América Latina y el Caribe experimentó un notable progreso socioeconómico desde principios de siglo. La situación macroeconómica de la mayoría de los países de la región se fortaleció, el nivel de vida de sus habitantes mejoró, y la pobreza y la desigualdad se redujeron. Sin embargo, aún prevalecen grandes vulnerabilidades estructurales, al tiempo que han surgido nuevos retos. Muchos de estos desafíos están relacionados con la transición de los países de la región a mayores niveles de ingreso y desarrollo. El informe Perspectivas económicas de América Latina 2019: Desarrollo en transición presenta una perspectiva analítica renovada que evalúa cuatro trampas del desarrollo relacionadas con la productividad, la vulnerabilidad social, las instituciones y el medio ambiente. El informe plantea posibles oportunidades a nivel doméstico para responder a estas trampas y busca formas de mejorar la interacción entre la agenda global y de provisión de bienes públicos globales con las agendas nacionales, todo ello en el contexto de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Es por ello que Perspectivas económicas de América Latina 2019 insta a mejorar las capacidades domésticas y a adoptar una nueva visión de la cooperación internacional como facilitador para apoyar esos esfuerzos.
Perspectivas económicas de América Latina 2019
Abstract
Executive Summary
Renovar la cooperación internacional puede facilitar mayor desarrollo incluyente y sostenible para todos los habitantes de América Latina y el Caribe (ALC). Hoy, los retos nacionales y mundiales convergen en gran medida, en tanto que los vínculos entre las políticas internas y el escenario global siguen en aumento. Ante este contexto cambiante, el informe Perspectivas económicas de América Latina 2019 insta a incrementar las capacidades institucionales y actualizar el sistema de cooperación internacional para el desarrollo a fin de que se adapte mejor a las nuevas realidades. Esta reflexión es necesaria para sustentar con éxito los objetivos nacionales de desarrollo y las iniciativas internacionales para promover los bienes públicos regionales y globales, y para alcanzar los objetivos universales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El progreso destaca el carácter multidimensional del desarrollo
El aumento de los ingresos nacionales no se tradujo en mejores condiciones de bienestar para todos en ALC. En las dos últimas décadas, algunos indicadores de bienestar mejoraron más rápido que lo esperado dado el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de los países de la región. En cambio, otros indicadores mejoraron a un ritmo más lento. La región superó las expectativas relativas a su nivel de PIB per cápita en dimensiones como esperanza de vida, cobertura de la educación primaria, vinculación social y calidad del aire. Sin embargo, los índices de violencia y desigualdad del ingreso se mantienen relativamente altos, y la informalidad se ha convertido en un problema persistente. Además, desde los años 1950 los salarios reales aumentaron a un ritmo menor que en otros países del mundo con un PIB per cápita equiparable.
De hecho, los resultados en materia de bienestar se desvinculan gradualmente del ingreso a medida que los países ascienden en la escala de ingresos. Un examen más profundo de la relación entre los indicadores multidimensionales del desarrollo y el crecimiento del ingreso es revelador. Muestra que, conforme la riqueza de los países se incrementa, varias dimensiones del desarrollo distintas del PIB per cápita adquieren más importancia en mejorar la calidad de la vida de las personas. Así ocurre con la mayoría de los países de ALC. Al mismo tiempo, hay evidentes desigualdades en materia de bienestar entre los países de ALC y dentro de un mismo país a cierto nivel de PIB per cápita. Los umbrales del ingreso no toman en cuenta este aspecto complejo del desarrollo, ni la diversidad y la heterogeneidad de los países en transición.
El progreso en ALC se acompaña de nuevos retos de desarrollo
Después del notable progreso experimentado a principios del siglo XXI, el crecimiento económico y los avances socioeconómicos en ALC disminuyeron a partir de 2011. El crecimiento del PIB potencial menor de lo esperado, de alrededor de 3% anual, refleja la baja productividad laboral. De hecho, en décadas recientes la productividad laboral bajó a cerca de 40% de la tasa de la Unión Europea. A su vez, el crecimiento y la productividad insuficientes impiden reducir más la pobreza y la desigualdad de ingresos. Junto con estas tendencias, la clase media ha aumentado hasta representar un tercio de la población. Esta clase media creciente tiene mayores aspiraciones y exigencias de servicios e instituciones públicos de mejor calidad, que a menudo quedan insatisfechas. Por ejemplo, entre 2006 y 2017 la proporción de la población satisfecha con el sistema educativo disminuyó de 63% a 56%, por debajo del nivel de la OCDE de 65%. Todas estas tendencias se producen en una región donde el impacto de los retos ambientales, sobre todo el cambio climático, ya es visible.
Esos síntomas hacen pensar que, a medida que los países de ALC alcanzan mayores grados de desarrollo, se enfrentan con “nuevas” trampas del desarrollo: retos que actúan como círculos viciosos. Las trampas del desarrollo podrían transformarse en círculos virtuosos con acciones de política que ayuden a los países a avanzar hacia un desarrollo incluyente y sostenible. Las trampas son producto de la combinación de puntos débiles de larga data y problemas nuevos que surgen a medida que los países avanzan por sus respectivos caminos de desarrollo. Se llaman trampas porque implican una dinámica circular, que se perpetúa a sí misma y limita la capacidad para alcanzar mayores grados de desarrollo. Las cuatro principales “nuevas” trampas del desarrollo son las siguientes:
Productividad: La región de ALC se ha abierto considerablemente al comercio internacional desde principios de este siglo. Sin embargo, la persistentemente baja productividad parece estar asociada justo con una estructura exportadora centrada en los sectores primario y extractivo, que tienen bajos niveles de sofisticación. Esto menoscaba la participación de ALC en las cadenas globales de valor e impide el crecimiento adicional de la productividad.
Vulnerabilidad social: Muchos habitantes de ALC han escapado de la pobreza desde principios de la década de 2000, aunque hoy la mayoría forman parte de una creciente y vulnerable clase media (40% de la población). Este grupo se enfrenta a un círculo vicioso de empleos de mala calidad, escasa protección social y un ingreso volátil que los pone en riesgo de volver a caer en pobreza.
Institucional: La expansión de la clase media vino acompañada de mayores expectativas y aspiraciones sociales. Pese a los avances de años anteriores, las instituciones aún no logran responder a las crecientes exigencias de los ciudadanos. La desconfianza y la poca satisfacción se están agravando. Esto lleva a que los ciudadanos den menor valor a cumplir con sus obligaciones sociales, como la de pagar impuestos. Esto, a su vez, dificulta la recaudación de ingresos tributarios para financiar mejores servicios públicos y responder a las exigencias de la sociedad.
Ambiental: Muchas economías de ALC hacen uso intensivo de recursos materiales y naturales. Esto podría llevar a una dinámica insostenible desde los puntos de vista ambiental y económico. Es difícil y costoso abandonar la concentración en una vía de desarrollo basada en altas emisiones de carbono. Además, los recursos naturales en los que se basa el modelo se están agotando, lo que lo vuelve insostenible. Lo anterior ha cobrado importancia debido al compromiso mundial cada vez más firme de combatir las realidades del cambio climático.
Los países necesitan ampliar sus capacidades domésticas para responder a estas trampas. Mejorar el proceso de creación de políticas públicas, incluida la creación de capacidad técnica para diseñar, implementar y monitorear los Planes Nacionales de Desarrollo (PND), así como para gastar mejor y crear un consenso para superar las complejidades de la economía política de las reformas, es clave para destapar el potencial de ALC. Asimismo, se necesita una mejor financiación para el desarrollo a fin de movilizar recursos públicos y privados para invertir en políticas estructurales.
La cooperación internacional para el desarrollo tiene que seguir renovándose
Este escenario socioeconómico más complejo requiere iniciativas de gran alcance, como un nuevo modelo de cooperación internacional para el desarrollo. Este modelo implica que la cooperación internacional adopte una función facilitadora para responder a las necesidades de las economías y sociedades en transición.
En primer lugar, permitiría que los países de todos los niveles de ingresos integren y participen por igual en alianzas políticas. Esto no solo es válido, sino beneficioso para atender con mayor eficacia los intereses comunes y garantizar que el carácter global y multidimensional de muchos retos del desarrollo reciba las necesarias respuestas globales y multidimensionales.
En segundo lugar, colocaría en primera plana las estrategias nacionales y fortalecería las capacidades internas de los países. Podría ayudar a los países de ALC a priorizar las políticas públicas, ejecutar y evaluar los planes de desarrollo y armonizar mejor las prioridades nacionales e internacionales. También podría ayudarles a desempeñar un papel activo en la agenda mundial.
En tercer lugar, incluiría un conjunto más amplio de herramientas para la cooperación internacional, que aportaría conocimientos expertos de un espectro más amplio de actores. Se centraría especialmente en reunir actores públicos de diversos ministerios en un enfoque de gobierno completo. El conjunto de herramientas comprendería instrumentos para intensificar la cooperación técnica, como el intercambio de conocimiento, los diálogos multilaterales sobre política, la formación de capacidades, el acceso a la tecnología y la cooperación en ciencia, tecnología e innovación. El sistema de cooperación internacional para el desarrollo ofrece muchos ejemplos positivos, éxitos y lecciones valiosas que resultan ser un valioso punto de partida.