En América Latina, el crecimiento económico presenta heterogeneidad. En la mayoría de las economías el crecimiento ha perdido dinamismo debido a condiciones financieras restrictivas, una demanda externa débil y a eventos climáticos extremos. La inflación sigue disminuyendo en el conjunto de la región lo que ha permitido que todos los bancos centrales hayan comenzado a disminuir sus tasas de política monetaria.
La transición energética se ha acelerado en la mayoría de los países incrementando la demanda de energías renovables. En este contexto, América Latina puede desempeñar un papel determinante en el nuevo sistema energético global. La región está muy bien posicionada para mitigar el cambio climático y ayudar en la transición hacia energías más limpias, gracias a su alto potencial para la generación de energías renovables, y gran riqueza de minerales esenciales para la transición energética.