Después de colapsar en la primera mitad del año, la producción económica se recuperó rápidamente tras la flexibilización de las medidas de contención de la pandemia de COVID-19 y la reapertura de las empresas. Las autoridades reaccionaron de forma rápida y generalizada para amortiguar el impacto en ingresos y empleo. No obstante, la recuperación ha perdido dinamismo durante el verano. Restablecer la confianza será crucial para que las economías puedan recuperarse con éxito, y para ello tenemos que aprender a convivir con el virus de forma segura.
Las perspectivas de crecimiento económico dependerán de varios factores, como la probabilidad de rebrotes, el impacto en la confianza de consumidores y empresas, y la medida en la que las ayudas públicas para conservar empleos y apoyar a las empresas impulsen la demanda. Los gobiernos deben seguir con las medidas inéditas de ayuda financiera, asegurando que estén orientadas con más precisión y sean suficientemente flexibles para adaptarse a las condiciones cambiantes. Además, deben alentar a las empresas a que inviertan en productos y servicios sostenibles, y ayudar a financiar la transición hacia una economía baja en carbono.
Invertir en profesionales y sistemas sanitarios para poder cuidar adecuadamente de las personas y controlar el virus.
La cooperación y coordinación a nivel mundial son esenciales ya que se necesitan más fondos y esfuerzos multilaterales para garantizar la rápida disponibilidad de vacunas y tratamientos asequibles.
Orientar la digitalización, la conservación del empleo y otras políticas de apoyo a empresas viables para incentivarlas a invertir en productos y servicios sostenibles que la sociedad necesitará en las próximas décadas.
Condicionar el apoyo para impulsar una mayor inversión en energía, infraestructura, transporte y vivienda sostenibles.
Proporcionar una protección social adecuada a las personas vulnerables.
Garantizar oportunidades para todos, mediante una educación y formación de calidad, y nuevos tipos de trabajo.
Dirigir el apoyo donde sea más necesario para mejorar las perspectivas, en particular para los jóvenes y las personas poco calificadas.
Todos los países del G-20, con excepción de China, habrán sufrido una recesión en 2020. Aunque se prevé una frágil recuperación el año próximo, la producción a finales de 2021 seguirá estando en muchos países por debajo de su nivel a finales de 2019, y muy por debajo de lo proyectado antes de la pandemia.
Mire la conferencia de prensa con Laurence Boone, economista jefe de la OCDE.
Las perspectivas económicas mundiales están inmersas en la incertidumbre. Es necesario que los gobiernos tomen medidas para aumentar la confianza y así poder afianzar la recuperación.
Este informe ofrece datos actualizados de las proyecciones económicas realizadas para los países del G20. La última edición de las Perspectivas Económicas de la OCDE se publicó en junio de 2020 (número 107).