Las consultas médicas son una medición importante del acceso general a los servicios de salud, ya que la mayoría de las enfermedades pueden tratarse en la atención primaria sin necesidad de hospitalizaciones y una consulta médica suele preceder al ingreso hospitalario. La capacidad de un país para dar seguimiento y promover las consultas efectivas como alternativa a las hospitalizaciones y evitar las hospitalizaciones innecesarias es una medición importante sobre malgasto (ver Capítulo 2).
En general, el número anual de consultas médicas por persona en nueve países de LAC es de 3,5, inferior al promedio de la OCDE, correspondiente a 6,8 (Figura 5.4). Las consultas médicas oscilan entre un valor superior al promedio de la OCDE, reportado por Cuba y un valor inferior a una consulta en Venezuela. En general, las tasas de consultas médicas tienden a ser mayores en los países de altos ingresos e inferiores en los de bajos ingresos, lo que sugiere que las limitaciones financieras influyen en los comportamientos de búsqueda de atención médica por parte de la población, así como en la capacidad general del sistema para facilitar el acceso. La disponibilidad de datos sobre las consultas médicas es limitada, principalmente debido a la fragmentación de los sistemas de salud en muchos países, lo que restringe el análisis.
El número de consultas por médico no debe tomarse como una medición de la productividad porque las consultas pueden variar en duración y efectividad; los médicos también atienden a pacientes hospitalizados, realizan tareas administrativas y, en algunos casos, trabajos de investigación, mientras que las diferentes configuraciones de los sistemas de salud podrían influir en las características de las consultas. Asimismo, en muchos países de ingresos bajos, la mayoría de los contactos principales son con personas que no son médicos (es decir, asistentes médicos, funcionarios clínicos o enfermeros); especialmente si se tiene en cuenta el hecho de que la mayoría de los países no exigen que las personas se registren con determinados médicos generales. Teniendo en cuenta estas consideraciones, el número de consultas por médico al año en nueve países de LAC sobre los que se dispone de datos es de 1.381, inferior al promedio de la OCDE, que es de 2.181 (Figura 5.5). Todos los países tuvieron menos de 2.000 consultas al año, excepto en Ecuador.
Existe una estrecha relación entre las tasas de consultas médicas -un valor representativo del acceso a los servicios- y el gasto en salud per cápita, siendo las tasas de consultas médicas más altas en los países con mayor gasto en salud (Figura 5.6). Este hallazgo apunta al hecho de que un mayor número de recursos disponibles para el sistema de salud puede dar lugar a mayores niveles de utilización, por ejemplo, debido a la elevada probabilidad de disponer de más médicos y dedicarle más tiempo a las consultas. Lo anterior guarda relación con la duración de las consultas médicas, las cuales también se han asociado positivamente con el gasto en salud per cápita y la densidad de médicos primarios (Irving et al., 2017[6]).
Si bien los factores culturales desempeñan un papel en la explicación de algunas de las variaciones entre los países, las políticas y las estructuras de incentivos también son elementos de gran importancia. Por ejemplo, con base en un análisis comparado en los países de la OCDE, los métodos de pago a los proveedores, por ejemplo, el pago por acto médico, crean incentivos para la sobre-prestación de servicios, mientras que los médicos asalariados tienden a ganar tasas inferiores al promedio. Además, copagos más elevados por parte de los pacientes pueden dar lugar a que éstos se abstengan de pasar consultas con un médico debido al costo de la atención (OCDE, 2019[7]). Por otra parte, pueden presentarse desigualdades, ya que es más probable que las personas con mayores ingresos visiten al médico que las personas de ingresos más bajos, siempre con un nivel de necesidad comparable. Asimismo, las desigualdades de ingresos en el acceso a los médicos se hacen mucho más pronunciadas en el caso de los especialistas que en las consultas con médicos generales (OCDE, 2019[8]).