Chile estableció el Plan Nacional de Desarrollo “Construyamos tiempos mejores para Chile” 2018-2022 para construir capacidades nacionales y hacer frente a los retos de desarrollo que aún prevalecen. El plan se centra en cuatro principios: libertad, justicia, progreso y solidaridad. Prioriza el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 9 (industria, innovación e infraestructura) y el ODS 16 (paz, justicia e instituciones sólidas) (ECLAC, 2018). El primer objetivo se orienta principalmente a crear empleos de calidad, mejorar la educación como pilar del crecimiento económico y promover la revolución tecnológica. De esta manera, facilitará mayores avances en ciencia, innovación y emprendimiento para aumentar la productividad. El plan también se centra en mejorar la gobernanza al impulsar instituciones republicanas, la seguridad de los ciudadanos, la justicia y los derechos humanos, la modernización del Estado, la descentralización y la regionalización del poder, la defensa y las relaciones exteriores.
El Plan de Desarrollo propone como su principal línea de trabajo proteger a la población vulnerable y a la clase media, reducir la pobreza y promover el envejecimiento positivo y pensiones dignas, un balance vida-trabajo saludable, una mayor igualdad de género y políticas para la población migrante e indígena. En diciembre de 2014, Chile adoptó un Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) para evaluar y combatir la pobreza, la vulnerabilidad y la desigualdad. El IPM, basado en la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), se actualiza de manera periódica.
En términos de capacidades de financiación pública, los ingresos fiscales totales de Chile equivalieron a 20.4% del PIB en 2016 (en comparación con 22.7% de América Latina y el Caribe [ALC] y 34.3% de la OCDE). El país es pionero en la práctica de la facturación electrónica para mejorar los ingresos fiscales y combatir la defraudación fiscal, lo que le permite recaudar recursos para el desarrollo. Chile se suscribió también al Acuerdo Multilateral entre Autoridades Competentes sobre el Intercambio Automático de información relativa a cuentas financieras para combatir la defraudación fiscal y al Acuerdo Multilateral entre Autoridades Competentes para el Intercambio de Informes País por País.
Al mismo tiempo, la cooperación internacional forma parte del proceso de desarrollo de Chile mediante la Cooperación Sur-Sur y Triangular para el desarrollo. Este trabajo está encabezado por la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID). La Agencia, antes conocida como Agencia Chilena de Cooperación Internacional, fue rebautizada en marzo de 2018 con el fin de reafirmar su orientación al desarrollo. Los tres principales objetivos de la estrategia 2015-18 de la AGCID incluyen avanzar hacia un desarrollo inclusivo y sostenible, fortalecer las asociaciones para un desarrollo compartido e incorporar nuevos actores, y consolidar el Sistema Nacional de Cooperación Internacional para el Desarrollo, así como de la agencia.
Chile desempeña una doble función de receptor y donador de cooperación internacional. A nivel nacional, a partir de la consolidación democrática de la década de 1990, el país se ha centrado en brechas estructurales, como la mitigación del cambio climático, el desarrollo ambiental y social, principalmente con el apoyo del Banco Mundial. En fecha más reciente, Chile desarrolló proyectos de Cooperación Sur-Sur y Triangular en alianza con Alemania, El Salvador, Brasil, España, Japón, Suecia, Suiza y la Unión Europea. Dichos proyectos, dirigidos a otros países latinoamericanos, se orientan sobre todo a la agricultura, la gobernanza y el desarrollo social. Además, la Cooperación Sur-Sur se lleva a cabo sobre todo con Argentina y México. Los proyectos incluyen cooperación de eficiencia energética entre Salta (ARG) y Antofagasta (CHL), intercambios de asesoría técnica sobre servicios de salud entre Jujuy (ARG) y Antofagasta (CHL), y colaboración en materia de gestión de residuos entre Aysén (CHL) y la Ciudad de México (MEX).