En este capítulo se describen la evolución del mercado y las proyecciones a mediano plazo de los mercados mundiales de cereales para el periodo comprendido entre 2024 y 2033. Las proyecciones abarcan el consumo, la producción, el comercio y los precios del trigo, el arroz, el maíz y otros cereales secundarios. El capítulo concluye con un análisis de los principales riesgos e incertidumbres que podrían afectar a los mercados mundiales de cereales durante el próximo decenio.
OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas 2024-2033
3. Cereales
Copy link to 3. CerealesResumen
3.1. Aspectos relevantes de la proyección
Copy link to 3.1. Aspectos relevantes de la proyecciónEl crecimiento de la demanda se desacelera y los rendimientos en aumento sostienen la producción
Se prevé que, durante el próximo decenio, el crecimiento de la demanda de cereales se desacelerará en comparación con los 10 años pasados, debido sobre todo al debilitamiento de la demanda de forraje, biocombustibles y otras aplicaciones industriales. Además, en muchos países de ingresos altos y medios, el consumo alimentario directo per cápita de la mayoría de los cereales se acerca a sus niveles de saturación, lo cual frena el crecimiento general de la demanda. Gran parte del incremento de la demanda alimentaria se atribuye al crecimiento demográfico, en particular en los países de ingresos medios bajos y bajos. Se prevé que el consumo de trigo y arroz inducido por la población crecerá en Asia, en tanto que en África se espera un aumento del consumo de mijo, sorgo y maíz blanco. Además, la creciente importancia del arroz en las dietas africanas generará aumentos continuos del uso alimentario per cápita en la región.
Si bien por lo general los cereales son menos perecederos que otros productos alimentarios, algunos de estos basados en cereales, como el pan o los pasteles, sí lo son en buena medida. Por consiguiente, y debido a que los cereales representan una parte considerable del consumo mundial (cerca de 45% de calorías), también aportan más de 50% de la pérdida y el desperdicio totales de calorías. De persistir las tendencias actuales, para 2033, los volúmenes de pérdida y desperdicio en el sector de los cereales aumentarán alrededor de 11% en relación con los niveles actuales, lo cual refleja el aumento previsto en el uso alimentario.
Durante el próximo decenio, el crecimiento de la producción mundial de cereales provendrá del aumento de la productividad, en particular al aumento de los rendimientos y de una utilización más intensiva (cultivos múltiples) y, en menor medida, de la expansión de las tierras cultivadas. Este incremento previsto se atribuye a una mayor accesibilidad y a la adopción de variedades de semillas nuevas y mejoradas, así como a la implantación de un uso más riguroso y eficiente de los insumos, junto con técnicas agrícolas mejoradas.
Se prevé que la producción mundial de cereales aumentará desde su nivel actual en alrededor de 350 Mt a 3.2 Mm t para 2033, sobre todo por los aumentos en la producción de maíz y de trigo. Se espera que los países asiáticos contribuyan con cerca de 40% de dicho crecimiento, de manera similar a las tendencias observadas durante el último decenio en el que la República Popular China (en adelante, China) y la India se mantienen como los principales productores de arroz. Se prevé que África, cuyos productos básicos primarios son el maíz y otros cereales secundarios, contribuirá con una proporción mayor al crecimiento de la producción mundial de cereales, en comparación con el decenio pasado. América Latina y el Caribe también desempeñarán una función relevante, sobre todo en la producción de maíz. Sin embargo, es poco probable que Oceanía mantenga los niveles de producción sin precedentes registrados en el periodo base, suponiendo condiciones de crecimiento promedio (Figura 3.1).
En 2023, se comercializó a nivel internacional 17% de la producción total mundial de cereales, con variaciones entre ellos y con una fluctuación de 10% para el arroz a 24% para el trigo. Se espera que esta distribución, así como la proporción de la producción comercializada, permanezca estable durante el próximo decenio. Asimismo, se espera que Asia mantenga su estatus como la mayor región exportadora de arroz, en tanto que los países de América Latina y el Caribe primordialmente importarán trigo y exportarán maíz. Además, se prevé que, durante el próximo decenio, muchos países de África y Asia dependerán cada vez más de las importaciones de cereales.
Se prevé que el comercio mundial de cereales crecerá 16% para 2033, y totalizará 551 Mt. Se espera que el trigo aporte 35% a dicho crecimiento, el maíz 52% y el arroz, 7%. Por otra parte, se prevé que la Federación de Rusia (en adelante, Rusia) conservará su posición como el mayor exportador de trigo, al suministrar 26% de las exportaciones mundiales en 2033, en comparación con 20% en el periodo base. Los Estados Unidos superará al Brasil y se convertirá en el principal exportador de maíz, en tanto que la Unión Europea seguiría siendo el mayor exportador de otros cereales secundarios. Los líderes de la exportación de arroz serán la India, Tailandia y Viet Nam, en tanto que la participación de Camboya, el Pakistán y Myanmar en la exportación de arroz será cada vez más importante. El crecimiento esperado de las exportaciones de estos últimos proveedores responde a la aplicación por parte de la India de restricciones a la exportación de arroz en la campaña comercial julio/agosto 2023. Se supone que dichas restricciones seguirán vigentes a lo largo del periodo de proyección, pero se supone también que sus efectos se mitigarán en parte por excepciones que el Gobierno de la India ha aprobado desde que las instituyó con la intención de fortalecer la seguridad alimentaria. Se espera que la demanda china de forraje siga influyendo en los mercados de los cereales, y las proyecciones suponen que las importaciones de maíz aumentarán 16%, para aproximarse a 27 Mt para 2033.
Según se previó en ediciones anteriores de las Perspectivas, los precios del trigo y los cereales secundarios han bajado de sus máximos recientes, en tanto que los precios internacionales del arroz alcanzaron en 2023 su nivel más alto en 15 años. Bajo el supuesto de que habrá rendimientos promedio y estabilidad geopolítica, la trayectoria a largo plazo de precios en descenso en términos reales podría reiniciarse, y persistir hasta 2033.
Como sucedió recientemente, los trastornos en el ámbito comercial debidos a la inestabilidad política y a los intentos de controlar la inflación y la disponibilidad de alimentos en el país pueden afectar en gran medida a los mercados futuros de cereales. Algunos países expresaron ya su intención de desarrollar estrategias para gestionar los precios internos, por ejemplo, acumulación de existencias, restricciones a la exportación, barreras a la importación, y subsidios cada vez mayores para productores y consumidores; sin embargo, la aplicación de dichas medidas por lo general resulta poco clara y difícil de sostener en términos financieros. Además, las interrupciones en el transporte y los cuellos de botella, evidentes en los sucesos recientes, plantean un reto cada vez mayor. Por el contrario, el crecimiento de la producción podría verse restringido por los efectos adversos del cambio climático sobre los rendimientos, por el acceso limitado a nuevas tecnologías en algunas regiones, y por inversiones inadecuadas. La intensificación de las preocupaciones por el medio ambiente y la puesta en marcha de nuevas políticas públicas en este sentido, podrían moderar también el crecimiento de los rendimientos.
3.2. Tendencias actuales del mercado
Copy link to 3.2. Tendencias actuales del mercadoLos precios de los cereales se ubican por debajo de los puntos máximos alcanzados recientemente
Durante la campaña comercial 2023/2024, los mercados de los productos básicos alimentarios estuvieron sometidos a una presión general a la baja y mostraron una menor volatilidad, a pesar de los retos externos que afrontaban, como las interrupciones en el transporte marítimo. La tendencia reflejó sobre todo importantes caídas interanuales de los precios de los cereales, en tanto que los precios del arroz aumentaron.
Los precios del trigo y del maíz continuaron su tendencia a la baja desde los niveles casi máximos y máximo alcanzados en 2022, tras el inicio de la guerra de Rusia contra Ucrania (en adelante, la guerra). En 2023, dichos precios registraron sus niveles más bajos desde 2021. La abundante oferta, en especial de Rusia (trigo) y del Brasil (maíz), así como la fuerte competencia entre los exportadores, reforzaron la tendencia a la baja en los precios mundiales de ambos cereales. La disminución de la incertidumbre gracias a la continuación de los embarques de Ucrania por rutas alternativas, aunada a la baja de los precios de la energía y de los insumos, también contribuyó a mejorar el ánimo general de los mercados.
En cambio, 2023 resultó más turbulento para el mercado mundial del arroz. Sus precios internacionales alcanzaron su punto máximo en 15 años, debido en un inicio al temor a los efectos adversos para la producción del fenómeno El Niño y a la aplicación de más restricciones por parte de la India en julio y agosto de 2023. Desde entonces, se ha evitado que los precios se incrementen más, tomando en cuenta los indicios de que los efectos reales de El Niño sobre la producción mundial de arroz serían menos graves de lo esperado, las significativas excepciones a las restricciones a la exportación aprobadas por la India, y el incremento de los embarques provenientes de otros exportadores. No obstante, como reflejo de las persistentes incertidumbres con respecto a las políticas comerciales y las condiciones meteorológicas, en marzo de 2024, los precios internacionales del arroz seguían siendo altos y alrededor de 14% por arriba de sus niveles del año anterior.
3.3. Proyecciones de mercado
Copy link to 3.3. Proyecciones de mercado3.3.1. Consumo
Los países asiáticos liderarán el crecimiento de la demanda de cereales para alimentación y forraje
En la demanda de cereales seguirá predominando el uso alimentario, seguido de cerca por el uso para forraje. En 2033, los seres humanos consumirán 41% de todos los cereales, en tanto que el 36% se destinará a la alimentación animal. Se prevé que los biocombustibles y otros usos representarán el 23% restante. Sin embargo, dichas participaciones difieren entre los distintos tipos de cereales. En tanto que el trigo y el arroz se utilizan sobre todo para alimentación, el maíz y otros cereales secundarios se usan principalmente para forraje (Figura 3.2).
Entre 48% y 66% del consumo mundial de cereales tiene lugar en los cinco principales países consumidores de cada producto, lo que indica una concentración menor que la de la producción (Figura 3.3). Se prevé que el uso mundial de cereales aumentará ligeramente, de 2.8 Mm t en el periodo base a 3.2 Mm t para 2033, impulsado sobre todo por un mayor uso alimentario (+162 Mt), seguido del uso para forraje (+127 Mt). Los países asiáticos representarán poco más de la mitad del aumento previsto de la demanda.
Se espera que, durante el próximo decenio, el mayor consumo mundial de cereales para forraje se vea dominado por el maíz, seguido de otros cereales secundarios, el trigo y el arroz. Se espera que el consumo de cereales para alimentación se incremente a una tasa más alta que la del decenio pasado, pues, se prevé que el consumo per cápita aumentará en varios países de ingresos bajos y medios.
Se espera que el consumo de trigo sea 11% mayor en 2033 que en el periodo base. Cuatro países: la India, el Pakistán, la República Árabe de Egipto (en adelante, Egipto) y China representan más de la mitad de dicho aumento. Se prevé que el uso alimentario mundial de trigo aumentará 64 Mt, pero permanecerá estable en cerca de 66% del consumo total; el crecimiento será similar al del decenio pasado, pese a la desaceleración de la tasa de incremento de la población mundial.
En todo el mundo, el incremento previsto en el consumo de trigo para alimentación será más de tres veces mayor que el del forraje, en especial en Asia, principalmente en Asia Occidental y Asia Central, donde el trigo es el ingrediente esencial de la dieta de gran parte de la población. Más aún, crece la demanda de productos procesados que requieren trigo de mayor calidad y rico en proteínas, producido en los Estados Unidos, el Canadá, Australia y, en menor medida, en la Unión Europea y Rusia. Los países de África del Norte y Asia Occidental, en concreto Egipto, la República de Türkiye (en adelante, Türkiye) y la República Islámica de Irán, se mantendrán como los principales consumidores de trigo, con niveles altos de consumo per cápita. Se espera que la producción mundial de etanol basado en trigo se recupere, en particular en la India, compensando con ello la reducción observada en otros países.
El arroz se consume primordialmente como alimento y se ve como un importante alimento básico en Asia, América Latina y el Caribe, y cada vez más en África. Se espera que el consumo mundial total de arroz aumente 0.9% anual, al mismo ritmo que el del decenio pasado, y que los países asiáticos representarán 66% del aumento previsto, debido en gran parte al crecimiento de la población, más que al crecimiento del consumo per cápita (Cuadro 3.1). Entre las diversas regiones, solo en Oceanía y África se prevén aumentos de la ingesta per cápita de arroz como alimento. A nivel mundial, se prevé que el uso alimentario promedio per cápita de arroz aumentará 1.7 kg, a cerca de 52 kg anual.
Cuadro 3.1. Consumo per cápita de arroz como alimento
Copy link to Cuadro 3.1. Consumo per cápita de arroz como alimentokg/persona/año
2021-23 |
2033 |
Tasa de crecimiento (% anual) |
|
---|---|---|---|
África |
25.1 |
28.5 |
0.79 |
América del Norte |
12.2 |
13.5 |
0.48 |
Europa |
7.1 |
7.2 |
0.27 |
Oceanía |
19.0 |
21.5 |
1.11 |
América Latina y el Caribe |
24.9 |
24.9 |
0.17 |
Asia |
72.2 |
75.0 |
0.14 |
Fuente: OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre Agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
Se prevé que el consumo mundial de maíz se incrementará en 1.2% anual, a un ritmo mucho más lento en comparación con el 2.1% anual registrado en el decenio pasado. Este incremento está impulsado principalmente por el alto nivel de los ingresos que genera una mayor demanda de forraje, que representa la mayor parte del uso total y mantiene el 56% del periodo base a 2033. Los países asiáticos representarán 56% del aumento del consumo para forraje (más de la mitad de este en China), debido a sus sectores ganaderos en rápida expansión. Se espera que la demanda mundial de forraje aumente 99 Mt a 777 Mt, principalmente en China, los Estados Unidos, el Brasil, la Argentina, México, la India, Viet Nam, Indonesia y Egipto. El consumo en el Sudeste asiático se incrementará debido al rápido crecimiento de la industria avícola.
Se espera que el uso de maíz como alimento aumente sobre todo en el África subsahariana, donde el crecimiento demográfico se ve fuerte. El maíz blanco seguirá siendo un alimento básico importante al representar cerca de una cuarta parte de la ingesta calórica total. Se espera que el crecimiento del consumo de maíz como alimento en los países africanos sea alrededor de 2.5% anual en promedio.
A nivel mundial, se espera que el uso de maíz para la producción de biocombustibles aumente a un ritmo mucho más lento que el de los dos decenios pasados, pues los mercados nacionales de etanol de los principales productores están restringidos por las políticas públicas de biocombustibles. En conjunto, el Brasil y los Estados Unidos representan más de 80% del incremento.
Se prevé que, durante los próximos 10 años, el uso mundial de otros cereales secundarios aumentará cerca de 29 Mt, es decir, 0.8% anual en comparación con 0.1% anual en el decenio anterior. El impulsor será el mayor uso en los países africanos y asiáticos; por su parte, se espera que el consumo se mantenga estable en los países de ingresos altos. Se prevé que la participación de los alimentos en el consumo total aumentará de cerca de 26% en el periodo base a 28% para 2033. Los países del África subsahariana, en particular la República Democrática Federal de Etiopía (en adelante, Etiopía), dependen considerablemente del mijo como fuente alimentaria, debido a su resistencia a las sequías y a las diversas condiciones meteorológicas de la región.
Los cereales representan más de 50% de las calorías perdidas y desperdiciadas en el mundo. La mayoría de las pérdidas poscosecha de los cereales tienen lugar durante el transporte y el procesamiento, y en la actualidad se estima que equivalen a cerca de 5% de la producción mundial. El desperdicio adicional se produce durante la distribución en la etapa de venta al por menor, el cual reduce la disponibilidad de alimentos en el mundo 5% más, en tanto que el desperdicio en los hogares representa alrededor de 14%. Si estas proporciones se mantienen sin cambio durante el próximo decenio, se prevé que los volúmenes de pérdida y desperdicio de alimentos en el sector de los cereales aumentarán con el consumo mundial en 11% para 2033 en comparación con los niveles actuales. Esto exige mayores esfuerzos para abordar la pérdida y el desperdicio de alimentos en el sector de los cereales que pueden implicar una combinación de innovaciones tecnológicas, desarrollo de infraestructuras, intervenciones de políticas públicas, educación del consumidor y cambios conductuales a lo largo de la cadena de suministro. En algunas regiones se han puesto en marcha iniciativas como mejoras de las instalaciones de almacenamiento, la optimización de las redes de transportes, la estandarización del etiquetado y programas de donación, medidas destinadas a mitigar estos problemas. Además, tomar conciencia de los impactos ambientales y sociales del desperdicio de alimentos es fundamental para fomentar un sistema alimentario más sostenible.
3.3.2. Producción
La tecnología y las prácticas de cultivo mejoradas sostienen el rendimiento y el aumento de la producción
Se espera que la superficie mundial cosechada de cereales crezca 19.2 millones de hectáreas (Mha) (3%) para 2033. Se expandirá cerca de 5.5 Mha, principalmente en la región de América Latina y el Caribe, en especial en la Argentina y el Brasil, y más de la mitad de dicho aumento es reflejo del crecimiento de las prácticas de producción de cultivos dobles. A nivel mundial, se prevé que las superficies de trigo, maíz y arroz aumentarán 2%, 6% y 2%, respectivamente, en tanto se espera que las superficies de otros cereales secundarios permanezcan sin cambios. La reducción de las superficies cosechadas de arroz en China, el Japón y el Brasil, se compensarán con los incrementos en algunos países asiáticos y africanos. En comparación con el decenio pasado, la futura disponibilidad de tierras se verá limitada, ya que muchos gobiernos impondrán restricciones a la conversión de bosques o pastos en tierra arable y la tierra es ocupada por la constante urbanización. Por tanto, se espera una mayor producción mundial impulsada en gran parte por la intensificación. Se espera que el crecimiento de los rendimientos, impulsado por la mejora de la tecnología y de las prácticas de cultivo sobre todo en los países de ingresos medios, sustente la producción futura de cereales. A nivel mundial, se prevé que los rendimientos crecerán cerca de 8% para el trigo, 9% para el maíz y 10% para el arroz y otros cereales secundarios.
No obstante, se espera que persistan las disparidades regionales en los rendimientos de los cereales, y no se prevé una convergencia entre las regiones de mayor y menor rendimiento (Figura 3.4). Varios factores contribuyen a dichas variaciones: las condiciones naturales son muy distintas, lo cual deviene en potenciales de rendimientos regionales heterogéneos; las diversas variedades de cultivos muestran diferentes rendimientos, y los rendimientos óptimos no necesariamente coinciden con los rendimientos máximos, sobre todo cuando otros factores como la tierra disponible, no son limitantes. Pese a estas diferencias, los países de África, América Latina y Asia tienen un gran potencial por explotar para futuros aumentos en los rendimientos.
Se espera que la producción mundial de trigo aumente 83 Mt para llegar a 872 Mt para 2033, de los cuales 44 Mt corresponderán a Asia (Figura 3.1), lo que significa un ritmo de crecimiento mayor que el del último decenio. Se espera que la India, el tercer mayor productor de trigo del mundo, aporte la mayor proporción de trigo adicional y represente más de 30% del incremento de la producción mundial, impulsado por las mejoras de los rendimientos y la expansión de la superficie como respuesta a las políticas públicas nacionales dirigidas a mejorar la autosuficiencia. Habrá también incrementos importantes de la producción en Rusia, el Canadá, la Argentina, los Estados Unidos, Türkiye y el Pakistán. Se prevé que la Unión Europea se convertirá en el mayor productor de trigo para 2033 (Figura 3.5), al superar a China, cuya producción de trigo se verá ajustada a la disminución de la demanda por el crecimiento negativo de la población.
Se espera que la producción mundial de arroz crezca 60 Mt para llegar a 587 Mt en 2033. Asimismo, se espera que las mejoras en el rendimiento impulsen este crecimiento. También, se espera un sólido crecimiento de la producción en los países asiáticos, los cuales representan la mayor parte de la producción mundial de arroz. El mayor crecimiento se espera en la India, país que se convertirá en el mayor productor de arroz del mundo para 2033 (Figura 3.5), seguido por la región de los países menos adelantados (PMA) asiáticos, Viet Nam, Filipinas y Tailandia. La India se mantendrá como el productor principal de arroz indica y de arroz basmati.
Al igual que sucede con casi todos los grandes productores de arroz, se prevé que los aumentos previstos de la producción se basen en mejores rendimientos, ante las expectativas de que las medidas de China para retirar del cultivo las tierras menos productivas, continuarán. Se espera que la producción de los países de ingresos altos, como Corea y el Japón, sigan una tendencia descendente. En la Unión Europea la producción se mantendrá cerca de los niveles del periodo base, mientras que en los Estados Unidos y Australia aumentará alrededor de 0.5% y 2.2% anual, respectivamente.
Se espera que la producción mundial de maíz crezca 187 Mt para llegar a 1.40 Mmt para 2033, y que los mayores incrementos tengan lugar en los Estados Unidos y China, seguidos del Brasil, la Argentina y la India. El incremento de la producción en el Brasil se verá impulsado por el aumento de este cereal como segundo cultivo, después de la cosecha de soya. Se espera que el crecimiento de la producción en los Estados Unidos sea menor que el promedio mundial de 1.2% anual a 0.6% anual en los próximos 10 años. En el África subsahariana, se prevé que la producción total de maíz crecerá 28 Mt, de los cuales el maíz blanco representará la mayor proporción.
Se prevé que la producción mundial de otros cereales secundarios —sorgo, cebada, mijo, centeno y avena— ascenderá a 329 Mt para 2033, 30 Mt por arriba del periodo base. Los países africanos contribuirán con más de 50% de dicho aumento. Etiopía, la India, Rusia, el Brasil y Türkiye serán los países que más contribuyan al crecimiento de la producción mundial. La producción de la Unión Europea seguirá su tendencia decreciente, debido a la disminución de la demanda de materia prima para biocombustibles.
3.3.3. Comercio
El comercio de los cereales seguirá al alza, pero con cambios en la participación de los países
En la actualidad, el comercio de cereales equivale a alrededor de 17% del consumo mundial, y se prevé que aumentará con lentitud hasta 2033. Tradicionalmente, el continente americano y Europa abastecen de cereales a Asia y África, donde la creciente demanda de alimentos y de forraje por parte de su población en crecimiento y su sector ganadero en expansión, aumenta con mayor rapidez que la producción nacional. Se espera que esta tendencia floreciente continúe durante el próximo decenio con un aumento de las exportaciones de cereales de 16% desde el periodo base hasta 2033. En la Figura 3.6 se muestra la importancia del comercio de cereales en relación con la producción y el consumo. Se espera que, para 2033, las regiones de Oceanía y América Latina y el Caribe tengan una de las mayores participaciones de las exportaciones de cereales en la producción nacional: 64% y 37%, respectivamente. Entre todas las regiones, es en África donde las importaciones de cereales contribuyen en mayor medida al consumo interno y, para 2033, casi 32% del uso interno de cereales en dicho continente provendrá de países no africanos.
Se espera que las exportaciones de trigo crezcan 26 Mt a 220 Mt para 2033 y que Rusia mantenga su posición como principal exportador, al representar 26% de las exportaciones mundiales para 2033 (Figura 3.7).
En 2033, la Unión Europea, el segundo mayor exportador de trigo, seguirá representando 16% del comercio mundial, y se prevé que las exportaciones superarán los volúmenes sin precedentes de 2019. Se espera que el Canadá recupere su participación en el mercado de exportación, tras una muy mala cosecha en 2021, y represente 13% de las exportaciones mundiales de trigo para 2033. Se espera que los Estados Unidos, el Canadá, Australia y la Unión Europea conserven los mercados de trigo proteico de mayor calidad, sobre todo en Asia. Si bien Rusia interviene en estos mercados, se espera que siga siendo más competitivo en los mercados de trigo blando, como África del Norte, el África subsahariana, Asia Occidental y Asia Central. La región de Cercano Oriente y África del Norte aumentará ligeramente la participación de sus importaciones de trigo en el comercio total, de 25.7% actual a 26.4% durante el próximo decenio.
Durante el decenio pasado, el comercio de trigo creció 2.2% anual. Se espera que aumente alrededor de 2.3% anual y que los volúmenes generales de exportación se incrementen 12 Mt, para alcanzar 66 Mt en 2033. En el caso de la India, el mayor productor de arroz del mundo, las proyecciones suponen que no se producirán cambios en sus políticas de exportación de dicho cereal durante el periodo de proyección, en particular que se mantendrán las prohibiciones a las exportaciones indias de arroz quebrado y de arroz blanco no basmati. Se espera que estas políticas mantengan las exportaciones generales de arroz de la India por debajo del punto máximo de 22 Mt registrado en 2022. Al mismo tiempo, desde que instituyera las restricciones a la exportación, el Gobierno de la India ha aceptado excepciones a sus prohibiciones de exportación de arroz por razones de seguridad alimentaria. Según las proyecciones, se supone que dichas excepciones se mantendrán durante el periodo de proyección, con lo que se sostendrá un volumen todavía relevante de exportaciones globales de arroz hasta 2033. En medio de las perspectivas de una demanda sostenida de estas calidades, se espera que la participación más limitada de la India en el comercio internacional de arroz blanco quebrado y no basmati impulse los embarques de otros exportadores de arroz competidores, incluidos el Pakistán y Myanmar. En el caso de Viet Nam, los cambios en curso en la composición varietal de la producción y el interés cada vez mayor en cultivar cepas de mayor calidad y no-indica, podrían también ayudar a Viet Nam a aumentar su participación de mercado en otras regiones no asiáticas. Por su parte, se prevé que Tailandia se mantendrá como el segundo mayor exportador de arroz, aunque tendrá que enfrentar una fuerte competencia por los mercados.
Se prevé que las exportaciones de los PMA de Asia, sobre todo Camboya y Myanmar, registrarán una fuerte expansión, con un aumento conjunto de los embarques de arroz de 146%, de 4.3 Mt en el periodo base a 10.5 Mt para 2033, ante la expectativa de que los grandes suministros exportables permitirán que estos países alcancen una mayor participación en los mercados asiáticos y africanos. Históricamente, el arroz indica ha representado la mayor parte del arroz comercializado a nivel internacional. Sin embargo, se espera que la demanda de otras variedades siga en aumento durante el próximo decenio.
Se espera que las importaciones de China, el mayor importador de arroz durante el periodo base, disminuyan de 5 Mt en dicho periodo a cerca de 4 Mt en 2033, muy por debajo del nivel máximo alcanzado en 2015. Se prevé que las importaciones aumentarán de manera considerable en los países africanos, donde el crecimiento de la demanda seguirá superando al de la producción. En específico en Nigeria, el tercer mayor importador de arroz, las importaciones aumentarán de 2.3 Mt a 4.0 Mt para 2033. Se prevé que la participación de África en las importaciones mundiales aumentará de 32% a 41%.
Se espera que las exportaciones de maíz crezcan 35 Mt para llegar a 218 Mt para 2033. La participación de las exportaciones de los cinco principales exportadores —los Estados Unidos, el Brasil, la Argentina, Ucrania y Rusia— representará 89% del comercio total al final del periodo de proyección. Se espera que los Estados Unidos recupere la posición de principal exportador de maíz, pero que su participación en las exportaciones permanecerá por debajo del promedio del decenio pasado. El Brasil, que fue el principal exportador de maíz en 2021 y 2022 gracias a la disminución de las exportaciones estadounidenses, será el segundo mayor exportador. Pero se prevé que las exportaciones de ambos países serán muy similares en 2033, con 63 y 61 Mt, respectivamente. Se espera que la región de los PMA del África subsahariana mantenga su virtual autosuficiencia en maíz y que el maíz blanco siga siendo clave para la seguridad alimentaria como pilar de las dietas locales. Sudáfrica seguirá siendo un proveedor regional, pero su expansión se verá limitada, ya que produce variedades de organismos modificados genéticamente (OMG) que se enfrentan a restricciones de importación en los países vecinos.
El volumen de comercio internacional de otros cereales secundarios, en el cual predominan la cebada y el sorgo, es mucho menor que el del maíz o el trigo. Se espera que las exportaciones mundiales aumenten 3.7 Mt, para llegar a 49 Mt en 2033. Se prevé que, para 2033, los cinco principales exportadores —la Unión Europea, Australia, Rusia, el Canadá y la Argentina— representarán 80% del comercio mundial, esto es 4 puntos porcentuales por arriba de la participación en el periodo base y debido sobre todo a los aumentos de las exportaciones de Rusia y la Unión Europea. Los cinco principales importadores —China, la Arabia Saudita, la República Islámica de Irán, Türkiye y los Estados Unidos— absorben casi 67% del comercio mundial, y se espera que China represente 39% para 2033.
3.3.4. Precios
Se espera que los precios reales de los cereales disminuyan durante el próximo decenio
Se espera que los precios nominales del trigo bajen más con respecto a su nivel de 2023 antes de regresar a su tendencia a mediano plazo. Luego, se prevé que el precio aumentará a USD 287/t para 2033. De igual manera, también se prevé que los precios del maíz y de otros cereales secundarios regresarán a su trayectoria de mediano plazo. Se espera que el precio mundial del maíz alcance los USD 218/t y el precio de otros cereales secundarios (medido por el precio de la cebada forrajera f.o.b. Ruán) alcance USD 249/t (Figura 3.8).
También se espera que el precio de exportación de referencia del arroz elaborado (índice de precios de la FAO para todos los tipos de arroz normalizado a la India 5%) disminuya, a medida que las excepciones a las restricciones a la exportación permitidas por la India, junto con un aumento de los embarques de otros exportadores de arroz con precios competitivos, estabilicen los suministros exportables en relación con 2023. Se espera que, en el mediano plazo, la demanda de los países de Lejano Oriente, África y Oriente Medio crezca, pero se espera que la oferta de arroz de los exportadores se incremente en forma simultánea, generando solo un pequeño aumento de los precios nominales, a USD 467/t para 2033.
A mediano plazo, se espera que los precios del trigo, el maíz, otros cereales secundarios y el arroz disminuyan hasta 2033 cuando se ajusten a la inflación (es decir, en términos reales).
3.4. Riesgos e incertidumbres
Copy link to 3.4. Riesgos e incertidumbres¿Un entorno de mercado y de políticas públicas mucho más volátil en los próximos 10 años?
Más que la mayoría de los demás productos básicos, los mercados de cereales han resultado notablemente afectados por los efectos de la guerra en curso, dada su fuerte participación en los mercados internacionales, en especial del trigo y el maíz, así como de los fertilizantes y los combustibles fósiles. Si bien la tensión sobre los mercados de cereales ha disminuido y la reducción de las expectativas de exportación de cereales en el caso de Ucrania parecen haber sido tomadas en cuenta en los mercados actuales, esto podría cambiar en el futuro.
Las interrupciones en el transporte, como las experimentadas recientemente en los canales de Panamá y de Suez, resaltan la creciente importancia de los cuellos de botella. Dichos sucesos, junto con sus costos de transporte al alza, podrían conformar barreras adicionales al comercio en el futuro.
Las proyecciones actuales no incluyen varios otros factores que podrían afectar el mercado de cereales. Los supuestos normales referentes al clima generan perspectivas de producción positivas para las principales regiones productoras de cereales; los fenómenos meteorológicos extremos, acentuados por el cambio climático, pueden provocar mayor volatilidad en los rendimientos de los cereales, y así afectar los suministros y los precios mundiales. Algunas regiones corren mayor riesgo de escasez de agua, lo que limitaría la producción. El aumento de regulaciones relacionadas con el cambio climático o con medidas sanitarias, podría elevar los costos.
El entorno de las políticas públicas será decisivo. Reforzar la seguridad alimentaria y enfocarse en una mayor sostenibilidad en las reformas previstas (por ejemplo, la Estrategia “De la granja a la mesa” en la Unión Europea), así como la implementación de políticas públicas que favorecen los biocombustibles, aumentarán la competencia en la demanda de cereales. Las políticas internas de China, que influyen cada vez más en la demanda de importaciones y en la producción nacional, también son fundamentales para la futura evolución de los mercados de cereales. Las restricciones comerciales podrían provocar reacciones en los mercados y cambios en los flujos comerciales, similares a los causados por medidas antes tomadas relativas a la exportación de cereales y alimentos básicos; asimismo, podrían afectar significativamente la disponibilidad y la asequibilidad de alimentos básicos, en especial en los países de ingresos bajos y medios. Las regulaciones de exportación de la Argentina plantean gran incertidumbre para los años por venir. Si bien en las Perspectivas se supone que los impuestos a la exportación de trigo y de maíz se ubicarán en su nivel actual de 12%, se está considerando un aumento a 15% y su eventual eliminación. Por supuesto, dichos cambios influirán en las perspectivas de exportación de la Argentina.
Durante años, las importaciones de cereales por parte de China han excedido de manera constante los contingentes arancelarios oficiales. En las Perspectivas se prevé que el déficit neto de forraje del país seguirá creciendo a mediano plazo, lo cual propiciará que China mantenga una participación significativa del comercio de cereales. Las proyecciones de las Perspectivas son muy sensibles a este supuesto.
Según se prevé, la creciente dependencia de las importaciones de cereales que prevalece en varios países, en particular de la región de Cercano Oriente y África del Norte (NENA), aumentará su vulnerabilidad a los trastornos comerciales persistentes que no es posible amortiguar con las existencias internas. Por consiguiente, un sistema comercial funcional y confiable es esencial para la seguridad alimentaria en estas regiones.
Las plagas de los cultivos y las enfermedades de los animales representan amenazas constantes que pueden perturbar los mercados, particularmente en regiones con recursos limitados para gestionar su impacto, así como en aquellas en las que se restringe cada vez más la protección fitosanitaria. Los recientes brotes de langostas y de gusanos cogolleros afectaron gravemente la seguridad alimentaria en varios países asiáticos y africanos. De igual manera, el brote de la peste porcina africana (PPA) en el Sudeste asiático provocó la disminución de la demanda de forraje, lo cual demuestra las importantes ramificaciones económicas de dichas enfermedades.