En este capítulo se describe la evolución reciente del mercado y se destacan las proyecciones a mediano plazo de los mercados mundiales de azúcar durante el periodo 2021-2030. Se analiza la evolución de los precios, la producción, el consumo y el comercio de la remolacha azucarera, la caña de azúcar, el azúcar, la melaza y el jarabe de glucosa rico en fructosa. El capítulo concluye con un análisis de los riesgos e incertidumbres importantes que podrían afectar a los mercados mundiales de azúcar durante las próximas 10 campañas comerciales.
OCDE‑FAO Perspectivas Agrícolas 2021‑2030
5. Azúcar
Resumen
5.1. Aspectos relevantes de la proyección
Se prevé que la producción mundial de azúcar de la temporada actual (octubre de 2020-septiembre de 2021) disminuirá por tercer año consecutivo, después de que las condiciones climáticas desfavorables afectaran de manera negativa a las perspectivas en algunos de los países productores clave. Se espera que la producción mundial se ubique por debajo del consumo mundial, el cual se prevé que repuntará y subirá del bajo nivel registrado en la temporada 2019, tras el principio de la pandemia de COVID-19.
Suponiendo condiciones climáticas normales, se espera que la producción de cultivos de caña de azúcar y remolacha azucarera se incremente durante esta década, principalmente debido a algunos retornos remunerativos. Se espera que ambos cultivos azucareros crezcan a una tasa superior a la de la década anterior, aunque muy por debajo de las registradas en las décadas de 1990 y 2000, cuando la producción de cultivos azucareros también se usó para desarrollar biocombustibles de primera generación. Durante los próximos 10 años, la desviación de la trituración de cultivos hacia la producción de etanol —el otro subproducto principal— seguirá presionando la producción de azúcar.
Se espera que la mayor parte del crecimiento previsto de la producción de azúcar provenga de países en desarrollo. Se espera que Brasil1 mantenga su posición como el mayor productor de azúcar del mundo, seguido de cerca por India; estos dos países representarán alrededor de 21% y 18%, respectivamente, de la producción mundial total de azúcar para 2030. En términos absolutos y en comparación con el periodo base (2018-2020), Brasil (+5.8 millones de toneladas [Mt]), India (+5.1 Mt) y el Reino de Tailandia (en adelante, Tailandia) (+3.2 Mt) muestran los mayores incrementos en la producción. En Tailandia, se espera que los precios más altos respalden la recuperación de la producción después de dos temporadas consecutivas (2019 y 2020) de producción reducida debido a la combinación del mal tiempo y los bajos precios que limitaron las plantaciones.
En general, se espera que el consumo mundial promedio per cápita se incremente durante esta década, debido a los incrementos en los ingresos y la urbanización de los países en desarrollo. Se prevé que el consumo de azúcar en Asia será el que más crezca (en términos absolutos) y represente más de la mitad del consumo mundial para 2030, como reflejo de una demanda creciente de productos de repostería y bebidas con un rico contenido de azúcar. Se espera que en África, el aumento del consumo se vea impulsado por el crecimiento demográfico, pero se prevé que el consumo permanecerá en niveles mucho menores que los de Asia, en términos absolutos.
En los países desarrollados, no se prevé un aumento en el consumo total de azúcar en los próximos 10 años, lo cual demuestra la preocupación por sus efectos negativos para la salud si se consume en exceso. Se anticipa que el consumo per cápita bajará, aunque a un ritmo más lento que el de los 10 años anteriores, pues varios países han puesto en marcha medidas para desalentar el consumo de azúcar. Se supone que estas medidas seguirán vigentes durante el periodo de las perspectivas. Se prevé que el consumo mundial del principal edulcorante calórico alternativo, el jarabe de glucosa rico en fructosa (HFCS), se incrementará 0.6 Mt, para sumar 14 Mt en 2030, impulsado sobre todo por el crecimiento demográfico.
El azúcar se comercializa a nivel internacional como blanco (refinado) o sin refinar, derivado de la caña de azúcar, y como blanco derivado de la remolacha azucarera. Con el impulso de los retornos remunerativos y un incremento marginal de la prima nominal, se espera que la participación de las exportaciones de azúcar blanco de algunos países productores aumente ligeramente durante el periodo de proyección. Se espera que Brasil se mantenga como el principal exportador de azúcar, seguido por Tailandia e India. Los países que han invertido en refinerías de azúcar importarán principalmente azúcar sin refinar (Indonesia, la República Popular China [en adelante, China], Emiratos Árabes Unidos y Argelia), en tanto que los países sin capacidad de refinación seguirán importando azúcar blanco.
En términos reales, se espera que los precios del azúcar sin refinar y del blanco permanezcan bastante estables durante el periodo de proyección y no se prevé una oferta adicional para mantenerse al nivel del crecimiento del consumo en los países en desarrollo, debido al mayor número de habitantes y al mayor ingreso per cápita. Se prevé que la prima del azúcar blanco (la diferencia entre los precios del azúcar blanco y el azúcar sin refinar), que promedió USD 79/tonelada (t) durante el periodo base, se incrementará ligeramente en términos nominales a USD 88/t para 2030.
Estas proyecciones se basan en supuestos acerca de la productividad, el comportamiento de los consumidores, las condiciones y las políticas macroeconómicas. Las desviaciones entre las tendencias y los supuestos reales podrían alterar las proyecciones de mercado presentadas en esta edición de las OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas. Otras fuentes de incertidumbre incluyen los precios del petróleo, las inversiones en bioetanol y la demanda de edulcorantes. Un mayor incremento de los precios del petróleo aumentaría la competencia entre el azúcar y el etanol basado en caña de azúcar, lo que tendría un considerable efecto en Brasil, el principal exportador de azúcar del mundo, y afectaría el mercado internacional del azúcar. Las inversiones en el sector de bioetanol de India podrían disminuir la disponibilidad de la caña de azúcar para la producción de azúcar y afectar también al mercado internacional. Una demanda de edulcorantes calóricos menor de la esperada motivada por la preocupación por la salud que predomina en los países que consumen grandes cantidades de estos edulcorantes generaría también resultados que difieren de las conclusiones de estas Perspectivas. Por último, el entorno de políticas ambientales que regulan el sector constituye una fuente de incertidumbre para las proyecciones.
5.2. Evolución reciente del mercado
El mercado internacional del azúcar se caracteriza por una escasez de producción en algunos de los principales países productores por tercer año consecutivo, lo cual provoca un apretado equilibrio mundial del azúcar y una presión ascendente sobre los precios. No obstante, el déficit mundial es contenido por los dos productores principales: Brasil, donde la debilidad de su moneda favorece un buen nivel de exportaciones, en combinación con el hecho de que el etanol basado en caña de azúcar no es muy rentable debido a los bajos precios del petróleo crudo, e India, donde la abundancia de lluvias ayudó a alcanzar un buen nivel de producción. Las perspectivas para los rendimientos de los cultivos de azúcar están mejorando en la temporada 2021, a causa de las lluvias en Tailandia y a algunas heladas de invierno acompañadas de la reautorización temporal de neonicotinoides para las semillas de remolacha azucarera en varios países de la Unión Europea. Esto podría facilitar el regreso del mercado de azúcar a niveles positivos.
En general, el consumo mundial de azúcar disminuyó en 2019 (−0.4%) debido a la pandemia de COVID-19, por la que se pusieron en marcha medidas de confinamiento a nivel nacional y/o el cierre de restaurantes durante varios meses. Sin embargo, se supone que la demanda repuntará en 2020 en casi todos los países y que el mayor crecimiento del consumo de azúcar per cápita tendrá lugar en los países de ingresos bajos.
5.3. Precios
Se prevé que, a medida que la demanda vuelva a las tendencias prevalecientes antes de la pandemia de COVID-19, los precios en términos nominales seguirán una tendencia moderada al alza y que la oferta cubrirá la demanda con facilidad, suponiendo condiciones climáticas normales y pocos cambios en la paridad de los precios del etanol y los del azúcar. Algunas políticas internas, así como el predominio de unos cuantos exportadores, podrían generar una cierta variabilidad de los precios internacionales del azúcar durante los próximos 10 años. Se espera que las existencias mundiales se incrementen con lentitud, lo cual restaurará cierta confianza en el mercado, con una proporción existencias-uso que se estabilizará alrededor de 49%, cifra cercana a la registrada en la década anterior.
Después de recuperarse de una caída al principio del periodo de las perspectivas, se prevé que los precios reales reanudarán su disminución a largo plazo motivada por los aumentos de la productividad derivados de la mejora en los rendimientos (Figura 5.2). En general, los precios reales deberán quedar por debajo del nivel promedio de los últimos 20 años, cuando los precios afrontaban presión ascendente debido a la competencia de los biocombustibles (etanol). Se prevé que la prima del azúcar blanco se reducirá ligeramente en términos reales absolutos, con un ligero incremento de la participación de las exportaciones de azúcar blanco en el comercio total.
5.4. Producción
Se espera que los mercados del azúcar, al beneficiarse de un pequeño repunte en los precios, experimenten una lenta recuperación durante el periodo de las perspectivas. La caña de azúcar, el principal cultivo azucarero, crece sobre todo en las regiones tropicales y subtropicales, y hace un uso intensivo de agua. Es un cultivo perenne: las mismas plantas pueden cosecharse después de 12 a 18 meses durante cerca de cinco años, aunque el rendimiento baja con el tiempo. Aparte del azúcar, la caña de azúcar también permite la producción de etanol (con cierta flexibilidad en Brasil). Además de azúcar y etanol, la caña de azúcar puede producir melaza o jugo espeso, y los residuos de la molienda de la caña (bagazo) se utilizan para suministrar energía (materia prima de cogeneración para la electricidad). A la inversa, la remolacha azucarera es un cultivo anual que se realiza sobre todo en zonas templadas, cuyo jugo espeso se utiliza para la producción de azúcar o de etanol. La pulpa de la remolacha y la melaza son los dos subproductos derivados de la remolacha azucarera. Posteriormente, este cultivo se emplea para producir una amplia gama de productos, incluidos los alimentarios (azúcar), forraje, bioproductos para la industria (farmacéuticos, plásticos, textiles y químicos) y etanol. Se prevé que, durante los próximos 10 años, la rentabilidad de los dos principales subproductos de los cultivos de azúcar (el azúcar y el etanol) se incrementará ligeramente, lo cual dará paso a un aumento de la producción de cultivos azucareros. La caña de azúcar seguirá representando alrededor de 86% de los cultivos de azúcar y a la remolacha azucarera corresponderá el resto.
Se prevé que, durante el periodo de las perspectivas, el incremento en la producción de caña de azúcar provendrá de rendimientos más altos, combinado con la mejora en las técnicas de riego (Brasil, Tailandia, América Central) y la expansión de la superficie. En el caso de la remolacha azucarera, se esperan aumentos provenientes principalmente de los rendimientos. Se prevé que la producción de caña de azúcar crecerá 1% anual y llegará a 1 960 Mt para 2030, y que Brasil e India contribuirán con 65% del cambio en el volumen mundial de la producción (38% y 27%, respectivamente). Por otro lado, las perspectivas son menos sólidas para la remolacha azucarera, que se prevé que sumará 302 Mt para 2030, con un crecimiento anual de la producción previsto de 0.6% anual, por debajo del 1% anual logrado durante la década anterior (Figura 4.3). En comparación con el periodo base, se espera un incremento en Egipto y Estados Unidos de América (en adelante, Estados Unidos) (+4.4 Mt cada uno); en la Federación de Rusia (en adelante, Rusia) (+3.9 Mt); China (+3.4 Mt); Turquía (+3 Mt); y Ucrania (+2.6 Mt), también se espera una reducción en la Unión Europea (−1.9 Mt), en contraste con su contribución de más de 11% al aumento mundial de la remolacha azucarera durante la década anterior.
En la Unión Europea, en 2018 se prohibió el uso de neonicotinoides, a causa de sus supuestos efectos nocivos sobre las abejas y con miras a tener un sector agrícola sostenible. La prohibición propició el desarrollo de algunas enfermedades (el virus amarillo) que dañaron las plantas de remolacha en 20202 y causaron pérdidas de más de 12% en la producción de azúcar de la temporada (la cual comenzó en octubre de 2019). Se prevé que el crecimiento de la producción será débil, motivado en especial por la falta de alternativas a los neonicotinoides y porque los precios no son lo suficientemente atractivos para alentar inversiones masivas en el sector. En Rusia, los costos de producción deberán permanecer altos, pues las condiciones climáticas son difíciles; después de una sequía que redujo la producción, esta debería recuperarse en 2021, aunque no se espera gran crecimiento. En Estados Unidos, donde se realizan ambos cultivos de azúcar, se prevén mayores rendimientos y el azúcar seguirá produciéndose en cantidades casi iguales a partir de los dos cultivos. Sin embargo, en el caso de la remolacha azucarera, el aumento de los precios de los insumos (por ejemplo, las tecnologías de cosechas mejoradas) y la disminución de superficies cultivadas amortiguarán el crecimiento de la producción después de unos años. No obstante, se espera cierto grado de incremento de la producción de caña de azúcar, ya que este cultivo es más estable por su naturaleza perenne.
Se prevé que durante el periodo de las perspectivas las proporciones de los cultivos de azúcar utilizadas para producir azúcar y etanol sumarán cerca de 81% para la producción de azúcar (78% en la caña de azúcar y 96% en la remolacha azucarera) y 19% para la del etanol. Brasil se mantendrá como el principal productor de azúcar y de etanol basado en caña de azúcar, al producir 36% de la caña de azúcar del mundo para 2030. Su caña de azúcar se utilizará para aportar 20% de la producción mundial de azúcar y 84% de la producción de etanol basado en caña de azúcar (en comparación con 20% y 91% durante el periodo base).
A partir de 2020, se prevé que la producción mundial de azúcar se incrementará a una tasa de crecimiento promedio mayor que la de la década anterior (1.4% frente a 0.3% anual), como respuesta a los atractivos precios del azúcar motivados por el crecimiento sostenido de la demanda mundial. Se espera que la mayor parte de los incrementos de producción tenga lugar en los países en desarrollo, que se prevé representarán 79% de la producción mundial de azúcar para 2030 (en comparación con 76% en el periodo base). Las principales regiones son Asia y América Latina. Se prevé que Asia aumentará su participación en la producción mundial, de 39.6% durante el periodo base a 40.9% para 2030, en tanto que América Latina pasará de 32.1% a 31.8%.
Brasil, el mayor proveedor del mundo, ha estado persistentemente en deuda durante los 10 años anteriores, pero en fecha reciente inició una cierta reestructuración. Se prevé que durante esta década la supuesta depreciación del real brasileño, combinada con el incentivo de algunas tasas de interés, ayudará a incrementar la rentabilidad del sector y a atraer nuevas inversiones, a pesar del aumento en los costos de los insumos. Su sector azucarero seguirá enfrentándose al desafío de los biocombustibles y más de la mitad de su caña de azúcar se utilizará para producir etanol. En general, el predominio del país como el mayor productor y exportador de azúcar del mundo se mantendrá durante el periodo de las perspectivas y se prevé que la producción sumará 41 Mt en 2030 (+5.8 Mt en comparación con el periodo base).
India es el segundo mayor productor de azúcar del mundo. Se prevé que después de la bajada registrada en 2019, en 2020 habrá una recuperación importante en su producción, como resultado de las buenas condiciones climáticas y plantaciones más grandes. Se prevé que, sobre la base de retornos remunerativos, la producción se incrementará 5.1 Mt durante esta década, para llegar a 35.6 Mt en 2030. En Tailandia, donde se prevé un segundo año consecutivo de baja producción en 2020, esta se recuperará en 2021 y llegará a 13.6 Mt para 2030. En este nivel, Tailandia se convertiría en el cuarto mayor productor del mundo, después de la Unión Europea, que es el tercero. Se espera que en los primeros años del periodo de proyección, la producción china se beneficie del plan de acción de 2020-2022 de la principal provincia productora de caña de azúcar, Guangxi, que se propone modernizar el sector. No obstante, se espera que los costos de producción se mantengan en un nivel alto en comparación con los de los países vecinos. Se prevé que para 2030, la producción china de azúcar sumará 11.8 Mt. En la República Islámica del Pakistán (en adelante, Pakistán), cuyo Gobierno apoya con fuerza al sector azucarero mediante precios de garantía para los productores, se prevé que la producción se incrementará 2.3% anual, en comparación con 1.8% durante la década anterior, para sumar 7.6 Mt para 2030.
En África se prevé que la producción de azúcar aumentará 36% en comparación con el periodo base, para sumar 15.1 Mt a finales de 2030, motivada por el incremento de la producción en varios países subsaharianos, impulsada por inversiones nacionales e internacionales en el sector y por las condiciones adecuadas para realizar cultivos de azúcar, incluidos un clima favorable y tierra disponible. Se espera que Egipto contribuya de manera significativa al crecimiento total y que la producción sume 3.8 Mt hacia 2030, debido sobre todo a la expansión de la superficie de remolacha azucarera. Sin embargo, a pesar de este crecimiento de la producción, África seguirá representando solo una pequeña proporción de la producción mundial (7.5% en 2030).
En la década anterior, los países desarrollados representaron 22% del incremento de la producción mundial de azúcar, con un gran crecimiento en Rusia. Sin embargo, se prevé que esta proporción disminuirá 8% durante el periodo de proyección (Figura 5.4), con un crecimiento previsto de solo 0.7% anual (1.6% anual en los países en desarrollo). De este grupo de países, y en lo que respecta al periodo base, está previsto que Estados Unidos será el país que más incrementará su producción (+0.7 Mt), al beneficiarse de políticas gubernamentales que apoyan la producción interna. Las políticas estadounidenses incluyen las siguientes: el Programa de Crédito Azucarero, que respalda los precios pagados a los agricultores; las Cuotas de Comercialización del Azúcar, que apuntan a que la producción interna cubra hasta 85% del consumo interno; el Programa de Flexibilidad con Materia Prima, que desvía todo excedente de azúcar a la producción de etanol, en lugar de los decomisos de préstamos de azúcar a la Corporación de Crédito para Productos Básicos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA); y las barreras comerciales que limitan las importaciones únicamente a las necesidades (mediante contingentes arancelarios [TRQ], acuerdos regionales y los Acuerdos de Suspensión sobre el azúcar con México). En la Unión Europea y Rusia, los niveles de producción de este producto no deberán cambiar mucho durante los próximos 10 años. La Unión Europea mantendrá su posición como el tercer mayor productor del mundo. En el caso de Rusia, las iniciativas emprendidas en años recientes para lograr la autosuficiencia han tenido éxito, pero el país sigue siendo un productor con altos costos y sus exportaciones no son tan competitivas como para que la producción continúe incrementándose mucho durante los próximos 10 años.
Por consiguiente, las reservas mundiales de azúcar aumentarán moderadamente durante esta década, pero se prevé que la proporción existencias-uso a nivel mundial permanecerá constante, cerca del nivel promedio de los últimos 10 años (49%).
5.5. Consumo
Se prevé que el consumo mundial de azúcar seguirá en aumento alrededor de 1.4% anual, para llegar a 196 Mt hacia 2030, sostenido por el crecimiento demográfico y el aumento de los ingresos. Se espera que durante el periodo de las perspectivas, el nivel promedio mundial de consumo per cápita se incremente de 22 kg/cápita a 23 kg/cápita, aunque se presentarán variaciones considerables entre las regiones y los países (Figura 5.5). En general, se prevé una bajada en las economías de ingresos altos, que son mercados más maduros, en tanto que en otras economías habría un aumento proporcionalmente mayor cuanto menor sea el ingreso del grupo.
Las mayores aportaciones a la demanda adicional serán las de Asia (66%) y África (30%). En estas dos regiones deficitarias en azúcar, los niveles de consumo per cápita son, por lo general, bajos en comparación con otras regiones y las perspectivas de crecimiento son altas. La tasa de crecimiento más alta de Asia se derivará de una demanda creciente de productos de repostería y bebidas con un rico contenido en azúcar, por lo general en zonas urbanas, en tanto que la de África provendrá de un mayor acceso al consumo directo. En América Latina, que ya tiene altos niveles de consumo per cápita, se prevé un crecimiento del consumo relativamente pequeño para 2030, de solo 4%.
En Asia, se espera que India experimente el mayor aumento en el nivel de consumo de azúcar, motivado por el crecimiento demográfico y la expansión de la industria de alimentos y bebidas. En África, se prevé que los mayores cambios en el consumo total corresponderán a Egipto y a varios países subsaharianos. Se espera que el consumo per cápita en Asia y África se incremente 1.1% anual y 0.8% anual, respectivamente, durante esta década. Pese a este incremento general, se prevé que el consumo promedio per cápita se mantendrá por debajo de los niveles promedio mundiales.
Por el contrario, se espera que el nivel de consumo de azúcar per cápita en muchos países desarrollados siga bajando, motivado por la preocupación creciente por los efectos negativos para la salud de su consumo excesivo y el aumento poco saludable de peso que incrementa los riesgos de contraer diabetes (tipo 2), enfermedades cardiacas y caries. Varios países han fijado impuestos a los productos azucarados calóricos, intentando así reducir el consumo de azúcar (México fue el primer país en tomar esa medida a nivel nacional en 2014). En algunos países o regiones, se diseñaron medidas prohibitivas para limitar la venta y/o promoción de bebidas azucaradas o productos dulces a niños menores de 18 años. Como respuesta a esta tendencia, algunas empresas multinacionales hicieron adaptaciones al reducir los tamaños de los porcentajes y la cantidad de edulcorantes calóricos por producto, o al remplazar la cantidad de azúcar con una cantidad equivalente de edulcorante artificial, que tiene un sabor más dulce pero menos calorías.
Se prevé que la bajada en el consumo per cápita de edulcorantes calóricos en los países desarrollados será más pronunciada en México, Australia y Nueva Zelandia, seguido por Canadá y los países de Europa Occidental. En Estados Unidos, aunque el consumo per cápita de edulcorantes calóricos es uno de los más altos del mundo, no se prevé una gran disminución; una propuesta de un comité científico de reducir la cantidad de azúcar añadida consumida en la dieta calórica diaria de 10% (recomendación de la OMS) a 6% no se incluyó en las directrices respecto a la dieta de 2020. Sin embargo, se prevé que la participación del azúcar en el consumo per cápita de edulcorantes calóricos (HFCS es el otro edulcorante calórico en estas Perspectivas) crecerá de 63% durante la década anterior a 68% para 2030. En Rusia, no se prevé que la demanda de azúcar aumente mucho, pues el nivel per cápita ya es alto. El debate sobre un posible impuesto para el azúcar aún está en curso, pero se espera que dicho producto se mantenga como una fuente económica de calorías y no se anticipan cambios en los hábitos de los consumidores.
Debido a su competitividad entre los refrescos azucarados calóricos, se prevé que el consumo de HFCS (peso en seco) crecerá 0.5% o 0.6 Mt para 2030. El consumo mundial seguirá limitado a unos cuantos países (Figura 5.6). El mayor incremento tendrá lugar en China, uno de los pocos países con un bajo consumo per cápita de edulcorantes, aunque se pusieron en marcha medidas temporales3 para proteger a su sector azucarero. Se prevé que China, el mayor productor de almidón del mundo, incrementará su oferta de HFCS para cubrir la creciente demanda interna, aunque es probable que la falta de rentabilidad frene este crecimiento. En la Unión Europea, a diferencia de las expectativas relacionadas con la abolición del sistema de cuotas, durante esta década el HFCS será solo ligeramente más competitivo ante el azúcar y se prevé que su participación en el consumo de edulcorantes calóricos se incrementará de un promedio de 3.5% en la década anterior a 4.5% para 2030. En otros países consumidores que por lo general tienen un alto nivel de consumo per cápita de edulcorantes, se supone que el consumo de HFCS por habitante bajará. En México, las medidas gubernamentales para reducir el consumo de edulcorantes calóricos deberán reducir la demanda y el consumo de azúcar. También se prevé una disminución en Estados Unidos, el mayor productor de HFCS; por otro lado, se prevé que la participación del HFCS en el consumo nacional de edulcorantes calóricos seguirá reduciéndose de 37% durante el periodo base a 32% para 2030, ya que aún se debate en todo el país sobre el peligro potencial creciente para la salud del HFCS por encima del azúcar. Por consiguiente, pese a su posición de liderazgo, se prevé que la producción de HFCS en Estados Unidos bajará 10%, para sumar 6.2 Mt para 2030.
5.6. Comercio
Se prevé que durante esta década, las exportaciones de azúcar se mantendrán muy concentradas y que Brasil consolidará su posición como el principal exportador (de 39% del comercio mundial en el periodo base a 43% en 2030) (Figura 5.7). La debilidad del real brasileño frente al dólar estadounidense durante el periodo de las perspectivas mejorará la competitividad de su sector azucarero. Pese a los crecientes costos de los insumos, los molinos se beneficiarán de buenos incentivos para producir azúcar para exportación, aunque los retornos favorables en el caso del etanol basado en caña de azúcar podrían plantear dificultades. Las exportaciones brasileñas de azúcar tradicionalmente se comercializan en forma de azúcar sin refinar de muy alta polarización y una cantidad relativamente pequeña de azúcar se refina para exportación. Se prevé que sus exportaciones representarán 72% del incremento del comercio mundial: +5.8 Mt en comparación con el periodo base, principalmente en forma de azúcar sin refinar.
En Tailandia, el segundo mayor exportador de azúcar del mundo, se produce muy poco etanol directamente a partir de la caña de azúcar (menos de 2%); más bien, se utiliza la melaza o la yuca. Se espera que la producción se recupere de manera gradual del descenso actual y recupere su participación en los mercados internacionales hacia el final del periodo de proyección, para alcanzar exportaciones de azúcar de 10 Mt y representar 14% de las exportaciones mundiales para 2030 (en comparación con 13% durante el periodo base). Se prevé que India tendrá suficientes existencias para mantener un nivel alto de exportaciones, sobre todo en forma de azúcar blanco, y será el tercer mayor exportador de azúcar a lo largo de la década. Sin embargo, se prevé que las constantes medidas gubernamentales para promover la inclusión del etanol contribuirán a debilitar el crecimiento de las exportaciones de azúcar durante el periodo de proyección, al desviarse una cantidad creciente de caña de azúcar hacia la producción de etanol. En Australia, la caña de azúcar se verá limitada por la disponibilidad de tierras de regadío; debido a esta limitación, se prevé que los niveles de producción se mantendrán cercanos a los niveles relativamente bajos de la temporada en curso, pero mayores que la demanda interna. Por consiguiente, el país seguirá exportando alrededor de 77% de su producción.
En 1968, la Unión Europea puso en marcha cuotas de producción de azúcar e isoglucosa para garantizar la producción y los precios. Estas cuotas se derogaron en 2017, lo cual provocó que los precios internos bajaran y liberó las exportaciones de su límite subsidiado por la Organización Mundial de Comercio (OMC).4 No se prevé un gran incremento de la producción y se espera que la de HFCS en términos generales cubra la demanda interna sin un cambio significativo en las exportaciones de la Unión Europea. Sin embargo, hacia el final de esta década, la región se convertirá en un exportador neto de azúcar blanco de alta calidad. Tradicionalmente, sus exportaciones llegan a países deficitarios en azúcar de las regiones NENA y del Lejano Oriente, aunque se enfrentarán a la competencia del suministro de las refinerías de azúcar desarrolladas durante la década anterior, sobre todo en la región NENA, para cubrir la demanda interna y al mismo tiempo realizar exportaciones. La región NENA depende decisivamente de Brasil como proveedor de azúcar sin refinar, lo cual la hace vulnerable a las restricciones de suministros para fines de procesamiento, así como a los movimientos de los tipos de cambio y los costos de transporte. Además, enfrenta una fuerte competencia de India en la exportación de azúcar blanco a África oriental y al Cercano Oriente.
Las importaciones mundiales de azúcar están menos concentradas que las exportaciones (Figura 5.8). Sobre la base de las proyecciones de las perspectivas, en Asia y África se registrará el crecimiento más fuerte de la demanda de azúcar, lo que a su vez determinará la clasificación de los principales importadores. Durante el periodo base, Indonesia y China fueron los principales importadores (con 5.4 Mt cada una), seguidos por Estados Unidos (2.8 Mt), la Unión Europea (2.2 Mt), Malasia (2.0 Mt), la República de Corea (en adelante, Corea) (1.9 Mt) e India (1.3 Mt). Se prevé que durante esta década, Indonesia, con un fuerte crecimiento del consumo, consolidará su posición como el principal importador de azúcar para 2030 (7.6 Mt), seguido por China (6 Mt), Estados Unidos (3.2 Mt), Malasia (2.4 Mt), Corea (2.1 Mt) e India (1.5 Mt).
En Estados Unidos, un país tradicionalmente deficitario en azúcar, las políticas públicas seguirán fomentando la producción nacional y limitando las importaciones. Los TRQ establecidos por la OMC o en los Tratados de Libre Comercio (TLC), así como la restricción a las importaciones provenientes de México debidas al Límite de Exportación (estipulado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos), regirán los flujos de importación. A causa de los precios del azúcar relativamente más altos en Estados Unidos, México seguirá exportando su azúcar principalmente para cubrir las necesidades de dicho país. A su vez, se espera que México recurra a importaciones de HFCS provenientes de Estados Unidos para cubrir su demanda interna de edulcorantes.
Se espera que las importaciones de azúcar disminuyan principalmente en la Unión Europea, la República Islámica del Irán y Sudáfrica. Los tratados preferenciales que la Unión Europea celebró con países asociados se han vuelto menos atractivos desde 2017, cuando la derogación de las cuotas de azúcar provocó que los precios bajaran. Se prevé que las importaciones de azúcar por parte de la Unión Europea cubrirán una demanda menor y disminuirán a 1.6 Mt para 2030.
5.7. Temas clave e incertidumbres
La pandemia de COVID-19 seguía en proceso cuando se elaboraron los supuestos económicos para este informe y los retrasos en la vacunación han generado incertidumbre respecto de la recuperación económica en 2021. En estas Perspectivas se presupone que al final de la temporada de azúcar de 2020 se levantarán las medidas de confinamiento y restricción, se reabrirán los restaurantes y se reanudará el consumo fuera del hogar. Después de un incremento temporal, el consumo deberá regresar a su crecimiento a largo plazo; sin embargo, la recuperación podría sufrir cambios, dependiendo de la disponibilidad de las vacunas y de las mutaciones del virus.
Las proyecciones incluidas en estas Perspectivas presuponen un entorno macroeconómico estable y condiciones climáticas normales, y plantean supuestos concretos respecto de diferentes variables, como los precios del petróleo crudo, las políticas públicas relacionadas (por ejemplo, las normativas obligatorias para el etanol) o las tendencias del consumo y la producción. Una perturbación en cualquiera de estas variables podría causar grandes desviaciones de las proyecciones, en especial porque la producción y el comercio se concentran en un pequeño número de países.
Para mantener la competitividad y tomando en cuenta las tendencias a la baja en la demanda de azúcar, los productores buscarán diversificarse. Durante la década anterior se desarrollaron nuevos productos derivados del cultivo de azúcar: los oligosacáridos, que se obtienen de los procesos de fermentación, pueden sustituir a algunos de los elementos nutritivos añadidos a las raciones de forraje (lisina), los bioplásticos y algunos productos químicos. El desarrollo a gran escala de estos productos alternativos podría crear tensiones en los mercados de los dos principales subproductos tradicionales.
Las perspectivas de la demanda de azúcar son inciertas debido a la creciente evidencia del efecto negativo del consumo excesivo de azúcar sobre la salud humana. Entre otras medidas, algunos gobiernos fijaron impuestos a los edulcorantes calóricos para alentar un menor consumo, lo cual podría reforzarse durante esta década. En consecuencia, la industria alimentaria puso en marcha medidas proactivas —por ejemplo, la reformulación de productos, el uso de edulcorantes no calóricos alternativos como la estevia y la disminución de los tamaños de las porciones—, las cuales también podrían ampliarse.
Las proyecciones para Brasil conllevan varias incertidumbres, sobre todo en relación con la consolidación financiera en curso. Las perspectivas para el tipo de cambio del real brasileño respecto del dólar estadounidense y el precio del petróleo son dos dinámicas decisivas para el sector azucarero de Brasil, el cual tiene la flexibilidad para cambiar fácilmente del uso de su caña de azúcar para producir azúcar o etanol, dependiendo de la relativa rentabilidad de los dos principales subproductos. Si el real brasileño se deprecia y el producto está denominado en dólares estadounidenses, hay incentivos para vender en el mercado mundial del azúcar (y viceversa). En cuanto al precio del petróleo crudo, este debe ser lo suficientemente alto para que los ingenios produzcan etanol, ya que el precio de este es fijo y representa 70% del precio del petróleo crudo. La apreciación o depreciación del real brasileño afecta directamente a la competitividad del sector y ejerce un efecto importante sobre los mercados internacional y nacional. La puesta en marcha del programa de biocombustibles (Renovabio) también puede afectar en gran medida a los mercados del azúcar, al igual que el potencial que las materias primas alternativas tienen para reemplazar parte del etanol basado en caña de azúcar, que podría también tener influencia en el sector.
Las perspectivas para India están sujetas a grandes incertidumbres. Los pequeños cambios en las tendencias de consumo o de producción, o en las políticas relacionadas, podrían afectar en gran medida a los mercados mundiales. Por ejemplo, los cambios en el supuesto cumplimiento de los ambiciosos objetivos de la mezcla de etanol del país podrían influir considerablemente en la oferta de azúcar a los mercados nacional e internacional. Del mismo modo, los cambios en las políticas públicas relacionadas con la exportación podrían repercutir mucho en los mercados mundiales. Además, históricamente, la producción y las exportaciones han sufridos grandes oscilaciones, que pueden afectar con facilidad a las predicciones del mercado contenidas en estas Perspectivas.
Las distorsiones comerciales sobre los mercados internacionales del azúcar persistirán. Los cambios en sus precios internacionales no se transfieren por completo a los productores y consumidores internos de azúcar, aunque algunos mercados de azúcar en el mundo han emprendido reformas estructurales (por ejemplo, eliminación las cuotas de azúcar en la Unión Europea y Tailandia). Sin embargo, con el fin de proteger sus mercados internos, muchos países siguen aplicando instrumentos de política comercial. Algunos son los siguientes: i) aranceles altos extracuota en China; ii) el mecanismo sudafricano de precio de referencia basado en el dólar, que garantiza un precio de importación mínimo; iii) ajustes a los TRQ de la OMC y el Límite de Exportación para México (Estados Unidos); iv) subsidios de transporte para estimular las exportaciones de azúcar y proteger los precios internos del azúcar (Pakistán e India); v) aranceles altos de importación (Unión Europea, Rusia y Estados Unidos); y vi) los acuerdos comerciales regionales (el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá [T-MEC], los Acuerdos de Asociación Económica [AAE] y la Iniciativa Todo Menos Armas [EBA] de Europa).
Notas
← 1. Los supuestos económicos que apoyan las proyecciones de un incremento de la producción incluyen la depreciación del real brasileño ante el dólar estadounidense, lo cual refleja la posición de Brasil como el principal exportador de azúcar.
← 2. Algunas autorizaciones de emergencia para utilizar un tratamiento de semillas de neonicotinoides podrían concederse hasta 2023 (Artículo 53 de la Regulación (EC) Núm. 1107/2009).
← 3. El arancel de importación de 50% se aumentó a 95% del 22 de mayo de 2017 al 21 de mayo de 2018, a 90% del 22 de mayo de 2018 al 21 de mayo de 2019 y a 85% del 22 de mayo de 2019 al 21 de mayo de 2020.
← 4. Una denuncia realizada por Australia, Brasil y Tailandia ante la OMC logró limitar las exportaciones subsidiadas de la Unión Europea a 1 279 kt/año, a partir de 2006.