Abstract

La situación de emergencia sanitaria global generada por el virus del COVID-19, así como sus consecuencias económicas y sociales, han provocado disrupciones en casi todos los aspectos de la vida de todos los grupos sociales. Sin embargo, cada parte de la población se ha enfrentado a distintos efectos dependiendo del grupo de edad al cual pertenece.

Para los jóvenes, y en particular aquellos más vulnerables, la crisis provocada por el COVID-19 presenta riesgos considerables en el ámbito de la educación, el empleo, la salud mental y los ingresos disponibles. Además, mientras los jóvenes y generaciones futuras asumirán la mayoría de las consecuencias económicas y sociales de la crisis a largo plazo, su bienestar podría verse afectado por consideraciones de orden económico o de equidad a corto plazo.

Para no exacerbar las desigualdades entre generaciones, y para involucrar a los jóvenes en generar más resiliencia social, los gobiernos deberán anticipar el impacto que las medidas de mitigación y recuperación de la crisis tendrán sobre los diferentes grupos de edad, mediante la aplicación de mecanismos de gobernanza eficaces.

Basado en los hallazgos de una encuesta realizada con 90 organizaciones juveniles en 48 países, este documento describe medidas concretas que los gobiernos pueden adoptar para diseñar políticas de recuperación inclusivas y equitativas que sean justas para todos.

 
Mensajes Clave

Con el fin de reconstruir mejor para todas las generaciones, los gobiernos deberían considerar las siguientes medidas:

  • Aplicar un enfoque intergeneracional y tomando en cuenta a la juventud a las acciones de respuesta a la crisis y medidas de recuperación en toda la administración pública.

  • Actualizar las estrategias nacionales de juventud en colaboración con organizaciones juveniles y otras partes interesadas, para traducir compromisos políticos en programas concretos.

  • Colaborar con los institutos nacionales de estadística y de investigación para recopilar evidencia desagregada por grupos de edad sobre el impacto de la crisis, a fin de monitorear desigualdades e informar la toma de decisiones (esto en complemento con la consideración de otros antecedentes como lo son el género, nivel educativo, indicadores socioeconómicos y situación laboral).

  • Anticipar los efectos de la formulación de normas y la asignación de recursos públicos sobre las diferentes cohortes por grupos de edad a través del uso de evaluaciones de impacto y la creación o fortalecimiento de instituciones a cargo de monitorear las consecuencias de estas en la juventud de hoy y generaciones futuras.

  • Promover la diversidad de edad en consultaciones e instituciones públicas para reflejar las necesidades y preocupaciones de diferentes cohortes de edad en el proceso de toma de decisiones.

  • Aprovechar la movilización actual de los jóvenes para mitigar los efectos de la crisis a través de los mecanismos, herramientas y plataformas existentes (por ejemplo, hacer uso de herramientas y datos digitales) para reforzar la resiliencia social frente a futuros impactos y desastres.

  • Alinear las respuestas de emergencia elaboradas a corto plazo con inversiones a largo plazo, incluyendo objetivos económicos, sociales y ambientales, para asegurar el bienestar de generaciones futuras.

  • Proveer políticas dirigidas a la población joven más vulnerable, tomando en cuenta a los jóvenes que no estudian, carecen de empleo o no siguen una formación (NEETs, por sus siglas en inglés), así como a los jóvenes migrantes, jóvenes sin domicilio fijo, y mujeres jóvenes, adolescentes y niños que enfrentan un alto riesgo de violencia doméstica.

 Introducción

La pandemia de COVID-19 está afectando todos los aspectos de la vida de las personas de una manera sin precedentes. Si bien muchas de sus implicaciones, como la angustia psicológica relacionada con el confinamiento y las medidas de distanciamiento social, afectan a toda la sociedad, cada grupo de edad es impactado por estos efectos de maneras distintas. Las respuestas que han implementado los gobiernos han evolucionado gradualmente, pasando de la gestión inmediata de la crisis a la implementación de medidas de recuperación. En este proceso, se han vuelto aparentes ciertas preocupaciones, incluyendo el alza de desempleo juvenil, las implicaciones que el aumento de deuda pública lleva sobre cuestiones de justicia intergeneracional, y riesgos para el bienestar de los jóvenes y generaciones futuras.

Para fomentar medidas de respuesta y recuperación más efectivas, se debe adoptar un enfoque integrado sobre la gobernanza publica, el cual permita anticipar el impacto de las medidas adoptadas sobre diferentes grupos de edad. En efecto, “construir mejor” requiere que los tomadores de decisiones identifiquen las divisiones entre generaciones y las aborden de manera decisiva,

La evidencia con la que cuenta la OCDE demuestra que la pandemia ha afectado a los grupos más vulnerables de manera desproporcionada y a la vez ha exacerbado las desigualdades existentes (OCDE, 2020[1]), (OCDE, 2020[2]) y (OCDE, 2020[3])). Este documento examina los efectos de la crisis sobre los jóvenes de entre 15 y 241 años a través de distintas cohortes de edad, así como sus implicaciones para la justicia y solidaridad intergeneracional. Si bien, actualmente los y las jóvenes cuentan con menos ingresos disponibles comparados con las generaciones anteriores; por ejemplo, el riesgo de desempleo es 2.5 veces más elevado para los jóvenes que para la población de 25 a 64 años de edad (OCDE, 2018[4]); y menos de la mitad de la juventud (45%) de los países de la OCDE expresan confianza en sus gobiernos (Gallup, 2019[5]). Factores de identidad en conjunto, tales como son el sexo, género, raza, etnicidad, discapacidades intelectuales o físicas, así como las desventajas económicas, pueden exacerbar las dificultades que presentan distintos grupos de jóvenes vulnerables, (por ejemplo, jóvenes sin domicilio fijo, sin trabajo, ni estudios y sin capacitación (NEETs) y jóvenes migrantes). Por consecuencia, los gobiernos deben tratar de anticipar el impacto de las medidas de mitigación y recuperación, tanto dentro de, y a través de, cada grupo de edad, afín de evitar ensanchar las desigualdades.

El impacto económico y sanitario de la pandemia de COVID-19 ha sido resentido asimétricamente a través de distintos grupos de edad. La evidencia más reciente sugiere que los jóvenes cuentan con un menor riesgo de desarrollar complicaciones graves de salud por el coronavirus, comparados con las cohortes de mayor edad (OMS, 2020[6]). Sin embargo, disrupciones en el acceso a la educación y oportunidades de empleo, junto con las consecuencias de la desaceleración económica, podrían situar a las generaciones jóvenes en una trayectoria mucho más incierta para encontrar y mantener empleos e ingresos de calidad2. La crisis financiera del año 2007-2008 anteriormente ha afrontado a los jóvenes con una parte importante de las consecuencias sociales y económicas de esta, ya que la proporción de jóvenes sin trabajo, educación o capacitación (NEETs) aumentó a 18% y el número de jóvenes desempleados aumentó un 20%, dejando a uno de cada ocho jóvenes (entre 18 y 25 años) en la pobreza.3

El desempleo a una temprana edad puede afectar la trayectoria profesional e ingresos futuros de manera profunda, creando efectos a largo plazo definido como “efecto de cicatriz” (OCDE, 2019[7])4. Los jóvenes con antecedentes de desempleo cuentan con menos oportunidades de desarrollo profesional, niveles de salario más bajos, menos posibilidades de obtener un mejor empleo y, finalmente, pensiones más bajas (OCDE, 2019[8]). Las consecuencias económicas de la pandemia corren el riesgo de agravar la vulnerabilidad actual de los jóvenes que se encuentran en el mercado laboral, pues es más probable que estos tengan empleos atípicos debido al uso de contratos temporales o de tiempo parcial, corriendo un mayor riesgo de perder su empleo e ingresos (OCDE, 2019[9]). Aunado a esto, los jóvenes cuentan con activos limitados, lo que coloca a quienes viven en hogares económicamente vulnerables frente a un mayor riesgo de caer por debajo del umbral de la pobreza en tan solo tres meses si sus ingresos disminuyen o se detienen súbitamente (OCDE, 2020[3]). Estos efectos económicos pueden perjudicar a los jóvenes de distintas maneras, desde su capacidad de acceder a una vivienda justa hasta tener la solvencia para pagar préstamos escolares.

Las disrupciones causadas por la pandemia de COVID-19 han puesto bajo la mirada de la opinión pública la capacidad de decisión y reacción eficaz de los gobiernos. En este sentido, decisiones complejas deben ser tomadas para equilibrar las consideraciones de salud pública a la par de factores económicos para así asegurar la distribución eficaz de programas de recuperación económica a gran escala entre distintos sectores y beneficiarios. Debido al envejecimiento de la población, cuestiones de justicia y solidaridad intergeneracional habían ya permeado los debates sobre las políticas sociales, presupuestarias y medioambientales llevadas a cabo por los poderes públicos mucho antes del repentino comienzo de la pandemia. Estas consideraciones pudieran ser aún más importantes en la medida que las repercusiones de la crisis se materialicen en los meses y años por venir.

Hacer escuchar a las diversas voces de la sociedad, tanto las de los jóvenes como las de personas mayores, es fundamental para la implementación de medidas y respuestas más inclusivas. Varios países miembros de la OCDE, incluyendo Alemania, Estonia, Polonia y Suiza, han lanzado iniciativas de participación en línea para involucrar a los ciudadanos en los esfuerzos de respuesta y recuperación frente a la crisis del COVD-19. Italia, por otro lado, ha establecido un grupo de trabajo con múltiples grupos de interés para hacer frente a la propagación de desinformación relacionada con la pandemia (DW, 2020[10]), (E-Estonia, 2020[11]), (Polandin, 2020[12]). Algunas de estas iniciativas emplearon datos abiertos gubernamentales para informar; involucrar e innovar en colaboración con los ciudadanos (OCDE, 2020[13]). Al involucrar a diversos grupos de interés juveniles se puede reconstruir la confianza, generar interés en la participación en la vida pública y crear estrategias de respuesta y recuperación a la crisis que respondan a las consideraciones de dichos actores.

Este informe se basa en el trabajo de la OCDE en materia de empoderamiento de la juventud y la justicia intergeneracional, encomendado por el Comité de Gobernanza Pública y el Comité de Política Regulatoria de la OCDE. El informe también se basa en las conclusiones del Informe Global de la OCDE sobre el empoderamiento de los jóvenes y la justicia intergeneracional (OCDE, 2020[14]).

Este documento presenta los resultados de una encuesta realizada en línea, llevada a cabo por la OCDE entre el 7 y el 20 de abril de 2020, en la cual participaron 90 organizaciones juveniles de 48 países (véase el Anexo 1.A).

El informe consta de tres secciones:

  • Evaluación sobre los efectos a corto, mediano y largo plazo de la pandemia de COVID-19 en los jóvenes con un enfoque en grupos vulnerables;

  • Elementos necesarios para un enfoque integrado de gobernanza pública que garantice una recuperación y resiliencia que sean justas e inclusivas: y

  • El rol de los jóvenes como catalizadores de sociedades incluyentes y resilientes como parte de la respuesta a la crisis, así como la preparación para futuros “shocks”.

 1. El impacto del COVID-19 en los jóvenes y grupos vulnerables

 Los jóvenes expresan sus preocupaciones en cuanto a los impactos provocados por la pandemia del COVID-19 sobre la salud mental, empleo, ingreso económico y educación.

Si bien la trayectoria de la pandemia varía entre países, muchos de los gobiernos de países OCDE han implementado medidas de distanciamiento social, confinamiento y aislamiento social para contener la propagación del virus.

En este contexto, las organizaciones juveniles han manifestado fuertes preocupaciones sobre el impacto del COVID-19 sobre la salud y bienestar mental, empleo, pérdida de ingreso, disrupción en la educación, relaciones familiares y amistades, así como la limitación a las libertades individuales (Figura 1). Una parte significativa de los encuestados también expresó su preocupación en cuanto al acceso a información confiable (OECD, 2020)5.

 
Figura 1. Los jóvenes expresan mayores preocupaciones sobre los impactos de la crisis del COVID-19 sobre la salud mental, acceso al empleo e ingresos disponibles

Nota: Se pidió a los encuestados que identificaran las tres áreas en las que les resulta más difícil mitigar los efectos de la crisis del COVID-19. “OCDE” se refiere al promedio de las respuestas de los 52 encuestados de los países de la OCDE. “No-OCDE” se refiere al promedio de las respuestas de los 29 encuestados de países no OCDE. “Total” se refiere al promedio de respuestas de los 90 encuestados, es decir, encuestados de países de la OCDE y no pertenecientes a la OCDE, así como nueve organizaciones juveniles internacionales, cuyas respuestas no se muestran por separado en este gráfico.

Fuente: Encuesta de la OCDE sobre el COVID-19 y los jóvenes.

 Empleo e ingresos disponibles

Los empleos temporales y poco remunerados dentro de los sectores más afectados por la crisis (por ejemplo, los restaurantes, hotelería y la industria del entretenimiento) suelen ser ocupados por jóvenes, los cuales actualmente se enfrentan a un mayor riesgo de pérdida de empleo e ingresos. En promedio en los países miembros de la OCDE, el 35% de la población joven entre las edades de 15 a 29 años llevan a cabo trabajos mal remunerados e inseguros, comparado con el 15% de la población de mediana edad (30 a 50 años) y 16% de trabajadores mayores (de 51 años o más) (OCDE, 2019[9]). Los datos recopilados al inicio de la crisis demuestran que los jóvenes (15 a 24 años) fueron el grupo más afectado por el alza de desempleo entre febrero y marzo (OCDE, 2020[15]). Frente a una pérdida parcial o total de ingresos, los jóvenes son más propensos a caer en la pobreza que otras generaciones, ya que cuentan con menos ahorros que los respalden (OCDE, 2020[3]). Como se puede constatar durante previos “shocks” económicos, los jóvenes que se gradúan en periodos de crisis tendrán más dificultades para encontrar empleos e ingresos dignos, lo cual tiene el potencial de retrasar su acceso a la independencia financiera.

Más de una década después de la crisis financiera, la tasa de desempleo juvenil en los países de la OCDE se mantiene por encima de los niveles previos a la misma, lo cual demuestra los impactos a largo plazo que un “shock” económico pueden tener en los jóvenes y las generaciones futuras (OCDE, 2020[3]). El “shock” económico provocado por la crisis del COVID-19 puede ensanchar las desigualdades existentes entre los jóvenes. Por ejemplo, durante la crisis financiera de entre 2007 y 2008, los jóvenes con bajos niveles de educación (inferior a la educación secundaria superior) fueron los más afectados por el desempleo y la inactividad, lo cual permaneció constante durante la lenta recuperación (OCDE, 2019[16]). Cifras recientes muestran que los jóvenes que no han pasado el nivel inferior de educación secundaria son tres veces más propensos a caer en la categoría “NEET” comparado con aquellos que cuentan con una educación superior o título universitario (OCDE, 2019[16]), lo cual, a su vez, tiene un efecto negativo en sus prospectos laborales y de ingresos futuros (OCDE, 2015[17]).

 Disrupción en el acceso a la educación

El cierre de escuelas y universidades afectó a más de 1.5 mil millones de jóvenes y niños en todo el mundo y ha cambiado de manera significativa su modo de vida y forma en que estos continúan su aprendizaje a través de la pandemia (ONU, 2020[18]). De las nuevas herramientas de enseñanza y aprendizaje, así como los innovadores servicios educativos empleados por escuelas y enseñantes, algunas podrían tener un impacto duradero en los sistemas educativos. Por otro lado, la evidencia de la OCDE demuestra que cada semana de cierre de escuelas representa una pérdida en el desarrollo del capital humano, con importantes implicaciones económicas y sociales a largo plazo (OCDE, 2020[19]).

A pesar de la flexibilidad y el compromiso demostrado por escuelas y maestros para asegurar la continuación educativa durante cierres escolares, no todos los estudiantes han podido tener acceso a la educación de manera constante. Un estudio de la OCDE realizado en 59 países demuestra que, a pesar de que la mayoría de los países introdujeron medios alternativos de aprendizaje, solo la mitad de los estudiantes pudieron acceder a todo o a la mayor parte de su plan de estudios (OCDE, 2020[20]). La pérdida de aprendizaje causada por la pandemia podría tener repercusiones económicas para diversos grupos sociales, incluidas la disminución de productividad y crecimiento. Las estimaciones de la OCDE muestran que un año de pérdida escolar puede ser equivalente a una pérdida de entre 7% y 10 % de ingresos de por vida (OCDE, 2020[20]).

Con respecto al cierre de escuelas, la calidad del ambiente de aprendizaje en casa se torna aún más importante. La presente brecha digital en la conectividad y el acceso a dispositivos electrónicos corre el riesgo de agravar aún más las desigualdades entre los jóvenes durante la pandemia. Por ejemplo, los estudiantes provenientes de familias con bajos recursos tienen, en general, menos acceso a herramientas de aprendizaje digitales y menor apoyo parental para poder aprender en casa (OCDE, 2020[2]). En los países de la OCDE, más de uno de cada diez jóvenes de 15 años de edad provenientes de escuelas de bajos recursos no cuentan ni con un espacio adecuado para estudiar en el hogar, ni con conexión a internet en su domicilio. Uno de cada cinco jóvenes no tiene acceso a una computadora para realizar sus tareas escolares (OCDE, 2020[21]), (Figura 2).

 
Figura 2. Porcentaje de estudiantes con acceso a una computadora para hacer deberes escolares

Nota: Una escuela socioeconómicamente desfavorecida (aventajada) es aquella cuyo perfil socioeconómico (es decir, el estatus socioeconómico promedio de los estudiantes de la escuela) se encuentra en el cuartil inferior (superior) del índice PISA de evaluación económica, social y cultural en el conjunto de las escuelas del país o la economía en cuestión.

Fuente: OCDE (2020), Learning remotely when schools close: How well are students and schools prepared? Insights from PISA. www.oecd/org/coronavirus/en.

La falta de oportunidades de aprendizaje presenciales, así como las dificultades económicas, aumentan el riesgo de abandono de estudios. Ya antes de la crisis, uno de cada diez jóvenes de entre 15 y 24 años en promedio dentro de los países de la OCDE no cursaba estudios, estaba en capacitación o estaba empleado (Figura 3), lo que representa un importante costo económico equivalente a entre el 0.9% y 1.5% del PIB de la OCDE (OCDE, 2020[3]). Los cierres escolares tienen un impacto particularmente en el bienestar de los jóvenes vulnerables, sobre todo para aquellos con necesidades especiales (por ejemplo, personas con discapacidades) y aquellos que hagan uso de servicios de apoyo sociales y emocionales proporcionados por las escuelas, así como para los que dependan de los comedores escolares como fuente fiable de nutrición diaria (OCDE, 2020[22]).

 
Figura 3. Uno de cada diez jóvenes en la OCDE no cursa estudios, no tienen empleo y no siguen una formación
Proporción de jóvenes (edades entre 15 y 24 años) que no cursan estudios, no tienen empleo y no siguen una formación

Nota: El promedio de la OCDE excluye Corea y Suiza ya que carecen de análisis cronológicos completos.

Fuente: OCDE (2020), How's Life? 2020: Measuring Well-being, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/9870c393-en.

 Estragos en la salud mental

Los hallazgos de la encuesta de la OCDE confirman las importantes repercusiones psicológicas que han tenido las medidas del distanciamiento social y la cuarentena en los jóvenes, las cuales han causado estrés, ansiedad y sentimientos de soledad. Esto es también corroborado por los hallazgos de estudios realizados en el Reino Unido (Etheridge B., L. Spanting, 2020[23]) y los Estados Unidos (McGinty EE et al., 2020[24]), los cuales demuestran que los adultos jóvenes (de edades entre 18 y 20 años) han sido más afligidos emocionalmente que otros grupos de edad desde el inicio de la pandemia.

La evidencia de pandemias previas sugiere que la exposición de la violencia doméstica aumenta durante los confinamientos, lo que hace que los adolescentes, niños y mujeres sean más vulnerables a la violencia de familiares o parejas, lo cual conlleva repercusiones psicológicas duraderas (OCDE, 2020[1]). Durante la epidemia de Ébola del 2014 en África Occidental, por ejemplo, el 55 por ciento de los niños entrevistados indicaron un aumento de violencia durante esta misma (ONU, 2020[18]). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el brote del COVID-19 se han realizado hasta cinco veces más búsquedas en línea sobre servicios de prevención contra la violencia, y llamados de urgencia para denunciar la violencia doméstica cometida contra mujeres y niños aumentaron en un 60% en comparación con el mismo período del año anterior en Europa (OMS, 2020[6]).

El cierre de escuelas afecta el bienestar mental de los estudiantes, ya que los profesores y sus compañeros pueden ser fuente de apoyo social y emocional. Los profesionales de la educación también juegan un papel importante para ayudar a detectar y denunciar el abuso contra los niños (Campbell, 2020[25]). Aunado a esto, el aplazamiento o cancelación de exámenes en alrededor de 70 países, incluidos los exámenes finales de alta prioridad, expone a los jóvenes y niños a la incertidumbre, la ansiedad y el estrés (ONU, 2020[18]).

Los efectos de la crisis sobre el bienestar psicosocial y subjetivo de los jóvenes dependen también del hogar en donde viven y de sus circunstancias individuales como lo son la pérdida de empleo e ingresos, la calidad de la vivienda, las enfermedades y la pérdida de seres queridos, así como la preexistencia de enfermedades y también si hay personas vulnerables dentro del hogar (OCDE, 2020[3]).

 Las perspectivas de bienestar futuro, la cooperación internacional y la solidaridad representan importantes preocupaciones a largo plazo

Cuando se les preguntó acerca de las implicaciones a largo plazo de la pandemia del COVID-19, la preocupación mencionada más frecuentemente por las organizaciones juveniles en países miembros de la OCDE fue el bienestar de las personas de la tercera edad. Otros factores de preocupación, mencionados en orden decreciente, fueron la cooperación internacional, el bienestar de los jóvenes, la difusión de información falsa o desinformación (“fake news”), el alza de la deuda pública, la discriminación racial y, en menor medida, la solidaridad intergeneracional. Estas respuestas son similares a aquellas emitidas por organizaciones juveniles basadas fuera de la OCDE que tomaron parte en la misma encuesta (Figura 4).

De acuerdo con los hallazgos del resumen de políticas de la OCDE sobre la desinformación referente al COVID-19, los resultados obtenidos reafirman estas preocupaciones (OCDE, 2020[26]). La evidencia proveniente de diez países6, recabada a principios de mayo del 2020, demostró que la mitad de sus poblaciones les resultaba difícil obtener información confiable sobre el virus, señalando una falta de información actualizada y fiable (Edelman, 2020[27]). Los jóvenes utilizan ampliamente los medios sociales como fuente principal de información lo cual, según un estudio reciente, transmiten el 88% de la desinformación relacionada con la pandemia (Brennen, 2020[28]). Lo anterior aumenta la probabilidad de exposición de los jóvenes a la desinformación e incrementa, también, su miedo y socava su confianza.

Desde el brote de la pandemia, el número de reportes sobre casos de racismo y discriminación dirigida a personas de diferentes orígenes ha incrementado (UNESCO, 2020[29]). Los resultados de la encuesta sugieren que los jóvenes están preocupados por la perduración del racismo y la desinformación generalizada asociada con la pandemia del COVID-19. Algunas de las iniciativas lideradas por los jóvenes (véase la Sección 3) tienen como objetivo atajar estos desafíos a través de la difusión de información y ofreciendo apoyo a los grupos más vulnerables y marginados, como las minorías, las comunidades indígenas y los migrantes.

 
Figura 4. El bienestar futuro, la cooperación internacional y la solidaridad son aspectos de mayor preocupación a largo plazo

Nota: Se pidió a los encuestados que calificaran qué tan preocupada está su organización por los efectos a largo plazo de la crisis del COVID-19, en una escala del 1 al 5, donde 1 significa "nada preocupado" y 5 "muy preocupado". “OCDE” se refiere al promedio de las respuestas de los 52 encuestados de los países de la OCDE. “No-OCDE” se refiere al promedio de las respuestas de los 29 encuestados de países no-OCDE. “Total” se refiere al promedio de respuestas de los 90 encuestados, es decir, encuestados de países de la OCDE y no pertenecientes a la OCDE, así como nueve organizaciones juveniles internacionales, cuyas respuestas no se muestran por separado en este gráfico.

Fuente: Encuesta de la OCDE sobre el COVID-19 y los jóvenes.

Como se muestra en la Figura 4, una gran mayoría de jóvenes también expresa preocupación sobre los niveles de la deuda pública. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), a principios de abril, países de todo el mundo aprobaron medidas de emergencia con un valor de más de 4.5 billones de dólares estadounidenses (BBC, 2020[30]). Se calcula que, para algunos países de la OCDE, los paquetes de estímulo fiscal ascienden hasta el 20% del PIB a mediados de abril (Elgin, C. et al., 2020[31]). Asimismo, se prevé que en 33 países de la OCDE el promedio de la deuda bruta del gobierno general alcance entre el 128% del PIB (escenario de un solo golpe) y el 137% del PIB (escenario de doble golpe) en 2021, comparado al 110% del PIB del 2019 (OCDE, 2020[32]). La magnitud de las medidas fiscales podría crear efectos duraderos en la sociedad y la economía, poniendo en primer plano cuestiones de justicia intergeneracional. En el contexto del envejecimiento de las sociedades, el aumento de los niveles de la deuda pública debido a la crisis por COVID-19 puede exacerbar los desafíos existentes para las finanzas públicas sostenibles (Rouzet et al., 2019[33]). Esto plantea preguntas acerca del impacto distribucional de las decisiones y opciones tomadas en el presente y si los costos asociados a las medidas de mitigación y recuperación serán repartidos de manera justa entre la sociedad y las generaciones.

 2. Respuestas de gobernanza para reconstruir mejor y dar a todas las generaciones

 La confianza en los gobiernos y sus respuestas ante la pandemia

A pesar del reciente levantamiento gradual de las medidas de confinamiento en la mayoría de los países de la OCDE, cambiar los comportamientos diarios seguirá siendo fundamental en los meses por venir para evitar nuevas oleadas de infecciones. Fomentar la confianza entre los jóvenes es fundamental para generar aceptación y determinar el éxito de las medidas de respuesta y recuperación a largo plazo. El informe de una próxima publicación OECD Global Report on Youth Empowerment and Intergenerational Justice (OCDE, 2020[14]) demuestra que la gobernanza pública constituye un elemento clave para fomentar la confianza entre los jóvenes, apoyar su transición a una vida autónoma, fortalecer la relación que tienen éstos con las instituciones públicas, y para asegurar la justicia intergeneracional. De hecho, la evidencia de la OCDE señala que las medidas de gobernanza pública que promueven, entre otros, los principios de transparencia, integridad, rendición de cuentas y la participación de los grupos de interés, entre otros, son fuertes predictores de la confianza en las instituciones (OCDE, 2017[34]), (OCDE, 2017[35]). En el contexto de COVID-19, estos principios son una condición previa para reconstruir mejor.

Después del deterioro general resultante de la crisis financiera del 2007-2008, la confianza en las instituciones públicas apenas se ha recuperado a lo largo de la última década. En 2019, menos de la mitad de la población de los países de la OCDE (43%) confiaba en su gobierno nacional (OCDE, 2020[3]). La erosión de la confianza ha sido especialmente marcada entre los jóvenes. En 2018, los jóvenes eran el grupo con menos confianza en el gobierno nacional, comparado con los ciudadanos de mediana edad y los de edad más avanzada en la mayor parte de los países de la OCDE para los que hay datos disponibles (OCDE, 2019[36]). Además, en más de la mitad de los países de la OCDE (20 de 37), la confianza expresada por los jóvenes en sus gobiernos nacionales ha disminuido desde el 2006, en comparación con la población total (Figura 5). Si bien la crisis financiera difiere en muchos aspectos de la crisis por COVID-19, las lecciones aprendidas del pasado pueden ofrecer importantes enseñanzas para diseñar medidas de recuperación que no dejen a los jóvenes atrás.

 
Figura 5. En más de la mitad de los países de la OCDE, los jóvenes confían menos en el gobierno que antes de la crisis financiera de 2007-2008 (relativo a la población total)

Nota: “Jóvenes” aquí se refiere a personas de 15 a 29 años. Los datos desglosados por edad entre años no están disponibles para Islandia.

Fuente: Cálculos de la OCDE basados en Gallup World Poll (Base de datos).

En el contexto actual, la confianza de las personas en el gobierno, así como la capacidad de este para manejar y recuperarse de la epidemia es particularmente volátil. Por ejemplo, datos de la encuesta presentada por el Parlamento Europeo el 27 de abril del 2020 (Parlement européen, 2020[37]), muestran que el apoyo a las medidas gubernamentales aplicadas se mantiene alto en la mayoría de los países encuestados aunque también se muestra un ligero declive, principalmente debido a que las preocupaciones de los ciudadanos pasan de ser sobre cuestiones inmediatas concerniendo la salud a ser inquietudes sobre las consecuencias económicas y financieras de la crisis. Un estudio reciente en los países del G7 (realizado del 9 al 13 de abril) también resalta dicha volatilidad al reportar cambios importantes en los niveles de confianza en comparación con una encuesta realizada el mes anterior (Kantar, 2020[38]).

Datos de la encuesta realizada por la OCDE entre el 7 y el 20 de abril muestran que la confianza en el gobierno ha aumentado, para un 43% de las organizaciones juveniles encuestadas alrededor del mundo, desde el inicio de la pandemia. La confianza se ha mantenido estable para el 36% de ellas, mientras que disminuyó para el 21%. Si bien, en su conjunto, la mayoría de las organizaciones juveniles manifestaron un incremento (o no expresaron cambios) en los niveles de confianza en el gobierno, esto varía significativamente entre países. Por ejemplo, mientras que el 40% de las organizaciones juveniles de los países de la OCDE reportaron un incremento de confianza, la cifra fue de 55% para aquellas organizaciones juveniles de países fuera de la OCDE (Figura 6). Los números también muestran que la confianza en el gobierno no cambió para el 38% de las organizaciones juveniles de los países de la OCDE, ni positiva ni negativamente.

 
Figura 6. La confianza de los jóvenes en el gobierno aumentó a partir de abril
Porcentaje de encuestados que indican cómo ha cambiado su confianza en el gobierno desde el brote de COVID-19

Nota: “OCDE” se refiere al promedio de las respuestas de los 52 encuestados de los países de la OCDE. “No-OCDE” se refiere al promedio de las respuestas de los 29 encuestados de países no-OCDE. “Total” se refiere al promedio de respuestas de los 90 encuestados, es decir, encuestados de países de la OCDE y no pertenecientes a la OCDE, así como nueve organizaciones juveniles internacionales, cuyas respuestas no se muestran por separado en este gráfico.

Fuente: Encuesta de la OCDE sobre la juventud y el COVID-19.

No existe una explicación sencilla para las diferencias observadas entre los niveles de confianza reportados por las organizaciones basadas en países miembros de la OCDE y aquellas basadas en países no-miembros. Se tienen en cuenta, por ejemplo, varios factores como lo son la mayor o menor exposición a la crisis en sí misma, y las diferentes expectativas de los ciudadanos con respecto al papel de las autoridades públicas. Los análisis de factores que fomentan o reducen la confianza permiten identificar otros elementos como la eficacia en las instituciones públicas, los resultados de las políticas implementadas y la capacidad de las autoridades públicas para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos, como explicaciones potenciales a los cambios en la confianza (Bouckaert, 2012[39]).

En el contexto de la crisis del COVID-19, los gobiernos implementaron diversas medidas inmediatas para mitigar los efectos en los jóvenes, como la recopilación de datos desglosados por edad y la creación de plataformas de voluntariado para movilizar el apoyo del sector de juventud (Recuadro 1).

 
Recuadro 1. Selección de medidas tomadas por los gobiernos para responder a la crisis del COVID-19 y apoyar a los jóvenes
Recopilar y difundir datos sobre las poblaciones jóvenes

En Nueva Zelanda, el Departamento de Desarrollo de la Juventud encuestó a niños y jóvenes bajo cuidado estatal para comprender cómo éstos enfrentaron el confinamiento y poder orientar las acciones de los trabajadores sociales. En el Reino Unido, la Agencia Nacional de la Juventud ha publicado un informe que destaca cómo la pandemia está amplificando las vulnerabilidades existentes entre los jóvenes, que también contiene propuestas sobre el papel de los trabajadores sociales en el contexto actual.

Apoyar a los jóvenes en el ámbito de bienestar y salud mental

En varios países, incluidos Alemania, Irlanda, Portugal y Reino Unido, las autoridades públicas han puesto a disposición y compartido consejos prácticos con padres, niños y jóvenes para ayudarlos a sobrellevar el confinamiento. Por ejemplo, el gobierno irlandés ha brindado consejos prácticos con ideas para actividades (en línea y fuera de línea) para que niños y jóvenes realicen en casa. Asimismo, el Instituto Portugués de Deportes y Juventud ha ofrecido información, videos, capacitación y seminarios web para alentar a los jóvenes a mantenerse activos en casa.

Llamamiento a la solidaridad intergeneracional

En Alemania y otros países, las autoridades públicas han puesto en marcha iniciativas en las redes sociales para generar conciencia sobre la importancia de proteger a otros, especialmente gente vulnerable como lo son las personas mayores y las personas con condiciones preexistentes, ante los riesgos desproporcionados a los cuales estos se encuentran en el ámbito de salud. Estos son llamados explícitos a la solidaridad entre generaciones.

Movilizar a jóvenes voluntarios y trabajadores en el sector de juventud

Alrededor del mundo, los jóvenes han hecho esfuerzos importantes para mitigar los efectos de la crisis del COVID-19. Las autoridades públicas han facilitado el voluntariado juvenil durante este período crítico a través de programas específicos. En particular, el gobierno francés ha creado una plataforma de voluntariado nacional llamada “Je Veux Aider” (Quiero ayudar), dedicada en particular a la distribución de emergencia de alimentos y productos de higiene, el cuidado provisional de hijos del personal de salud, el mantenimiento de conexiones sociales con personas de la tercera edad que estén aislados, y ayuda práctica a vecinos vulnerables. El gobierno canadiense ha establecido una plataforma similar dedicada al voluntariado durante la pandemia de COVID-19 llamada “I Want to Volunteer” (Quiero ser voluntario). Nueva Zelanda ha establecido una red entre las asociaciones juveniles claves para facilitar su colaboración y abordar la crisis de COVID-19 de manera más efectiva. Los trabajadores en el sector de juventud también continuaron brindando apoyo a jóvenes vulnerables de formas innovadoras (a menudo digitales). Algunos gobiernos, como el del Reino Unido, han ayudado a mejorar la seguridad de los trabajadores jóvenes a través de, por ejemplo, consejos prácticos y guías.

La manera en que las autoridades públicas han intervenido influyó en el sentimiento de confianza, tanto positiva como negativamente (OCDE, 2017[35]), (OCDE, 2020[14]). Conforme con investigaciones anteriores de la OCDE sobre la confianza, como lo es el OECD Trust Framework [Marco de confianza de la OCDE] (OCDE, 2017[35]), los elementos destacados por los encuestados apuntan hacia la importancia de la capacidad de respuesta gubernamental (por ejemplo, garantizar el acceso a los servicios públicos durante la pandemia a través de medios digitales, entre otros) y su confiabilidad (por ejemplo, las medidas de emergencia basadas en evidencia, véase la Figura 7). La importancia de la integridad, la transparencia (por ejemplo, entrega de datos claros y abiertos), así como la justicia social (por ejemplo, apoyo a los grupos más vulnerables) fueron también reportados frecuentemente por los encuestados.

 
Figura 7. La manera en la que los gobiernos responden tiene un impacto en la confianza pública

Nota: “OSC” se refiere a organizaciones de la sociedad civil. Los elementos resaltados en la figura resumen las respuestas de los encuestados a una pregunta abierta que les pide que motiven el cambio en la confianza en el gobierno que informaron.

Fuente: Encuesta de la OCDE sobre COVID-19 y la juventud.

 Gobernanza pública para una recuperación justa y resiliente

Los planes y estrategias creados por los gobiernos para recuperarse de la pandemia del COVID-19 movilizarán recursos considerables y tendrán también efectos duraderos en la sociedad y la economía (véase la Sección 1). En este contexto, los gobiernos tienen la oportunidad de “reconstruir mejor” después de la crisis, y de reforzar la confianza pública al asegurarse que los planes de recuperación no solo atiendan los efectos colaterales de la crisis, sino que también consideren el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

La función normativa y las medidas fiscales y presupuestales son palancas poderosas que poseen los gobiernos para asegurarse de no dejar a nadie atrás.

Compromiso de todo el gobierno por la justicia intergeneracional

Algunos países ya han hecho compromisos para integrar cuestiones de equidad e inclusión en las medidas de recuperación de la crisis de COVID-19. Por ejemplo, los ministros del clima y del medio ambiente de los países de la Unión Europea7 así como los miembros del Parlamento Europeo8, hicieron un llamado para que el progreso en cuanto a medidas ambientales sea parte integral de la estrategia de recuperación a largo plazo de la UE. Los compromisos para la justicia intergeneracional deben ser inscritos dentro de las estructuras de gobierno, así como dentro de sus herramientas e instituciones, independientemente de consideraciones a corto plazo. Por ejemplo, el plan NextGenerationEU [Próxima Generación UE] propuesto por la Comisión Europea (CE, 2020[40]) prevé una salida verde a la crisis integrando el Pacto Verde Europeo en la recuperación y reforzando el Just Transition Fund [Fondo de Transición Justa], los cuales destacan de manera explícita la importancia de la justicia intergeneracional. Como ejemplo adicional, en el Reino Unido, el gobierno galés adoptó un marco de trabajo (Gouvernement gallois, 2020[41]), para reunir los principios generales con los cuales evaluarán las medidas de recuperación. Este marco de trabajo incluye los principios de la justicia intergeneracional en referencia al Future Generations Act [Acta de Generaciones Futuras] (2015), que tiene el mandato integrar consideraciones intergeneracionales y a largo plazo en el trabajo del gobierno en Gales.

Visión estratégica

Alrededor de tres de cada cuatro países de la OCDE han adoptado estrategias nacionales de juventud para definir objetivos para las poblaciones jóvenes y ofrecerles programas y servicios de manera coherente a través de los diferentes límites administrativos. Por ejemplo, Canadá, Eslovenia, Grecia y Nueva Zelanda cuentan con estrategias nacionales para la juventud que ya contemplan los aspectos de la resiliencia juvenil tanto a nivel individual como social. Estas estrategias pueden ser utilizadas para movilizar recursos y realizar programas focalizados. Por ejemplo, la Oficina de la Juventud de la República de Eslovenia ha realizado encuestas en línea para obtener información sobre las actividades llevadas a cabo por las organizaciones juveniles eslovenas para mitigar la crisis por COVID-19 y monitorear progresos en el sector laboral juvenil digital (Office of the Republic of Slovenia for Youth, 2020[42]).

Al mismo tiempo, es probable que los gobiernos ajusten numerosos planes sectoriales, desde estrategias que abarquen los servicios públicos (como transporte, servicios sociales, planeación urbana, etc.) hasta planes que abarcan sectores económicos (como los sectores agrícola y turístico). Esto ofrece una ventana de oportunidad única para los responsables de políticas de tener en mayor cuenta los intereses de los jóvenes y generaciones futuras en las acciones de los poderes públicos, a través de todos los sectores. Las consideraciones de juventud y justicia intergeneracional también podrían integrarse en las estrategias de reactivación económica puestas en marcha por los gobiernos para hacer frente a la crisis del COVID-19. Por ejemplo, el plan de respuesta económica de Canadá (Gouvernement du Canada, 2020[43]), incluye medidas de ayuda para que los jóvenes reciban un ingreso de emergencia, desarrollen sus capacidades, incrementen su experiencia profesional, y contribuyan en sus comunidades mediante voluntariados relacionados con el contexto actual.

Herramientas para apoyar a todas las generaciones

La disponibilidad de evidencia desagregada por edad es fundamental para evaluar el impacto del COVID-19 en el bienestar de los diferentes grupos de edad (OCDE, 2020[14]). Por ejemplo, Alemania, Austria, Francia y Nueva Zelanda pueden utilizar evaluaciones de impacto de las políticas en la juventud ya existentes para hacer evaluaciones ex ante sobre las posibles consecuencias de las medidas de recuperación para los jóvenes y promover la inclusión de los resultados obtenidos. Los países también pueden aprovechar las evaluaciones de impacto existentes en el ámbito de sostenibilidad. Por ejemplo, el marco sobre la Evaluación de Impacto Sostenible establecido en Suiza (SIA, por sus siglas en inglés) tiene como objetivo incorporar en la legislación consideraciones intergeneracionales en materia ambiental, social y de sostenibilidad económica, así como planes de acción y proyectos públicos. Cuando no se hayan aplicado previamente evaluaciones exhaustivas, los gobiernos podrían incluir cláusulas de extinción y de revisión obligatoria en las medidas de recuperación y en las regulaciones (OCDE, 2020[44]).

En Canadá, el gobierno está investigando cómo el gasto y las políticas gubernamentales, como la ayuda de emergencia y las medidas de recuperación de la crisis por COVID-19, afectarán a hombres y mujeres de manera diferenciada empleando el marco Gender-Based Analysis Plus (GBA+), (Wright, 2020[45]). Dicho marco se utiliza para evaluar el impacto de las políticas y los programas entre los grupos sociales, reconociendo la intersección de factores de identidad como el género y la edad. Más allá de las evaluaciones ex ante de las medidas de recuperación, también serán necesarios datos e indicadores desagregados por edad para monitorear el progreso durante la fase de recuperación, con el fin de evitar que las brechas entre generaciones se amplíen aún más.

Las herramientas de gobernanza también pueden ayudar a distribuir los recursos públicos para una recuperación justa entre todas las generaciones. Por ejemplo, el New Zealand’s Living Standard Framework [Marco de estándares de vida de Nueva Zelanda] (The Treasury, 2019[46]) permite medir los efectos de las políticas implementadas respecto a los diferentes aspectos del bienestar, así como las implicaciones a largo plazo -- y distribución entre los diferentes grupos demográficos dependiendo de su edad, género y estrato socioeconómico -- de estas. Este marco se integró de manera holística a las estructuras de gobernanza. En 2019, por primera vez, se obtuvo como resultado un presupuesto nacional elaborado en torno a las prioridades del bienestar.

Los gobiernos pueden aplicar más ampliamente una perspectiva intergeneracional a las medidas de recuperación del COVID-19 a través de la elaboración de presupuestos nacionales, los informes de desempeño, y en términos más generales, en el análisis de sostenibilidad fiscal. También pueden aprovechar la experiencia presente en las instituciones fiscales independiente (IFIs, por sus siglas en inglés) (OCDE, 2014[47])9. Por ejemplo, el Consejo para la Responsabilidad Presupuestaria Eslovaco (CBR, por sus siglas en inglés) considera aspectos de la justicia intergeneracional en conexión con la sostenibilidad de las finanzas públicas en el largo plazo (OCDE, 2017[48]). La Oficina de Presupuesto de la Asamblea Nacional de Corea realiza un análisis de cómo las cargas fiscales asociadas con su proyección de referencia se distribuyen entre las diferentes generaciones, utilizando técnicas de contabilidad generacional (OCDE, 2017[48]). A medida que los países movilizan recursos financieros importantes en respuesta a la crisis, restaurar la sostenibilidad de las finanzas públicas se volverá necesario en el mediano y largo plazos.

Coordinación institucional para convertir las palabras en acciones

Algunos países de la OCDE han establecido instituciones dedicadas al monitoreo del desempeño de los gobiernos en materia de justicia intergeneracional. El objetivo principal de estas instituciones es abordar el problema de la visión de corto plazo existente en ámbitos políticos, y resaltar cómo la acción gubernamental afecta el bienestar de la juventud actual y de las generaciones futuras. Aunque existen diferencias importantes en cuanto a su nivel de independencia, así como a sus funciones específicas y mecanismos de cumplimiento, estas instituciones pueden desempeñar un papel importante en la planeación de medidas de recuperación por parte del gobierno, así como análisis de lo aprendido por la crisis de COVID-19. Instituciones como el Comité para el Futuro en Finlandia; el Consejo Consultivo Parlamentario para el Desarrollo Sustentable en Alemania y el Comisionado para las Generaciones Futuras en Gales, entre otros, desempeñan un papel importante en el escrutinio de las acciones de gobierno y en sensibilizar al público conforme a la acción gubernamental y su cumplimiento de compromisos intergeneracionales y de sustentabilidad.

De manera similar, los gobiernos pueden usar el análisis de las IFIs que han tenido en cuenta los diferentes grupos de edad en sus análisis de sustentabilidad fiscal de las medidas de recuperación, como es mencionado anteriormente, siguiendo la OECD Recommendation of the Council on Principles for Independent Fiscal Institutions [Recomendación de la OCDE sobre los principios para las instituciones fiscales independientes] (OCDE, 2014[47]). En esta área aún hay mucho progreso sustancial por hacer: desde 2019, solo nueve países de la OCDE debatieron de manera sistemática sobre el análisis de sustentabilidad a largo plazo preparado tanto por el gobierno como por la IFI (Figura 8). Finalmente, los gobiernos pueden coordinarse con las instituciones auditoras y reguladoras para fortalecer la capacidad para supervisar, informar y evaluar la implementación de las medidas de recuperación (y su impacto en la juventud), de manera transparente, limitando así también los riesgos para la integridad del sector público.

 
Figura 8. ¿La legislatura recibe y debate análisis de sostenibilidad a largo plazo?

Nota: En Finlandia, el parlamento recibe análisis de sostenibilidad a largo plazo del gobierno y también puede solicitar a la IFI un análisis de largo plazo de manera adicional si así lo desea. Si bien el Consejo de Disciplina Fiscal de Letonia no está obligado a producir un análisis de sostenibilidad a largo plazo, éste ha comenzado a realizar este tipo de análisis por iniciativa propia. Los datos que corresponden a Colombia y México no están disponibles. Información acerca de los datos de Israel: http://dx.doi.org/10.1787/888932315602.

Fuente: OCDE (2018), OECD PBO Network Survey on Parliamantary Budgeting Practices, Question 4, OECD, Paris.

Toma de decisiones inclusivas

El brote de la pandemia ha sido acompañado por el incremento de la solidaridad en forma de voluntariado, particularmente entre los jóvenes. En el Reino Unido, por ejemplo, el periódico “The Guardian” publicó recientemente que alrededor de 750,000 personas se registraron al esquema de voluntariado del Sistema Nacional de Salud, y se estimó que otras 250,000 personas se unieron a los centros de voluntariado locales (Butler, 2020[49]). En este contexto, los gobiernos tienen la oportunidad de aprovechar el sentido de agencia de los jóvenes al involucrarlos en la formulación, co-creación y/o implementación de respuestas de política y en los planes de recuperación. Muchos gobiernos promueven iniciativas digitales para involucrar a los ciudadanos (más jóvenes) en los esfuerzos de respuesta y recuperación del COVID-19, por ejemplo, se organizaron “hackathones” virtuales (Recuadro 2). Algunos funcionarios gubernamentales, como el Primer Ministro de los Países Bajos, se han comprometido recientemente a involucrar a niños, jóvenes y organizaciones juveniles en el diseño de las medidas de recuperación (Pieters, 2020[50]). Además, a nivel político, el Enviado de la Juventud de la Unión Africana convocó 12 consultas virtuales con líderes juveniles de 40 países africanos para ampliar las iniciativas lideradas por jóvenes y consultar a los jóvenes para la fase de recuperación (Union africaine, 2020[51]). La Unión Africana también presentó el Frente Juvenil Africano contra el Coronavirus, un marco de trabajo de la Unión Africana, para involucrar a la juventud en la toma de decisiones para la recuperación (Union africaine, 2020[52]).

 
Recuadro 2. Hackatones virtuales para responder a la crisis del COVID-19

Los gobiernos nacionales de Alemania, Estonia, Lituania, Polonia y Suiza, entre otros, han organizado o apoyado hackatones virtuales para involucrar a los ciudadanos en la generación de ideas innovadoras sobre cómo abordar la crisis de la COVID-19. Por ejemplo, aproximadamente 28 000 personas participaron en el hackatón #WirVsVirus (Nosotros contra el virus) del gobierno alemán del 20 al 22 de marzo, presentando ideas para usar medios electrónicos para difundir información y frenar la propagación de COVID-19. En Estonia, el Ministerio de Asuntos Económicos y Comunicaciones lanzó un hackathon completamente en línea el 13 de marzo. Durante las siguientes 48 horas, más de 1000 innovadores contribuyeron a “Hack the Crisis” (Hackea la Crisis). Se organizó un evento en línea similar en Lituania: el gobierno se comprometió a realizar algunos de los proyectos presentados en el evento como parte de su respuesta al COVID-19. De manera similar, la agencia de tecnología gubernamental polaca, GovTech Polska, organizó un hackatón de tres días (del 3 al 5 de abril) para recopilar nuevas ideas sobre la promoción de la seguridad, los negocios, la ciencia, el comercio electrónico, la educación y el ocio durante la pandemia.

Los gobiernos también pueden establecer mecanismos de diálogo intergeneracional entre jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, para que juntos construyan marcos de trabajo inclusivos y duraderos para la toma de decisiones aprovechando, por ejemplo, a los órganos existentes. De acuerdo con la evidencia preliminar del OECD Global Report on Youth Empowerment and Intergenerational Justice [Informe global de la OCDE sobre el empoderamiento de los jóvenes y la justicia intergeneracional] (OCDE, 2020[14]), existen consejos juveniles nacionales en 25 países de la OCDE. Los consejos juveniles a nivel subnacional son más comunes y se encuentran en 27 países de la OCDE. Asimismo, 17 países de la OCDE cuentan con un consejo juvenil afiliado al gobierno o a algún ministerio en específico. Por ejemplo, en Eslovenia las autoridades nacionales y municipales están obligadas por ley a informar a los consejos juveniles sobre los proyectos de reglamento o iniciativas que afectarán la vida y el empleo de la gente joven.

Estrategias gubernamentales y la resiliencia juvenil

La crisis de COVID-19 ha demostrado que los trabajadores sociales en el ámbito de juventud, las organizaciones juveniles y los jóvenes no organizados pueden asociarse para mejorar el bienestar social, especialmente al de grupos vulnerables y a las personas que no estén al tanto del apoyo y servicios gubernamentales. Es fundamental para los gobiernos identificar, mantener y apoyar la actual movilización juvenil para fortalecer la resiliencia de la sociedad y la preparación para futuros “shocks”.

Los programas y estrategias nacionales de voluntariado juvenil que asignan responsabilidades precisas, que ofrecen oportunidades para desarrollo de capacidades, así como los recursos financieros adecuados, pueden ayudar a mantener a los jóvenes movilizados en favor de sus comunidades. Según la información preliminar del Informe global de la OCDE sobre el empoderamiento de los jóvenes y la justicia intergeneracional (OCDE, 2020[14]), casi 7 de cada 10 países de la OCDE (68%) cuentan con este tipo de programas en operación. El análisis preliminar confirma también que, en los países con programas de voluntariado juvenil, es más probable que los jóvenes sean voluntarios. De manera similar, los trabajadores jóvenes que involucran a más gente joven (especialmente de los grupos vulnerables) en la educación informal y actividades extraescolares, pueden ser movilizados por los gobiernos para apoyar la resiliencia juvenil. Actualmente, menos de la mitad de los países de la OCDE (44%) para los que hay información disponible (OCDE, 2020[14]) tienen en marcha estrategias de empleo juvenil. Los gobiernos deberían adaptar las estrategias existentes y diseñar nuevas para garantizar que el sector de empleo juvenil esté preparado para afrontar los efectos colaterales por la crisis del COVID-19 y atender las áreas emergentes como el empleo juvenil digital.

 3. Los jóvenes como catalizadores de sociedades inclusivas y resilientes

 El papel de las organizaciones juveniles en la mitigación de las disrupciones de la crisis

Las organizaciones juveniles intervinieron rápidamente para diseminar información entre sus pares y ayudar a contener la propagación del virus. De igual forma, también pusieron a disposición programas educativos, consejos sobre la salud mental entre pares, y otros programas para apoyar a adolescentes y adultos jóvenes durante el confinamiento. Las nuevas iniciativas se han enfocado en ofrecer apoyo a los adultos mayores y a otros grupos con alto riesgo de contagio, y para combatir la estigmatización y discriminación (Figura 9). Estas iniciativas han sido fundamentales para mitigar el cierre de las escuelas y ofrecer servicios de apoyo, atender la soledad y la ansiedad, y fomentar la cohesión social.

 
Figura 9. Las organizaciones juveniles están contribuyendo a crear resiliencia social de varias maneras

Nota: “OCDE” refiere al promedio de respuestas obtenidas en 52 países encuestados miembros de la OCDE. "No-OCDE", refiere al promedio de las respuestas obtenidas en 29 países. “Total” indica la respuesta promedio obtenida al encuestar a 90 países, que incluyen a los países miembros de la OCDE, a los no miembros a la OCDE.

Fuente: OECD Survey on COVID-19 and Youth, publicada en abril del 2020.

La Figura 9 muestra el tipo de apoyo ofrecido por las organizaciones juveniles. Según los hallazgos de la encuesta, aproximadamente tres de cada cuatro organizaciones crearon campañas por internet para mantener informados a sus miembros sobre las medidas para protegerse a sí mismo y a los demás. Más de la mitad de estas organizaciones han recurrido a las herramientas digitales y al internet para ofrecer consejos prácticos para los jóvenes sobre cómo abordar la salud física y mental, la estigmatización y la discriminación.

Por ejemplo, para combatir la información falsa a raíz de la crisis, las organizaciones juveniles lanzaron la campaña internacional #youthagainstcovid19 para mapear y compartir sitios web y recursos en línea para combatir la misinformación y verificar hechos. Campañas similares se lanzaron a nivel nacional, por ejemplo, la campaña #QuédateEnCasa en México.

En Dinamarca, ciertas organizaciones juveniles cooperaron con el gobierno nacional para mitigar la crisis a través de la iniciativa “¿Qué puede hacer la juventud ante el COVID-19?” (Danish Youth Council, 2020[53]), y en Rumania, los jóvenes han cooperado con el gobierno en la campaña “¡No te aísles de la educación!” (National Alliance of Student Organisations, 2020[54]). Dichas iniciativas ofrecen consejos prácticos a los jóvenes sobre cómo lidiar con el trabajo y el estudio desde casa, y comparten guías para realizar reuniones en línea. Las organizaciones juveniles de la región de Oriente Medio y África del Norte (MENA, por sus siglas en inglés), emplearon herramientas digitales para involucrar a los jóvenes en sesiones de diálogos y capacitarlos durante el confinamiento. En Marruecos, la iniciativa “Youth & Smart Confinement” [Juventud y el Confinamiento Inteligente] (Association des agences de la démocratie locale, 2020[55]), ha organizado frecuentes seminarios en las redes sociales para discutir varias temáticas como “Arte y Confinamiento”, y “¿Cuáles son los mejores usos de las herramientas digitales?” para así mantener a los jóvenes involucrados socialmente. En Túnez, la Organización Internacional para el desarrollo de la Juventud (IOFYD, por sus siglas en inglés) organiza cursos en línea para que los jóvenes obtengan habilidades de emprendimiento desde casa (International Organization for Youth Development, 2020[56]).

Las organizaciones juveniles también han sido esenciales para garantizar la continuidad de las actividades del día a día, principalmente para los grupos vulnerables. Por ejemplo, la organización juvenil no gubernamental italiana “Nous” difundió videos en diferentes idiomas para informar a las personas con barreras lingüísticas sobre las medidas implementadas por el gobierno (Nous, 2020[57]). Durante la crisis, múltiples organizaciones lanzaron iniciativas para apoyar a las personas de la tercera edad a través de campañas de voluntariado para la compra de sus necesidades básicas de alimentos y medicinas. En Jordania, por ejemplo, se lanzaron campañas como “Neighbourhood Watch” [El Vecino Vigilante] (Hayat Center for Civil Society Development (RASED), 2020[58]) y “Nahno” (Nahno, 2020[59]). En los Países Bajos, se puso en marcha un programa para combatir la soledad en adultos mayores mediante la campaña “Youth Impact” [Impacto Juvenil] (Dutch National Youth Council, 2020[60]), la cual enlaza a las generaciones jóvenes con las de edad avanzada a través de plataformas de internet y llamadas telefónicas10.

 Ladrillo por ladrillo: Asociaciones entre los jóvenes y los gobiernos en las medidas de recuperación

Las organizaciones juveniles también han estado activas en la construcción para la recuperación, en algunas ocasiones, en asociación con el gobierno. Por ejemplo, el Consejo Nacional Juvenil de Finlandia publicó “7 objetivos para mantener involucrados a los jóvenes” (National Youth Council of Finland, 2020[61]) para fortalecer al sector juvenil garantizándoles servicios de salud para todas las edades, capacitación y apoyo laboral de forma temporal. El Consejo de Finlandia organizó conferencias de prensa en línea dirigidas a las autoridades gubernamentales para informarles la mejor forma de apoyar a las organizaciones juveniles en medio de la crisis (National Youth Council of Finland, 2020[61]).

En el marco de la Iniciativa Global sobre el Empleo Digno para la Juventud (DJY, por sus siglas en inglés), el Foro Juvenil Europeo (EYF, por sus siglas en inglés) realizó una encuesta dirigida a los jóvenes del mundo sobre cómo el brote de COVID-19 ha afectado sus vidas. Los resultados de la encuesta buscan amplificar las voces de los jóvenes.

La iniciativa mundial “Youth Speak” (AIESEC Portugal, 2020[62]), y en Ucrania el “Appeal Paper” (National Youth Council of Ukraine, 2020[63]) ofrecen plataformas en línea que permiten a los jóvenes informar la toma de decisiones en asuntos que les conciernen, y garantizar que las organizaciones y centros dentro de sus comunidades, los cuales ofrecen actividades y programas al público en general, sean apoyadas por los gobiernos.

La Fundación Internacional Juvenil (IYF) lanzó el “Global Youth Resiliency Fund” [Fondo Mundial para la Resiliencia Juvenil] para apoyar financieramente a las iniciativas de las organizaciones juveniles locales y nacionales cuyos objetivos son proteger los derechos humanos, facilitar el acceso a medios de subsistencia y ampliar el acceso a la información confiable (International Youth Foundation, 2020[64]). En la región MENA, el proyecto “DAAM” (Investigación, Promoción y Capacidad), provee fondos para la investigación y documentar el impacto del COVID-19 en las personas vulnerables, principalmente en los jóvenes (Project DAAM, 2020[65]).

 Preparación para los futuros “shocks”: Fortalecimiento de las medidas de resiliencia y antifragilidad con los jóvenes

Los jóvenes nacidos entre 1990 y 2005 han experimentado dos “shocks” mundiales importantes en sus primeros 15 a 30 años de vida: la crisis financiera de 2008 a 2009 y la pandemia por COVID-19. Ambas les afectaron directamente (por ejemplo, como estudiantes o en la búsqueda de empleo) o indirectamente (p.ej. a través de las repercusiones de la crisis en sus familias). La exposición a dichos “shocks” conlleva consecuencias duraderas para el acceso a un empleo digno, a servicios de salud, a otros ámbitos del bienestar y a futuras oportunidades. Es fundamental fortalecer la resiliencia y evitar la fragilidad de las instituciones públicas y de los gobiernos contra los futuros “shocks” para garantizar el bienestar de las generaciones presentes y venideras. Ya antes de la pandemia de COVID-19, los jóvenes han estado al frente de los llamamientos para la formulación de políticas con una perspectiva a más largo plazo y construir sociedades más incluyentes y sustentables, por ejemplo, a través de la transición hacia economías más verdes.

Otro ejemplo es el Plan de acción Paneuropeo para la Recuperación, desarrollado por la Unión de Estudiantes Europeos (Union étudiante européenne, 2020[66]) que promueve la transición verde que permee las medidas de recuperación de la crisis. El plan fue desarrollado por organizaciones juveniles alrededor del mundo y hace un llamado para dar una respuesta global a la crisis en colaboración con los jóvenes. Los representantes del Y7 han hecho un llamado para que los líderes del G7 garanticen la equidad en los servicios de salud, protejan los derechos humanos y adopten un enfoque que sea atento de las necesidades de los jóvenes a consecuencia de la crisis del COVID-19 (Y7 Representatives, 2020[67]). Tomando aprendizajes de la crisis actual, el grupo hace un llamado a incrementar la inversión en apoyo a la salud mental, la digitalización de los programas educativos, e inversiones en habilidades digitales para los jóvenes.

Múltiples organizaciones juveniles han también analizado el impacto que la crisis del COVID-19 ha tenido sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), señalando que los compromisos relacionados con la juventud en los ODS se encuentran en grave riesgo de incumplimiento debido a la crisis.

Asimismo, las organizaciones juveniles han llamado a sus gobiernos nacionales a reforzar, a nivel de gabinete, la representación de las cuestiones relacionadas con la juventud. Por ejemplo, el British Young Council [Consejo Juvenil Británico] insta a su gobierno en la creación de un Ministro para los Jóvenes para que la voz de la juventud se escuche en la formulación de políticas en medio de la pandemia del COVID-19 (British Youth Council, 2020[68]).

Los jóvenes pueden actuar como “tejido conectivo” en las instituciones públicas, en los procesos de toma de decisiones y en las consultas pública para acortar la distancia entre las preocupaciones inmediatas y los objetivos a largo plazo, y construir políticas más justas e inclusivas y resiliencia social (OCDE, 2018[69]). Por lo tanto, la construcción de la resiliencia y anti-fragilidad de las instituciones públicas y el empoderamiento de los jóvenes deben perseguirse a la par.

Referencias

[62] AIESEC Portugal (2020), “Youth Speak”, https://aiesec.org/youth-speak.

[55] Association des agences de la démocratie locale (2020), , https://www.alda-europe.eu/.

[30] BBC (2020), “Coronavirus bailouts: Which country has the most generous deal?”, BBC News, https://www.bbc.com/news/business-52450958.

[39] Bouckaert, G. (2012), “Trust and public administration”, Administration, Vol. vol. 60/n° 1, pp. pp. 91-115.

[28] Brennen, J. (2020), Types, sources, and claims of COVID-19 misinformation, https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/types-sources-and-claims-covid-19-misinformation.

[68] British Youth Council (2020), “Young people’s voices must not be ignored”, https://www.byc.org.uk/news/2020/young-peoples-voices-must-not-be-ignored.

[49] Butler, P. (2020), A million volunteer to help NHS and others during Covid-19 outbreak, https://www.theguardian.com/society/2020/apr/13/a-million-volunteer-to-help-nhs-and-others-during-covid-19-lockdown.

[25] Campbell (2020), An increasing risk of family violence during the Covid-19 pandemic: Strengthening community collaborations to save lives, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7152912/.

[40] CE (2020), L’heure de l’Europe : Réparer les dommages et préparer l’avenir pour la prochaine génération : Communication de la Commission au Parlement européen, au Conseil européen, au Conseil, au Comité économique et social européen et au Comité des régions, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/communication-europe-moment-repair-prepare-next-generation_fr.pdf.pdf.

[53] Danish Youth Council (2020), “Corona info”, https://duf.dk/.

[60] Dutch National Youth Council (2020), , https://www.njr.nl/en/.

[10] DW (2020), “German government hosts coronavirus pandemic hackathon”, https://www.dw.com/en/german-government-hosts-coronavirus-pandemic-hackathon/a-53080512;.

[27] Edelman (2020), Edelman Trust Barometer 2020, https://www.edelman.com/sites/g/files/aatuss191/files/2020-03/2020%20Edelman%20Trust%20Barometer%20Coronavirus%20Special%20Report_0.pdf.

[11] E-Estonia (2020), “Innovation to combat the Covid-19 crisis”, https://e-estonia.com/innovation-to-combat-the-covid-19-crisis/.

[31] Elgin, C. et al. (2020), Economic Policy Responses to a Pandemic: Developing the COVID-19 Economic Stimulus Index, COVID Economics, http://web.boun.edu.tr/elgin/COVID_19.pdf.

[23] Etheridge B., L. Spanting (2020), The Gender Gap in Mental Well-Being During the Covid-19 Outbreak: Evidence from the UK, https://www.iser.essex.ac.uk/research/publications/working-papers/iser/2020-08.pdf.

[5] Gallup (2019), Gallup World Poll, https://www.gallup.com/analytics/232838/world-poll.aspx.

[43] Gouvernement du Canada (2020), Plan d’intervention économique du Canada pour répondre à la COVID-19, https://www.canada.ca/fr/ministere-finances/plan-intervention-economique.html.

[41] Gouvernement gallois (2020), Leading Wales out of the coronavirus pandemic: A framework for recovery, https://gov.wales/leading-wales-out-coronavirus-pandemic.

[58] Hayat Center for Civil Society Development (RASED) (2020), , http://www.hayatcenter.org.

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[64] International Youth Foundation (2020), , https://www.iyfnet.org/blog/global-youth-resiliency-fund.

[38] Kantar (2020), G7 countries perceptions of COVID-19: Wave 2, https://www.kantar.com/-/media/project/kantar/global/articles/files/2020/kantar-g7-citizen-impact-covid-19-charts-and-methodology-17-april-2020.pdf.

[24] McGinty EE et al. (2020), Psychological Distress and Loneliness Reported by US Adults in 2018 and April 2020, http://doi:10.1001/jama.2020.9740.

[59] Nahno (2020), , https://www.nahno.org/.

[54] National Alliance of Student Organisations (2020), “Nu ne izolați de educație!”, https://www.anosr.ro/nu-ne-izolati-de-educatie/.

[61] National Youth Council of Finland (2020), “Kannanotto: Seitsemän tavoitetta koronakehysriiheen, joilla pidetään nuoret mukana”, https://www.alli.fi/uutiset/kannanotto-seitseman-tavoitetta-koronakehysriiheen-joilla-pidetaan-nuoret-mukana.

[63] National Youth Council of Ukraine (2020), , http://nycukraine.org/wp-content/uploads/2020/04/Zvernennya-do-Zastupnitsi-Minstra-molodi-ta-sportu.docx.

[57] Nous (2020), , http://www.nousngo.eu.

[2] OCDE (2020), Combatting COVID-19’s effect on children, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/combatting-covid-19-s-effect-on-children-2e1f3b2f/.

[22] OCDE (2020), Coronavirus school closures: What do they mean for student equity and inclusion?, https://oecdedutoday.com/coronavirus-school-closures-student-equity-inclusion/.

[3] OCDE (2020), COVID-19: Protecting people and societies, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/covid-19-protecting-people-and-societies-e5c9de1a/.

[19] OCDE (2020), Education responses to COVID-19: Embracing digital learning and online collaboration, https://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/education-responses-to-covid-19-embracing-digital-learning-and-online-collaboration-/.

[14] OCDE (2020), Global Report on Youth Empowerment and Intergenerational Justice, forthcoming.

[21] OCDE (2020), Learning remotely when schools close: How well are students and schools prepared? Insights from PISA, http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/learning-remotely-when-schools-close-how-well-are-students-and-schools-prepared-insights-from-pisa-3bfda1f7/.

[32] OCDE (2020), Perspectives économiques de l’OCDE, Éditions OCDE, Paris, https://doi.org/10.1787/e26dfe32-fr.

[44] OCDE (2020), Regulatory Quality and COVID-19: Managing the Risks and Supporting the Recovery, Éditions OCDE, Paris, http://www.oecd.org/regreform/regulatory-policy/Regulatory-Quality-and-Coronavirus%20-(COVID-19)-web.pdf.

[20] OCDE (2020), Schooling disrupted, schooling rethought: How the Covid-19 pandemic is changing education, https://read.oecd-ilibrary.org/view/?ref=133_133390-1rtuknc0hi&title=Schooling-disrupted-schooling-rethought-How-the-Covid-19-pandemic-is-changing-education.

[15] OCDE (2020), “Taux de chômage de l’OCDE - Mise à jour : mai 2020”, http://www.oecd.org/fr/sdd/stats-travail/taux-de-chomage-de-locde-mise-a-jour-mai-2020.htm.

[26] OCDE (2020), Transparence, communication et confiance : Le rôle de la communication publique pour combattre la vague de désinformation concernant le nouveau coronavirus, http://www.oecd.org/coronavirus/fr.

[13] OCDE (2020), Use of Open Government Data in response to the coronavirus (Covid-19) outbreak,, https://www.oecd.org/governance/use-of-open-government-data-to-address-covid19-outbreak.htm.

[1] OCDE (2020), Women at the core of the fight against COVID-19 crisis, https://www.oecd.org/coronavirus/en/.

[16] OCDE (2019), Panorama de la société, https://doi.org/10.1787/soc_glance-2019-en.

[8] OCDE (2019), Panorama de la société 2019 : Les indicateurs sociaux de l’OCDE, Éditions OCDE, Paris, https://doi.org/10.1787/e9e2e91e-fr.

[36] OCDE (2019), Panorama des administrations publiques 2019, Éditions OCDE, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/8be847c0-fr.

[9] OCDE (2019), Perspectives de l’emploi, https://doi.org/10.1787/b7e9e205-fr.

[7] OCDE (2019), Statistiques à court terme sur le marché de travail (base de données), Éditions OCDE, Paris, https://stats.oecd.org/index.aspx?queryid=35253.

[69] OCDE (2018), États de fragilité, Éditions OCDE.

[4] OCDE (2018), Statistiques de l’OCDE de la population active 2018, Éditions OCDE, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/oecd_lfs-2018-fr.

[48] OCDE (2017), “Long-term fiscal sustainability analysis: Benchmarks for Independent Fiscal Institutions”, OECD Journal on Budgeting, Vol. vol. 17/n° 1.

[34] OCDE (2017), Recommandation du Conseil de l’OCDE sur le Gouvernement Ouvert, https://www.oecd.org/gov/oecd-recommendation-of-the-council-on-open-government-fr.pdf.

[35] OCDE (2017), Trust and Public Policy : How Better Governance Can Help Rebuild Public Trust, Examens de l’OCDE sur la gouvernance publique, Éditions OCDE, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/9789264268920-en.

[17] OCDE (2015), Perspectives de l’emploi de l’OCDE 2015, Éditions OCDE, https://doi.org/10.1787/empl_outlook-2015-fr (accessed on 2 May 2020).

[47] OCDE (2014), “Recommandation du Conseil sur les Principes relatifs aux institutions budgétaires indépendantes”, https://legalinstruments.oecd.org/public/doc/301/301.fr.pdf.

[42] Office of the Republic of Slovenia for Youth (2020), “Solidaren in inovativen odziv mladinskih organizacij v času epidemije”, Mladim, https://www.mreza-mama.si/solidaren-in-inovativen-odziv-mladinskih-organizacij-v-casu-epidemije/.

[6] OMS (2020), Déclaration – Les seniors sont certes les plus exposés au risque de COVID-19, mais tout le monde doit agir pour empêcher la propagation dans la communauté, https://www.euro.who.int/fr/health-topics/health-emergencies/coronavirus-covid-19/statements/statement-older-people-are-at-highest-risk-from-covid-19,-but-all-must-act-to-prevent-community-spread.

[18] ONU (2020), Note de synthèse The Impact of COVID-19 on children, https://un.org.au/files/2020/04/Policy-Brief-on-COVID-impact-on-Children-16-April-2020.pdf.

[37] Parlement européen (2020), PUBLIC OPINION MONITORING at a glance in the time of COVID-19, https://www.europarl.europa.eu/at-your-service/files/be-heard/eurobarometer/2020/covid19/en-public-opinion-in-the-time-of-COVID19-27042020.pdf.

[50] Pieters, J. (2020), PM praised for asking children to help solve coronavirus problems, https://nltimes.nl/2020/05/20/pm-praised-asking-children-help-solve-coronavirus-problems.

[12] Polandin (2020), “Gov’t launches virtual hackathon to fight COVID-19”, https://polandin.com/47367920/govt-launches-virtual-hackathon-to-fight-covid19.

[65] Project DAAM (2020), , http://projetdaam.org/.

[33] Rouzet, D. et al. (2019), Fiscal challenges and inclusive growth in ageing societies, Éditions OCDE, Paris, https://dx.doi.org/10.1787/c553d8d2-en.

[46] The Treasury, N. (2019), “Our living standards framework”, https://treasury.govt.nz/information-and-services/nz-economy/higher-living-standards/our-living-standards-framework.

[29] UNESCO (2020), European cities call for inclusive measures during COVID-19 crisis, https://en.unesco.org/news/leavenoonebehind-european-cities-call-inclusive-measures-during-covid-19-crisis.

[52] Union africaine (2020), “African Youth Front on Coronavirus”, https://auyouthenvoy.org/ayfocovid19/.

[51] Union africaine (2020), “Virtual AU Youth Consultation Series”, https://auyouthenvoy.org/vaucs/#context.

[66] Union étudiante européenne (2020), , https://www.esu-online.org/.

[45] Wright, T. (2020), COVID-19 has greater impact on women advocates say, https://www.nationalobserver.com/2020/04/10/news/covid-19-has-greater-impact-women-advocates-say.

[67] Y7 Representatives (2020), “Young delegates Y7 2020 Summit website”, https://www.ypfp.org/wp-content/uploads/2020/04/Y7-COVID-Communique-FINAL-4.23.20.pdf.

Anexo 1.A. Encuesta

Este documento de políticas se basa en los resultados de una encuesta realizada en línea por la OCDE entre el 7 y el 20 de abril de 2020. La encuesta contó con la participación de 90 organizaciones juveniles establecidas en 48 países. En la encuesta, se preguntó a los participantes sobre los impactos que el virus de COVID-19 ha tenido en el acceso de los jóvenes a la educación, el empleo, la salud mental y la participación en la vida pública, entre otros. La encuesta también indagó sobre sus preocupaciones a largo plazo, así como sobre los cambios en la confianza de los jóvenes en el gobierno desde el inicio de la crisis, y las razones subyacentes de dichos cambios. Por último, se preguntó a las organizaciones juveniles que participaron en la encuesta sobre el tipo (y la descripción) de las iniciativas que pusieron en marcha para mitigar el impacto de la crisis.

A continuación, se presenta la encuesta diseñada para este fin. Se difundió a través de redes de organizaciones dirigidas por jóvenes, hacedores de políticas de juventud, y delegados del Comité de Gobernanza Pública de la OCDE. Aunque la encuesta no es representativa de las jurisdicciones ni de los grupos de interés, su objetivo era incluir la perspectiva de un grupo diverso de organizaciones dirigidas por jóvenes cuya operación se basa a nivel internacional, nacional y local. Los encuestados no constituyen una muestra representativa desde un punto de vista estadístico y el análisis no investiga los sesgos de autoselección de los encuestados, por lo que no es posible realizar una inferencia estadística.

Se pidió a los encuestados que proporcionaran información que sirviera para caracterizar su organización y el país al que se referían sus respuestas (si no eran organizaciones con sede internacional). También se les pidió que proporcionaran un enlace al sitio web de su organización. Todas las preguntas sobre el contenido y la información de los encuestados fueron obligatorias. En el análisis final, únicamente las respuestas que incluyeran una URL/sitio web válido presentando el trabajo de una organización juvenil fueron tomadas en cuenta.

  1. 1.

    Nombre

  2. 2.

    Apellido

  3. 3.

    Nombre de su organización

  4. 4.

    Página web de su organización

  5. 5.

    Correo electrónico

  6. 6.

    ¿En qué país tiene su organización su sede? Nota: favor de especificar si su organización opera a nivel internacional?

  7. 7.

    ¿Cómo participa su organización, o planea participar, en los esfuerzos para contener la propagación del COVID-19?

  8. 8.

    Realizando campañas de información para mantener a los jóvenes informados sobre las medidas para protegerse a sí mismos y a los demás

    1. a.

      Compartiendo consejos prácticos sobre cómo manejar la salud mental y física, el estigma y la discriminación

    2. b.

      Poniendo en marcha programas específicos para apoyar a los jóvenes más vulnerables (por ejemplo, jóvenes sin hogar, jóvenes sin acceso a medios digitales o servicios sanitarios, etc.)

    3. c.

      Participando en programas implementados por el gobierno de su país para contener la propagación del COVID-19.

    4. d.

      Proporcionando actividades/talleres/sesiones de diálogo en línea para mantener a los jóvenes involucrados en diferentes áreas de servicio (por ejemplo, programas de educación, oportunidades de empleo, formaciones, etc.)

    5. e.

      Otros, por favor especifique (o inserte n.a. si ninguna de las opciones anteriores se aplican a su caso):

  9. 9.

    Por favor, describa brevemente hasta tres iniciativas que su organización esté implementando en respuesta a la crisis de COVID-19 (por ejemplo, para promover la solidaridad intergeneracional). En caso de que su organización no implemente ningún programa, favor de indicar «n.a.». Por favor, incluya enlaces en su respuesta y/o envíe los documentos justificativos a GOVyouth@oecd.org

  10. 10.

    En la opinión de su organización, ¿Cuáles son los 3 ámbitos en los que los jóvenes encontrarán más dificil de mitigar la crisis del COVID-19? (Favor de seleccionar 3 opciones como máximo)

    1. a.

      Relaciones familiares y de amistad

    2. b.

      Educación

    3. c.

      Empleo

    4. d.

      Ingresos disponibles

    5. e.

      Vivienda

    6. f.

      Salud física

    7. g.

      Salud mental

    8. h.

      Acceso a información fiable

    9. i.

      Limitación de las libertades individuales

    10. j.

      Otro, favor de especificar (o inserte n.a. si ninguna de las opciones anteriores aplica a su caso):

  11. 11.

    En una escala de 1 a 5, donde 1 es nada preocupado y 5 es muy preocupado, indique en qué medida su organización está preocupada por el impacto a largo plazo de la crisis del COVID-19:

[1: Nada preocupado; 2: Poco preocupado; 3: Moderadamente preocupado; 4: Preocupado; 5: Muy preocupado

    1. a.

      Bienestar de los jóvenes: [su valoración de 1 a 5]

    2. b.

      Bienestar de las personas mayores: [su valoración de 1 a 5]

    3. c.

      Deuda pública: [su valoración de 1 a 5]

    4. d.

      Noticias falsas: [su valoración de 1 a 5]

    5. e.

      Discriminación racial: [su valoración de 1 a 5]

    6. f.

      Solidaridad intergeneracional: [su valoración de 1 a 5]

    7. g.

      Cooperación internacional entre países: [su valoración de 1 a 5]

    8. h.

      Otro, favor de especificar (y valorizar de 1 a 5):

  1. 12.

    ¿Cómo ha evolucionado su confianza en el gobierno desde el estallido de la crisis?

    1. a.

      Aumentó significativamente

    2. b.

      Aumentó ligeramente

    3. c.

      Ni aumentó ni disminuyó

    4. d.

      Disminuyó ligeramente

    5. e.

      Disminuyó significativamente

  2. 13.

    Explique su respuesta a la pregunta anterior:

  3. 14.

    ¿Qué cree que podría hacer la OCDE por los jóvenes y la solidaridad intergeneracional en el contexto de la crisis del COVID-19?

Contactos

Miriam ALLAM, (✉ miriam.allam@oecd.org)

Moritz ADER, (✉ moritz.ader@oecd.org)

Gamze IGRIOGLU, (✉ gamze.igrioglu@oecd.org)

Notas

1.

A los efectos del presente informe, el término “juventud” se define como un período hacia la edad adulta caracterizado por varias transiciones en la vida de una persona (como lo son, por ejemplo, la transición hacia la educación superior y al empleo; del hogar familiar al alquiler de un apartamento proprio, etc.). Siempre que sea posible, y para mantener la coherencia estadística, el informe emplea terminología de las Naciones Unidas, la cual define a los “jóvenes” como siendo aquellas personas de edades de entre 15 y 25 años.

2.

El Marco de Calidad del Empleo de la OCDE mide y evalúa la calidad de los empleos en función de tres criterios: calidad de ingresos, seguridad del mercado laboral, y calidad del entorno laboral. Cazes, S., A. Hijzen and A. Saint-Martin (2015), Measuring and assessing job quality: The OECD Job Quality Framework, OECD Social, Employment and Migration Working Papers, No. 174, https://www.oecd-ilibrary.org/social-issues-migration-health/measuring-and-assessing-job-quality_5jrp02kjw1mr-en.

3.

Las evidencias aquí comparadas son entre las fechas de 2007 y 2014.

4.

Los factores que contribuyen al “efecto cicatriz” incluyen la depreciación del capital humano y la pérdida de redes profesionales durante los períodos sin trabajo. Los empleadores también pueden percibir los primeros períodos de desempleo de un potencial empleado joven como una señal de que éste es menos productivo o está menos motivado. Estas “cicatrices” pueden tener también un impacto negativo en la preferencia laboral de los jóvenes (Heckman y Borjas, 1980; Ellwood, 1982).

5.

Encuesta de la OCDE sobre el COVID-19 y la Juventud (2020).

6.

África del Sur, Alemania, Brasil, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido.

7.

La carta original fue publicada el 9 de abril y firmada por representantes gubernamentales de Austria, Dinamarca, España, Finlandia, Italia, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Suecia. Francia, Alemania y Grecia se sumaron en los dos días siguientes. Más recientemente, Irlanda, Eslovaquia, Eslovenia y Malta se unieron a la convocatoria.

8.

La “Green Recovery Alliance” [Alianza para la recuperación Verde] se lanzó el 14 de abril por iniciativa de Pascal Canfin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Salud Pública del Parlamento Europeo. Miembros del Parlamento Europeo de todo el espectro político, directores ejecutivos de empresas, asociaciones empresariales, la confederación sindical europea, ONGs y grupos expertos se han unido a la alianza.

9.

Las instituciones fiscales independientes (IFIs por sus siglas en inglés) existen en la mayoría de los países de la OCDE. “Las instituciones fiscales independientes (comúnmente conocidas como consejos fiscales) son organismos independientes financiados con fondos públicos bajo la autoridad estatuaria del ejecutivo o la legislatura que proveen supervisión y análisis imparciales y, en algunos casos, asesoramiento sobre la política fiscal y el desempeño.”

10.

Se pueden encontrar más buenas prácticas sobre justicia intergeneracional en: www.youthworkgalway.ie, www.ccfug.net, www.projetdaam.org, https://www.nuis.co.il/, https://www.unige.ch/asso-etud/sdsa/.

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