: adolescentes y niños que se enfrentan a mayores riesgos de violencia doméstica, jóvenes migrantes, jóvenes con discapacidad, jóvenes de entornos socioeconómicos bajos, jóvenes desempleados, y jóvenes que no estudian ni están en formación (Nini), entre otros (véase la sección 1).
Los resultados muestran que al menos 24 países de la OCDE han realizado esfuerzos concertados en sus planes de respuesta y recuperación para entender y responder a los desafíos de las y los jóvenes que viven en circunstancias vulnerables. Por ejemplo, Austria, Colombia, Costa Rica, Italia, Nueva Zelanda y Portugal se han comprometido a realizar inversiones estratégicas en los sectores de la educación y el empleo para reducir la brecha entre el acceso de los jóvenes rurales y urbanos a las oportunidades. Costa Rica tiene planeado lanzar programas específicos de inclusión al mercado laboral para implicar a los jóvenes y las mujeres de las zonas rurales más afectados por el COVID-19 (MIDEPLAN, 2021[49]). Canadá ha implicado a mujeres jóvenes en el desarrollo de un Plan de Acción Nacional para Acabar con la Violencia de Género, y ha proporcionado financiación a fondos y fundaciones juveniles para crear cohesión social entre las comunidades de minorías raciales (Government of Canada, 2021[50]). Francia, Bélgica y Estonia, entre otros países, han tratado de integrar a los Nini en el mercado laboral a través de nuevos programas y cursos de formación para desarrollar sus habilidades y animar a los empleadores a contratar a jóvenes (Government of France, 2021[44]; Government of Belgium, 2021[51]). Para abordar las necesidades de los Nini en Estonia, el plan nacional de recuperación del gobierno asigna un presupuesto a los gobiernos locales para el diseño y la implementación de programas de empleo y capacitación adaptados a las necesidades locales (Government of Estonia, 2021[52]). Aumentar el acceso a las herramientas digitales, lanzar programas de educación y empleo y adaptar las soluciones a las necesidades de los jóvenes con discapacidad también son soluciones destacadas en más de 20 planes nacionales de la OCDE. El plan de recuperación francés, por ejemplo, se compromete a apoyar a los empleadores que hayan contratado a personas de todas las edades con discapacidad entre septiembre de 2020 y diciembre de 2021 con una subvención de hasta EUR 4 000 para integrarlas en su organización (Government of France, 2021[44]).
La evidencia de la encuesta de la OCDE muestra que, a pesar de estas medidas, las organizaciones juveniles están preocupadas porque no sean suficiente. En los países de la OCDE, solo el 39% de los encuestados están satisfechos con la medida en que su gobierno ha prestado apoyo a los grupos vulnerables durante la pandemia. En los países no miembros, sólo alrededor de una cuarta parte de los encuestados (26%) se muestra satisfecha (véase la sección 1). Para afrontar las crecientes desigualdades provocadas por la pandemia y generar la participación de las comunidades de difícil acceso, los gobiernos deben considerar la posibilidad de invertir en medidas específicas, monitorear y evaluar periódicamente su impacto e implicar a los jóvenes de entornos vulnerables y marginados en la planeación y aplicación de las medidas de recuperación.
Recuadro 2. Acercamientos intersectoriales para mitigar la crisis de COVID-19 para los jóvenes
Presupuesto de Canadá 2021: Invertir en educación secundaria para las minorías y combatir la violencia de género
El presupuesto de Canadá de 2021 incluye compromisos para apoyar a los estudiantes indígenas, de los cuales la mayoría son mujeres jóvenes, a completar la escuela secundaria superando el COVID-19, e introduce ayudas para el cuidado de los niños y apoyo financiero para las mujeres jóvenes, sin importar su origen, en un esfuerzo por reducir la brecha salarial de género. El presupuesto también proporciona fondos para el nuevo Plan de Acción Nacional para Acabar con la Violencia de Género (VG), para apoyar a las supervivientes (de las cuales la mitad son mujeres jóvenes de entre 18 y 24 años), financiar organizaciones de base e involucrar a hombres y niños en programas de lucha contra la VG.
Ley del Plan de Rescate de los Estados Unidos de 2021: Dirigido a los jóvenes vulnerables para subsanar las lagunas educativas y laborales
La Ley del Plan de Rescate de 2021 de los Estados Unidos asigna fondos para abordar los efectos académicos, sociales y emocionales relacionados con la pandemia en los jóvenes y los niños, con medidas dirigidas a los jóvenes para subsanar las lagunas de aprendizaje. Se presta especial atención a los jóvenes con bajos ingresos, los jóvenes con discapacidad, los estudiantes que hablan inglés como segunda lengua, los jóvenes migrantes, los jóvenes de minorías raciales y étnicas, los jóvenes sin hogar y los jóvenes en hogares de acogida.
Ministerio de la Juventud de Bélgica: Implicar a los niños y a los jóvenes vulnerables mediante actividades creativas
El Ministro de la Juventud de Bélgica aprobó 59 subvenciones para proyectos por un total de más EUR 2 millones en el marco de un proyecto para fomentar la resiliencia de los niños y los jóvenes socialmente vulnerables a través de un ocio significativo, desafiante y creativo durante la crisis del COVID-19.
Plan nacional de respuesta y recuperación de Suecia: Apoyo a los jóvenes migrantes
El gobierno sueco amplió de 6 a 12 meses el periodo durante el cual los jóvenes migrantes matriculados en educación secundaria superior deben encontrar un trabajo tras su graduación. Tener un empleo al graduarse es un requisito tanto para renovar el permiso de residencia como para obtener la residencia permanente.
Plan nacional de respuesta y recuperación de Eslovaquia: Abordar los embarazos adolescentes y la violencia doméstica que sufren las jóvenes
El plan de recuperación de Eslovaquia incluye medidas para afrontar la creciente vulnerabilidad de las mujeres jóvenes ante riesgos como los embarazos adolescentes y la violencia doméstica en el contexto de los confinamientos y los toques de queda. Se destinan fondos para proporcionar servicios de mentoría y tutoría para que las jóvenes estén mejor preparadas para hacer frente a estos riesgos.
Fuentes: Canadá: (Government of Canada, 2021[50]); Estados Unidos: (U.S. Congress, 2021[53]); Bélgica: (Council of Europe, 2020[54]); Suecia: (Government of Sweden, 2021[55]); República Eslovaca: (Government of Slovak Republic, 2021[56]).
Tomar en cuenta a todas las generaciones, presentes y futuras
La preocupación sobre si las medidas de respuesta y recuperación han sido justas para todas las cohortes de edad, así como por la sostenibilidad fiscal a largo plazo del gasto público actual y la carga que puedan tener que soportar las generaciones futuras, han impregnado los debates en los medios de comunicación y la formulación de políticas en todos los países de la OCDE. Desde las campañas de vacunación hasta la priorización de la apertura de escuelas y centros de trabajo, las organizaciones juveniles encuestadas expresaron a menudo su preocupación sobre si se han tenido en cuenta sus necesidades (véase la sección 1). Del mismo modo, aunque existen ejemplos de organizaciones juveniles y comunidades de personas mayores que realizan esfuerzos conjuntos para afrontar la crisis, la pandemia ha contribuido a ampliar las brechas generacionales, tanto por la disminución de las oportunidades de interacción física como por el aumento de las brechas socioeconómicas (Ward, Flesicher and Towers, 2021[57]).
En el camino hacia la recuperación, los países han intentado abordar estas preocupaciones. A nivel de la Unión Europea, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la UE para la próxima generación (MRR), guiado por el artículo 3 del Reglamento MRR, invita a los países a diseñar "políticas para la próxima generación, los niños y los jóvenes" como uno de sus pilares (EC, 2021[43]). Para garantizar que las consideraciones sobre el bienestar de los jóvenes y las generaciones futuras se integren en todas las áreas de la formulación de políticas, la evidencia de la OCDE apunta a los esfuerzos innovadores emprendidos por algunos países para crear instituciones independientes y usar nuevas herramientas de gobernanza pública reconociendo que las inversiones que se realicen ahora tendrán profundas implicaciones en el futuro (OECD, 2020[25]).
El Programa para el Gobierno Apto para el Futuro [Fit for the Future Programme for Government], adoptado por el Comisionado de Gales de las Generaciones Futuras, es un ejemplo del Reino Unido de cómo puede integrarse el enfoque a largo plazo en toda la administración pública (OECD, 2020[3]). En este programa, el Comisionado propone inversiones de recuperación que consideren las implicaciones a largo plazo y den voz a las generaciones futuras. Algunos ejemplos de estas propuestas incluyen priorizar las inversiones que conduzcan a la descarbonización de los hogares y la creación de empleos verdes, lanzando programas de capacitación para implicar a los más alejados del mercado laboral, aplicar la economía del bienestar en todas las decisiones políticas para alinear el gasto con los objetivos nacionales de bienestar, y crear un Servicio Nacional de la Naturaleza para restaurar el entorno natural de Gales.
Hasta la fecha, 20 países de la OCDE discuten de algún modo el impacto intergeneracional de sus planes de recuperación. Por ejemplo, Alemania incluye en su planeación una evaluación de cómo la participación en el mercado laboral se verá afectada por los cambios demográficos. Entre otras cosas, el plan de recuperación aborda la pérdida de puestos de trabajo entre los jóvenes y el subempleo juvenil; la viabilidad de mantener los niveles actuales de gasto en la prestación de servicios sociales, incluidas las pensiones y el apoyo a los jóvenes; y el impacto que esto puede tener en las futuras comunidades de personas mayores. El plan de recuperación de Austria considera la deuda pública y las cargas medioambientales para las generaciones futuras, los cambios en la movilidad social entre grupos de edad y las prioridades sanitarias (Government of Austria, 2021[58]). Bélgica, Eslovenia, Estonia, Portugal y Chequia anticipan las necesidades de las generaciones futuras en las inversiones en infraestructuras, incluyendo la construcción de ciclovías o viviendas sociales.
La planeación y ejecución de planes de respuesta y recuperación ofrece a los países una oportunidad de adoptar una perspectiva intergeneracional para anticipar los efectos distributivos de las decisiones fiscales (OECD, 2020[25]). Alemania, Bélgica, Canadá, Eslovenia y Nueva Zelanda ya utilizan marcos de medición, aunque en distinta medida. El Marco de Resultados de Género de Canadá [Canada’s Gender Results Framework (GRF)], por ejemplo, evalúa cómo los compromisos de su presupuesto serán relevantes y tendrán un impacto en los diferentes grupos demográficos, incluidos el género y la edad (Government of Canada, 2021[50]). El presupuesto de Nueva Zelanda incluye reformas para lograr el bienestar intergeneracional, centradas en los resultados de la atención sanitaria, que se basan en su Marco de Estándares de Vida (New Zealand Treasury, 2021[59]). A su vez, el Fondo Demográfico Esloveno, busca garantizar una planeación fiscal justa y equilibrada sobre la base de la solidaridad intergeneracional, incluyendo las voces de los ciudadanos más jóvenes y de más edad (Government of Slovenia, 2021[60]).
Además de anticipar y evaluar los efectos específicos de la edad en la elaboración de normas y presupuestos públicos, la diversidad de edades en la vida pública y la toma de decisiones es fundamental para garantizar que las preocupaciones de los diferentes grupos de edad se reflejen en la toma de decisiones. Por ejemplo, Portugal e Italia lanzaron programas para contratar y retener a personal más joven en sus administraciones públicas (véase el Recuadro 8). Letonia y Lituania, por su parte, implican a las comunidades de mayores y a los jóvenes en programas para fomentar la cohesión social y aumentar las habilidades digitales (véase el Recuadro 3).
Recuadro 3. Involucrar a los jóvenes y a las personas mayores en los esfuerzos de recuperación
Planes nacionales de recuperación en Letonia y Lituania: Involucrar a los jóvenes y a las personas mayores en programas de alfabetización digital
Letonia y Lituania destacan medidas para aumentar las oportunidades de que las poblaciones jóvenes y mayores se relacionen a través de programas de alfabetización digital. Por ejemplo, el programa "Lituania Conectada" destinado a aumentar la alfabetización digital entre las personas mayores, se amplió conforme al plan nacional de respuesta y recuperación del país para apoyar proyectos dirigidos conjuntamente por organizaciones juveniles y de personas mayores. Esta nueva financiación tiene como objetivo desarrollar las habilidades digitales entre las comunidades marginadas y los ciudadanos mayores para integrarlos en el mercado laboral y fomentar la cohesión social.
Fuentes: Letonia: (Government of Latvia, 2021[61]) ; Lituania: (Government of Lithuania, 2021[62])
Recopilación de evidencia desglosada por edad para la toma de decisiones
La recopilación de datos desglosados por edad sobre los impactos de la crisis de COVID-19 es crucial para garantizar que las medidas de recuperación sean inclusivas y tengan en cuenta el bienestar de los diferentes grupos de edad (OECD, 2020[25]). Esto es importante no solo para abordar las necesidades actuales de la población, sino también para identificar los riesgos futuros y aumentar la capacidad de los gobiernos para anticiparse y responder a las necesidades cambiantes a lo largo del tiempo.
Hasta la fecha, al menos 29 países de la OCDE han recopilado evidencia desglosada sobre el efecto de la crisis en los jóvenes y han realizado un seguimiento de las desigualdades entre personas de la misma edad como parte de sus planes de recuperación. Esta práctica está más arraigada en las políticas de empleo y educación, en las que los jóvenes son el objetivo directo de la acción gubernamental. Para reflejar el impacto intersectorial de la pandemia en los jóvenes, Bélgica, Canadá, Colombia y Francia han considerado un conjunto más amplio de indicadores para medir el bienestar de los jóvenes, incluyendo los efectos sobre la salud mental, el acceso a la vivienda y la probabilidad de estar expuestos a la violencia doméstica (Government of Belgium, 2021[51]; Government of Canada, 2021[50]; Government of France, 2021[44]; CONPES, 2021[63]).
Las evaluaciones de impacto regulatorio ofrecen un enfoque sistemático para incorporar análisis basados en evidencia de los efectos previstos de las nuevas leyes y regulaciones. Dicha evidencia puede ayudar a determinar si un desafío en concreto puede abordarse de forma más eficaz y eficiente mediante una nueva legislación o mediante alternativas de intervención no reguladoras, como los programas de sensibilización. Los "chequeos de la juventud" [youth checks] son un ejemplo de evaluaciones de impacto regulatorio que los países pueden aplicar para incorporar las consideraciones de los jóvenes de forma más sistemática en la elaboración de políticas y legislación (Bethke and Wolff, 2020[64]; OECD, 2020[25]). Por ejemplo, Alemania usa los "chequeos de la juventud" para examinar los efectos de los proyectos de ley en los jóvenes para identificar los efectos deseados y no deseados de las legislaciones propuestas (Germany, 2021[65]). En Flandes, Bélgica, por iniciativa del Gobierno Flamenco, todas las propuestas legislativas que tengan un impacto directo en los intereses de los menores de 25 años deben ir acompañadas de un informe de impacto sobre la infancia y la juventud (Desmet, 2021[66]).
Los planes de recuperación de los países con un "chequeo de la juventud" (es decir, Alemania, Austria, Flandes/Bélgica, Francia y Nueva Zelanda) no proporcionan información sobre si se ha aplicado o se aplicará esta herramienta. Sin embargo, el diseño y el seguimiento de las medidas del Presupuesto de 2021 de Canadá se basa en el Marco de Resultados de Género (GRF) del país y el Análisis Basado en Género Plus (GBA Plus) para evaluar las desigualdades sistémicas y el impacto de las políticas en diferentes grupos de población dependiendo de su género, raza, etnia, religión, edad y discapacidad mental o física. La información recopilada a través de este análisis sirvió de base para el diseño y el monitoreo del Presupuesto de 2021 de Canadá y las medidas de recuperación (Government of Canada, 2021[50]). Costa Rica ha monitoreado el desempeño de los jóvenes en educación y empleo en todas sus regiones para abordar los efectos del COVID-19 en las zonas rurales (MIDEPLAN, 2021[49]). El Marco para el Bienestar de la Infancia y la Juventud de Nueva Zelanda proporcionó una lente para identificar reformas en los diferentes sectores gubernamentales para anticiparse a las necesidades de las generaciones actuales y futuras (New Zealand Treasury, 2021[59]).
Recuadro 4. Los compromisos de los jóvenes se basan en pruebas
Plan nacional de respuesta y recuperación de Costa Rica: Creación de capital humano en todas las regiones
En Costa Rica, la "creación de capital humano" es una de las prioridades clave identificada en su plan de recuperación. Los compromisos de este pilar incluyen medidas para contribuir a mejorar la educación y el empleo, así como para aumentar la cohesión social. Dado que existen importantes diferencias regionales, el plan de recuperación de Costa Rica destaca indicadores cuantitativos de los resultados esperados en el mercado laboral y la educación de las reformas e inversiones relevantes por estudiante o joven trabajador en cada región.
Plan nacional de respuesta y recuperación de Italia: Cuantificación del impacto de la política fiscal
El plan italiano de respuesta y recuperación se basa en evaluaciones de impacto generadas a través del modelo MACGEM-IT, una herramienta desarrollada por el Departamento del Tesoro para cuantificar los impactos desagregados directos e indirectos de las políticas fiscales. Información como los resultados anticipados en el mercado laboral de las medidas propuestas, desglosada por género y edad, es tomada en consideración en todo el plan, el cual presenta medidas de apoyo a los jóvenes en una sección independiente, denominada "Brechas generacionales: Jóvenes".
Fuentes: Costa Rica: (MIDEPLAN, 2021[49]) ; Italia: (Government of Italy, 2021[67]).
Involucrar a los jóvenes en el diseño y la implementación de medidas de respuesta y recuperación
Consultar a los jóvenes e involucrarlos en el diseño de las medidas de respuesta y recuperación puede tener efectos positivos en su desarrollo personal, fomentar la cohesión social y garantizar que las políticas estén bien informadas y sean receptivas (OECD, 2017[38]). Además, cuando los gobiernos se comunican de forma proactiva e involucran a los ciudadanos en el ciclo de política pueden generar la aceptación y el compromiso de los ciudadanos, incluyendo los jóvenes (OECD, 2017[38]). En 2020, numerosos países lanzaron oportunidades de participación digital, incluyendo consultas en línea, para involucrar a los jóvenes en el diseño de medidas de respuesta a la crisis (OECD, 2020[3]). La mayoría de los países de la OCDE (25) ya cuentan con consejos nacionales juveniles, que ayudan a los gobiernos a recopilar información, garantizar amplias consultas y llevar a cabo actividades y programas conjuntos. Además, 17 países de la OCDE tienen consejos consultivos nacionales de la juventud afiliados al gobierno o a ministerios específicos, como en Dinamarca, donde el Ministerio de Medio Ambiente y Alimentación ha creado un Consejo Juvenil sobre el Clima (OECD, 2020[25]). Sin embargo, la información disponible en los planes de respuesta y recuperación sugiere que solo Estonia ha implicado a su Consejo Nacional Juvenil en la planeación e implementación de las medidas de respuesta y recuperación (Government of Estonia, 2021[52]). Aunque no se menciona explícitamente en sus planes, otros países −Canadá, por ejemplo− también han consultado a los jóvenes en la planificación de los planes nacionales de respuesta y recuperación (Government of Canada, 2021[68]).
Algunos gobiernos han hecho esfuerzos por implicar digitalmente a los ciudadanos mediante respuestas de emergencia innovadoras en las primeras fases de la crisis. Ejemplos de ello son los hackáthones organizados en Alemania, Estonia, Lituania, Polonia y Suiza (OECD, 2020[3]). A pesar de estos esfuerzos, las medidas de contención de la pandemia redujeron el espacio cívico en toda la OCDE. Aunque la mayoría de los países miembros de la Organización relajaron gradualmente las medidas de contención en 2021, la perspectiva de cierres continuos y medidas similares podrían seguir teniendo efecto en las formas en que los ciudadanos ejercerán sus derechos cívicos.
Los resultados de la evaluación de los planes y presupuestos nacionales de respuesta y recuperación muestran que menos de un tercio de todos los países de la OCDE (10) mencionan explícitamente haber consultado a los jóvenes o a las organizaciones juveniles en su elaboración (Tabla 1). A su vez, los resultados de la encuesta de la OCDE presentados en la sección 1 indican que la mayoría de las organizaciones juveniles no considera que se haya tenido en cuenta la visión de los jóvenes en relación con las decisiones sobre medidas de encierro y confinamiento, la priorización de las cohortes de edad en las campañas de vacunación y otras medidas de respuesta y recuperación. Al mismo tiempo, el 72% de los encuestados de los países de la OCDE expresaron su preocupación por el impacto de la crisis en los derechos de los jóvenes (véase la sección 1). El Recuadro 5 presenta ejemplos de gobiernos que involucran a los jóvenes en la planeación de respuestas nacionales de recuperación en Australia, Austria, Lituania, México y la Eslovaquia.
Recuadro 5. Ejemplos de países que colaboran con los jóvenes en la planeación de medidas de recuperación
Participación de organizaciones juveniles
En Australia, Austria, Estonia, Lituania y Eslovaquia, las consultas públicas incluyeron a organizaciones juveniles como partes interesadas clave. En Austria, cada medida propuesta por las organizaciones de la sociedad civil, incluidas las organizaciones juveniles, se expuso en una tabla que incluía un pilar sobre la juventud y las generaciones futuras. En Australia, una lista de las organizaciones juveniles que aportaron sus comentarios sobre las prioridades del presupuesto para 2021-2022 está disponible públicamente, y las contribuciones no confidenciales, incluidas las de las organizaciones juveniles, fueron transparentes y accesibles en línea. Estonia incluyó a su Consejo Nacional de la Juventud como socio clave en la consulta que condujo a la creación de su plan de respuesta y recuperación.
Participación de la juventud no organizada
En México, el Instituto de la Juventud (IMJUVE), la Secretaría de Salud y el Consejo de Población encuestaron a más de 50 000 jóvenes en las áreas de educación, empleo, salud, violencia y resiliencia. La evidencia recabada fue usada para crear el informe VoCEs-19, que ha servido para el diseño, implementación y análisis de políticas públicas a nivel sectorial que respondan a la sensibilidad social y a las necesidades de los jóvenes. Se planificó una segunda encuesta entre noviembre del 2021 y febrero del 2022 para identificar nuevas tendencias y necesidades.
Fuentes: Australia : (Government of Australia, 2021[69]) ; Austria : (Government of Austria, 2021[58]) ; Estonia: (Government of Estonia, 2021[52]) ; Lituania : (Government of Lithuania, 2021[62]) ; República Eslovaca: (Government of Slovak Republic, 2021[56]) ; México: (Mexican Health Secretariat, 2021[70])
3. Más allá de los compromisos: Enfoques de gobernanza para apoyar a los jóvenes y fomentar la justicia intergeneracional en la recuperación del COVID-19
La gobernanza pública es vital para apoyar una implementación efectiva de los compromisos con los jóvenes en la recuperación. Esto incluye, entre otras cosas, la asignación de recursos suficientes para desarrollar e implementar tales medidas con vistas a su impacto intergeneracional. También se basa en la recopilación de datos y monitoreo sistemático, y la evaluación de los programas y medidas para garantizar que son eficaces y generan el impacto deseado. A su vez, se necesitan mecanismos sólidos de rendición de cuentas para garantizar que los jóvenes y otras partes interesadas de la juventud puedan hacer que el gobierno rinda cuentas.
Esta sección analiza los esfuerzos realizados en los países de la OCDE para garantizar la implementación exitosa de los compromisos específicos para la juventud en los planes nacionales de respuesta y recuperación en estas tres dimensiones. Además, proporciona perspectivas sobre los esfuerzos que los países con un plan nacional de respuesta y recuperación han emprendido para involucrar a los jóvenes y a las organizaciones juveniles en su implementación.
Asignar los recursos de forma justa y sostenible para todas las generaciones
Desde el inicio de la pandemia, los gobiernos de toda la OCDE han adoptado medidas de política fiscal para apoyar a las empresas, los hogares y el sector sanitario, con varias de estas medidas dirigidas directamente a los jóvenes. 27 países de la OCDE con un plan nacional de recuperación o un presupuesto estratégico proporcionan información sobre la dotación presupuestaria para implementar medidas dirigidas específicamente a los jóvenes. Al menos 20 países de la OCDE se comprometen a aumentar las ayudas a la renta para los jóvenes, incluidos los subsidios a estudiantes, las ayudas a los que buscan empleo y las contribuciones de asistencia social a través de la ampliación de sus criterios de elegibilidad y el aumento de las ayudas monetarias. Se observan tendencias similares en la aportación de subsidios a la contratación, la prestación de programas de capacitación profesional y la prestación de servicios de salud mental para los jóvenes (OECD, 2021[41]). Para garantizar la sostenibilidad del gasto fiscal y una asignación justa de los recursos entre los diferentes grupos sociales, Suecia utiliza BUDGe for Gender Equality, una herramienta de presupuestación con perspectiva de género, para determinar el gasto público en diversos sectores gubernamentales, incluida la prestación de servicios sociales y la educación pública de las mujeres jóvenes (Government of Sweden, 2021[55]). De acuerdo con el análisis realizado con esta herramienta, las políticas de vivienda propuestas como parte del plan de recuperación beneficiarán más a las mujeres jóvenes que a otros grupos (Swedish Ministry of Finance, 2021[71]).
Con el diseño de planes y presupuestos nacionales de respuesta y recuperación, se están introduciendo gradualmente consideraciones intergeneracionales en la planeación y presupuestación fiscal. Por ejemplo, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la UE (MRR) para la Siguiente Generación insta a los países a adoptar una visión a largo plazo en la gestión de las finanzas públicas, a abordar los desafíos medioambientales y a tener en cuenta el bienestar de los jóvenes y de las generaciones futuras. Para recibir financiación del MRR, los planes de recuperación deben destinar al menos 37% de su presupuesto a medidas de protección del clima y la biodiversidad. Los planes también deben ser congruentes con las recomendaciones específicas para cada país, incorporadas en su respectivo plan de respuesta y recuperación, que a menudo incluyen compromisos con los jóvenes y las generaciones futuras guiados por la Garantía Juvenil de la UE (EC, 2021[72]).
La Recomendación de la OCDE sobre Principios para Instituciones Fiscales Independientes [Recommendation of the Council on Principles for Independent Fiscal Institutions] guía a los países en la incorporación de consideraciones intergeneracionales en los procesos de planeación de políticas a través de la implicación de instituciones financieras independientes (IFI) para analizar la sostenibilidad fiscal de las políticas a través de enfoque diferenciado por edades (OECD, 2014[73]).
Seguimiento de la implementación de los compromisos específicos de la juventud
A la luz de los importantes recursos que los gobiernos están movilizando en el contexto de sus esfuerzos nacionales de respuesta y recuperación, el escrutinio público es particularmente importante. Los sistemas efectivos de monitoreo y evaluación pueden aumentar la rendición de cuentas y la transparencia, ya que proporcionan información para que los ciudadanos, los medios de comunicación y las instituciones independientes actúen como vigilantes de la acción gubernamental. Para llevar un seguimiento de la implementación de las medidas dirigidas a los jóvenes, la recopilación, el uso y el intercambio de evidencia deben desglosarse por edad y otros factores de identidad que se entrecruzan para rastrear y abordar las desigualdades y sustentar la toma de decisiones (OECD, 2020[74]). Tales esfuerzos deben ir de la mano del establecimiento de acuerdos claros para la recopilación y el intercambio de datos, enfoques colaborativos con las oficinas nacionales de estadística y los ministerios competentes, así como las instituciones de investigación, cuando sea factible, y servir de base para nuevas políticas, programas y medidas relacionadas.
Hasta la fecha, sólo 10 planes y presupuestos de respuesta y recuperación vinculan indicadores de resultados con medidas dirigidas a los jóvenes, la mayoría de las veces en el área de la educación. Costa Rica, por ejemplo, presenta información sobre el número de nuevas escuelas que se crearán por región, el número de estudiantes a los que se dirigirán y las inversiones asignadas por estudiante (MIDEPLAN, 2021[49]). Italia incluye información sobre formación y contratación de profesores, y se compromete a poner en marcha un mecanismo para abordar y monitorear las brechas territoriales en los resultados educativos (Government of Italy, 2021[67]). El plan de Corea incluye indicadores de resultados destinados a garantizar que las escuelas sean medioambientalmente más sostenibles y estén mejor equipadas para enseñar habilidades digitales a los jóvenes (MOEF, 2020[75]). Los planes de Canadá, Eslovenia y Francia incluyen indicadores de objetivos e impactos esperados en cada uno de sus compromisos juveniles e identifican qué organismos gubernamentales y partes interesadas son responsables de su implementación (Government of Canada, 2021[50]; Government of France, 2021[44]; Government of Slovenia, 2021[60]). El plan nacional de recuperación de Alemania también establece un calendario para su finalización, objetivos e indicadores cualitativos para todos sus compromisos, incluyendo aquellos para los jóvenes (Ministry of Finance in Germany, 2021[76]).
Colaboración con los jóvenes para lograr una recuperación justa, inclusiva y resiliente
En las dos últimas décadas, los gobiernos han colaborado cada vez más con las organizaciones de la sociedad civil y los ciudadanos en la prestación de servicios públicos con el objetivo de ser más eficaces a la hora de responder a las necesidades de sus electores y abordar desafíos multidimensionales (OECD, 2011[77]). Los resultados muestran que la implicación de la sociedad civil en la prestación de servicios puede conducir a mejores resultados en términos de reducción de los costes de producción, aumento de la satisfacción con los servicios y desarrollo de habilidades sociales y gubernamentales para superar problemas sociales complejos (OECD, 2016[78]). La coproducción, o el acto de involucrar a los ciudadanos en la planeación y logro de proyectos y servicios gubernamentales, también puede ayudar a identificar fallas en los servicios, especialmente cuando se dirigen a grupos minoritarios y comunidades de difícil acceso. Ejemplos de coproducción incluyen programas dirigidos por jóvenes para reincorporar los desertores escolares y programas comunitarios para reducir la reincidencia criminal entre los jóvenes (Singh and White, 2000[79]; OECD, 2011[77]).
Casi todas las organizaciones juveniles encuestadas por la OCDE en julio y agosto de 2021 se implicaron en hacer frente a los efectos de la pandemia. Por ejemplo, la Red de Voluntariado Comunitario contra el Coronavirus (CCV Global), dirigida por jóvenes, desarrolló una infraestructura digital innovadora que ha permitido a las personas acceder a oportunidades de voluntariado en más de 40 países. Usando la geolocalización a través de una aplicación móvil, los voluntarios están conectados con recursos y con personas en circunstancias vulnerables para proporcionarles apoyo. A pesar de estos esfuerzos dirigidos por jóvenes, a finales de 2021, solo ocho países de la OCDE indican en sus planes nacionales de respuesta y recuperación cómo deberá implicarse a los jóvenes en la puesta en marcha de los compromisos que les conciernen. Con mayor frecuencia, los planes contemplan involucrar a los jóvenes y sus organizaciones en la ejecución de campañas de digitalización, la prestación de apoyo a la salud mental y programas de educación y empleo. Dinamarca, por ejemplo, se ha comprometido a asignar fondos para aumentar la capacidad del Consejo Juvenil sobre el Clima conforme a sus compromisos en política climática(Ministry of Finance in Denmark, 2021[80]). Canadá ha aumentado la financiación para que los jóvenes y las organizaciones comunitarias realicen actividades comunitarias de forma autónoma y no como parte de un servicio gubernamental, en un esfuerzo por consolidar la resiliencia y la cohesión (Government of Canada, 2021[50]).
Recuadro 6. Implicar a los jóvenes en la construcción de la recuperación
Bélgica y Letonia: Involucrando a los jóvenes en el manejo de la reforma digital
Bélgica y Letonia incluyen a los jóvenes en la implementación de proyectos de reforma digital. En Bélgica, las asociaciones juveniles y de personas mayores serán socios en la aplicación de proyectos para hacer la infraestructura digital y el ciberespacio más accesibles a los grupos vulnerables. En Letonia, el gobierno incluye a la Unión de Estudiantes Letones en la implementación de un plan nacional para mejorar la alfabetización digital de la población del país, incluyendo a los jóvenes.
Canadá: Asociarse con los jóvenes para construir la cohesión social
En el Presupuesto de Canadá 2021, numerosas organizaciones de la sociedad civil son beneficiarias de subvenciones y socias en la implementación. El Black-led Philanthropic Endowment Fund, por ejemplo, se creó para financiar proyectos para luchar contra el racismo y mejorar los indicadores sociales y económicos en las comunidades negras, con una especial implicación de los jóvenes negros. La Youth Stars Foundation, una organización sin fines de lucro de Montreal fundada en 2008 para atender a una población juvenil lingüística y culturalmente diversa; recibió financiamiento para programas de apoyo a jóvenes en circunstancias vulnerables mediante el fomento de habilidades para la vida y hábitos de vida saludables.
Finlandia: Los jóvenes se comprometen con sus iguales a mejorar el empleo y la salud mental
Como parte del plan nacional de recuperación de Finlandia, el Ministerio de Asuntos Sociales y Sanidad se compromete a implementar un programa para reforzar la salud mental y la productividad de los trabajadores finlandeses. Las actividades incluyen el desarrollo de formaciones virtuales de apoyo a la salud mental y la difusión de herramientas de autoevaluación. En reconocimiento de los efectos duraderos importantes que la pandemia puede tener en los jóvenes que ingresan al mercado laboral, el Ministerio señaló a las escuelas de formación profesional secundaria y a las organizaciones estudiantiles como socias del proyecto y de su implementación.
Australia: Implicar a los jóvenes en la coproducción de medidas de recuperación a nivel local
La ciudad de Onkaparinga, en el sur de Australia, está desarrollando actualmente un proyecto de recuperación dirigido por jóvenes que pretende conectar y elevar las habilidades de los jóvenes de entre 15 y 25 años a través de tres vías clave: i) un programa de incubación para implicar a los empleados de industrias creativas; ii) un programa de narración digital gestionado por jóvenes; y iii) el diseño y la realización de un programa de experiencia laboral para proporcionar oportunidades laborales a los jóvenes que buscan trabajo. Además de crear oportunidades de aprendizaje, el proyecto pretende mejorar el bienestar social, económico y emocional, reducir el aislamiento y aumentar la inclusión de los jóvenes en la toma de decisiones.
Fuentes: Bélgica: (Government of Belgium, 2021[51]); Letonia: (Government of Latvia, 2021[61]) ; Eslovenia: (Government of Slovenia, 2021[60]) ; Canadá : (Government of Canada, 2021[50]) ; Finlandia : (Government of Finland, 2021[48]) ; Australia : (Local Government Association of South Australia, 2020[81])
Otra forma de seguir implicando a los jóvenes en los esfuerzos de recuperación de la pandemia es mediante el refuerzo de los programas nacionales de servicio civil y voluntariado juvenil. Los resultados de las primeras etapas de la pandemia indican que los jóvenes voluntarios fueron fundamentales para garantizar la continuidad de las actividades diarias, especialmente para los grupos vulnerables (OECD, 2020[3]).
El informe de la OCDE Gobernanza para la juventud, confianza y justicia intergeneracional: ¿Apto para todas las generaciones? [Governance for Youth, Trust and Intergenerational Justice: Fit for All Generations?] (OECD, 2020[25]) muestra que el 68% de los países de la OCDE ya tienen programas de voluntariado juvenil. Los programas de voluntariado sólidos no solo aumentan la resiliencia de los jóvenes y su implicación cívica (OECD, 2020[25]), sino que también contribuyen a reforzar la resiliencia de las comunidades. Los resultados de un estudio sobre la resiliencia de las comunidades tras los terremotos de 2010 y 2011 en Christchurch, Nueva Zelanda, muestran que las comunidades con una elevada actividad de voluntariado estaban más cohesionadas y se recuperaron más rápidamente que sus contrapartes menos implicadas (Vannier et al., 2021[82]). Sin embargo, los datos disponibles sugieren que solo Italia y Francia incluyen medidas explícitas para apoyar el voluntariado juvenil como parte de sus planes nacionales de recuperación (Government of Italy, 2021[67]; SNU, 2021[83]). Ambos países asignan fondos para aumentar el número de recursos financieros disponibles para los jóvenes voluntarios para mantenerlos movilizados en sus comunidades (Recuadro 7) (OECD, 2020[3]). Además, el ministro de la Juventud italiano y el secretario de Estado para la Juventud francés firmaron recientemente un acuerdo de cooperación bilateral para aumentar la movilidad de los voluntarios que participan en los servicios civiles en los dos países (French Ministry of Education, 2022[84]).
Recuadro 7. Estrategias nacionales de voluntariado
Voluntariado juvenil en Francia: Servicio Nacional Universal [Service National Universel]
El recién creado Servicio Nacional Universal de Francia [Service National Universel] involucra a jóvenes de entre 15 y 25 años en varias actividades de voluntariado para fomentar la cohesión social y territorial. La primera fase de este programa involucra a jóvenes de entre 15 y 17 años en una actividad de voluntariado relacionada con cualquiera de las siete áreas temáticas: actividades físicas y deportivas; autonomía, conocimiento de la prestación de servicios públicos, acceso a derechos y promoción de la atención sanitaria; ciudadanía e instituciones nacionales y europeas; cultura y patrimonio; descubrimiento de la involucración social; defensa y seguridad nacional; y desarrollo sostenible y transición ecológica. La segunda fase, para edades de 16 a 25 años, incluye una implicación voluntaria de al menos tres meses en defensa o seguridad, apoyo a poblaciones vulnerables, conservación del patrimonio o el medio ambiente, o tutoría.
El voluntariado juvenil en Italia: Servicio Civil Nacional [Servizio Civile Nazionale]
Italia ha incluido una provisión para aumentar el financiamiento de las actividades de voluntariado juvenil a través del Servicio Cívico Nacional [Servizio Civile Nazionale] como parte de su plan nacional de respuesta y recuperación. La financiación se asignará a cada una de las 15 áreas de acción identificadas en el plan de tres años. Además, el ministro de Políticas de Juventud y el ministro de Transición Ecológica han lanzado conjuntamente un Servicio Cívico Medioambiental. Se espera que este programa de voluntariado aumente la concienciación de los jóvenes sobre problemas medioambientales y apoye su implicación en la lucha contra el cambio climático. El programa también apoyará los esfuerzos de "capacitación" de los jóvenes en concordancia con el Servicio Cívico Nacional y orientará a los jóvenes hacia "empleos verdes", especialmente en referencia al empleo de las mujeres jóvenes.
Fuentes: Francia: (Government of France, 2021[44]) ; Italia: (Government of Italy, 2021[67]).
Lecciones para el largo plazo: Innovaciones institucionales y herramientas de gobernanza para afrontar los desafíos de los jóvenes y las generaciones futuras
La capacidad de los gobiernos para responder a futuras crisis, así como a los cada vez más complejos desafíos sociales, económicos y medioambientales en el camino hacia la recuperación, requerirá una revisión de las estructuras y herramientas de gobernanza existentes. Las reformas de la administración pública de los últimos 20 años han tratado de optimizar la prestación de servicios gubernamentales mediante el aumento de la interconexión de las entidades de gobierno y una mejor respuesta a las diversas necesidades de sus poblaciones (Ingrams, Piotrowski and Berliner, 2020[85]). Al actuar como una prueba de estrés para los gobiernos, la pandemia ha acelerado la innovación en la gobernanza pública en áreas como la prestación de servicios en línea, las relaciones entre el estado y la localidad y la cooperación transfronteriza. En el camino hacia la recuperación, los gobiernos necesitarán seguir adaptando sus marcos de gobernanza con el fin de responder al contexto cambiante de las crisis actuales y futuras.
Algunos países ya han empezado a integrar consideraciones a largo plazo en los ciclos políticos y presupuestarios, a aumentar la financiación para recopilar datos sobre las diversas necesidades de las poblaciones y a establecer medidas para garantizar enfoques intersectoriales y más integrados, respaldados por nuevas o reforzadas capacidades institucionales y financieras (véase el Recuadro 8).
Nueva Zelanda, por ejemplo, estableció una nueva Unidad de Implementación Gubernamental dentro del Departamento del Primer Ministro y el Gabinete para monitorear la entrega de programas y proyectos bajo su Marco de Estándares de Vida, cubriendo áreas de todos los sectores gubernamentales, incluyendo compromisos para los jóvenes y las futuras generaciones en educación, salud y empleo. (DPMC, 2021[86]). Otros países, incluidos Portugal e Italia, han tratado de introducir nuevas habilidades e innovación a través de programas de empleo que implican y retienen a los jóvenes talentos, buscando rejuvenecer el personal del sector público y facilitar la transmisión de conocimientos entre los funcionarios de más edad y los más jóvenes.
Recuadro 8. ¿Apto para el futuro? Enfoques de gobernanza innovadores para considerar y abordar los desafíos a largo plazo
Para adaptarse a los complejos desafíos a largo plazo planteados por problemas que incluyen el cambio climático y demográfico, así como los efectos sociales y económicos de la pandemia, algunos países están respondiendo con enfoques innovadores que replantean los procesos existentes en la administración pública.
Presupuesto de Canadá de 2021: Crear un nuevo Plan de Acción de Datos Desagregados
Reconociendo los variados impactos de los desafíos de la pandemia en los distintos grupos demográficos, el gobierno canadiense asignará CAD 172 millones a lo largo de cinco años a Statistics Canada. Esta financiación apoyará la implementación de un nuevo Plan de Acción de Datos Desagregados para apoyar la toma de decisiones basada en la evidencia en áreas prioritarias que incluyen la salud, la calidad de vida, el medio ambiente, la justicia, la empresa y la economía, teniendo en cuenta consideraciones de justicia intergeneracional y las necesidades de diversas poblaciones.
Plan nacional de respuesta y recuperación de Eslovenia: Lanzamiento del Fondo Demográfico Esloveno
En Eslovenia, el recién creado Fondo Demográfico cofinanciará fondos de pensiones y financiará proyectos para promover la solidaridad intergeneracional. Estos proyectos pretenden mejorar las condiciones de los jóvenes y las familias jóvenes vulnerables a través de, por ejemplo, políticas de vivienda cofinanciadas y becas para facilitar la transición de los jóvenes al mercado laboral. Aunque existe una base legal para este fondo desde 2014, está planeado que el Fondo Demográfico Esloveno entre en vigor como parte del plan de financiación de respuesta y recuperación. Se desarrolló en consulta con el Consejo de la Juventud de Eslovenia y las organizaciones juveniles participarán en la ejecución de medidas y programas.
Italia y Portugal: Involucrar a los jóvenes en la administración pública para aportar nuevas habilidades e innovación
El plan nacional de respuesta y recuperación de Portugal incluye una provisión de EUR 88 millones para aumentar las capacidades dentro de la administración pública para hacer frente a los desafíos emergentes y construir un futuro más resiliente, verde y digital. Como parte de estos esfuerzos, el Programa Extraordinario de Prácticas en la Administración Pública ofrece 500 vacantes para involucrar a los jóvenes en el servicio público durante al menos nueve meses. Estas vacantes están disponibles en múltiples sectores gubernamentales, priorizando aquellos con una mayoría de personal de edad avanzada para garantizar la transferencia de conocimiento intergeneracional y el rejuvenecimiento de los modelos de servicio.
El plan nacional de recuperación italiano también incluye una medida para contratar a jóvenes en la administración pública con el propósito de absorber nuevos talentos y experiencias, invertir en capital humano y abordar los problemas relacionados con el relevo generacional. Las medidas incluyen la contratación selectiva de jóvenes con altas cualificaciones (doctorados y maestrías o experiencia internacional) y la firma de acuerdos con universidades, centros de formación y asociaciones para facilitar la selección y contratación de jóvenes.
Fuentes: Canadá (Government of Canada, 2021[50]); Eslovenia: (Government of Slovenia, 2021[60]); Portugal: (Government of Portugal, 2021[87]); Italia: (Government of Italy, 2021[67])
A pesar de los importantes esfuerzos de algunos países para generar formas innovadoras de incorporar las perspectivas de los jóvenes y las consideraciones a largo plazo en la recuperación, se necesitan cambios más sistemáticos e innovación en la administración pública para hacer frente a los desafíos sociales y económicos actuales y futuros. Por ejemplo, las administraciones públicas pueden emplear herramientas de gobernanza, establecer mecanismos institucionales, así como medios técnicos y administrativos para aumentar su capacidad de incorporar una perspectiva intergeneracional en la elaboración de reglas, la presupuestación pública, la contratación pública, la toma de decisiones en decisiones de inversión en infraestructura y la prestación de servicios. Como se destaca en la sección 1, las crecientes preocupaciones de las organizaciones juveniles sobre la salud mental y el bienestar general de los jóvenes apuntan a la necesidad de enfoques más holísticos e intersectoriales que aborden las necesidades de los jóvenes de manera integrada. También existen lagunas en las medidas y herramientas disponibles para que los gobiernos formulen políticas basadas en evidencia y efectúen evaluaciones sistemáticas que consideren las diversas necesidades de sus poblaciones (jóvenes). Dado que la pandemia tuvo efectos desproporcionados en algunos grupos vulnerables con respecto a otros, los gobiernos pueden aprovechar esta oportunidad para idear mecanismos que midan y aborden mejor las desigualdades por razón de edad y otros factores de identidad que se entrecruzan, como el género y el origen socioeconómico.
La pandemia ha presentado un punto de inflexión en la forma en que las administraciones públicas anticipan y se preparan para riesgos futuros. A medida que los gobiernos se enfrentan a desafíos complejos y crisis futuras, incluyendo el cambio climático, nuevas pandemias, el envejecimiento de la población y el auge de la digitalización, la integración de consideraciones sistemáticas sobre el bienestar de las futuras generaciones será clave para implementar una formulación de políticas y una prestación de servicios preparadas para el futuro.
Referencias
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Anexo 1.A. 2021 Encuesta de la OCDE sobre COVID-19 y la Juventud
Este documento de política se basa en los resultados de una encuesta en línea realizada por la OCDE entre el 16 de julio y el 30 de agosto de 2021 con la participación de 151 organizaciones dirigidas por jóvenes de 72 países ("encuestados"). La encuesta se difundió por correo electrónico, a través de las redes sociales y en un taller en línea, con instrucciones para que los encuestados respondieran en nombre de su organización y no reflejaran sus opiniones individuales. En la evaluación se preguntó a los encuestados sobre las perturbaciones del COVID-19 en el acceso de los jóvenes a la educación, el empleo, la salud mental y la participación en la vida pública, entre otras. También se preguntó a los encuestados sobre sus preocupaciones a largo plazo y los cambios en la confianza en el gobierno y la satisfacción con la democracia desde el estallido de la crisis, así como las razones subyacentes a dichos cambios. Además, se preguntó a las organizaciones juveniles sobre el tipo (y la descripción) de iniciativas que habían puesto en marcha para mitigar el impacto de la crisis. Por último, se preguntó a las organizaciones juveniles su percepción sobre si consideraban que las opiniones de los jóvenes habían sido incorporadas en la planificación de las medidas de recuperación propuestas por los gobiernos de sus países. Se realizó un ejercicio anterior en 2020 para comprender las preocupaciones similares en las primeras etapas de la pandemia de COVID-19.
A continuación, se presenta la encuesta diseñada a tal efecto. Se difundió a través de redes de organizaciones dirigidas por jóvenes, responsables de políticas de juventud y delegados del Comité de Gobernanza Pública de la OCDE. Aunque la encuesta no representa a jurisdicciones o grupos de partes interesadas, su objetivo era incluir la perspectiva de un grupo diverso de organizaciones dirigidas por jóvenes que operan a nivel internacional, nacional y local. Los encuestados no constituyen una muestra representativa desde el punto de vista estadístico y el análisis no investiga los sesgos de autoselección de los encuestados, por lo que no es posible realizar inferencias estadísticas.
Se pidió a los encuestados que facilitaran información que sirviera para definir las características de su organización. Una vez depurados los datos, 61 encuestados indicaron que representaban a una organización dirigida por jóvenes (p. ej., la mayoría de sus miembros son menores de 30 años); 44 encuestados representaban a una organización no gubernamental centrada en cuestiones relacionadas con la juventud (p. ej., derechos de los jóvenes, participación de los jóvenes y trabajo juvenil); 32 encuestados representaban a una organización “paraguas” coordinadora de la juventud (p. ej., consejo juvenil regional, nacional o subnacional, asociación de organizaciones juveniles); 13 encuestados representan a otro tipo de estructura juvenil (p. ej., consejo estudiantil, consejo juvenil de instituciones gubernamentales u otro tipo de organización) y un encuestado representa a un grupo no formalizado dirigido por jóvenes (p. ej., un movimiento social).
En la encuesta también se preguntó a los encuestados si su organización estaba registrada como entidad jurídica (p. ej., una organización benéfica o un partido político). La mayoría de los encuestados (127 de 151) indicaron que estaban registrados como entidad jurídica, mientras que 22 indicaron que no lo estaban, dos encuestados indicaron que no sabían si estaban registrados o no.
Además, se preguntó a los encuestados en qué país tenía su sede su organización. El número total de organizaciones juveniles de países de la OCDE fue de 100, con sede en 36 países. De todos los países de la OCDE, solo Israel y Eslovaquiano estaban representados entre la población encuestada. Las organizaciones juveniles de países no miembros de la OCDE, que representaron 51 respuestas de la población total, tenían su sede en 36 países de todo el mundo.
Se preguntó a los encuestados si habían debatido los impactos de la pandemia entre sus miembros antes de responder al cuestionario. La mayoría de las organizaciones juveniles debatieron las repercusiones de la pandemia en los jóvenes (el 78% del total de los encuestados eligió esta opción), las repercusiones en áreas específicas, como la educación y el empleo (el 75% de los encuestados), y la acción del gobierno para abordar la crisis (el 38% de los encuestados). La confianza de los jóvenes en el gobierno y las implicaciones más amplias para la democracia fueron debatidas explícitamente entre los miembros por el 14% y el 13% de las organizaciones juveniles, respectivamente. El 5% de las organizaciones juveniles mencionaron no haber debatido con sus miembros las repercusiones de la crisis del COVID-19.
Dado que en la edición de 2020 de esta encuesta se presentaron preguntas similares, las respuestas de las organizaciones juveniles que respondieron a ambas encuestas se analizaron por separado para extraer conclusiones comparativas. De todas las respuestas, 43 organizaciones juveniles respondieron a ambas encuestas, de las cuales 30 tenían su sede en países miembros de la OCDE y 13 en países no miembros. En el análisis de los resultados que se presentan en este documento, se hace referencia a ellas como "encuestadas dos veces".
Por último, también se pidió a los encuestados que facilitaran un enlace al sitio web de su organización. Todas las preguntas sobre el contenido y la información de los encuestados eran obligatorias. Sólo se incluyeron en el análisis final las respuestas que incluían una URL/página web válida que presentara el trabajo de una organización juvenil.
2021 Encuesta:
Nombre
[Pregunta abierta]
Apellido
[Pregunta abierta]
Nombre de su organización
[Pregunta abierta]
Mi organización representa:
a. Organización dirigida por jóvenes (por ejemplo, la mayoría de los miembros son menores de 30 años)
b. Organización no gubernamental centrada en cuestiones relacionadas con la juventud (por ejemplo, derechos de los jóvenes, participación de los jóvenes, trabajo juvenil)
c. Ala juvenil de un partido político
d. Organización juvenil “paraguas” (por ejemplo, consejo juvenil regional, nacional o subnacional, asociación de organizaciones juveniles)
e. Otras estructuras juveniles (por ejemplo, consejos de estudiantes, consejos consultivos juveniles de instituciones gubernamentales u otras organizaciones)
f. Grupo no formalizado liderado por jóvenes (por ejemplo, movimiento social)
g. Otros, por favor especificar.
¿Está su organización registrada como entidad jurídica (por ejemplo, organización benéfica, partido político)?
a. Sí
b. No
c. No lo sé
Sitio web de su organización
[Pregunta abierta]
Su posición en su organización (por ejemplo, director, oficial de políticas, miembro)
[Pregunta abierta]
Correo electrónico
[Pregunta abierta]
¿En qué país, territorio o economía se encuentra su organización15?
[Selección del menú desplegable]
1. ¿Cómo está participando su organización en los esfuerzos para mitigar los efectos de COVID-19?
a. Mediante la realización de campañas de información para mantener a los jóvenes informados sobre las medidas para protegerse a sí mismos y a los demás
b. Compartiendo consejos prácticos sobre cómo lidiar con la salud mental y física, el estigma y la discriminación
c. Mediante la implementación de programas específicos para apoyar a los jóvenes más vulnerables (por ejemplo, jóvenes sin hogar, jóvenes sin acceso a medios digitales o servicios de salud, etc.)
d. Participando en programas implementados por el gobierno de su país para contener la propagación de COVID-19
e. Al proporcionar actividades / talleres / sesiones de diálogo en línea para mantener a los jóvenes comprometidos con las áreas de servicio (por ejemplo, programas educativos, oportunidades de empleo, capacitaciones, etc.)
f. Dirigiendo/participando en campañas de vacunación dirigidas a los jóvenes (por ejemplo, dirigiendo centros de vacunación, difundiendo información sobre vacunas, etc.)
g. Otros, por favor especifique (o insértese n.d. si no se da ninguna de las condiciones anteriores)
2. Comparta una breve descripción de hasta tres iniciativas que su organización está implementando en respuesta a la crisis del COVID-19 para apoyar los esfuerzos de recuperación (por ejemplo, preparar campañas de vacunación dirigidas a los jóvenes). En caso de que su organización no haya ejecutado ningún programa, insértese el n.d. Por favor, incluya enlaces en su respuesta y/o envíe documentos de apoyo a GOVyouth@oecd.org
[Pregunta abierta]
3. Según su organización, ¿En qué 3 áreas les resulta más difícil mitigar la crisis del COVID-19 a los jóvenes? (Seleccione 3 opciones como máximo)
a. Relaciones familiares y de amistad
b. Educación
c. Empleo
d. Ingreso disponible
e. Vivienda
f. Salud física
g. Salud mental
h. Acceso a información fiable sobre COVID-19
i. Limitación de las libertades individuales
j. Otros, por favor especifique (o insértese n.d. si no se da ninguna de las condiciones anteriores)
4. ¿Su organización ha organizado/participado en actividades para discutir el impacto de la crisis del COVID-19? Si es así, marque todas las áreas que se han discutido:
a. Impacto en los jóvenes
b. Impacto en áreas específicas (por ejemplo, educación, empleo, salud)
c. Medidas gubernamentales para hacer frente a la crisis
d. Implicaciones más amplias para la democracia
e. La confianza de los jóvenes en el gobierno
f. Los miembros de mi organización no han discutido los impactos de la crisis de COVID-19
5. En una escala del 1 al 5, donde 1 no está preocupado en absoluto y 5 está muy preocupado, indique en qué medida los miembros de su organización están preocupados por el impacto de la crisis del COVID-19:
[1: No me preocupo en absoluto; 2: Poco preocupado; 3: Moderadamente preocupado; 4: Preocupado; 5: Muy preocupado]
a. Bienestar de los jóvenes: [su calificación del 1 al 5]
b. Bienestar de las personas mayores: [su calificación de 1 a 5]
c. Deuda pública: [su calificación de 1 a 5]
d. Noticias falsas: [su calificación del 1 al 5]
e. Discriminación racial: [su calificación de 1 a 5]
f. Desigualdades entre cohortes de edad: [su calificación de 1 a 5]
g. Desviar la atención del gobierno del cambio climático: [su calificación de 1 a 5]
h. Polarización política: [su calificación de 1 a 5]
i. Derechos de los jóvenes: [su calificación del 1 al 5]
j. Otros, por favor especifique [su calificación de 1 a 5]
6. Por favor, califique en una escala del 1 al 5, la medida en que los miembros de su organización están satisfechos con la forma en que el gobierno ha prestado servicios públicos a los jóvenes desde el estallido de la crisis del COVID-19.
[1 = muy insatisfecho, 2 = insatisfecho, 3 = ni satisfecho ni insatisfecho, 4 = satisfecho, 5 = muy satisfecho]
a. Educación [su calificación de 1 a 5]
b. Empleo [su calificación de 1 a 5]
c. Salud [su calificación de 1 a 5]
d. Vivienda [su calificación de 1 a 5]
e. Justicia [su calificación del 1 al 5]
f. Transporte y movilidad [su calificación del 1 al 5]
g. Deportes, Cultura y Ocio [su calificación del 1 al 5]
h. Otros, especifique [y califique de 1 a 5]
7. Por favor, califique en una escala del 1 al 5, la medida en que los miembros de su organización están satisfechos con la forma en que el gobierno reaccionó a la crisis del COVID-19 con referencia a:
[1 = muy insatisfecho, 2 = insatisfecho, 3 = ni satisfecho ni insatisfecho, 4 = satisfecho, 5 = muy satisfecho]
a. Comunicar al público sobre el riesgo de la pandemia [su calificación del 1 al 5]
b. Usar evidencia científica para tomar decisiones [su calificación de 1 a 5]
c. Cumplir con los grupos vulnerables [su calificación de 1 a 5]
d. Colaborar entre instituciones y con organizaciones de la sociedad civil [su calificación de 1 a 5]
e. Salvaguardar la integridad en el sector público (por ejemplo, transparencia en la compra de mascarillas, otros bienes y servicios) [su calificación de 1 a 5]
f. Otros, por favor especifique [y califique de 1 a 5]
8. ¿Cómo ha evolucionado la confianza en el gobierno expresada por los miembros de su organización desde el estallido de la crisis de COVID-19?
a. Aumentó significativamente
b. Aumentó ligeramente
c. Ni aumentó ni disminuyó
d. Disminuyó ligeramente
e. Disminuyó significativamente
9. ¿Cómo ha cambiado la satisfacción de los miembros de su organización con la democracia desde el estallido de la crisis del COVID-19?
a. Aumentó significativamente
b. Aumentó ligeramente
c. Ni aumentó ni disminuyó
d. Disminuyó ligeramente
e. Disminuyó significativamente
10. Por favor, explique su respuesta a la pregunta 9:
[Pregunta abierta]
11. Sírvase indicar el grado en que los miembros de su organización están de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes afirmaciones:
[1= Totalmente en desacuerdo, 2= Algo de acuerdo, 3= Ni de acuerdo ni en desacuerdo, 4= Algo de acuerdo, 5= Totalmente de acuerdo]
Siento que el gobierno de mi país ha incorporado los puntos de vista de jóvenes como yo y/o aquellos en mi organización al decidir sobre:
a. Medidas de cierre y confinamiento: [su calificación de 1 a 5]
b. Planes de apoyo financiero para mitigar el impacto en la pérdida de empleo/ingresos: [su calificación de 1 a 5]
c. Priorización de cohortes de edad específicas en las campañas de vacunación: [su calificación de 1 a 5]
d. Compra de bienes, servicios y obras públicas (contratación pública) para prestar servicios públicos: [su calificación de 1 a 5]
e. Respuestas de inversión en infraestructura: [su calificación de 1 a 5]
f. Otros, especifique [y califique de 1 a 5]
12. ¿Qué cree su organización que la OCDE podría hacer para apoyar una recuperación justa e inclusiva de la crisis del COVID-19?
[Pregunta abierta]
Anexo 1.B. Evaluación comparativa de los planes de respuesta y recuperación
La Secretaría de la OCDE llevó a cabo una evaluación de los compromisos en materia de juventud incluidos en los planes nacionales de respuesta y recuperación lanzados por los gobiernos entre 2020 y 2021 para superar la pandemia del COVID-19 en toda la OCDE. El análisis de las secciones 2 y 3 compara los compromisos juveniles en línea con los principios esbozados en el Marco de la OCDE para la Evaluación de las Estrategias Nacionales de Juventud (OECD, 2020[25]) (véase la nota 1). Una adaptación de esta evaluación para los fines de este análisis se muestra en Anexo Tabla 1.B.1.
Los datos de 34 planes nacionales de respuesta y recuperación disponibles públicamente se recopilaron mediante un ejercicio de investigación documental, en el que se recogió información de fuentes como sitios web gubernamentales y plataformas transnacionales, entre ellas el sitio web del paquete de estímulo de Next Generation de la Unión Europea. Los criterios para incluir las respuestas de los países en el análisis que sirve de base a este documento consideraron si los planes de respuesta y recuperación incluían un enfoque de todo el gobierno y si se habían creado con la intención estratégica de abordar los efectos a largo plazo de la pandemia del COVID-19.
En los países de la OCDE, 32 países han presentado hasta ahora un plan de recuperación de la crisis que cumple estos criterios. La mayoría (21) de los países de la OCDE pertenecientes a la Unión Europea elaboraron sus planes en el marco del paquete de estímulo a escala europea, Next Generation EU, para coordinar un plan de recuperación conjunto en la región. (EC, 2021[43]). Otros países de la OCDE, en concreto Australia, Canadá, Noruega y Nueva Zelanda, han optado en cambio por adaptar sus presupuestos anuales para dar respuestas estratégicas de recuperación a la crisis del COVID-19. Corea, Turquía y el Reino Unido han desarrollado sus propias estrategias independientes, no vinculadas a presupuestos anuales ni a iniciativas transnacionales más amplias. En el momento de redactar este informe, 6 países de la OCDE no disponen de un plan estratégico independiente para responder a la crisis del COVID-19 y se han centrado en enfoques sectoriales. Se trata de Chile, Estados Unidos, Israel, México, Países Bajos y Suiza. Para garantizar la comparabilidad, estos países no se incluyen en los análisis cuantitativos, pero sí en los cualitativos cuando procede.
El análisis y la posterior evaluación comparativa de los planes de respuesta y recuperación se guían por las siete dimensiones siguientes.
Anexo Tabla 1.B.1. Dimensiones y medidas para evaluar la inclusión de los compromisos con la juventud en los planes nacionales de respuesta y recuperación
Dimensión |
Significado |
---|---|
Los compromisos con los jóvenes se incluyen en el plan de respuesta y recuperación (e incluyen una dimensión interseccional). |
El plan de respuesta y recuperación (RRP) hace una inclusión explícita de los compromisos con la juventud y menciona los resultados para subgrupos específicos, como las diferencias basadas en el género, los jóvenes que viven en condiciones precarias, los jóvenes de minorías étnicas, los jóvenes con discapacidades, etc. |
Los compromisos con los jóvenes se basan en la evidencia |
El RRP incluye datos e investigaciones fiables, pertinentes y actualizados desglosados por edad sobre los efectos de la pandemia y/o los resultados previstos de los compromisos con los jóvenes. |
Los jóvenes pudieron participar en la planificación de las medidas de respuesta y recuperación del plan |
Las organizaciones juveniles y/o los jóvenes no organizados participaron en la elaboración del RRP de manera significativa. Ejemplos de participación juvenil incluyen reuniones y consultas cara a cara, encuestas, seminarios y conferencias, consultas en línea y reuniones virtuales (seminarios web). |
Los compromisos con los jóvenes incluidos en el plan son monitoreados, evaluados y se describen los mecanismos de rendición de cuentas / Los jóvenes participan en el monitoreo y la evaluación de estos compromisos. |
Los compromisos con los jóvenes esbozados en el programa de valoración se complementan con indicadores de productividad específicos. Las organizaciones juveniles y/o los jóvenes no organizados están incluidos en el seguimiento y la evaluación de los compromisos. |
Los compromisos con los jóvenes son intersectoriales/transversales. |
Los compromisos con los jóvenes se limitan al empleo y la educación o su alcance se extiende más allá de esto para incluir otras áreas políticas relevantes y existe coordinación interministerial para lograr resultados para los jóvenes. Los planes se clasificarán dentro de estas dos subcategorías. |
Se han creado nuevas herramientas gubernamentales o innovaciones institucionales para perseguir los compromisos con los jóvenes. |
La capacidad presupuestaria u organizativa se ha asignado a la aplicación de herramientas gubernamentales o innovaciones institucionales relevantes para la obtención de resultados para la juventud (por ejemplo, Generation Check, creación de un nuevo órgano interministerial centrado en la juventud). |
Los planes de respuesta y recuperación incluyen una lente intergeneracional para identificar los desafíos y responder a ellos. |
El plan incluye mecanismos tales como herramientas presupuestarias que anticipan los efectos del gasto público en todas las cohortes de edad, evaluaciones de los impactos de los compromisos descritos en su plan en las generaciones actuales y futuras, o similares. |
Fuente: (OECD, 2020[25])
Contactos
Miriam ALLAM (✉ miriam.allam@oecd.org)
Moritz ADER (✉ moritz.ader@oecd.org)
Gamze IGRIOGLU (✉ gamze.igrioglu@oecd.org)
Notas
← 1. Los factores contribuyentes en el “efecto cicatriz” son la depreciación del capital humano y la pérdida de las redes profesionales durante los periodos de baja laboral. Los empleadores también pueden llegar a ver periodos tempranos de desempleo como una señal de que un joven es menos productivo o está menos motivado. La cicatrización puede incluso llegar a tener impactos negativos en las preferencias laborales de los jóvenes (Heckman and Borjas, 1980[91]; Ellwood, 1982[92]).
← 2. Para el propósito de este documento, “juventud” es definido como un periodo de transición desde la infancia hasta la adultez, el cual está caracterizado por cambios significativos en la vida de las personas, aunque se reconoce que las trayectorias de vida se experimentan de forma diferente entre los individuos. Para comparar resultados entre países y facilitar la estandarización de la recolección de datos por grupos de edad, este documento usa la definición de “jóvenes” como personas de 15 a 29 años en consonancia con la actualización del Plan de Acción para la Juventud de la (OECD, 2021[8]).
← 3. Las organizaciones juveniles son asociaciones no gubernamentales, sin ánimo de lucro, dirigidas por jóvenes, y en algunas circunstancias, pueden incluso ser parte del aparato estatal o estar dirigidas por trabajadores juveniles. Están más que nada establecidas para promover las metas políticas, sociales, culturales o económicas de sus miembros a través de la implementación de actividades para jóvenes y/o la participación en el trabajo de promoción de su causa. (Council of Europe, 2018[89]).
← 4. Véase el Anexo 1.A
← 5. La confianza en el gobierno disminuyó para 38% de los encuestados de las organizaciones juveniles en los países de la OCDE. Se incrementó para 16% y permaneció igual para 46% de los encuestados en el mismo grupo.
← 6. La satisfacción con la democracia disminuyó para 31% de los encuestados de las organizaciones juveniles en los países de la OCDE. Se incrementó para 15% y permaneció igual para 54% de los encuestados en el mismo grupo.
← 7. Las medidas intersectoriales de respuesta y recuperación abarcan todos los ámbitos políticos pertinentes y requieren un mecanismo de coordinación entre los diferentes ministerios, niveles de gobierno y organismos públicos responsables para trabajar en cuestiones que afectan a los jóvenes.
← 8. Aunque las definiciones de derechos de los jóvenes pueden variar entre los organismos y organizaciones internacionales, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) postula que los derechos humanos de los jóvenes hacen referencia al pleno disfrute de los derechos y libertades fundamentales de los jóvenes (UN, 2021[90]).
← 9. Este documento emplea las siguientes definiciones de la OCDE de desinformación y mala información. Mala información: información falsa, inexacta o no difundida con la intención de engañar al público. Desinformación: Información falsa, inexacta o engañosa creada, presentada y difundida deliberadamente para engañar al público. (OECD, 2021[88]).
← 10. Los resultados excluyen a Chile, Israel y Luxemburgo, ya que los datos de estos países no estaban disponibles en el momento de la publicación.
← 11. La encuesta sobre vida, trabajo y COVID-19 [Living, working and COVID-19 survey] de Eurofound recoge información de los encuestados a través de un enlace web. Cualquier persona de 18 años o más con acceso a Internet podía llenar el cuestionario en línea. Por lo tanto, presenta datos de una muestra no representativa.
← 12. Esta investigación incorpora una comparación de 32 planes nacionales de respuesta y recuperación disponibles públicamente (véase la Tabla 1), además de un análisis cualitativo de los planes de México y Estados Unidos, los cuales quedan excluidos de las observaciones cuantitativas debido a su no comparabilidad. Para más información, véase el Anexo 1.B.
← 13. El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) se estructura alrededor de los siguientes seis pilares: transformación digital; transición ecológica; crecimiento y empleo inteligentes, sostenibles e integradores; cohesión social y territorial; salud y resiliencia; y políticas para la próxima generación, los niños y los jóvenes.
← 14. El Marco de Evaluación de las Estrategias Nacionales de Juventud de la OCDE identifica ocho dimensiones para medir si los compromisos con los jóvenes se basan en evidencia, incluyen la participación de los jóvenes en su planificación, están presupuestados, son transparentes y accesibles, se supervisan y evalúan o rinden cuentas, son intersectoriales y tienen en cuenta las cuestiones de género. El análisis de las Secciones 2 y 3 proporciona información cuantitativa sobre si los compromisos con los jóvenes en los planes nacionales de recuperación están basados en evidencias, incluyen la participación de los jóvenes, están presupuestados y son intersectoriales. Se proporciona información cualitativa sobre la transparencia y la accesibilidad, así como sobre el monitoreo y la evaluación. La dimensión sensible al género se ha expandido para evaluar si los compromisos de los jóvenes incluyen un enfoque intersectorial para proporcionar apoyo a las mujeres jóvenes y a los jóvenes pertenecientes a grupos vulnerables. Para más información, véase el Anexo B.
← 15. A diferencia de la iteración (edición) de 2020 de esta encuesta, los encuestados no pudieron marcar "internacional". Las organizaciones juveniles con presencia internacional indicaron el país en el que tenían su sede.