La mortalidad materna – la muerte de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo – es un indicador importante de la salud de la mujer y también para evaluar el desempeño del sistema de salud. En los Objetivos de Desarrollo Sostenible se estableció la meta de reducir la tasa de mortalidad materna mundial por debajo de 70 por cada 100.000 nacidos vivos para el 2030. En LAC se produjeron alrededor de 7.600 muertes maternas el año 2015, la mayoría evitables. Las principales causas fueron las hemorragias post-parto y la hipertensión gestacional, concentradas en los países con mayores tasas de fecundidad, mayor pobreza y menor acceso a servicios de salud de alta calidad (GTR, 2017[16]).
En 31 países de LAC, la razón de mortalidad materna (RMM) promedió 83 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en el 2017, mucho mayor que las 8 muertes por cada 100.000 nacidos vivos de los países OCDE (Figura 3.20). Las estimaciones muestran que Chile y Uruguay tienen RMM inferiores a 17. En el otro extremo, Haití tiene una RMM de 480, seguido de Guyana y Bolivia con 169 y 155, respectivamente.
A pesar de las elevadas tasas de algunos países, se ha logrado reducir la mortalidad materna en LAC en un 26% entre 2000 y 2017, sin embargo, menor a la reducción registrada en los países OCDE, que la disminuyeron en un 40% en el mismo período. Belice, Chile, Bolivia y Ecuador redujeron la MMR en más de un 50%. No obstante, la RMM aumentó en 5 países: Santa Lucía (36%), República Dominicana (19%), Haití (10%), Venezuela (5%) y Jamaica (4%).
En 16 países de LAC, la RMM está inversamente relacionada con la cobertura de la asistencia calificada durante el parto (Figura 3.21). Aunque la mayoría de los países (11) tuvieron más del 95% de los partos atendidos por profesionales de la salud calificados, el país con la mayor RMM, Haití, fue también el país con la proporción más baja de partos atendidos por personal médico calificado (42%). Por otro lado, países como Guyana, Venezuela y Surinam muestran una alta cobertura de asistencia especializada en los partos (96% o más) pero una RMM relativamente alta (sobre 120), lo que probablemente evidencia problemas de calidad en la atención.
El aumento de la cobertura de la atención prenatal (al menos cuatro visitas) se asocia con una menor RMM, lo que indica la efectividad de la asistencia prenatal (Figura 3.22). Granada se aparta de la tendencia al tener una baja cobertura de atención prenatal (sólo el 67% de las mujeres embarazadas realizan al menos cuatro controles de salud), pero una RMM relativamente baja de 25. Por el contrario, Bolivia y Guyana muestran una cobertura de atención prenatal superior al 85%, pero una RMM mayor a 200 defunciones por cada 100.000 nacidos vivos, lo que podría vincularse con menores porcentajes de atención médica calificada en los partos, pero también con problemas de calidad de la atención.
El riesgo de muerte materna puede reducirse mediante la planificación familiar, un mayor acceso a servicios de alta calidad antes, durante y después del parto, brindados por profesionales de la salud capacitados. Toda estrategia debe abordar las disparidades en la prestación de estos servicios esenciales de salud reproductiva destinados a las poblaciones desatendidas. Además, el fortalecimiento de los sistemas de salud en general y el programa de cobertura sanitaria universal, junto con acciones multisectoriales (por ejemplo, educación de la mujer, lucha contra la violencia) son esfuerzos de colaboración que son cruciales para reducir las muertes maternas en la región de LAC (OMS et al., 2018[17]).