Con el fin de reforzar el impacto de las políticas públicas, se está recurriendo cada vez más a los conocimientos que provienen de las ciencias del comportamiento, los cuales nos permiten mejorar nuestra comprensión de la forma en que los sesgos cognitivos y las dinámicas sociales moldean las decisiones y el comportamiento de las personas. La mayoría de estas aplicaciones se han centrado en la mejora de la implementación de las políticas y en el cambio de los comportamientos individuales.
Aunque la consideración de los factores psicológicos en la auditoría y en los campos relacionados con la contabilidad y la aplicación de la ley no es nueva, todavía existe un margen importante en la forma en que las Entidades Fiscalizadoras Superiores (EFS) pueden aplicar sistemáticamente este enfoque conductual para mejorar el impacto que pueden lograr a través de su trabajo de auditoría. En el contexto de las crisis sociales, económicas y ambientales, en el que los gobiernos deben garantizar que los recursos públicos se utilizan de forma eficiente y eficaz, la labor de las EFS desempeña un papel clave al proporcionar supervisión, así como información y visión estratégica. Las EFS pueden apoyar a las administraciones públicas para mejorar y generar el impacto deseado para los ciudadanos.
Durante las últimas dos décadas, la Contraloría General de la República de Chile (CGR) ha llevado a cabo varias iniciativas encaminadas a transformar su tradicional papel fiscalizador hacia un rol más colaborativo, que busca apoyar a las organizaciones públicas en la mejora de sus procesos y servicios. A partir de 2017, la CGR ha impulsado un Programa de Apoyo al Cumplimiento de la Normativa, no obstante, aún existen retos para garantizar que los organismos públicos adopten medidas correctivas en respuesta a los hallazgos de las auditorías. Esta transformación también se refleja en el Plan Estratégico 2021-2024 de la CGR. Esforzándose por encontrar soluciones innovadoras para mejorar su propio trabajo, la CGR colaboró con la OCDE en la aplicación del enfoque conductual para mejorar el nivel de asimilación de sus informes de auditoría y se comprometió a una revisión completa de sus procesos de auditoría y seguimiento, valiéndose de la metodología BASIC de la OCDE (por sus siglas en inglés Behaviour, Analysis, Strategy, Intervention, Change – conducta, análisis, estrategias, intervención y cambio).
Este informe forma parte de la labor de apoyo de la OCDE a los países en la aplicación efectiva de la Recomendación de la OCDE sobre integridad pública y aplica por primera vez un enfoque conductual de manera sistemática a la auditoría externa. Basándose en trabajos anteriores de la OCDE con la CGR, el informe pone de manifiesto a los auditores y a los auditados en Chile, sus percepciones, actitudes y conductas, para ofrecer recomendaciones concretas sobre cómo la CGR puede promover una mejor asimilación de sus informes, especialmente pasando de auditorías centradas en la detección de irregularidades a auditorías que buscan orientar a la administración pública. De este modo, la EFS chilena podría seguir avanzando en su camino para buscar innovadoras formas de optimizar el desempeño institucional con el fin de mejorar la vida de los ciudadanos.
El informe fue aprobado por el Grupo de Trabajo de Altos Funcionarios sobre Integridad Pública (SPIO) de la OCDE el 13 de abril de 2022 y desclasificado por el Comité de Gobernanza Pública el 5 de mayo de 2022.