La efectividad global de un sistema de salud para entregar atención de cáncer se puede evaluar a través de la comparación internacional de los niveles y tendencias recientes de estimaciones poblacionales de la sobrevivencia neta de todos los pacientes diagnosticados en cada tipo de cáncer. La vigilancia global de la sobrevivencia de cáncer ayuda a identificar y reportar desigualdades evitables, lo que puede motivar políticas y acciones para reducirlas (Coleman, 2014[5]).
El cáncer fue la causa de más de 670.000 muertes en 2018 en LAC (Bray et al., 2018[6]), constituyéndose en la segunda causa de fallecimientos después de las enfermedades cardiovasculares (ver el Capítulo 3). El cáncer de mama es responsable de más de 50.000 muertes por año en LAC. Varios factores elevan el riesgo de cáncer de mama, tales como la edad, la historia reproductiva de la mujer, la terapia de reemplazo de estrógenos post-menopáusica y el consumo de alcohol, mientras que la lactancia y la actividad física tienen un efecto protector.
Cada año, el cáncer de cuello uterino provoca cerca de 30.000 muertes en LAC. Cerca del 95% de todos los casos de cáncer cervicouterino son causados por la exposición sexual al virus del papiloma humano (VPH). El examen del Papanicolaou y las pruebas de ADN del VPH aumentan la probabilidad de detectar lesiones premalignas. Además, se ha demostrado que la prevención primaria mediante programas de vacunación contra el VPH tiene un impacto sustancial en la reducción de las infecciones por VPH y la neoplasia intraepitelial cervical entre niñas y mujeres, y en el diagnóstico de verrugas ano-genitales entre niñas, mujeres, niños y hombres (Drolet et al., 2019[7]).
El cáncer colorrectal provoca casi 65.000 muertes por año en LAC. Entre los factores de riesgo se encuentra una dieta rica en grasas, estilos de vida sedentarios y antecedentes familiares. La incidencia del cáncer colorrectal y las tasas de mortalidad varían según el nivel de desarrollo humano de cada país, observándose un rápido aumento en los países que se encuentran en transición socioeconómica como Brasil y Costa Rica. La comunidad científica recomienda cada vez más la prevención secundaria del cáncer colorrectal mediante la prueba de sangre oculta en las heces (por ejemplo, la prueba de guayaco, la prueba inmunoquímica fecal), la sigmoidoscopia o la colonoscopia, mientras que los nuevos análisis de sangre para la detección aún están en investigación (Dekker et al., 2019[8]).
Entre ocho países de LAC con datos disponibles para cáncer de mama, la tasa ajustada por edad de supervivencia neta a cinco años entre mujeres fue la más alta en Costa Rica (86,7%), siendo el único país de LAC que supera el promedio de la OCDE de 84,8%. En Cuba, la probabilidad de que las pacientes con cáncer de mama sobrevivan a su cáncer durante al menos cinco años es inferior al 75,1% (Figura 7.7).
En cuanto al cáncer de cuello uterino, la tasa ajustada por edad de supervivencia neta a cinco años en Cuba se encontraba entre las más elevadas en LAC (72,9%), mientras que Ecuador (52%) reportó la menor (Figura 7.8). La diferencia de tasas se explica en parte por las disparidades en la efectividad de los programas de detección en la población y el acceso a tratamiento de alta calidad.
En el caso del cáncer de colon, la tasa ajustada por edad de supervivencia neta a cinco años en Costa Rica estaba entre las más altas en LAC (60,1%), un poco menor al promedio de la OCDE de 62,1%. En Ecuador, la tasa fue de las menores (47,8%) (Figura 7.9). En cuanto al cáncer rectal, los ocho países de LAC están por debajo del promedio de 60,6% de supervivencia neta a cinco años de la OCDE (Figura 7.10). Perú registró la supervivencia neta más alta (54,8%), mientras que Chile (32,7%) tuvo la más baja.