Este capítulo primero revisa los indicadores sobre el volumen del empleo de los inmigrantes en los diez países miembros del proyecto Evaluación de la contribución económica de la migración laboral en los países en desarrollo como países de destino. Después pasa a los indicadores sobre la naturaleza y la calidad del empleo. La atención se centra en el cambio sectorial y ocupacional tanto de los trabajadores autóctonos como de los nacidos en el exterior. El capítulo también examina el cambio ocupacional con base en un método de descomposición demográfica que permite varias comparaciones, incluidas aquellas entre los trabajadores inmigrantes y los entrantes autóctonos al mercado laboral. Por último, el capítulo compara el nivel educativo de los trabajadores autóctonos con el de los nacidos en el exterior y revisa las discrepancias entre los empleos y las competencias.
Cómo los inmigrantes contribuyen a la economía de los países en desarrollo
Capítulo 3. Integración de los inmigrantes: Desempeño en el mercado laboral y capital humano
Abstract
El volumen y la calidad del empleo de quienes han nacido en el exterior determinan en gran medida la contribución económica de los trabajadores inmigrantes conforme al proyecto Evaluación de la contribución económica de la migración laboral en los países en desarrollo como países de destino Se entiende por inmigrante a quien nació en el exterior y actualmente vive en el país de destino (véase el Capítulo 1).
Cinco de los diez países socios están clasificados como países de ingresos medios altos (Argentina, Costa Rica, la República Dominicana, Sudáfrica y Tailandia); tres son de ingresos medios bajos (Côte d’Ivoire, Ghana y Kirguistán), y los dos restantes pertenecen al grupo de ingresos bajos (Nepal y Ruanda). El autoempleo está más extendido entre estos países que entre los de ingresos altos, y el empleo en la agricultura a menudo representa una gran proporción de la fuerza laboral. La mayoría de los países socios han experimentado importantes cambios estructurales en los últimos 10 a 15 años, lo que afecta el empleo tanto de trabajadores autóctonos como de nacidos en el exterior.
Para evaluar la integración al mercado laboral de los inmigrantes en el contexto dinámico del cambio estructural, este capítulo revisa una serie de indicadores clave del mercado laboral (OIT, 2016a).1 El capítulo compara los resultados de los nacidos en el exterior con el de los trabajadores autóctonos, y así los resultados del mercado laboral de estos últimos se adoptan tácitamente como marco de referencia (OCDE/Unión Europea, 2015). De este modo, el capítulo también sienta las bases para los siguientes capítulos de este informe sobre los efectos de la inmigración en el empleo (Capítulo 4) y los vínculos entre la inmigración y el crecimiento económico (Capítulo 5) y las finanzas públicas (Capítulo 6).
Los trabajadores nacidos en el exterior, en particular los jóvenes, suelen estar bien integrados a los países socios en lo tocante las tasas de empleo. En la mitad de los países socios, los trabajadores nacidos en el exterior son relativamente jóvenes y ayudan a contrarrestar el envejecimiento de la fuerza laboral a tal punto que constituyen una proporción considerable de la fuerza laboral. Aun así, los números de trabajadores inmigrantes son lo bastante bajos en la mayoría de los países socios para que los jóvenes autóctonos que son nuevos entrantes en la fuerza laboral promuevan cambios en el mercado laboral.
Al mismo tiempo, los sectores y las ocupaciones de los trabajadores nacidos en el exterior se asocian normalmente al empleo de mala calidad. Por ejemplo, los trabajadores inmigrantes tienen una presencia numerosa en las ocupaciones de escasa calificación en la mayoría de los países socios y comúnmente están sobrerrepresentados en las actividades de construcción y servicios en hoteles y restaurantes. Los bajos niveles educativos de los trabajadores inmigrantes suelen traer por consecuencia empleos de escasa calificación. La incompatibilidad entre las competencias y los empleos es un riesgo adicional para los trabajadores inmigrantes, en particular en las ocupaciones de mediana calificación.
Los hallazgos que se presentan en este capítulo hacen pensar que la calidad del trabajo realizado por los inmigrantes y su acceso a los empleos debe ser de interés para los responsables de elaborar políticas públicas. Diversificar los sectores en que trabajan los inmigrantes y las mismas ocupaciones podría mejorar la calidad. Capacitar a los trabajadores inmigrantes y reducir las discrepancias entre las competencias y los empleos son otras soluciones. De igual importancia es garantizar que los sindicatos y otras organizaciones representan adecuadamente a los trabajadores migrantes. Además, las trabajadoras inmigrantes a menudo enfrentan retos relativos no sólo a la calidad del empleo, sino al acceso al empleo.
Crecimiento global de la fuerza laboral
El crecimiento de la población es un importante factor determinante del tamaño de la fuerza laboral. Entre los países socios, el crecimiento demográfico máximo se registró en dos de los países del África subsahariana, Ghana y Ruanda, a un ritmo anual del 2.7%. El menor se observó en Argentina y Tailandia, a un ritmo de 1.0 y 0.7% anual, respectivamente. Estas tasas se aplican a los periodos listados en el Cuadro 3.1, y la mayoría de los análisis en este capítulo se centran en estos periodos.2
Cuadro 3.1. El crecimiento de la fuerza laboral inmigrante comúnmente supera al de la fuerza laboral autóctona
Tasas de crecimiento anual de la población y la fuerza laboral por lugar de nacimiento
Periodos |
Población nacida en el exterior (último año, %) |
Crecimiento anual de la población (%) |
Crecimiento anual de la fuerza laboral (%) |
|||
---|---|---|---|---|---|---|
Todos |
Trabajadores autóctonos |
Trabajadores nacidos en el exterior |
||||
Kirguistán |
1999-2009 |
4.5 |
1.7 |
1.9 |
2.4 |
-5.2 |
Nepal |
2001-11 |
1.9 |
1.5 |
0.9 |
0.9 |
-2.7 |
Côte d’Ivoire |
1995-2008 |
7.1 |
2.6 |
4.1 |
4.5 |
1.7 |
Costa Rica |
2000-11 |
9.1 |
1.1 |
2.3 |
2.1 |
3.4 |
Argentina |
2005-15 |
4.4 |
1.0 |
2.9 |
2.9 |
3.5 |
Ruanda |
2002-12 |
3.1 |
2.7 |
2.4 |
2.4 |
3.6 |
Ghana |
2000-10 |
1.3 |
2.7 |
2.7 |
2.6 |
8.5 |
Sudáfrica |
2001-11 |
4.2 |
1.8 |
2.4 |
1.9 |
8.9 |
República Dominicana |
2002-10 |
4.2 |
2.1 |
0.2 |
-0.4 |
16.7 |
Tailandia |
2000-10 |
3.8 |
0.7 |
1.5 |
1.0 |
29.1 |
Note: No se dispone de datos sobre la fuerza laboral de Tailandia; los que aquí se muestran se refieren solo al empleo.
Source: Elaboración propia con base en datos del censo de población del Minnesota Population Center (2017) o las oficinas nacionales de estadística (véase OCDE/OIT, 2017a y b, y de próxima publicación a-h).
Los promedios del ritmo de crecimiento anual de la fuerza laboral nacida en el exterior superaron los de la fuerza laboral autóctona en la mayoría de los países socios. Las excepciones fueron Cote d’Ivoire, Kirguistán y Nepal. Tailandia experimentó el máximo ritmo de crecimiento (29.1%), ya que la fuerza laboral nacida en el exterior aumentó de 144 000 personas en el año 2000 a 1.8 millones en 2010. La fuerza laboral nacida en el exterior ascendió a 1.6 millones en Sudáfrica en 2011, a más de 1 millón en Côte d’Ivoire en 2008 y a 0.9 millones en Argentina en 2010. El número de trabajadores nacidos en el exterior en cada uno de los países restantes no excedió de un cuarto de millón alrededor de 2010. La población nacida en el exterior representó menos del 5% de la población en todos los países menos Costa Rica y Côte d’Ivoire. Kirguistán y Nepal experimentaron reducciones anuales de la fuerza laboral nacida en el exterior debido a tasas descendentes de la participación de dicha fuerza.
El aumento de la fuerza laboral inmigrante afectó de manera distinta las tasas de crecimiento de la fuerza laboral autóctona y la fuerza laboral total en los países socios. En la República Dominicana, Sudáfrica y Tailandia, las tasas de crecimiento de la fuerza laboral autóctona aumentaron considerablemente. En Argentina, Nepal y Ruanda, las tasas de los trabajadores autóctonos se equipararon con los de la fuerza laboral total, lo que indica una influencia limitada por parte de los inmigrantes. En los países restantes, la diferencia entre las tasas de crecimiento de las fuerzas laborales autóctona y global fue pequeña (0.2 puntos porcentuales o menos en Costa Rica y Ghana) o negativa (en Côte d’Ivoire y Kirguistán).
Los trabajadores inmigrantes a menudo tienen acceso al empleo
Los trabajadores inmigrantes suelen estar bien integrados a los mercados laborales en cuanto a participación en la fuerza laboral y las tasas de empleo y desempleo. La tasa de empleo de la población nacida en el exterior supera la tasa de la población autóctona en cinco de los países socios (Costa Rica, Côte d’Ivoire, República Dominicana, Sudáfrica y Tailandia), y la diferencia entre las tasas es mínima en otros dos (Argentina y Ghana) (Gráfico 3.1). Sin embargo, en Kirguistán, Nepal y Ruanda, las tasas de empleo son considerablemente menores en los trabajadores nacidos en el exterior, y las tasas de participación en la fuerza laboral siguen la misma tendencia. Las tasas de empleo relativamente altas de los trabajadores nacidos en el exterior en la mayoría de los países socios contrastan con las tasas de empleo relativamente bajas en muchos países de altos ingresos.3 Las tasas de empleo relativamente altas de la población autóctona en algunos países, incluidos Nepal y Ruanda, pueden deberse a los bajos ingresos per cápita y al papel preponderante del empleo agrícola.
La tasas de empleo en todos los países socios son menores en el caso de las mujeres que en el de los hombres, y en algunos países las tasas de ellas difieren en función de si nacieron en el exterior o si son autóctonas (Gráfico 3.2). Por ejemplo, en Ghana y Nepal las mujeres nacidas en el exterior tienen una tasa de empleo mucho menor que las mujeres autóctonas, mientras que en Nepal y hasta cierto punto en Ghana ocurre lo contrario. La diferencia de las tasas de empleo entre las mujeres nacidas en el exterior y las autóctonas es insignificante en Côte d’Ivoire y la República Dominicana, mientras que hay grandes diferencias en las correspondientes tasas de empleo de los hombres en estos países.
Las tasas de desempleo suelen ser relativamente favorables para los trabajadores nacidos en el exterior. La tasa es mayor en el caso de los trabajadores autóctonos en cuatro países socios (Argentina, Côte d’Ivoire, República Dominicana y Sudáfrica), mientras que las diferencias entre los dos grupos son pequeñas en Ghana y Nepal (Gráfico 3.3). En Costa Rica, ambss tasas de desempleo fueron iguales (7.5%). Sudáfrica registró las mayores tasas de desempleo tanto en la población autóctona (41.1%) como en la nacida en el exterior (22.8%), y también mostró la máxima diferencia entre las dos tasas.
Varios factores pueden ayudar a explicar la integración de los trabajadores inmigrantes en cuanto a las tasas de empleo y desempleo. Por ejemplo, parte del empleo de la población nacida en el exterior se contrata por anticipado o es temporal o estacional, y los trabajadores no se quedan en los países de destino después de la fecha de terminación prevista. Es posible que también influya un acceso o derecho más limitado a la protección social, incluidos los beneficios por desempleo (véase el Capítulo 2). Una razón más es que los grupos de trabajadores inmigrantes pueden sacar provecho de las redes de personas de determinado país de origen, lo que aumenta la probabilidad de encontrar empleo (véase, p. ej., OCDE/OIT (de próxima publicación, a)).
Los inmigrantes quizá cumplan la función de contrarrestar el envejecimiento de la fuerza laboral en algunos países
La tasa de dependencia total de todos los países disminuyó de 5 a 18 puntos porcentuales durante los periodos indicados en el Cuadro 3.1. Esta tasa se define como la proporción de personas menores de 15 años o mayores de 64 con respecto a la población de entre 15 y 64. La reducción se debe en gran parte a una proporción decreciente de personas menores de 15 años en la población: la tasa de dependencia de los niños declinó de 6 a 15 puntos porcentuales según el país. La tasa de dependencia de las personas de edad avanzada, por otra parte, permaneció igual o aumentó hasta en 4 puntos porcentuales en todos los países menos Ghana y Kirguistán, donde se contrajo. Sin embargo, el aumento de la tasa de dependencia de las personas de edad avanzada no compensó la caída de la tasa de dependencia de los niños.
La inmigración podría ayudar a contrarrestar el envejecimiento de la población y garantizar el suministro constante de trabajadores más jóvenes. Según el Departamento de Estadística de la ONU, se pronostica que la tasa de dependencia total caerá dentro de los próximos 50 años en 5 de los 10 países socios. No obstante, se espera un aumento en Argentina, Costa Rica, la República Dominicana y Tailandia.4 En estos dos últimos países, la proporción de la población nacida en el exterior de edades comprendidas entre 15 y 34 años ya es relativamente grande. Lo mismo ocurre en otros tres países socios que esperan una reducción de sus tasas de dependencia (Ghana, Ruanda y Sudáfrica, véase el Gráfico 3.4).
El desempleo de los jóvenes prevalece menos entre los trabajadores inmigrantes
El desempleo de los jóvenes es una preocupación importante en la mayoría de los países del mundo. Pero en los países socios parece prevalecer menos entre los trabajadores inmigrantes que entre los autóctonos. Esto vuelve a subrayar la integración al mercado laboral en cuanto al acceso al empleo en los países socios. Solo en Kirguistán y Ruanda la tasa de desempleo es mayor en los jóvenes nacidos en el exterior que en los jóvenes autóctonos (Gráfico 3.5). En Sudáfrica, aunque el grado de desempleo de los jóvenes es muy alto en todos los grupos de trabajadores, la diferencia de las tasas de desempleo entre los jóvenes autóctonos (66%) y los nacidos en el exterior (36%) también es grande. Las diferencias entre estos dos grupos no son iguales en los hombres que en las mujeres. Aunque en la mayoría de los países la tasa de desempleo de los hombres es mayor en el caso de los trabajadores autóctonos, se observa la pauta contraria cuando se trata de las mujeres jóvenes (Gráfico 3.5). Solo en Argentina y Costa Rica las tasas de desempleo de las trabajadoras autóctonas son mayores que las tasas de las trabajadoras nacidas en el exterior.
Además, el hecho de que la relación entre jóvenes y adultos en las tasas de desempleo de los jóvenes inmigrantes sea más baja indica que estos tienen un lugar relativamente favorable en el mercado laboral en comparación con los jóvenes autóctonos en la mayoría de los países (Gráfico 3.5). Sin embargo, esta relación no tiene en cuenta la calidad del empleo, y tanto los jóvenes autóctonos como los inmigrantes están en desventaja en el mercado laboral comparados con los adultos.
Al considerar las actividades comunes de los jóvenes –trabajo o estudio–, vale la pena examinar la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan ni reciben capacitación (NEET, por sus siglas en inglés) En la mayoría de los países, la proporción es mayor en el caso de los hombres autóctonos en comparación con los inmigrantes, pero entre las mujeres ocurre lo contrario (Gráfico 3.6). Cabe esperar una tasa de desempleo menor entre los inmigrantes porque muchos migran a los países socios en busca de empleo o lo consiguen antes de dejar su país. Los ingresos familiares menores o los obstáculos para asistir a la escuela, por ejemplo en cuanto a aptitudes para el idioma del país de destino, también pueden obligar a los inmigrantes jóvenes a trabajar. Hay que insistir aún más en la integración de las mujeres, ya que ellas tienden a ocupar más empleos desfavorecidos, en cuanto a varios indicadores clave del mercado laboral, en la mayoría de los países socios.
Falta de trabajo digno
Aunque los trabajadores inmigrantes parecen estar bien integrados en relación con el acceso al empleo, la integración en cuanto a la calidad del empleo por lo común es más desafiante. Los inmigrantes a menudo enfrentan una falta de trabajo digno. Esta sección examina varios indicadores que es importante identificar, como las deficiencias.
Un método ampliamente usado para evaluar la calidad del empleo es considerar la evolución de los empleos vulnerables y no vulnerables, una distinción basada en la clasificación por tipo de empleo. El empleo vulnerable consiste en la suma de los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores familiares no remunerados. Estos trabajadores tienen menos probabilidad de obtener empleos formales. Sobre todo en los países de bajos ingresos, y a falta de protección social, el trabajo por cuenta propia a menudo sirve como último recurso (OIT, 2016b; Sparreboom y Albee, 2011). Aun así, el empleo no vulnerable quizá tampoco llegue a la altura del trabajo digno si, por ejemplo, una parte importante del empleo remunerado es ocasional, informal o de duración limitada. La carencia de trabajo digno también puede deberse a que las normas del trabajo se cumplen mal o los empleos se asocian con la inseguridad, lo que es muy frecuente en los empleos atípicos (Recuadro 3.1).
Recuadro 3.1. El empleo atípico e informal de los trabajadores inmigrantes en los países socios
El empleo atípico (EA) puede definirse como aquel que se desvía en una o más condiciones del trabajo que es “… de tiempo completo, por tiempo indefinido, así como parte de una relación de subordinadación entre un empleado y un empleador “(OIT, 2016c, p. xxi). En el EA se incluye, por ejemplo, el trabajo estacional, temporal u ocasional, así como el de tiempo parcial. El EA se ha vuelto cada vez más común tanto en las economías de ingresos altos como en las que están en desarrollo, debido a factores asociados con la globalización y los avances tecnológicos, así como a los cambios sociales (p. ej., la mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral). El EA plantea riesgos para los trabajadores y las empresas, en particular si no es voluntario. Los riesgos para los trabajadores son menos seguridad en el empleo y en el ingreso, y un acceso limitado a la representación y la seguridad social.
Los trabajadores migrantes tienen mayor probabilidad que los demás de ocupar un EA. Una razón es que cierta proporción de trabajadores inmigrantes están indocumentados en todos los países, y esta situación les impide el acceso a empleos normales en igualdad de condiciones con los trabajadores autóctonos. Aunque es difícil encontrar cifras fiables, el número de personas que buscan regularizar su situación jurídica en Sudáfrica y Tailandia desde el año 2000 demuestra que estos obstáculos son importantes (véase el Capítulo 2; OCDE/OIT, 2017 y de próxima publicación e).
El empleo transfronterizo en Ghana, Sudáfrica y Tailandia, que a menudo es estacional, constituye otro ejemplo de EA. Debido a al carácter estacional de la migración en Tailandia, los trabajadores inmigrantes con frecuencia no tienen dinero para registrarse oficialmente como tales, si esto supone costos (Rukumnuaykit, 2009). Además, se dice que el trabajo atípico de los inmigrantes contratados por intermediación de agentes, sin una relación directa entre trabajadores y empleadores, está asociado con la explotación laboral en Tailandia (Vasuprasat, 2016).
La información de las encuestas de la fuerza laboral de 2012 en Sudáfrica muestra que en sectores importantes para los trabajadores inmigrantes como la construcción y el comercio (véase el Cuadro 3.2), la proporción de trabajadores con contratos verbales es mucho mayor en el caso de los inmigrantes que entre los trabajadores autóctonos. En ambos sectores, alrededor de la mitad de los trabajadores inmigrantes no tienen nada más que un contrato verbal (52% en la construcción y 49% en el comercio), comparado con 31% de los trabajadores autóctonos en la construcción y 15% en el comercio (Statistics South Africa, 2012). Más aún, en ambos sectores la afiliación a un sindicato es mucho menor entre los trabajadores inmigrantes que entre los autóctonos.
En Ghana, a nivel nacional, cerca de 7% de los trabajadores autóctonos tenían un contrato verbal o ningún contrato en 2012, comparados con casi 9% de los trabajadores inmigrantes (Servicio Estadístico de Ghana, 2013). En el sector de la construcción, que también es importante para los trabajadores inmigrantes en Ghana, estos porcentajes son mayores tanto en el caso de los trabajadores autóctonos como en el de los inmigrantes. Los trabajadores inmigrantes tanto en las ocupaciones poco calificadas como en las muy calificadas sufren una desventaja en particular. Sin embargo, las ocupaciones de nivel medio de calificación muestran la tendencia opuesta, con un porcentaje relativamente alto de contratos verbales entre los trabajadores autóctonos. De manera similar, según información de la encuesta de la fuerza laboral de 2008 en Nepal, más de uno de cada cinco trabajadores autóctonos tenía un contrato permanente, en comparación con menos de uno de cada diez trabajadores inmigrantes.
Hay coincidencias entre el EA y el empleo informal (véase OIT, 2016c). Según las directrices para medir el empleo informal adoptadas por la XVII Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo en 2003, en el empleo informal se incluyen: (1) los trabajadores por cuenta propia y los empleadores en empresas propias del sector informal; (2) los trabajadores familiares no remunerados; (3) los miembros de cooperativas informales de productores, y (4) los empleados que tienen empleos informales (OIT, 2003). Las directrices señalan que “se considera que los empleados tienen empleos informales si su relación de trabajo, por ley o en la práctica, no está sujeta a la legislación nacional del trabajo, el impuesto sobre la renta, la protección social o el derecho a ciertos beneficios del empleo (aviso de despido anticipado, indemnización por despido, vacaciones anuales retribuidas o permisos por enfermedad, etc.)”.
Los datos disponibles sobre los trabajadores inmigrantes en los países socios, que se basan principalmente en censos de población, indican que las categorías (1), (2) y (3) no son necesariamente más numerosas en los trabajadores inmigrantes que en los autóctonos (véase el Gráfico 3.7). Pero los datos por lo común no permiten comparar entre trabajadores autóctonos e inmigrantes respecto al empleo informal conforme a la categoría (4). Los cálculos del empleo informal en Argentina y Côte d’Ivoire muestran una mayor tasa de empleo informal entre los inmigrantes que entre los trabajadores autóctonos (OCDE/OIT, de próxima publicación a y f).
El empleo remunerado prevalece entre los trabajadores inmigrantes, pero la calidad varía
Quizá de manera sorprendente, en la mayoría de los países socios las tasas de empleo vulnerable en los trabajadores autóctonos superan los de sus equivalentes inmigrantes en el periodo más reciente. Esto se debe a un nivel relativamente alto de empleo remunerado entre los trabajadores nacidos en el exterior (Gráfico 3.7). En Ruanda y Tailandia, las diferencias en la proporción de empleo remunerado entre los dos grupos ascienden a 26 y 44 por ciento, respectivamente. Las excepciones son Argentina y la República Dominicana, donde el autoempleo prevalece relativamente en los trabajadores nacidos en el exterior. Sudáfrica tiene la tasa más alta de empleo remunerado tanto entre los trabajadores autóctonos como entre los inmigrantes (89.1% y 86.9%, respectivamente). Las tasas más bajas de empleo remunerado de los trabajadores autóctonos se encuentran en Ghana (23.1%) y Ruanda (17.3%), mientras que las tasas correspondientes a los trabajadores inmigrantes en estos países son de 28.2% y 43.6%, respectivamente. En la mayoría de los países, el empleo vulnerable disminuyó durante el periodo considerado, y los trabajadores nacidos en el exterior por lo general se beneficiaron en mayor medida que los autóctonos (Gráfico 3.8). Una razón de esta tendencia es que los trabajadores inmigrantes dependen menos del empleo en la agricultura, como se mostrará en la siguiente subsección.
La prevalencia del empleo remunerado entre los inmigrantes refleja varios factores, entre ellos los acuerdos para los trabajos migratorios, como los acuerdos bilaterales (p. ej., en Tailandia), el trabajo remunerado estacional de trabajadores migrantes en las zonas fronterizas (p. ej., en Ghana, Sudáfrica y Tailandia) y las restricciones para el establecimiento de empresas por parte de trabajadores inmigrantes (p. ej., en Ghana). Sin embargo, la proporción de empleadores es relativamente alta para los trabajadores nacidos en el exterior en alrededor de la mitad de los países socios, lo que evidencia una considerable contribución de los inmigrantes al emprendimiento, sobre todo en Argentina, Nepal y Ruanda. En consecuencia, parece que el trabajo autónomo y el de los trabajadores familiares no remunerados sirven menos como empleo de último recurso a los trabajadores nacidos en el exterior de lo que a menudo se observa, particularmente en las economías de bajos ingresos (Sparreboom y Albee, 2011). Solo en Nepal la proporción de trabajadores familiares no remunerados es (marginalmente) mayor en los inmigrantes que en los trabajadores autóctonos.
Con todo, los trabajadores nacidos en el exterior con frecuencia ganan menores salarios y tienen peores condiciones de trabajo. Por ejemplo, los trabajadores inmigrantes enfrentan penalizaciones sobre el salario en países como Argentina y Sudáfrica (véase el Capítulo 4). Los inmigrantes también pueden sufrir a causa de su concentración en determinados sectores y ocupaciones, como se explica más adelante.
Los inmigrantes trabajan cada vez más en el sector de servicios
El discurso del desarrollo normal indica que, con el crecimiento económico, la tasa de empleo vulnerable disminuye y el trabajo autónomo en la agricultura tradicional de autoconsumo da paso al empleo remunerado en la industria y los servicios (OIT, 2016a). La agricultura, en efecto, ha perdido importancia tanto para los trabajadores autóctonos como para los nacidos en el exterior en todos los países socios menos en Côte d’Ivoire y Nepal (Gráfico 3.9). En estos países, el empleo en la agricultura aumentó para los trabajadores inmigrantes, si bien decreció para los trabajadores autóctonos, de manera considerable en Côte d’Ivoire. El empleo en la industria aumentó en varios países (Gráfico 3.9)
El empleo en los servicios aumentó para los trabajadores autóctonos en todos los países y para los trabajadores nacidos en el exterior en todos salvo Argentina y Côte d’Ivoire (Gráfico 3.9). En cuatro países –Ghana, la República Dominicana, Ruanda y Sudáfrica–, el crecimiento de los servicios fue considerablemente mayor en el caso de los trabajadores inmigrantes que en el de los autóctonos. En otros dos –Argentina y Kirguistán– hubo poca diferencia entre los dos grupos, lo que implica que hay una función creciente del empleo en servicios para los trabajadores nacidos en el exterior.
Es probable que las razones de la importancia relativa del empleo en servicios para los trabajadores inmigrantes sean específicas de cada país. En Ruanda, por ejemplo, los trabajadores nacidos en el exterior tienen un alto nivel educativo y hay demanda de ellos en el creciente sector de los servicios (OCDE/OIT, de próxima publicación, d). En Ghana, el sector de los servicios ha mostrado un gran crecimiento y por eso ha atraído a trabajadores inmigrantes. Esto contrasta con Argentina, donde la economía ha demostrado menos cambios estructurales y la inmigración probablemente se ha asociado a un menor grado de crecimiento de sectores particulares (OCDE/OIT, de próxima publicación a y b).
Aunque la agricultura ha empezado a perder importancia, emplea al máximo número de trabajadores en la mayoría de los países socios (Gráfico 3.10 y ANEXO 3.A3). En Côte d’Ivoire, Ghana, Kirguistán, Nepal y Ruanda, tanto los trabajadores inmigrantes como los autóctonos están empleados principalmente en este sector. En estos países la agricultura emplea de 42% a 61% de los trabajadores autóctonos, pero esta proporción varía de 31% a 48% entre los inmigrantes.
En los restantes países socios, la agricultura es menos dominante como fuente de empleo. En Argentina, las mayores proporciones de trabajadores tanto autóctonos como nacidos en el exterior se encuentran en el comercio al por mayor y al por menor. En Costa Rica, la República Dominicana, Sudáfrica y Tailandia, los mayores sectores difieren entre los trabajadores autóctonos (comercio, servicios domésticos particulares y agricultura, respectivamente) y los inmigrantes (servicios domésticos particulares, agricultura, comercio y manufacturas, respectivamente).
Los trabajadores inmigrantes a menudo están empleados en sectores propensos al empleo atípico
A escala mundial, es más probable que los trabajadores inmigrantes estén empleados en ciertos sectores como la construcción, el trabajo agrícola estacional, los servicios domésticos particulares, los servicios en hoteles y restaurantes, y el sector de la limpieza (OIT, 2016c). En efecto, el sector de los servicios domésticos particulares figuró entre los primeros cinco sectores con la mayor brecha en las proporciones de empleo de trabajadores inmigrantes, comparados con los autóctonos, en seis de los diez países socios. Lo mismo ocurre con el comercio y la construcción en siete y seis países, respectivamente (Cuadro 3.2). Estos también son sectores con una alta incidencia de empleo atípico (OIT, 2016c).
Cuadro 3.2. Los trabajadores inmigrantes tienen una fuerte presencia en la construcción, el comercio y los servicios domésticos
Sectores en que los inmigrantes están sobrerrepresentados (periodo más reciente)
Argentina |
Costa Rica |
Côte d’Ivoire |
Ghana |
Kirguistán |
Nepal |
República Dominicana |
Ruanda |
Sudáfrica |
Tailandia |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Servicios domésticos particulares |
Servicios domésticos particulares |
Comercio al por mayor y al por menor |
Comercio al por mayor y al por menor |
Manufacturas |
Comercio al por mayor y al por menor |
Agricultura, silvicultura, pesca y caza |
Comercio al por mayor y al por menor |
Comercio al por mayor y al por menor |
Manufacturas |
Construcción |
Agricultura, silvicultura, pesca y caza |
Manufacturas |
Otros servicios |
Otros servicios |
Manufacturas |
Construcción |
Administración pública y defensa |
Construcción |
Servicios domésticos particulares |
Comercio al por mayor y al por menor |
Alojamiento y servicio de alimentos |
Otros servicios |
Servicios domésticos particulares |
Comercio al por mayor y al por menor |
Otros servicios |
Alojamiento y servicio de alimentos |
Educación |
Alojamiento y servicio de alimentos |
Construcción |
Manufacturas |
Construcción |
Construcción |
Bienes raíces |
Transportes y comunicaciones |
Servicios domésticos particulares |
- |
Salud y trabajo social |
Servicios domésticos particulares |
Electricidad, gas y agua |
Alojamiento y servicio de alimentos |
Minería |
Agricultura, silvicultura, pesca y caza |
Minería |
Educación |
Educación |
- |
Otros servicios |
Agricultura, silvicultura, pesca y caza |
Minería |
Note: El cuadro muestra los sectores donde la diferencia entre la proporción del sector en el total del empleo de los trabajadores inmigrantes y la proporción del sector en el total del empleo de los trabajadores autóctonos es mayor. Para saber los periodos, véase el Cuadro 3.1.
Source: Elaboración propia con base en datos del censo de población del Minnesota Population Center (2017) o las oficinas nacionales de estadística (véase OCDE/OIT 2017a y b, y de próxima publicación a-h).
El empleo atípico difiere del empleo normal en uno o más aspectos, como los periodos de empleo o el número de partes que intervienen. El empleo atípico a menudo está asociado con la inseguridad, por ejemplo si es ocasional o temporal, incluido el trabajo eventual a través de una agencia, o si está limitado involuntariamente en el número de horas de la jornada (tiempo parcial). Una razón de que muchos inmigrantes estén sujetos al empleo atípico es su reclutamiento inicial por parte de agencias internacionales de empleo temporal. Estas agencias desempeñan un papel prominente en la consecución de empleo para los inmigrantes, por ejemplo, en Sudáfrica y Tailandia (OCDE/OIT, 2017b y e). Otras razones son la falta de aptitud para el idioma del país de destino y la carencia de redes sociales y profesionales, lo que impide a los inmigrantes identificar los empleos normales que hay disponibles (OIT, 2016c). El Recuadro 3.1 ilustra la prevalencia del empleo atípico en los países socios.
Las poblaciones autóctona e inmigrante a menudo trabajan en distintos sectores. Una manera de resumir las diferencias en sus distribuciones sectoriales es calcular el índice de disparidad con base en las diferencias entre sus respectivas proporciones en el empleo (véanse los detalles metodológicos en el ANEXO 3.A1). Esto también determina la concentración relativa de trabajadores inmigrantes en sectores particulares. La segregación completa entre trabajadores autóctonos e inmigrantes resultaría en un índice de 1 (o 100%), mientras que un valor de 0 (o 0%) indicaría que no hay diferencia alguna en las distribuciones sectoriales de los trabajadores autóctonos y los inmigrantes.
La disparidad sectorial en el periodo más reciente fue de al menos 25% en cinco países (Argentina, Costa Rica, la República Dominicana, Ruanda y Tailandia), y en cuatro de ellos aumentó en los periodos listados en el Cuadro 3.1 (véase el Gráfico 3.11). El aumento en Tailandia, por ejemplo, estuvo motivado en gran medida por la sobrerrepresentación de los trabajadores inmigrantes en las manufacturas y su proporción relativamente baja en la agricultura. Mientras que en el año 2000 los trabajadores inmigrantes representaron alrededor del 1% del total de trabajadores del sector de manufacturas en Tailandia, en 2010 representaron cerca de 13%. Las manufacturas representaron más de un tercio del empleo de inmigrantes (37%), en comparación con una proporción de 12% del empleo de tailandeses autóctonos en el periodo más reciente.
Côte d’Ivoire, Kirguistán, Nepal, la República Dominicana y Sudáfrica experimentaron una disminución en la disparidad regional, y en Ghana esta se mantuvo a un nivel bajo. El aumento del empleo de los inmigrantes en la agricultura en Nepal, ya señalado, junto con la reducción del empleo de los inmigrantes en las manufacturas, representaron gran parte de la disminución de la disparidad en ese país.
Cambio ocupacional
Las estadísticas ocupacionales representan la información sobre las tareas y obligaciones que los trabajadores desempeñan, y sirven para identificar cambios en las necesidades de competencias de la fuerza laboral. Siguiendo a la OIT (2014), este capítulo distingue entre las ocupaciones de baja calificación (p. ej., trabajadores agrícolas), de mediana calificación (p. ej., trabajadores de servicios) y de alta calificación (p. ej., los profesionales).5 La importancia relativa de estos tres grupos difiere entre los países socios, y refleja factores como la estructura de la economía y el mercado laboral. La proporción de ocupaciones de baja calificación es escasa en el empleo de los trabajadores autóctonos en Côte d’Ivoire, Ghana, Nepal y Ruanda, y solo en Kirguistán y Sudáfrica representa más de una cuarta parte de los empleados. Las ocupaciones de mediana calificación representan a la gran mayoría de los trabajadores autóctonos en todos los países socios excepto Costa Rica, Kirguistán y Sudáfrica. En Côte d’Ivoire, Ghana, Nepal y Ruanda, la proporción de ocupaciones de alta calificación en el empleo de los trabajadores autóctonos es inferior al 10%. Sin embargo, las ocupaciones de alta calificación representan más de la cuarta parte de los trabajadores en Argentina, Costa Rica y Sudáfrica (Gráfico 3.12).
La distribución de los trabajadores autóctonos suele ser muy distinta de la de los inmigrantes. En particular, comparados con los trabajadores autóctonos, los inmigrantes están sobrerrepresentados en las ocupaciones de baja calificación en la mayoría de los países socios (véase el Gráfico 3.12). Las excepciones son Kirguistán, la República Dominicana y Sudáfrica. Costa Rica y Tailandia muestran las mayores brechas en las proporciones del empleo en ocupaciones de baja calificación entre los dos grupos de trabajadores. En Tailandia la diferencia es de casi 25 puntos porcentuales: casi 35% de los trabajadores inmigrantes se dedican a ocupaciones de baja calificación, comparados con 10% de los trabajadores autóctonos.
Los trabajadores inmigrantes dedicados a ocupaciones de baja calificación están sobrerrepresentados en Ghana, Kirguistán, Nepal y Ruanda. En este último país las ocupaciones de alta calificación representan 23% de los trabajadores inmigrantes, comparados con 3% de los trabajadores autóctonos.
A escala mundial, la proporción de ocupaciones de alta calificación tiende a aumentar, impulsada por varios factores, entre ellos la globalización, el cambio tecnológico y decisiones de las políticas públicas (OIT, 2015a). Los países socios en su mayoría siguen la misma tendencia, con excepción de Kirguistán y Tailandia (véase el Gráfico 3.13). Al mismo tiempo, la proporción de las ocupaciones de baja calificación en el empleo de los trabajadores autóctonos disminuyó en todos los países menos Ghana, Kirguistán y Ruanda. En contraste, la proporción del empleo de los inmigrantes aumentó en seis de nueve países, y la proporción de las ocupaciones de alta calificación se redujo en cinco países (Gráfico 3.13).
Los trabajadores inmigrantes cumplen una función limitada en la facilitación del cambio ocupacional en la mayoría de los países
Esta subsección examina cómo evoluciona con el tiempo el empleo en distintos grupos ocupacionales y la contribución de los inmigrantes a esta evolución. El análisis indica que la entrada de trabajadores jóvenes al mercado laboral impulsa en gran medida el crecimiento del empleo en los países socios. También demuestra que los trabajadores inmigrantes están sobrerrepresentados en los grupos ocupacionales que no son dinámicos o declinan con el tiempo.
El análisis se basa en un marco de contabilidad demográfica que descompone el cambio ocupacional neto durante los periodos que se listan en el Cuadro 3.1 en contribuciones de los trabajadores jóvenes (nuevos entrantes), inmigrantes nuevos (es decir, los que llevan menos de diez años en el país),6 los trabajadores en la edad de máximo rendimiento y los trabajadores de edad avanzada (jubilados). Estos componentes asociados con la edad del cambio neto se calculan comparando la situación de los llamados “seudogrupos de edad” entre los dos periodos (véanse los detalles metodológicos en el ANEXO 3.A2). En primer lugar, el análisis se centra en dos grandes grupos ocupacionales determinados. Son los grupos donde la diferencia entre el número de nuevos entrantes a la fuerza laboral y el número de inmigrantes nuevos es menor. En segundo lugar, examina el número de grupos ocupacionales en crecimiento y con una proporción relativamente grande de nuevos inmigrantes.
Los dos grupos ocupacionales que tienen la diferencia más pequeña entre nuevos entrantes y nuevos inmigrantes son los que ejercen oficios manuales (como albañiles, metalistas o electricistas) y los trabajadores dedicados a ocupaciones elementales (como la limpieza y las tareas agrícolas). En el caso de estos grupos, el crecimiento del empleo fue positivo en todos los países menos Argentina. Tanto en Costa Rica como en Nepal, el crecimiento del empleo fue negativo en el caso de las ocupaciones elementales y positivo solo en el caso de los oficios y las ocupaciones relacionadas (Gráfico 3.14). Los nuevos inmigrantes contribuyen considerablemente al crecimiento del empleo de estas ocupaciones en varios países. Por ejemplo, los nuevos inmigrantes contribuyeron alrededor de la mitad que los nuevos entrantes al crecimiento de las ocupaciones elementales en Tailandia, y una cuarta parte que los nuevos entrantes en la República Dominicana. Sin embargo, aun en estos dos grupos el crecimiento del empleo en todos los países se debe sobre todo a la entrada de trabajadores jóvenes, y el papel de los trabajadores inmigrantes es limitado.
En la mayoría de los países socios, el número de los grupos ocupacionales crecientes en los que los nuevos inmigrantes están más representados que los entrantes jóvenes al empleo es pequeño (Gráfico 3.15). Argentina, Costa Rica, Nepal, la República Dominicana y Sudáfrica tuvieron un solo grupo ocupacional creciente con flujos entrantes relativamente grandes de nuevos inmigrantes, mientras que Tailandia tuvo dos. Ghana registró cuatro de estos grupos, y Ruanda, cinco. En todas las ocupaciones, Ruanda también mostró la mayor diferencia entre la proporción de nuevos inmigrantes en ocupaciones crecientes y la proporción correspondiente de nuevos entrantes jóvenes (46.7 puntos porcentuales, véase el ANEXO 3.A3). En contraste, los nuevos inmigrantes en la República Dominicana y Sudáfrica tuvieron mucha más probabilidad de entrar a ocupaciones en disminución que los nuevos entrantes jóvenes.
A medida que los grupos ocupacionales evolucionan en los países socios, parece que los inmigrantes permanecen en las mismas ocupaciones y no se cambian a aquellas adonde se dirigen los nuevos entrantes. En la mayoría de los países socios, ni el desarrollo de la distribución ocupacional de los trabajadores inmigrantes ni el flujo de nuevos inmigrantes a la fuerza laboral concuerdan con el desarrollo ocupacional de la fuerza laboral autóctona. Las diferencias entre los dos grupos reflejan al menos hasta cierto punto aspectos complementarios entre las fuerzas laborales autóctona e inmigrante, pero al mismo tiempo pueden reforzar la segmentación del mercado laboral con el tiempo.
Esta segmentación puede ser desfavorable dada la mayor probabilidad de que los trabajadores inmigrantes estén concentrados en ocupaciones de baja calificación. Estos trabajadores poco calificados son relativamente fáciles de reemplazar, están estrechamente asociados con el empleo atípico y comúnmente carecen de poder de negociación (OIT, 2015b). La mayor proporción de trabajadores inmigrantes con ocupaciones de baja calificación es una preocupación en Costa Rica, Kirguistán y Tailandia.
Las diferencias ocupacionales medidas por el índice de disparidad son relativamente altas en Ruanda y Tailandia en el periodo más reciente (Gráfico 3.16), aunque por otras razones. En Ruanda, las ocupaciones de alto grado de calificación son importantes para el empleo de los inmigrantes, mientras que en Tailandia muchos trabajadores inmigrantes tienen ocupaciones de baja calificación. En Costa Rica, la República Dominicana, Ruanda y Tailandia el índice superó el 20%. Cinco países experimentaron un aumento en las diferencias ocupacionales entre los periodos que se consideran. La mayor reducción se observó en Nepal (Gráfico 3.16).
En suma, los dos principales grupos ocupacionales en los que la diferencia entre el número de nuevos entrantes a la fuerza laboral y el número de nuevos inmigrantes es menor son los oficios manuales y las ocupaciones elementales. Ambos son grupos ocupacionales crecientes en la mayoría de los países socios. De manera similar, si se consideran todos los países en conjunto, hay pocos grupos ocupacionales crecientes en los que los inmigrantes están muy representados en comparación con los nuevos entrantes jóvenes. Por último, las diferencias entre las distribuciones de los trabajadores inmigrantes y los autóctonos entre grupos ocupacionales aumentaron en la mayoría de los países socios, aunque también se observó cierta convergencia.
Nivel educativo
La educación y las competencias de los trabajadores influyen en las tendencias del cambio ocupacional del que se habla en la sección anterior, tanto en el caso de los trabajadores inmigrantes como en el de los autóctonos. Esta sección examina el avance del nivel educativo entre los trabajadores inmigrantes en comparación con los trabajadores autóctonos en el contexto de las necesidades cambiantes del mercado laboral.
Hacia el año 2000, en promedio 45% de los trabajadores en los países socios (excepto Côte d’Ivoire) habían terminado al menos la educación secundaria. En el periodo más reciente (véase el Cuadro 3.1), este número había aumentado a 55%. La proporción mínima correspondió a Ruanda, con 12%, y menos de 3% habían obtenido un título de educación superior. En Kirguistán y Sudáfrica, por otra parte, más de 80% de los trabajadores habían alcanzado al menos la educación secundaria (Gráfico 3.17).
La sobrecalificación es menos común que la subcalificación
Las tendencias del nivel educativo indican que la fuerza laboral nacida en el exterior tiene menores niveles educativos que la autóctona en la mayoría de los países socios, lo que ayuda a explicar la proporción relativamente alta de trabajadores inmigrantes dedicados a ocupaciones de baja calificación. La proporción de trabajadores inmigrantes que no terminaron la educación primaria es relativamente alta en ocho países, y la de quienes tienen educación secundaria es baja en seis países. Además, el número de países con proporciones relativamente grandes de trabajadores que terminaron la educación primaria es igual al de países con proporciones relativamente pequeñas. Son un poco más los países donde la proporción de trabajadores con al menos educación secundaria es menor en el caso de los inmigrantes. Pero en seis de los diez países la proporción de trabajadores con educación superior es más alta (Kirguistán, Ghana, Nepal, Ruanda, Sudáfrica y Tailandia; véanse los Gráfico 3.17 Gráfico 3.18).
Otra razón de las grandes proporciones de trabajadores inmigrantes empleados en ocupaciones de baja calificación puede ser una discrepancia entre sus niveles de educación y sus ocupaciones. Se trata de un tipo común de discrepancia de competencias, y a menudo se observa que los trabajadores inmigrantes corren este riesgo en los países de altos ingresos (Sparreboom y Tarvid, 2017).7 Si el nivel educativo de los trabajadores no corresponde a los empleos que desempeñan, esta discrepancia impone costos a los individuos y a las empresas. Por ejemplo, las tasas de reanudación de estudios son menores en el caso de los trabajadores sobrecalificados, y la productividad de las empresas puede sufrir o la rotación del personal aumentar debido a las discrepancias de competencias entre los trabajadores.
Con base en la medida normativa que armoniza las ocupaciones con los niveles educativos (OIT, 2014),8 la proporción de trabajadores sobrecalificados en los países socios oscila entre 12% y 91% (Cuadro 3.3). Esto significa que una proporción considerable de trabajadores han alcanzado niveles educativos que son mayores o menores que los requisitos de competencias de sus empleos. Los niveles relativamente altos de subcalificación en comparación con la sobrecalificación se deben en considerable medida a los bajos niveles educativos en la mayoría de los países socios.
Cuadro 3.3. La sobrecalificación es pequeña comparada con la subcalificación
Incidencia de la sobrecalificación y la subcalificación (porcentaje de la población empleada, periodo más reciente)
País |
Sobrecalificación |
Subcalificación |
||||
---|---|---|---|---|---|---|
Todos |
Hombres |
Mujeres |
Todos |
Hombres |
Mujeres |
|
Argentina |
24.1 |
19.2 |
30.8 |
37.8 |
46.7 |
25.6 |
Costa Rica |
15.1 |
12.2 |
19.7 |
28.5 |
34.7 |
18.8 |
Côte d’Ivoire |
1.8 |
2.4 |
0.9 |
90.8 |
87.4 |
95.5 |
Ghana |
5.5 |
5.4 |
5.6 |
47.6 |
40.9 |
54.0 |
Kirguistán |
46.9 |
45.5 |
48.8 |
11.8 |
11.5 |
12.3 |
Nepal |
2.3 |
3.3 |
1.1 |
77.8 |
71.5 |
86.1 |
República Dominicana |
13.9 |
11.4 |
18.4 |
37.7 |
44.6 |
25.4 |
Ruanda |
1.0 |
1.3 |
0.7 |
86.0 |
82.2 |
89.5 |
Sudáfrica |
22.4 |
18.1 |
27.8 |
27.6 |
29.1 |
25.6 |
Tailandia |
8.4 |
7.8 |
8.9 |
54.1 |
53.3 |
54.9 |
Promedio |
14.1 |
12.7 |
16.3 |
50.0 |
50.2 |
48.8 |
Note: Para saber los periodos, véase el Cuadro 3.1.
Source: Elaboración propia con base en en datos del censo de población del Minnesota Population Center (2017) o las oficinas nacionales de estadística (véase OCDE/OIT 2017a y b, y de próxima publicación a-h).; en el caso de Kirguistán se usaron los datos de Life in Kyrgyzstan (IZA, 2016).
A excepción de los países con niveles de sobrecalificación inferiores a 5% (Côte d’Ivoire, Nepal y Ruanda), los niveles de sobrecalificación son mayores en el caso de las mujeres en todos los países, y en promedio superan el nivel de los hombres en 3 o 4 puntos porcentuales. La tasa media de subcalificación es menor en las mujeres en cuatro países. Los niveles relativamente altos de sobrecalificación y bajos de subcalificación en las mujeres indican que los hombres tienden a conseguir puestos de mayor jerarquía que las mujeres que tienen el mismo nivel educativo. Esto corresponde a las tendencias que se observan en los países de altos ingresos (Sparreboom y Tarvid, 2017).
Sin embargo, esto no se aplica a la mayoría de los países socios en relación con la subcalificación, que es mayor en las mujeres en seis países. Quizá la proporción relativamente mayor de mujeres subcalificadas en la agricultura explique en parte esta tendencia.
En el periodo más reciente, los trabajadores inmigrantes tuvieron más probabilidad de estar sobrecalificados en Costa Rica, Nepal, Ruanda y Sudáfrica, pero menos en Argentina, Côte d’Ivoire, Kirguistán, la República Dominicana y Tailandia (Gráfico 3.19). A primera vista no parece haber una tendencia constante de sobrecalificación entre los inmigrantes, y las diferencias entre los trabajadores inmigrantes y autóctonos parecen ser específicas de cada país. El desglose por nivel de competencia en las ocupaciones parece apuntar en la misma dirección. En casi todos los países la tasa de sobrecalificación de los trabajadores en ocupaciones de baja calificación supera la tasa en ocupaciones de mediano nivel de calificación, pero la tendencia es parecida entre los trabajadores inmigrantes y los autóctonos (Gráfico 3.20).
En términos relativos, la sobrecalificación de los trabajadores inmigrantes parece ser más problemática en las ocupaciones de nivel mediano de competencia que en las de bajo nivel. Las tasas de sobrecalificación de los trabajadores en ocupaciones elementales son menores en los trabajadores inmigrantes que en los autóctonos en la mayoría de los países socios. Una razón probable es que algunos empleos de bajo nivel de competencia no son atractivos para los trabajadores autóctonos, y que los empleadores son menos exigentes en cuanto a la calificación formal. Por otra parte, la tasa de sobrecalificación de los trabajadores inmigrantes en las ocupaciones de mediano nivel de competencia supera la tasa de los trabajadores autóctonos en seis países (las excepciones son Argentina, Côte d’Ivoire, Kirguistán y República Dominicana).
La pauta de subcalificación parece más clara que la de sobrecalificación. La tasa de subcalificación es mayor en los trabajadores inmigrantes en siete de los países socios (Gráfico 3.21). A semejanza de la tasa relativamente baja de sobrecalificación de los trabajadores en las ocupaciones elementales, la alta tasa de subcalificación de los trabajadores inmigrantes en estas ocupaciones puede ser indicativo de empleos sucios, denigrantes y peligrosos (Gráfico 3.22).
Conclusiones e implicaciones para las políticas públicas
La revisión de ciertos indicadores clave del mercado laboral en este capítulo indica que la integración de los trabajadores inmigrantes en cuanto al volumen del empleo es menos una preocupación para los responsables de la elaboración de políticas públicas que la integración en cuanto a la calidad del trabajo. En la mayoría de los países socios, los trabajadores inmigrantes tienen tasas de empleo relativamente mayores, generalmente impulsados por las tasas de los hombres. Sin embargo, en algunos países las mujeres enfrentan un reto doble: además del déficit de empleo en comparación con los hombres, hay un déficit en comparación con las mujeres autóctonas. Esto es particularmente importante para las jóvenes inmigrantes, que tienen mayor probabilidad que otros grupos de estar desempleadas o sin estudios, empleo ni capacitación laboral.
El panorama general es menos favorable con respecto a la calidad del empleo. Los trabajadores inmigrantes corren más a menudo el riesgo de no encontrar un trabajo digno. Esto se debe en gran medida a una gran incidencia del empleo atípico, la concentración relativa de trabajadores inmigrantes en ciertos sectores y ocupaciones en la mayoría de los países, y una mayor exposición al empleo informal y a penalizaciones salariales en algunos países. A su vez, la gran incidencia del empleo atípico puede explicarse por una gama de factores, entre los que se incluyen la situación de indocumentados de algunos inmigrantes, la incidencia del trabajo eventual o a través de agencias, la falta de reconocimiento de las calificaciones, los obstáculos lingüísticos y un menor capital humano, pero también la discriminación.
Diversificar el trabajo de los inmigrantes en sectores y ocupaciones podría ayudar a mejorar la calidad del trabajo. Los trabajadores inmigrantes por lo común están sobrerrepresentados en sectores propensos al trabajo de mala calidad (es decir, la construcción y el comercio) y en ocupaciones que son vulnerables a la explotación, como el trabajo de bajo nivel de competencia.
Garantizar el trato igualitario de los trabajadores inmigrantes es esencial. Esto puede hacerse observando las normas de trabajo, asegurando la representación adecuada de los trabajadores migrantes, en particular en los sindicatos, y combatiendo la discriminación. Muchos trabajadores migrantes no están en posibilidad de protestar; por ejemplo, debido a su situación irregular o a la naturaleza eventual o estacional de su trabajo. También son importantes otras vías para la inmigración legal a fin de reducir la irregularidad y el empleo atípico de los migrantes.
Reducir la discrepancia entre las competencias y los empleos es otra manera de ensanchar la gama de opciones sectoriales y ocupacionales de los trabajadores inmigrantes. Mejorar los mecanismos para el reconocimiento de competencias e invertir en el desarrollo de aptitudes son dos soluciones.
La falta de datos imposibilita evaluar todo el espectro de los déficits de trabajo digno. En muchos países, las fuentes de datos comparables se limitan a los censos de población. Se necesitan otros ejercicios de recopilación de datos para captar información sobre los trabajadores inmigrantes de manera constante. En varios países, por ejemplo Sudáfrica y Tailandia, una pregunta adicional sobre nacionalidad o ciudadanía en la encuesta periódica de la fuerza laboral ampliaría enormemente la base de información sobre trabajadores inmigrantes.
Bibliografía
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ANEXO 3.A1. Metodología para evaluar las tendencias sectoriales y ocupacionales del empleo
La semejanza de las tendencias sectoriales del empleo entre los trabajadores autóctonos y los inmigrantes se puede evaluar usando un índice de diferencia. El índice representa la proporción de un grupo, autóctono o inmigrante, que tendría que moverse para uniformar la distribución. El índice se calcula con base en la siguiente ecuación:
donde ni es el número de trabajadores autóctonos por sector, NT es el número total de trabajadores autóctonos en todos los sectores, fi es el número de trabajadores inmigrantes por sector, FT es el número total de trabajadores inmigrantes en todos los sectores y s es el número de sectores.
La segregación completa entre los trabajadores autóctonos e inmigrantes resultaría en un índice de 1 (o 100%), mientras que un valor de 0 (o 0%) indicaría que no hay diferencia en las distribuciones sectoriales entre trabajadores autóctonos e inmigrantes.
El mismo índice puede aplicarse a las distribuciones ocupacionales y otras distribuciones.
ANEXO 3.A2. Metodología de descomposición demográfica
Conforme a los Capítulo 3 Capítulo 4 de Matching Economic Migration with Labour Market Needs (OCDE/Unión Europea, 2014), la descomposición usada en este capítulo se basa en un método de contabilidad demográfica aplicado a los cambios en la distribución de los trabajadores por ocupación.
Este método desarrolla la siguiente ecuación referente a la medida del cambio en determinada variable entre dos puntos en el tiempo:
△(T) = E + I + △(PA) – R;
△(T) = cambio total observado en la variable durante el periodo
E = entrantes no inmigrantes en el periodo
I = nuevos inmigrantes llegados durante el periodo
△(PA) = cambio en el grupo de no inmigrantes en edad de mayor rendimiento en el periodo
R = jubilados no inmigrantes durante el periodo
Esta ecuación muestra que el cambio total en el periodo equivale a los flujos de entrada menos los flujos de salida, mientras que las muertes y la emigración se incluyen implícitamente. El cuadro de abajo resume cómo se obtienen estos componentes con base en los datos sobre la fuerza laboral de los censos de población de 2000 y 2010.
Cuadro 3.A2.1. Definición de los componentes para la descomposición de contabilidad demográfica
(1) = (2) − (3) |
(2) censo de población de 2010 |
(3) censo de población de 2000 |
---|---|---|
Entrantes no inmigrantes (E) |
FL (de 15-34 años de edad, excluidos los inmigrantes sin residencia a largo plazo) |
FL (de 15-24 años de edad) |
Jubilados (-R) |
FL (de 55+ años, excluidos los inmigrantes sin residencia a largo plazo) |
FL (de 45+ años) |
Cambio del grupo en edad de mayor rendimiento (△(PA)) |
FL (de 35-54 años, excluidos los inmigrantes sin residencia a largo plazo) |
FL (de 25-44 años) |
Nuevos inmigrantes (I) |
FL (inmigrantes sin residencia a largo plazo de 15+ años de edad) |
0 |
Cambio total: △(T) = E + I + △(PA) – R |
FL (de 15+ años) |
FL (de 15+ años) |
Note: FL = fuerza laboral.
Los no inmigrantes entrantes al mercado laboral se calculan restando la fuerza laboral de 15-24 años de edad en 2000 a la fuerza laboral de 15-34 años en 2010. Esto supone que todas las personas de 15-24 años que eran parte de la fuerza laboral en 2000 siguen en ella diez años después (cuando tienen 25-34 años). Asimismo, los jubilados son los miembros de la fuerza laboral que tenían de 45 años en adelante en 2000 menos los de 55 años en adelante en 2010 (los retiros temporales y reingresos anteriores a la jubilación definitiva se compensan implícitamente). El cambio en el tamaño del grupo en edad de mayor rendimiento equivale a la fuerza laboral de 35-54 años en 2010 menos la fuerza laboral de 25-44 años en 2000. Por último, el número de nuevos inmigrantes se calcula como los inmigrantes con una residencia menor de diez años (con excepción de Argentina y Tailandia, donde la residencia usada fue menor de cinco años debido a limitaciones de los datos), y esos inmigrantes se excluyen de los otros componentes para no contarlos dos veces. Como se puede verificar en el cuadro, estos cuatro componentes suman la fuerza laboral tanto en 2000 como en 2010.
La misma metodología puede usarse para descomponer subgrupos de la fuerza laboral (como los empleados, y los grupos de nivel educativo y ocupacionales).
ANEXO 3.A3. Cuadros adicionales
Cuadro 3.A3.1. Los tres mayores sectores del empleo por lugar de nacimiento (%, periodo más reciente)
Mayor proporción |
2ª proporción en tamaño |
3ª proporción en tamaño |
||||
---|---|---|---|---|---|---|
Inmigrantes |
Autóctonos |
Inmigrantes |
Autóctonos |
Inmigrantes |
Autóctonos |
|
Ruanda (2012) |
Agricultura (35.5) |
Agricultura (76.4) |
Comercio (12.7) |
Comercio (4.7) |
Administración pública (7.9) |
Construcción (3.4) |
Tailandia (2010) |
Manufacturas (36.5) |
Agricultura (47.4) |
Agricultura (24.8) |
Comercio (13.1) |
Comercio (12.1) |
Manufacturas (12.0) |
Sudáfrica (2011) |
Comercio (13.3) |
Servicios domésticos particulares (11.4) |
Servicios domésticos particulares (12.4) |
Comercio (10.3) |
Construcción (10.8) |
Manufacturas (9.9) |
Nepal (2011) |
Agricultura (37.9) |
Agricultura (61.4) |
Comercio (19.0) |
Comercio (7.5) |
Manufacturas (12.2) |
Manufacturas (5.5) |
Ghana (2010) |
Agricultura (34.4) |
Agricultura (42.1) |
Comercio (26.1) |
Comercio (18.7) |
Manufacturas (10.2) |
Manufacturas (10.7) |
Argentina (2015) |
Comercio (19.2) |
Comercio (16.9) |
Construcción (17.9) |
Manufacturas (13.1) |
Servicios domésticos particulares (16.6) |
Administración pública (9.5) |
Kirguistán (2009) |
Agricultura (31.4) |
Agricultura (45.7) |
Comercio (15.4) |
Comercio (13.2) |
Manufacturas (8.9) |
Construcción (7.4) |
Côte d’Ivoire (2008) |
Agricultura (48.0) |
Agricultura (47.9) |
Comercio (24.4) |
Comercio (16.4) |
Manufacturas (7.8) |
Manufacturas (6.3) |
República Dominicana (2010) |
Agricultura (34.1) |
Comercio (21.5) |
Comercio (19.2) |
Manufacturas (11.7) |
Construcción (15.4) |
Agricultura (11.0) |
Costa Rica (2011) |
Servicios domésticos particulares (16.8) |
Comercio (20.3) |
Comercio (15.9) |
Manufacturas (12.1) |
Agricultura (15.9) |
Agricultura (10.9) |
Source: Elaboración propia con base en datos del censo de población del Minnesota Population Center (2017) o las oficinas nacionales de estadística; en el caso de Argentina se usaron datos de la encuesta de la fuerza laboral
Cuadro 3.A3.2. Proporciones del empleo en ocupaciones crecientes y decrecientes por grupos demográficos
Proporción de todas las nuevas entradas de inmigrantes |
Proporción de nuevos inmigrantes en el total de nuevas entradas |
||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
En ocupaciones crecientes |
En ocupaciones decrecientes |
Diferencia |
Diferencia para los nuevos entrantes jóvenes |
En ocupaciones crecientes |
En ocupaciones decrecientes |
Diferencia |
|
A |
B |
C |
D |
E |
F |
G |
|
Porcentaje |
Puntos porcentuales |
Porcentaje |
Puntos porcentuales |
||||
Ruanda |
69.1 |
30.9 |
38.2 |
-8.5 |
1.9 |
0.9 |
1.1 |
Nepal |
59.3 |
40.8 |
18.5 |
68.3 |
1.5 |
1.0 |
0.5 |
Tailandia |
50.6 |
49.5 |
1.1 |
33.7 |
5.0 |
4.9 |
0.1 |
Ghana |
50.3 |
49.7 |
0.6 |
-13.2 |
1.2 |
1.2 |
0.0 |
Argentina |
47.6 |
52.4 |
-4.7 |
2.2 |
0.7 |
0.7 |
-0.1 |
República Dominicana |
36.8 |
63.2 |
-26.4 |
-12.4 |
2.9 |
4.9 |
-2.1 |
Costa Rica |
32.6 |
67.4 |
-34.8 |
16.2 |
2.6 |
5.4 |
-2.8 |
Sudáfrica |
36.1 |
63.9 |
-27.8 |
-20.4 |
5.6 |
10.0 |
-4.3 |
Note: En el total de entradas se incluyen los nuevos inmigrantes, los nuevos entrantes jóvenes y el cambio ocupacional neto de los individuos en edad de mayor rendimiento y de los jubilados, si es positivo. Los cálculos de Côte d’Ivoire y Kirguistán no fueron posibles debido a limitaciones de los datos.
Source: Elaboración propia con base en datos del censo de población del Minnesota Population Center (2017) o las oficinas nacionales de estadística; en el caso de Argentina se usaron datos de la encuesta de la fuerza laboral.
Notas
← 1. La selección de indicadores está limitada por las fuentes de datos del mercado laboral disponibles en los países socios tanto en el caso de los trabajadores autóctonos como en el de los nacidos en el exterior. En la mayoría de los países, el censo de población constituye la fuente principal.
← 2. En la mayoría de los países, los periodos que se listan en el Cuadro 3.1 están determinados por los años de los cuales hay datos disponibles del censo de población. Argentina está parcialmente basada en datos de encuestas solamente de áreas urbanas.
← 3. Por ejemplo, en los países europeos de la OCDE, la tasa de empleo de la población nacida en el exterior promedió 62.1% en 2015, en comparación con 65.1% de la población autóctona. Sin embargo, en los Estados Unidos la tasa de empleo de los trabajadores nacidos en el exterior (67.5%) fue apenas superior a la de la población autóctona (67.2%) (OCDE, 2016).
← 4. El número citado en el texto corresponde a la hipótesis de la variante media en ONU, 2016.
← 5. Las ocupaciones de alta calificación consisten en estos grandes grupos: (1) legisladores, altos funcionarios y directores; (2) profesionales, y (3) técnicos y profesionales colegiados. Las ocupaciones de mediana calificación consisten en estos grandes grupos: (4) oficinistas; (5) trabajadores de servicios y dependientes de comercio; (6) trabajadores agrícolas y pesqueros calificados; (7) oficios y ocupaciones similares (8) operadores de plantas y maquinaria, y armadores. Las ocupaciones de baja calificación se definen como un gran grupo: (9) ocupaciones elementales.
← 6. Tanto en Argentina como en Tailandia, el periodo especificado fue de cinco y no de diez años.
← 7. Entre otros tipos de discrepancias de competencias se incluyen las discrepancias por nivel educativo, por campo de estudio, por años de capacitación en el trabajo o experiencia laboral, de competencias específicas del empleo o técnicas, de competencias básicas y de competencias transversales/centrales/sociales/transferibles (OIT, 2017).
← 8. La medida normativa de la discrepancia de competencias se basa en la Clasificación Internacional Uniforme de las Ocupaciones (CIUO-88 o CIUO-08). El método primeramente divide a los principales grupos ocupacionales en tres grupos. Luego asigna un nivel educativo a cada grupo conforme a la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE-97). Los trabajadores de determinado grupo que tienen el nivel educativo asignado se consideran compatibles con su puesto, mientras que aquellos que tienen un nivel educativo más alto o más bajo se consideran sobrecalificados o subcalificados. Por ejemplo, un egresado de una facultad de medicina que trabaja como oficinista está sobrecalificado, mientras que un egresado de la educación secundaria que cumple las funciones de un médico está subcalificado (véase OIT, 2014).