Los programas de vacunación infantil suelen constituir una parte importante de la estrategia de prevención de un país, ya que son una de las intervenciones de políticas de salud más efectivas y costo-efectivas (Chan et al., 2017[1]). La OMS estima que las vacunas evitan entre 2 y 3 millones de muertes cada año en todo el mundo, y que se podrían evitar 1,5 millones de muertes adicionales mediante la protección directa de los vacunados y la prevención de la propagación de enfermedades a los no vacunados. En todos los países de LAC existen programas de inmunización que abarcan varias vacunas de rutina (por ejemplo., poliomielitis, difteria, tétano, tos ferina y sarampión) e incorporan adicionales (por ejemplo., neumococo, rotavirus y virus del papiloma humano) a nivel nacional o subnacional. La cobertura de estos programas puede considerarse como un indicador de la atención sanitaria, ya que reducen de forma efectiva la carga de las enfermedades prevenibles por vacunación. Como ejemplos, en esta sección se presentan la difteria, el toxoide tetánico y la tos ferina (DTP), el sarampión y la hepatitis B, ya que representan, en cuanto al momento y la frecuencia de la vacunación, el espectro de desafíos organizativos relacionados con la inmunización sistemática de los niños.
A pesar de las tasas generales elevadas, 12 de los 33 países de LAC no alcanzan los niveles mínimos de inmunización recomendados por la OMS para prevenir la propagación de la DTP (90%) (Figura 7.1) y 21 de los 33 no logran cumplir la meta establecida para el sarampión (95%) en 2018 (Figura 7.2). Además, las altas tasas de cobertura nacional pueden no ser suficientes para detener la propagación de enfermedades, ya que una deficiente cobertura en las poblaciones locales o en determinadas zonas geográficas puede dar lugar a brotes. En promedio, sólo uno de cada 10 niños de la región no recibe una de las dos vacunas (tasa de cobertura del 90% para ambas vacunas). La mayoría de los países presentan tasas superiores al 80%, que, si bien son elevadas, resultan insuficientes para garantizar la interrupción de la transmisión de las enfermedades y la protección de toda la población. Dos países en particular tienen tasas excepcionalmente bajas de alrededor del 60‑65%: Haití y Venezuela.
En el 2007, más de 170 países habían adoptado la recomendación de la OMS de incorporar la vacuna contra la hepatitis B, así como la dosis administrada al momento del nacimiento. Se recomienda la vacunación contra la hepatitis B para todos los niños y la administración mínima de tres dosis (OMS, 2014[2]). La mayoría de los países de la región de LAC iniciaron la vacunación contra la hepatitis B a finales de la década de 1990. Los datos revelan que estas acciones han reducido en gran medida la incidencia de la hepatitis B, aun cuando ya se ha alcanzado el objetivo de la OMS para el año 2020. La eliminación de la transmisión de la hepatitis B entre los niños y los lactantes está al alcance de la mano.
La Figura 7.3 muestra que el porcentaje promedio de niños de un año inmunizados contra la hepatitis B es del 89%, similar a la tasa de cobertura promedio del sarampión y la DTP. Las tasas de la mayoría de los países son superiores al 80%, con tasas muy inferiores a ese promedio en México, Haití y Venezuela.
En los países de LAC todavía existen varias barreras contra la vacunación. Las "influencias individuales/colectivas" (por ejemplo., creencias y actitudes, desconfianza en el sistema de salud, falta de recomendación de los médicos, escasez de información oficial contra conceptos erróneos) fueron los obstáculos más frecuentes. Luego, las "influencias contextuales" (por ejemplo., bajo nivel socioeconómico y educativo, edad avanzada, creencias religiosas y culturales, temor a efectos adversos y desinformación) fueron el segundo grupo más importante (Guzman-Holst et al., 2019[3]). La pérdida de confianza del público en la seguridad y eficacia de la vacunación, a pesar de la falta de pruebas científicas que respalden dicha desconfianza, parece ser un área que los países de LAC debiesen abordar para fortalecer las estrategias de vacunación.