Durante muchas décadas, la economía Argentina se ha visto frenada por la debilidad de las políticas adoptadas y la productividad se ha estancado. A mediano plazo, las reformas recientemente iniciadas asi como reformas adicionales contribuirán a aumentar la prosperidad de todos los argentinos. Fortalecer la competencia reduciendo barreras de entrada a los mercados y reduciendo barreras al comercio internacional tiene un potencial particularmente prometedor. Barreras arancelarias elevadas han impedido una integración más fuerte en la economía global. Reducir esas barreras puede aumentar el poder de compra de los hogares, reducir los costos de los insumos para las empresas y empujar a las empresas en sectores protegidos de aumentar su productividad. Muchos empleos están actualmente atrapados en actividades con un limitado potencial de crecimiento de la productividad y de los salarios. Visto que la reasignación de puestos de trabajo puede causar pérdidas de ingresos a corto plazo, las políticas deberían facilitar la transición impulsando programas de formación y fortaleciendo la protección social. Las políticas sociales son efectivas para reducir la desigualdad. La pobreza continuó su descenso durante 2016 y 2017, hasta que una crisis severa empujó a la economía a una profunda recesión en 2018. Eso ha desplazado la atención inmediata de las políticas hacia el restablecimiento de la confianza y la corrección de importantes desequilibrios fiscales y externos. Ha sido necesaria la adopción de respuestas políticas rápidas y decisivas, que sentarán las bases para el retorno de la estabilidad macroeconómica y una recuperación económica, aunque persisten importantes riesgos.
CAPÍTULOS ESPECIALES: FOMENTAR LA INTEGRACIÓN EN LA ECONOMÍA GLOBAL