Al igual que en otros lugares, los países de América Latina y el Caribe deben tomar medidas decisivas y urgentes frente al cambio climático. Aunque muchos países de la región se han comprometido a lograr la neutralidad climática y a construir resiliencia, es necesario redoblar esfuerzos. Esto implica, por ejemplo, una mejor gestión de los crecientes riesgos derivados del cambio climático y la variabilidad climática, pero también mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y promover la innovación y las inversiones verdes. La consecución de estos objetivos requiere una planificación estratégica y financiera global a largo plazo, un enfoque más integrado e inclusivo, que alinee mejor las políticas y medidas de adaptación y mitigación en los distintos sectores, aunque sea a un nivel diferenciado.
La región de ALC es muy vulnerable al cambio climático. Los eventos climáticos ya están afectando a los ecosistemas, la seguridad alimentaria e hídrica, la salud humana y la pobreza, así como a las zonas urbanas, la productividad agrícola, los regímenes hidrológicos, los medios de subsistencia costeros y la biodiversidad. Estas vulnerabilidades al cambio climático tienen un impacto directo en el desarrollo económico nacional y local y en los distintos sectores de la región. Aunque la adaptación al cambio climático es una prioridad política clave para la región, las circunstancias, vulnerabilidades y necesidades nacionales de cada país requerirán planteamientos políticos diferenciados.
Se necesita urgentemente una planificación específica de las políticas de adaptación al clima para aumentar la resiliencia climática de los países de la región. Vincular la adaptación al cambio climático y las intervenciones de reducción del riesgo de desastres, como los sistemas de alerta temprana y los sistemas de protección civil, puede mejorar la capacidad de los países para reducir las repercusiones económicas, ambientales y sociales de los fenómenos climáticos extremos. Integrar las consideraciones climáticas en la planificación estratégica de infraestructura a largo plazo podría apoyar las inversiones en infraestructura resistente al clima. Una buena gestión de la demanda de agua es crucial para la región y requiere una combinación de regímenes de asignación de agua e instrumentos económicos. La lucha contra la pérdida de biodiversidad también puede desempeñar un papel clave a la hora de limitar los efectos del cambio climático. Abordar los retos de la adaptación al clima y la biodiversidad, a través de un enfoque integrado que incorpore las consideraciones de biodiversidad en los sectores económicos y la adopción y aplicación más amplias de soluciones basadas en la naturaleza, es una oportunidad para que los gobiernos de ALC refuercen las medidas políticas y aumenten la eficiencia de las respuestas.
La adopción de medidas de mitigación ambiciosas en sectores económicamente importantes, desde las energías renovables hasta el transporte sostenible, el desarrollo urbano y el turismo, es vital para combatir el cambio climático. Muchos países de ALC han hecho progresos significativos en el desarrollo de mercados de energías renovables y en la diversificación de su matriz energética para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mejorar su resiliencia climática. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para desarrollar y aplicar planes energéticos que den prioridad al despliegue y la utilización de fuentes de energía renovables, eliminen progresivamente la exploración y producción de combustibles fósiles y mejoren la eficiencia energética. También es necesario actuar para promover el transporte sostenible. Las altas tasas de urbanización han provocado un aumento de la demanda de transporte, sobre todo de vehículos privados, lo que se traduce en mayores emisiones de GEI, contaminación atmosférica y congestión del tráfico. Promover el desarrollo y la gestión sostenibles del turismo representa un reto permanente, dadas las considerables variaciones de los problemas y los impactos en los distintos destinos, lo que hace necesaria una planificación estratégica a largo plazo para contribuir a un desarrollo resistente al clima. Las estrategias de mitigación deben diseñarse para promover resultados equitativos, abordando las desigualdades existentes en la región de ALC y creando al mismo tiempo empleos verdes. En este contexto, los gobiernos deberían alinear las políticas ambientales y sanitarias para proteger el medio ambiente y la salud pública, considerando al mismo tiempo las sinergias entre la reducción de emisiones y los objetivos más amplios de bienestar.
Los países de ALC deben alinear sus objetivos y medidas de mitigación y adaptación al tiempo que consideran y abordan los posibles conflictos, compensaciones, sinergias y cobeneficios. Las acciones integradas de mitigación y adaptación pueden ayudar a lograr un enfoque coherente y coordinado para abordar el cambio climático, y crear impactos a largo plazo y aumentar el apoyo político. Esto facilita el desarrollo de objetivos y metas comunes para una asignación eficiente de los recursos y unos resultados más eficaces. El desarrollo de planes integrados que tengan en cuenta la energía sostenible, la seguridad alimentaria y la bioeconomía, que promuevan el uso de energías renovables, las prácticas agrícolas sostenibles, la reducción de los residuos alimentarios y la innovación tecnológica con una perspectiva de resiliencia debería ayudar a hacer frente a los efectos negativos del cambio climático en la región.
El cambio climático es un problema complejo que requiere crear una base de conocimientos e involucrar a los ciudadanos. La recopilación de datos e información ambiental es necesaria para ayudar a los países a establecer prioridades y objetivos claros, tomar decisiones políticas con conocimiento de causa para hacer frente a los retos del cambio climático y seguir los avances hacia el cumplimiento de sus compromisos climáticos internacionales y nacionales. También es necesario reforzar la gobernanza climática (marcos institucionales, jurídicos y normativos coherentes) y la planificación mediante un mayor uso de las evaluaciones ambientales estratégicas y la transparencia en la toma de decisiones.
Para que los países avancen hacia una economía con emisiones netas cero y cumplan sus compromisos climáticos internacionales, es necesario aumentar la financiación para la acción climática procedente de una amplia gama de fuentes (nacionales, internacionales, públicas y privadas). Las economías de ALC deben utilizar mejor los recursos nacionales existentes y movilizar recursos públicos y privados adicionales para inversiones que ayuden a cumplir los objetivos medioambientales. El uso de fijación de precios del carbono y de los mercados de carbono son enfoques importantes en este sentido. Garantizar un mejor uso de la financiación climática internacional para ampliar la acción climática y movilizar mejor la financiación privada internacional podría acelerar aún más la transición hacia emisiones netas cero en la región.
La productividad y la competitividad en la región de ALC pueden mejorar mediante la transferencia de tecnología y la innovación. La transición hacia una economía circular y eficiente en el uso de los recursos puede contribuir a mejorar el uso de los materiales y los resultados ambientales, económicos y sociales. Lo mismo se aplica en la implementación de políticas para una economía oceánica sostenible, como la promoción de la ordenación del espacio marino, la ampliación de las zonas marinas protegidas, la lucha contra la contaminación marina por plásticos y la promoción de la pesca sostenible. Lograr la resiliencia y la neutralidad climática no conducirá a una economía con emisiones netas cero sin factores sociales que puedan reducir las desigualdades y mejorar la productividad, como los empleos verdes, la igualdad de género y la educación medioambiental.
Este reporte recoge los resultados del proyecto de la OCDE "Aumentando la transición verde en ALC: de los compromisos a la acción". Identifica las principales prioridades políticas de los países de ALC en materia de cambio climático que se debatieron a través de una serie de Diálogos Políticos Regionales y Talleres de Expertos llevados a cabo en 2022-2023, y las complementa con análisis recientes realizados por la OCDE y otros socios internacionales. Las 40 recomendaciones políticas clave, en forma de un Plan de Acción presentado en este reporte, proporcionan un marco para priorizar la futura acción climática de los países de la región de ALC, en cooperación con la OCDE y otros actores de la región.