Los contratos del sector extractivo duraderos mantendrán un equilibrio entre los intereses legítimos de los gobiernos receptores, de los inversionistas y de las comunidades, teniendo en cuenta, cuando corresponda, los derechos específicos de los pueblos indígenas afectada, reconocidos por las normas internacionales y/o nacionales aplicables.
12. La extracción de recursos no renovables es un proceso que implica el agotamiento de dichos recursos. Los gobiernos receptores y los inversionistas comparten el objetivo de maximizar el valor total de la explotación de esos recursos finitos. Sin embargo, más allá de la obtención de ingresos y de una parte justa de las ganancias financieras por la posesión de esos recursos, los gobiernos receptores persiguen también otros objetivos multidimensionales, destinados a obtener unos beneficios más amplios, en apoyo de las prioridades de desarrollo de la economía nacional.
13. Las comunidades locales deberían beneficiarse de las oportunidades creadas por los proyectos extractivos en materia laboral, de provisión de servicios y suministros, de acceso a infraestructuras y desarrollo comunitario.
14. Los inversionistas deben ser compensados, a su vez, por sus aportaciones en función del capital aportado (frente a las alternativas), sus conocimientos especializados técnicos y de gestión, su tecnología patentada, su experiencia operativa y sus soluciones integradas. Todo ello requiere inversiones importantes, riesgos asumidos y perdurabilidad en el tiempo para la exploración, el desarrollo, la producción y la comercialización de los recursos.
15. Para que los contratos del sector extractivo sean sostenibles a largo plazo, es fundamental lograr una situación equilibrada que reconozca: a) los intereses de los países receptores para desarrollar sus recursos teniendo en cuenta los objetivos de desarrollo multidimensionales; b) los intereses de las comunidades para optimizar las ganancias locales, y c) la necesidad de los inversionistas a ser compensados por los riesgos incurridos y la asignación de recursos financieros y organizativos.
16. Los contratos que velan por la alineación de los intereses durante todo el ciclo de vida del proyecto tienen más probabilidades de ser duraderos. El marco de un buen proyecto debe ofrecer un equilibrio de riesgos y beneficios para las partes. De este modo, los resultados serán beneficios para todos: gobiernos, inversionistas y comunidades compartirán riesgos y beneficios, y su relación será más sostenible a largo plazo.
17. La viabilidad de un proyecto debe tener en cuenta los costos adicionales vinculados a los efectos adversos en materia ambiental o social a lo largo del ciclo de vida del proyecto, y los costos asociados a la optimización de los beneficios socioeconómicos a través de medios adecuados acordados por las partes. Es fundamental velar por que los elementos ambientales y sociales se integren en las negociaciones y quede constancia de ello en el contrato.
18. La incertidumbre y los riesgos, reales o percibidos, están presentes en todas las fases de un proyecto extractivo, desde la exploración hasta el desmantelamiento/cierre y la rehabilitación, pasando por el desarrollo, la producción, el procesamiento, la comercialización. La naturaleza y el grado de los riesgos varían según el momento del ciclo de vida del proyecto y dependen del contexto, de la industria y del proyecto en sí. La incertidumbre sobre el potencial geológico disminuye a medida que se recopila información sobre la cantidad, la calidad y la accesibilidad del recurso, así como sobre los costos de su extracción para los gobiernos receptores y los inversionistas. El riesgo de que no se encuentren recursos, la incertidumbre con respecto al volumen y la calidad técnica de cualquier descubrimiento, así como los riesgos de mercado relacionados con los precios y los costos, incluidos los costos iniciales de inversión en el desarrollo, escapan al control de las partes. También existen incertidumbres con respecto a la evolución del mercado y al contexto económico y político que pueden afectar al proyecto. Una vez comienza la explotación, los costos irrecuperables asociados a la considerable inversión de capital exponen a los inversionistas a diferentes riesgos económicos y políticos (expropiación, cambios fiscales o de políticas), habida cuenta del largo plazo de recuperación antes de que se generen ingresos y se pueda recuperar la inversión. Al mismo tiempo, persiste la incertidumbre inherente a la economía de la extracción de recursos (factor de recuperación, desempeño del depósito o del yacimiento, costo del proyecto, precio). Los riesgos ambientales y sociales, reales o percibidos, son tan importantes como los demás riesgos, y están influidos por numerosos factores, incluido el entorno operativo y el contexto de la comunidad local. Si no se reconoce claramente la necesidad de asegurar beneficios sociales reales a nivel nacional y comunitario, independientemente de las ganancias financieras previstas o reales, el proyecto puede estar en riesgo.
19. La percepción de riesgos y oportunidades puede variar inicialmente entre las partes interesadas y según la etapa del proyecto. Por ello, es muy importante que se forje y se mantenga un común entendimiento para reconocer y tener en cuenta los riesgos y los beneficios existentes. Compartir información crítica sobre los riesgos reales y percibidos del proyecto, e implicar a la comunidad para comprender y abordar sus preocupaciones, así como encontrar soluciones adecuadas, es fundamental para crear una relación de confianza y para que gobiernos e inversionistas obtengan la “licencia social”.