Esta nota de país ofrece una visión general de la situación del mercado laboral en España en base a los datos de Perspectivas de Empleo de la OCDE 2024. También examina el impacto de la transición hacia la neutralidad de carbono en 2050 en el mercado laboral y el empleo de los trabajadores.
Perspectivas del empleo de la OCDE 2024 Nota de país: España
Los mercados laborales se han mostrado resilientes y siguen rígidos
Los mercados laborales han seguido mostrando un buen comportamiento, y muchos países han alcanzado niveles de empleo históricamente altos y niveles de desempleo bajos. En mayo de 2024, la tasa de desempleo de la OCDE se situaba en el 4.9%. En la mayoría de los países, las tasas de empleo progresaron más para las mujeres que para los hombres, en comparación con el nivel anterior a la pandemia. La rigidez del mercado laboral sigue disminuyendo, pero en general sigue siendo elevada.
El mercado laboral español ha demostrado un fuerte dinamismo en el último año, pero el desempleo continúa siendo elevado en comparación a la OCDE. La tasa de empleo ha alcanzado niveles récord desde hace más de una década, con un 65,7% de adultos en edad laboral ocupados en el primer trimestre de 2024. Igualmente, la tasa de actividad siguió aumentando con respecto al año pasado, alcanzando el 74,6% en el mismo periodo, un punto porcentual por encima de los niveles anteriores a la crisis del COVID-19. Aunque el desempleo se sitúa en mínimos históricos desde la crisis financiera del 2008, la tasa de desempleo sigue siendo la más alta de todas las economías de la OCDE, situándose en el 11,7% en mayo, casi 7 puntos porcentuales por encima de la media (Figura 1).
Se prevé que el PIB español siga creciendo, pero a menor ritmo que en años anteriores. Se espera que el crecimiento del PIB se modere hasta el 1,8% en 2024 y el 2% en 2025, tras altas tasas de crecimiento en 2023 y 2022. La tasa de desempleo seguirá disminuyendo, pero a un ritmo más lento, ya que es probable que un menor crecimiento económico modere la creación de empleo: las proyecciones indican que podría alcanzar el 11,5% a finales de año y el 11,1% en el último trimestre de 2025.
Desde marzo de 2023, se han designado colectivos de atención prioritaria para las políticas de empleo. La ley de empleo de 2023 exige la adopción de programas de empleo dirigidos específicamente a colectivos vulnerables, incluyendo personas LGTBI, personas afectadas por drogodependencias y otras adicciones, personas pertenecientes a minorías étnicas y religiosas, entre otras. La evaluación de este cambio legislativo es necesaria para evaluar su efectividad en el fomento del empleo en estos colectivos.
Los salarios reales crecen, pero aún queda terreno por recuperar
Los salarios reales crecen con respecto al año anterior en la mayoría de los países de la OCDE, en un contexto de descenso de la inflación. Sin embargo, en muchos países siguen por debajo de su nivel de 2019. A medida que los salarios reales recuperan parte del terreno perdido, los beneficios empiezan a amortiguar parte del aumento de los costes laborales. En muchos países, hay margen para que los beneficios absorban nuevos aumentos salariales, sobre todo porque no hay indicios de una espiral de precios y salarios.
A pesar de tendencias positivas en el mercado laboral, España se encuentra entre los países de la OCDE donde los salarios reales han disminuido más desde el inicio de la pandemia. Aunque los salarios nominales han aumentado por encima de la inflación en 2023 y principios de 2024, los salarios reales seguían siendo un 2,5% inferiores en el primer trimestre de 2024 en relación con el cuarto trimestre de 2019. Por el contrario, casi la mitad de los países de la OCDE, incluidos los vecinos Portugal y Francia, han recuperado con éxito los niveles salariales reales anteriores a la crisis o los han superado. España se enfrenta a una mayor inflación interanual en comparación con la zona euro – 3,8% y 2,6%, respectivamente, en mayo –, lo que supone una barrera para el crecimiento de los salarios reales
Los salarios mínimos legales están por encima de su nivel de 2019 en términos reales en casi todos los países
En mayo de 2024, el salario mínimo real era un 12,8% más alto que en mayo de 2019 de media en los 30 países de la OCDE que tienen un salario mínimo legal a nivel nacional. La media está impulsada en parte por fuertes aumentos en algunos países (México y Turquía), pero el incremento mediano también fue bastante significativo, del 8,3%.
Al contrario que la mayoría de los salarios, el salario mínimo en España ha crecido por encima de la inflación. España ha llevado a cabo aumentos anuales del salario mínimo legal desde 2019, lo que ha llevado a un aumento acumulado nominal del 26% desde antes de la pandemia. Esto se traduce en un aumento real del 6,5%, ligeramente por debajo de la mediana de la OCDE. El aumento del salario mínimo no ha supuesto un desafío significativo para el crecimiento del empleo, que ha sido sólido durante todo el período.
El gobierno español determina anualmente el salario mínimo legal mediante consultas con los principales sindicatos y organizaciones empresariales, aunque estas consultas no son vinculantes. El Gobierno de coalición tenía como objetivo aumentar el salario mínimo hasta alcanzar el 60% del salario medio, hito logrado en 2023. Por lo tanto, es probable que futuros aumentos del salario mínimo sean más moderados.
La mitigación del cambio climático provocará una reasignación de puestos de trabajo significativa
Se espera que las ambiciosas transiciones hacia la neutralidad de carbono que se están llevando a cabo en los países de la OCDE sólo tengan un efecto modesto en el empleo agregado. Sin embargo, algunos puestos de trabajo desaparecerán, surgirán nuevas oportunidades laborales y muchos empleos existentes se transformarán. En el conjunto de la OCDE, el 20% de la mano de obra está empleada en ocupaciones impulsadas por la transición ecológica, incluidos empleos que no contribuyen directamente a la reducción de emisiones, pero cuya demanda es probable que aumente dado que apoyan actividades verdes. Por el contrario, alrededor del 7% está en ocupaciones intensivas en gases de efecto invernadero.
Casi uno de cada cinco trabajadores españoles está empleado en ocupaciones impulsadas por la transición ecológica, en línea con la media de la OCDE (Figura 2). Sin embargo, sólo el 11,5% de los trabajadores de este grupo están realmente empleados en "ocupaciones verdes nuevas y emergentes", significativamente por debajo de la media de la OCDE (14,5%), mientras que el resto están empleados en ocupaciones que no son nuevas pero cuya demanda incrementará con la transición ecológica. Por el contrario, sólo el 5,4% de la mano de obra está empleada en ocupaciones intensivas en gases de efecto invernadero, ligeramente por debajo de la media de la OCDE.
En España, los hombres tienen más probabilidades de estar empleados en ocupaciones intensivas en gases de efecto invernadero (en torno al 25% frente al 12,5%), pero la diferencia entre hombres y mujeres es de las menores de toda la OCDE. Los trabajadores que no han completado educación secundaria superior también tienen más probabilidades de estar empleados en ocupaciones intensivas en gases de efecto invernadero.
La mayor concentración de ocupaciones impulsadas por la transición ecológica se encuentra en Aragón, mientras que la mayor concentración de ocupaciones intensivas en gases de efecto invernadero se encuentra en Galicia.
En términos de calidad del empleo, en España, los empleos de baja cualificación impulsados por la transición ecológica tienden a tener unos salarios y una seguridad laboral significativamente inferior que otros empleos de baja cualificación. Esto sugiere que, en ausencia de políticas públicas, estos empleos pueden ser una opción relativamente poco atractiva para trabajadores poco cualificados.
Muchos empleos de alta cualificación en sectores intensivos en emisiones, y aquellos en sectores impulsados por la transición ecológica, son muy similares en términos de competencias profesionales. Por tanto, trabajadores altamente cualificados pueden moverse de sectores intensivos en emisiones a sectores respetuosas con el medio ambiente con relativamente poca formación. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los trabajadores poco cualificados, que necesitarán mucha más formación para abandonar ocupaciones intensivas en gases de efecto invernadero.
España se ha mostrado especialmente activa en la promoción de la formación para la transición ecológica. El país financia programas de formación y aprendizaje relacionados con la transición ecológica y es uno de los pocos países de la OCDE que cuentan con iniciativas de orientación profesional para facilitar la transición a empleos verdes.
Los cambios necesarios para una transición hacia la neutralidad de carbono deben contrastarse con los costes laborales de la inacción frente a dichos cambios.
El 25% de los trabajadores en España sufren molestias significativas por el calor, normalmente aquellos en ocupaciones al aire libre y en industrias pesadas, con efectos negativos potenciales en su salud y productividad. Este porcentaje es mucho mayor que el de la media de los países de la OCDE, que se sitúa en el 13%.
La pérdida de empleo en sectores de altas emisiones conlleva mayores costes que en otros sectores
La transición hacia la neutralidad de carbono provoca una contracción de los sectores de altas emisiones, que representan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero sólo el 7% del empleo en toda la OCDE. Los trabajadores de estos sectores se enfrentan a mayores pérdidas de ingresos tras perder su puesto de trabajo, con una caída media del 36% durante los 6 años posteriores a la pérdida del empleo, frente al 29% en otros sectores. Las políticas de apoyo a los ingresos y aquellas que facilitan la transición laboral son esenciales para mitigar estas pérdidas y evitar el rechazo a la transición ecológica.
En España, las diferencias en las pérdidas de ingresos durante los 6 años posteriores a perder el puesto de trabajo entre trabajadores en sectores de altas y bajas emisiones son las mayores entre los países de la OCDE para los que existen datos, situándose cerca de los 14 puntos porcentuales de media (Figura 3). Esta disparidad tan significativa se explica por las grandes diferencias en la composición de los trabajadores y las empresas entre los sectores de altas emisiones y otros sectores. En España, los trabajadores en sectores de altas emisiones son considerablemente mayores y tienen más antigüedad en el empleo. Por su parte, las empresas en estos sectores ofrecen primas salariales más elevadas y se concentran en sectores en los que las pérdidas de ingresos tienden a ser especialmente elevadas, como sectores industriales intensivos en emisiones.
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Stefano SCARPETTA (✉ stefano.scarpetta@oecd.org)
Javier TERRERO (✉ javier.terrero@oecd.org)
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