El envejecimiento de la población tiene lugar de forma natural cuando se prolonga la esperanza de vida (ver el indicador "Esperanza de vida al nacer" en el Capítulo 1) y disminuyen las tasas de fecundidad. En LAC, la esperanza de vida ha aumentado alrededor de 4 años desde el año 2000 (ver sección "Esperanza de vida al nacer") y la fecundidad ha disminuido de 2,6 a 2 hijos por mujer, por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1, necesaria para mantener el número de población actual. Esto último se ha dado debido a la mayor accesibilidad a la salud reproductiva, principalmente a los distintos métodos anticonceptivos (ver indicador "Salud reproductiva" en el Capítulo 4), y una mayor integración al mercado laboral. El envejecimiento poblacional es una consecuencia de las exitosas políticas de salud y desarrollo de las últimas décadas, pero no está libre de plantear problemas propios (CEPAL, 2019[27]).
Se espera que la proporción de población mayor de 65 años se duplique con creces para el año 2050, llegando a más del 18% en LAC31 (Figura 3.34, panel izquierdo). Esta cifra seguirá siendo inferior al 27% previsto en los países de la OCDE, que se encuentran más inmersos en el proceso de envejecimiento demográfico. En LAC31, la proporción de adultos mayores será muy elevada en Barbados y Cuba, ambos por encima del 25%. En el extremo inferior, Belice tendrá menos del 10% de su población mayor de 65 años. Las mujeres tienden a vivir más que los hombres y, por lo tanto, la proporción de ancianas será probablemente aún mayor. La velocidad a la que ya se está desarrollando este proceso no tendrá precedentes y tendrá consecuencias significativas. Por ejemplo, la proporción de la población mayor de 65 años se triplicará en Nicaragua, país que en 2015 era todavía relativamente joven.
El crecimiento de la proporción de población mayor de 80 años será aún más drástico (Figura 3.34, panel derecho). Se prevé que, en promedio, la proporción de esta población se triplicará para 2050 en LAC, alcanzando un promedio del 5,2%. El mayor aumento se producirá en Guyana, Bahamas, Brasil, Antigua y Barbuda y Cuba, países que cuadruplicarán con creces su población mayor de 80 años.
Otra consideración importante es el hecho de que el envejecimiento de la población implica una disminución de la porción de la población económicamente activa (entre 15 y 64 años). El porcentaje de población en edad de trabajar en el año 2050 será 4 veces la población de adultos mayores de 65, cuando era 9 veces en el 2015 (Figura 3.35). La situación será más severa en Uruguay, Cuba, Barbados y Chile, donde sólo habrá dos adultos en edad de trabajar por cada persona mayor de 65 años en 2050.
Dichos cambios demográficos desafiarán la sostenibilidad financiera no sólo de los sistemas de salud sino también de los sistemas de seguridad social y de la economía en su conjunto. Además, la edad avanzada suele exacerbar las desigualdades preexistentes en cuanto a ingresos, educación, género y lugar de residencia urbana o rural, lo que subraya la importancia de que en el futuro se formulen políticas orientadas hacia la equidad (OCDE, 2017[28]). Muchos países de LAC que están llegando a la transición demográfica a un ritmo acelerado se enfrentan a plazos mucho más breves para prepararse antes de alcanzar proporciones elevadas de poblaciones envejecidas. El envejecimiento de la población exige una acción centrada en la equidad, enfoque de género y derechos humanos en varios sectores, y probablemente dé lugar a una mayor demanda de atención de salud con mano de obra intensiva a largo plazo. Por lo tanto, los países de LAC podrían pensar en planificar con anticipación el vasto conjunto de políticas que otros países de la OCDE ya han puesto en marcha, por ejemplo, en las áreas de personal de cuidados a largo plazo, cobertura financiera y sistemas de protección social (Muir, 2017[29]).