La edición de este año de las OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas se publica en un momento crítico. La pandemia de COVID-19 ha causado un estrés sin precedentes al sector agrícola, lo que requiere actuar con rapidez para asegurar que el sector pueda seguir siendo resiliente, eficiente y sostenible, ahora y a largo plazo. La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas de 2021, en Nueva York, será una excelente oportunidad para que la comunidad internacional trace una visión de futuro para los sistemas agroalimentarios, entre ellos el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A menos de 10 años del plazo para lograr los ODS, en 2030, es preciso que los responsables de formular políticas públicas reflexionen sobre los factores y las fuerzas que impulsan el funcionamiento de los sistemas agroalimentarios. En este contexto, en las OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas 2021 se identifican y analizan los factores impulsores del desempeño en los mercados agroalimentarios durante el periodo 2021-2030.
En la edición anual de las OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas se proporciona a los encargados de tomar decisiones información confiable sobre las tendencias futuras en materia de agricultura y alimentación, así como los factores que conducen la demanda, la oferta, el comercio y los precios a nivel mundial. Se presenta un escenario integral de referencia a mediano plazo de la evolución prevista de los mercados de productos básicos agrícolas, pescado y biocombustibles en los niveles nacional, regional y mundial. Dicho escenario representa los puntos de vista recabados entre las personas expertas de los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales de productos básicos en todo el mundo.
En las Perspectivas se señala que se logrará cierto avance hacia el cumplimiento de los ODS, suponiendo una rápida recuperación de la pandemia de COVID-19 en el mundo y estabilidad en las condiciones climáticas y los entornos de políticas, aunque las perturbaciones ocasionadas por la COVID-19 el año pasado nos alejaron aún más de la consecución de los ODS. De no emprenderse más acciones, el objetivo Hambre cero no se alcanzará y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de la agricultura seguirán en aumento.
Se prevé que durante la próxima década las dietas de los países de ingresos bajos seguirán basadas en gran medida en los alimentos básicos y que garantizar la seguridad alimentaria para una población en aumento continuará constituyendo un reto clave. Los habitantes de los países de ingresos medios y altos consumirán grandes proporciones de grasas y productos animales en su dieta, lo cual destaca la necesidad de emprender acciones adicionales para promover la transición hacia dietas más saludables, tal y como recomiendan la OMS y la FAO y como se promueve por medio de la iniciativa Mano de la mano de la FAO. En la mencionada Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas de este año, todos habremos de trabajar en conjunto para transformar la manera en la que el mundo produce, consume y piensa acerca de los alimentos. Se requiere con urgencia transformar los sistemas agroalimentarios.
Se espera que las mejoras en productividad representen la mayor parte del crecimiento previsto en la producción agrícola requerida para alimentar de forma sostenible a una población mundial en aumento. Sin embargo, estas mejoras no tendrán lugar sin inversiones sostenidas en infraestructura e investigación y desarrollo, ni sin una importante aceleración de las innovaciones en las áreas de digitalización, tecnología, mejores datos y capital humano.
Estas inversiones también son fundamentales para limitar el impacto ambiental de la agricultura, lo cual permitirá aumentos sostenibles del rendimiento y propiciará que la producción se impulse mediante el crecimiento de la productividad, más que con la expansión de la tierra agrícola. Si bien se espera que la intensidad de carbono de la producción agrícola disminuya aún más durante los próximos 10 años, es necesario hacer más para que el sector contribuya con eficacia a la reducción de las emisiones de GEI en el mundo establecidas como objetivo en el Acuerdo de París. De nuevo, esto subraya la necesidad de invertir en soluciones innovadoras para mejorar la sostenibilidad ambiental del sector agrícola.
Realizar estas inversiones será un desafío, ya que se espera que los aumentos previstos en la productividad y la desaceleración del crecimiento de la demanda mantengan los precios de referencia reales de los productos básicos agrícolas en el mediano plazo hasta 2030. Estas proyecciones de los precios a mediano plazo están sujetas a incertidumbre, y no eliminan la realidad de las alzas a corto plazo y la volatilidad de los precios, como demuestra el aumento actual de los precios mundiales de los productos alimentarios básicos. El Sistema de Información sobre el Mercado Agrícola (SIMA) y la publicación Perspectivas Alimentarias de la FAO aportan visiones oportunas de la evolución del mercado actual y también conforman la base de las perspectivas a mediano plazo.
Por último, el comercio seguirá siendo crucial para la seguridad alimentaria, la nutrición, los ingresos de las explotaciones agrícolas y el combate a la pobreza rural. La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de un sistema internacional de comercio justo, equitativo, abierto, transparente y basado en las regulaciones para la seguridad alimentaria y el bienestar de las poblaciones de los países exportadores e importadores por igual. Las perturbaciones que la pandemia de COVID-19 provocó en el transporte y la logística destacaron la importancia del comercio intrarregional de productos agroalimentarios, sobre todo en África. Y, de nuevo, la pandemia de COVID-19 ha demostrado que las restricciones comerciales son contraproducentes, debilitan la confianza en los mercados mundiales y, en última instancia, amenazan la seguridad alimentaria mundial.
Si bien los responsables de formular políticas públicas están, comprensiblemente, centrados en superar los retos inmediatos relacionados con la pandemia de COVID-19, las decisiones que se tomen ahora configurarán el futuro del sector agrícola. Por consiguiente, en este momento crítico se tiene la singular oportunidad de “volver a construir mejor” y de posicionar al sector en una trayectoria de sostenibilidad, eficiencia y resiliencia. En las OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas se presentan visiones y evidencias para apoyar a los países a la hora de configurar al sector de manera que esté preparado para sortear con éxito los riesgos y aprovechar las nuevas oportunidades durante los próximos 10 años y, por tanto, contribuir al logro de los ODS.
Mathias Cormann
Secretario General
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
QU Dongyu
Director General
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura