La adolescencia es una fase de transición fundamental en el desarrollo humano, ya que representa un cambio de la infancia a la madurez física, psicológica y social. Durante este período, los adolescentes aprenden y desarrollan conocimientos y habilidades para lidiar con aspectos críticos de su salud y desarrollo mientras sus cuerpos maduran. Las adolescentes, en especial más jóvenes se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad porque corren el riesgo de un embarazo y un parto prematuros (UNICEF, 2017[15]). En la actualidad, hay dos transiciones claras en lo que respecta a la población adolescente: la transición demográfica, con un aumento del número de adolescentes (de 10 a 24 años de edad) de 1.530 millones en 1990 a 1.800 millones en 2016; y la transición epidemiológica, en la que ha disminuido el número de países clasificados como de carga múltiple para pasar a clasificarse como predominantes en las enfermedades no transmisibles (Weiss and Ferrand, 2019[16]).
Los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles, la principal causa de muertes prematuras en adultos, a menudo se adquieren en la adolescencia. El sobrepeso y la obesidad son uno de estos factores de riesgo claves. En LAC, más del 38% de los adolescentes, tanto hombres como mujeres, tenían sobrepeso o eran obesos en 2016 (Figura 4.12). Entre los adolescentes varones, Argentina y Chile lideraron el grupo con más de la mitad de su población adolescente viviendo con sobrepeso u obesidad, mientras que Colombia y Santa Lucía se situaron en el otro extremo con menos del 29%. Entre las adolescentes mujeres, Bahamas, México y Venezuela tienen más del 45% de sobrepeso y obesidad, mientras que Haití es el único país de la región con menos del 30%.
Entre 2010 y 2016, la obesidad en la región de LAC aumentó en todos los países, con un promedio de crecimiento superior al 34% entre los adolescentes varones y casi un 30% entre las adolescentes mujeres (Figura 4.13). El mayor aumento entre los adolescentes varones se produjo en Trinidad y Tobago, Haití, Santa Lucía y Guyana, con un incremento superior al 50%, mientras que en Venezuela, México, Argentina, Uruguay y Bahamas el aumento fue inferior al 20%. Asimismo, el mayor aumento entre las adolescentes se produjo en Trinidad y Tobago, con un 57%, seguida de Santa Lucía, Haití y Guyana, con poco más del 45%. Los menores incrementos se dan en Uruguay y Bahamas, ambos por debajo del 15% de crecimiento.
Otro aspecto clave para los adolescentes de todo el mundo es la elevada prevalencia de embarazos durante la juventud. En LAC25, la tasa de natalidad promedio de las adolescentes es de 62 nacimientos por cada 1.000 mujeres adolescentes, lo que representa casi el triple de la tasa de los países de la OCDE, que es de 21 nacimientos por cada 1.000 mujeres adolescentes (Figura 4.14). Cabe destacar que todos los países de LAC están situados por encima de la media de la OCDE. La tasa de natalidad más alta entre las adolescentes se encuentra en la Honduras con 101 nacimientos por cada 1.000 mujeres adolescentes (una de cada 10 adolescentes dará a luz), seguido de Nicaragua y Guatemala con 92 nacimientos. Por otra parte, Bahamas y Trinidad y Tobago tienen las tasas de natalidad en adolescentes más bajas de la región, con 32 y 389, respectivamente.
La Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente 2016-2030 fomenta un mundo en el que "cada mujer, niño y adolescente, en todos los entornos, haga realidad sus derechos a la salud y el bienestar físico y mental, tenga oportunidades sociales y económicas y pueda participar plenamente en la configuración de sociedades prósperas y sostenibles". Con el objetivo de poner fin a las muertes prevenibles, garantizar la salud y el bienestar y ampliar el entorno propicio, hay que actuar en varias esferas: liderazgo de los países, financiación de la salud, resiliencia de los sistemas de salud, potencial individual, participación de la comunidad, acción multisectorial, estados humanitarios y frágiles, investigación e innovación y rendición de cuentas (ONU, 2015[17]). Los países de LAC están tomando esta agenda de muchas maneras y adaptándola a su contexto nacional, con la oportunidad de reunir el impulso internacional para dar un gran paso en el mejoramiento de la salud de los adolescentes desde una perspectiva multifacética.