Este capítulo trata de la comparación de los datos de cuentas nacionales entre varios países. Estas comparaciones son difíciles por varias razones: los métodos estadísticos para la estimación de las variables de las cuentas pueden variar de país a país; las instituciones nacionales pueden ser diferentes; no todos los países tienen la misma moneda ni los mismos niveles de precios. Sin embargo, las comparaciones se pueden hacer aún si en algunos casos es necesario hacer ajustes. Esto se logra comparando la tasa de crecimiento de algunas variables (tales como el PIB en volumen), algunas relaciones (tales como la tasa de ganancia o la tasa del endeudamiento público) y los niveles de ciertas variables nacionales (tales como el PIB per cápita).
Comprendiendo las Cuentas Nacionales
Capítulo 3. Comparaciones internacionales
Abstract
En el Capítulo 2 se examinó la comparabilidad de los datos de las cuentas nacionales de un país concreto a lo largo del tiempo. Se explicó cómo separar los incrementos de volumen de los incrementos de precios. En este capítulo se examinará cómo se comparan entre sí los datos de diferentes países. Las comparaciones entre países son más difíciles que las comparaciones de los datos de un país a lo largo del tiempo. Hay por lo menos tres razones para ello: 1) los métodos que se utilizan para estimar las variables de las cuentas nacionales, a pesar de los esfuerzos para alcanzar su armonización total, varían de un país a otro; 2) la organización institucional de los países que se comparan puede ser diferente, y 3) los países no tienen ni la misma moneda ni el mismo nivel de precios.
A pesar de estas dificultades, es responsabilidad de la OCDE realizar comparaciones internacionales para poder recomendar las políticas económicas que han tenido éxito. Estas comparaciones se hacen en tres niveles. El primer nivel, el más simple, consiste en comparar la tasa de crecimiento de algunas variables como, por ejemplo, del PIB en volumen. En este caso no constituye mayor problema que los países que se comparan tengan diferentes monedas, o distinta organización institucional. Por otra parte, las diferencias en los métodos estadísticos aplicados por cada país pueden tener un efecto negativo sobre la comparabilidad, pero, como se verá en la primera sección de este capítulo, la importancia de este factor es limitada. El segundo nivel, que se examinará en la segunda sección, consiste en la comparación de tasas (razones o proporciones) entre países, por ejemplo, la tasa de interés de la deuda pública. En este caso, las diferencias tanto en los métodos estadísticos como en la organización institucional pueden tener un efecto negativo sobre las comparaciones, mientras que no lo tiene la existencia de monedas diferentes. El tercer nivel consiste en la comparación de los valores absolutos de variables de varios países, tal como el valor del PIB per cápita, o el del consumo de los hogares per cápita. Este último tipo de comparación es el que más problemas plantea porque, además de los dos antes mencionados, está el de la conversión de la moneda, que debe resolverse utilizando “paridades de poder adquisitivo” (o de poder de compra). Estas paridades permiten tener en cuenta una diferenciaciónespacial de la descomposición volumen/precio (es decir, la distinción entre países en un momento dado, en lugar de la distinción para un país concreto en diferentes períodos).
3.1. Comparación de tasas de crecimiento
La publicación semestral OECD Economic Outlook (2013), una revisión de los países de la OCDE, inicia con el siguiente cuadro, en el que se comparan las tasas de crecimiento del PIB en volumen de tres principales países o áreas.
Cuadro 3.1. Tasa anual de crecimiento del PIB en porcentaje
Promedio 1995-2012 |
2008 |
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
|
---|---|---|---|---|---|---|
Japón |
0.8 |
-1.0 |
-5.5 |
4.7 |
-0.6 |
2.0 |
Estados Unidos |
2.5 |
-0.3 |
-2.8 |
2.5 |
1.8 |
2.8 |
Zona euro (17 países) |
1.5 |
0.4 |
-4.4 |
2.0 |
1.6 |
-0.7 |
Fuente: OECD (2013), OECD Economic Outlook, Volume 2013, Issue 2, OECD Publishing, Paris, http://dx.doi.org/10.1787/eco_outlook-v2013-2-en.
El Cuadro 3.1 muestra la que parece ser una diferencia cuasi-estructural en el crecimiento de estas tres importantes áreas. Entre 1995 y 2012 el crecimiento medio anual de los Estados Unidos fue 1.7 puntos porcentuales más alto que el de Japón y 1.0 puntos más elevado que el de la zona euro. De persistir sistemáticamente en el futuro una diferencia aparentemente tan pequeña como 1 punto, daría lugar a que el poder económico relativo de los Estados Unidos llegue a ser rápidamente más considerable de lo que ya lo es. En el curso de 10 años, los Estados Unidos sobrepasarían a los otros por un total de 1.0110, es decir, ¡+10.5 puntos! Esta diferencia es enorme y debería ser motivo de seria reflexión por parte de los otros países.
La comparación internacional anterior no es totalmente convincente. De hecho, hay una diferencia fundamental entre Estados Unidos, Europa y Japón que con frecuencia pasa inadvertida. Concretamente, la población de Estados Unidos es estructuralmente más dinámica, pues crece a una tasa del 1.0% anual, superior al crecimiento de solo 0.1% para Japón y 0.4% para la zona euro. Esto significa que es mejor comparar el crecimiento del PIB por habitante (o per cápita), en lugar del PIB propiamente dicho, si se pretende derivar conclusiones válidas a largo plazo. Según este criterio, la diferencia entre las tasas de crecimiento per cápita fue solo de 0.8 puntos en el caso de Japón (en lugar de 1.7), y de 0.4 puntos en el caso de la zona euro (en lugar de 1.0 puntos).
Cuadro 3.2. Crecimiento del PIB real y del PIB real per cápita
Crecimiento anual promedio en %, 1995-2012
|
PIB real |
Diferencia con EE.UU. |
PIB real per cápita |
Diferencia con EE.UU. |
---|---|---|---|---|
Japón |
0.8 |
-1.7 |
0.7 |
-0.8 |
Estados Unidos |
2.5 |
1.5 |
||
Zona euro |
1.5 |
-1.0 |
1.1 |
-0.4 |
Fuente: OECD (2013), “Aggregate National Accounts: Gross Domestic Product”, OECD National Accounts Statistics (database), http://dx.doi.org/10.1787/data-00001-en.
Las diferencias siguen siendo apreciables, especialmente con relación a Japón. Son más pequeñas con respecto a la zona euro, pero esto esconde una importante disparidad entre las tasas de crecimiento dentro de la misma zona euro. La principal preocupación de la OCDE actualmente es utilizar estos resultados para persuadir a los países menos dinámicos para que lleven a cabo reformas estructurales con el fin de estimular su crecimiento y reducir sus tasas de desempleo.
¿Pero, es válida estadísticamente esta comparación de tasas de crecimiento del PIB? Lo es en tanto que la adopción de manuales internacionales de estadística y de cuentas nacionales, permite que los estadísticos de todo el mundo utilicen definiciones y convenciones comunes. En el caso de las cuentas nacionales, el manual de referencia es la versión 2008 del Sistema de Cuentas Nacionales (SCN 2008). Su equivalente europeo es la versión 2010 del Sistema Europeo de Cuentas (SEC 2010); tiene el mérito de haber sido incorporado a la legislación de la Unión Europea, que hace que los Estados miembros lo tienen que aplicar obligatoriamente.
Véase el Recuadro 1.1: “Los Manuales de Referencia” en el Capítulo 1 y también el Capítulo 14.
Esto es fuente de tranquilidad para los usuarios. Un primer análisis muestra un alto grado de comparabilidad entre los países de la OCDE en lo relativo a las definiciones y convenciones, lo que permite que esta organización compile una base de datos internacionales de cuentas nacionales que constituye la mejor fuente para hacer comparaciones internacionales (véase el Recuadro 3.1).
Recuadro 3.1. Las bases de datos internacionales de la OCDE
La OCDE colecta de cada uno de sus países miembros varios miles de series de cuentas nacionales anuales y trimestrales y publica:
Cada trimestre: Cuentas Nacionales Trimestrales.
Una vez al año (febrero): “Cuentas Nacionales de Países de la OCDE”, Volumen I: Principales Agregados; y (julio): “Cuentas Nacionales de Países de la OCDE”, Volumen II: Cuadros Detallados.
Una vez al año (diciembre): “Cuentas Nacionales de Países de la OCDE”, Cuentas Financieras; “Cuentas Nacionales de Países de la OCDE”, Balances Financieros; “Cuentas Nacionales de Países de la OCDE”, Gobierno General.
La base de datos de pronósticos de la OCDE se distribuye dos veces al año, como Cuadros Estadísticos Anexos del Economic Outlook, que se publica al mismo tiempo que el Economic Outlook.
Todas las bases de datos de la OCDE están disponibles en www.oecd-ilibrary. org/fr.
3.2. Comparación de relaciones: El ejemplo de la tasa de ahorro de los hogares, la tasa de ganancia y la tasa de endeudamiento público
La tasa de ahorro de los hogares es una de las variables fundamentales de las cuentas nacionales (véase el Capítulo 1). Se obtiene dividiendo el ahorro por el ingreso disponible (y multiplicando por 100), y representa la distribución del ingreso entre consumo y ahorro, lo que constituye un elemento de información fundamental en el análisis económico. La tasa de ahorro es significativamente más baja en Japón y en los Estados Unidos que en otros países, como Australia o Alemania.
Cuadro 3.3. Tasa de ahorro de los hogares en porcentaje del ingreso disponible
Ahorro neto salvo si se indica lo contrario
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
|
---|---|---|---|---|
Australia |
9.8 |
11.0 |
11.7 |
10.5 |
Finlandia |
4.2 |
3.6 |
1.3 |
0.9 |
Alemania |
10.9 |
10.9 |
10.4 |
10.3 |
Italia |
7.1 |
4.9 |
4.3 |
3.6 |
Japón |
2.3 |
2.1 |
2.6 |
1.5 |
Reino Unido (* ) |
7.0 |
7.3 |
6.7 |
7.2 |
Estados Unidos |
6.4 |
5.9 |
5.9 |
5.8 |
* Ahorro bruto.
Fuente: OECD (2013), “Detailed National Accounts: Non-financial accounts by sectors, annual”, OECD National Accounts Statistics (database), http://dx.doi.org/10.1787/data-00034-en.
Si el Cuadro 3.3 incluyera las tasas de ahorro antes de la crisis de 2008, se vería que los hogares de los EE.UU. escasamente ahorraron algo y destinaron la casi totalidad de su ingreso al consumo. Antes de la crisis de 2008 se ahorraba cerca del 0% del ingreso disponible. Esto demostró, de una parte, la enorme confianza de los hogares de EE.UU. en el futuro y, de otra, su falta de preocupación por la financiación de la inversión en su país. De hecho, no eran los hogares estadounidenses los que financiaban esta inversión sino los inversionistas extranjeros quienes, teniendo confianza en esa economía, seguían comprando grandes cantidades de Bonos del Tesoro. Sin embargo, la crisis económica cambió este panorama. Frente a un desempleo persistente y dramáticamente creciente, la confianza de los hogares de EE.UU. en el futuro se redujo, lo cual se refleja ahora en mayores tasas de interés, pero que permanecen aún por debajo de las vigentes en Europa. Algunas personas se inquietan por el devastador impacto que sobre la economía mundial podría tener la erosión de la confianza de los inversionistas extranjeros en los Estados Unidos, mientras que otras piensan que este desequilibrio será absorbido gradualmente sin producir una nueva crisis.
En contraste, es sorprendente observar el comportamiento tan diferente de los hogares alemanes, que ahorran más del 10% de sus ingresos netos. Muchos economistas, dentro y fuera de la OCDE, están tratando de encontrar explicaciones para tan amplias diferencias entre países que son básicamente similares. Algunos economistas creen que cuando los hogares pierden confianza en la capacidad de su economía para garantizarles un trabajo y una buena pensión, la tasa de ahorro baja. Pero, ¿es este el caso de Alemania? El caso de Italia es también extraño pues el país ha estado enfrentado a una crisis seria. Los economistas de la OCDE han tratado de explicar la disminución en la tasa de ahorro como resultado de la crisis de 2008 que trajo consigo la caída del ingreso disponible italiano.
Una fuente de falta de comparabilidad se refiere al cálculo de la tasa de ahorro, que se puede calcular de dos maneras: 1) la aproximación “neta”, que deduce el consumo de capital fijo (CCF) tanto del numerador (donde el ahorro se designa por A) como del denominador (ingreso disponible, designado por ID) y 2) la aproximación “bruta” en la que el consumo de capital fijo no se deduce ni del numerador ni del denominador. La primera aproximación arroja como resultado una tasa de ahorro “neto” igual a: (A – CCF)/(ID – CCF); la segunda arroja una tasa de ahorro “bruto”: A/ID. El primer resultado es matemáticamente menor que el segundo. El Cuadro 3.3 muestra tasas “netas”, excepto en el caso del Reino Unido, como es el caso de la tabla presentada en el Economic Outlook.
Mientras muchos países publican tasas “netas”, que son las preferidas por la OCDE, el Reino Unido y otros países han optado por la tasa de ahorro “bruto”. Hay varias razones para preferir una tasa de ahorro bruto. En primer lugar, porque corresponde más estrechamente a los flujos financieros observados, en tanto que la tasa neta es artificial en la medida que incorpora un flujo imputado, concretamente el consumo de capital fijo. En segundo lugar, porque es probable que las tasas netas sean menos comparables entre países que las tasas brutas, debido a los diferentes métodos utilizados por los distintos países para calcular el consumo de capital fijo. Sin embargo, en todos los casos se deben evitar comparaciones erróneas de una tasa bruta con una tasa neta. En este error se puede incurrir al consultar el Cuadro 3.3, que presenta la tasa bruta para el Reino Unido (según se indica en la nota de pie de página), mientras la de los restantes países es neta.
El Cuadro 3.4 rectifica el error presentando tasas netas para todos los países, incluido el Reino Unido. Como se puede comprobar, el comportamiento del ahorro en el Reino Unido se ubica por debajo del de Estados Unidos y no en alguna parte intermedia entre las tasas de Estados Unidos y de Alemania, como incorrectamente se podría inferir del Cuadro 3.3. La conclusión que se deriva de la lectura de estos cuadros es que cuando el analista busca hacer comparaciones internacionales es necesario que tenga muy en cuenta las notas a pie de página para no incurrir en errores burdos.
Cuadro 3.4. Tasa de ahorro neto de los hogares en porcentaje del ingreso disponible
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
|
---|---|---|---|---|
Australia |
9.8 |
11.0 |
11.7 |
10.5 |
Finlandia |
4.2 |
3.6 |
1.3 |
0.9 |
Alemania |
10.9 |
10.9 |
10.4 |
10.3 |
Italia |
7.1 |
4.9 |
4.3 |
3.6 |
Japón |
2.3 |
2.1 |
2.6 |
1.5 |
Reino Unido (* ) |
2.3 |
2.9 |
2.2 |
2.8 |
Estados Unidos |
6.4 |
5.9 |
5.9 |
5.8 |
* Ahorro bruto.
Fuente: OECD (2013), “Detailed National Accounts: Non-financial accounts by sectors, annual”, OECD National Accounts Statistics (database), http://dx.doi.org/10.1787/data-00034-en.
La comparabilidad de proporciones es mucho más compleja cuando se trata de las tasas de ganancia. Como se verá en el Capítulo 7, los economistas usan una tasa calculada como el excedente bruto (o neto) de explotación dividido por el valor agregado bruto (o neto) para definir un indicador de la tasa de ganancia de una actividad. El Gráfico 3.1, que se apoya sobre la definición “bruta” y usa como base de comparación el sector de las “corporaciones no financieras”, muestra una diferencia sustancial (y sorprendente) en el nivel de la tasa de ganancia entre los tres principales miembros de la Unión Europea: Francia, Alemania e Italia. Aparentemente la tasa de ganancia de las sociedades no financieras de Italia, aunque es decreciente, ha sido sistemáticamente mayor que la de Alemania y mucho mayor que la de Francia.
Sin embargo, esta comparación está sesgada porque la composición del sector de las “sociedades no-financieras” es diferente en cada uno de estos países. A diferencia de Francia, Alemania e Italia clasifican un número significativo de “cuasi-sociedades” en el sector de las sociedades no-financieras. Se trata de unidades pequeñas con propietarios únicos, con muchos trabajadores no asalariados. La remuneración al trabajo correspondiente a estos trabajadores no asalariados está, por definición, incluida en el excedente de explotación. Por ello la tasa de ganancia en Alemania e Italia aparece inflada en comparación con la de Francia, en donde no hay trabajadores no asalariados clasificados en el sector de las sociedades no-financieras. El Gráfico 3.2 muestra la tasa de ganancia ajustada para Italia, calculada sin incluir el valor estimado de la remuneración de los trabajadores no asalariados. Se puede apreciar que la tasa de ganancia comparable para Italia está mucho más cerca de la de Francia. Tal ajuste requiere estimar el número de trabajadores no asalariados clasificados en el sector de las sociedades no‐financieras. No ha sido posible hacerlo para Alemania, pero si se hiciera la curva para Alemania también se ajustaría hacia abajo.
Las comparaciones internacionales de la tasa de endeudamiento público (es decir, Deuda/PIB) tampoco son tan sencillas, aun si este es uno de los indicadores macroeconómicos de mayor relevancia. En primer lugar, la definición de “público” puede diferir de un país a otro. En Europa está basada estrictamente sobre el concepto de Gobierno General (véase el Capítulo 9). Fuera de Europa, el término tasa de endeudamiento está en ocasiones basado sobre un concepto amplio, e incluye instituciones de mercado controladas por el gobierno general. Otras convenciones de cálculo, tales como la consolidación, el uso de saldos y la cobertura de los instrumentos de deuda, pueden afectar la comparabilidad de esta tasa, tal como se explica en el Recuadro 13.3 del Capítulo 13.
3.3. Comparación del nivel de las variables: PIB per cápita en volumen
El gráfico siguiente es simple pero elocuente. Muestra la evolución del nivel del PIB en volumen per cápita de Japón, la zona euro y el Reino Unido, en relación con el de Estados Unidos, que se ha hecho igual a 100. El gráfico muestra que el nivel del PIB per cápita de Japón y de la zona euro, así como el del Reino Unido, están entre el 66% y el 80% del nivel del PIB per cápita de EE.UU. También pone en evidencia que alrededor de 1995 los niveles relativos de PIB per cápita de la zona euro y el Reino Unido fueron aproximadamente iguales al 71% del nivel del de Estados Unidos y el de Japón era cerca del 80% del nivel del de los EE.UU.
Aunque no se muestra en el gráfico, entre 1980 y 1994 el PIB per cápita de Japón tendió a aproximarse al de Estados Unidos porque su crecimiento económico fue mucho más rápido que el del país norteamericano. No obstante, su nivel relativo alcanzó un máximo en 1994, cuando llegó, aproximadamente, al 82% del valor de referencia. A partir de entonces Japón sufrió un período de severa “deflación” (estagnación económica y caída de precios) y en 10 años perdió lo que había ganado en los 10 años anteriores. En consecuencia, entre 1980 y 2003 Japón solo ganó 2.5 puntos porcentuales en relación con Estados Unidos.
Antes de 1980 la zona euro también había mostrado algún crecimiento relativo comparado con los Estados Unidos, lo que hizo surgir expectativas de convergencia en algún momento. Pero la zona euro también empezó a estancarse (si se comparan 1980 y 1984) y después declina en términos relativos. En relación con los Estados Unidos, el nivel del PIB per cápita de la zona euro en 2005 era 5 puntos porcentuales inferior al alcanzado en 1995. Esto fue causado, principalmente, por los grandes países de Europa continental (Alemania, Francia e Italia) y no por los más pequeños. En cambio, el Reino Unido, que había mostrado un descenso relativo en la década de los 70, se recuperó fuertemente a principios de la década de los 80 y ha ganado varios puntos porcentuales, en términos relativos, durante los últimos 25 años. Sin embargo, durante la gran recesión reciente, parece que los Estados Unidos han mantenido su PIB per cápita relativo comparado con Japón y la zona euro.
Recuadro 3.2. El PIB y la medición del bienestar*
Con frecuencia se han expresado críticas en relación con las limitaciones del PIB per cápita como medida del bienestar, que es, de alguna forma, lo que se viene haciendo en los párrafos precedentes. En cierto sentido estas críticas están fundadas, pero debe tenerse en cuenta que el PIB per cápita no es una medida del “bienestar” económico y social, e incluso, no es una medida de riqueza. En sentido estricto, el PIB per cápita es una medida general de la producción de bienes y servicios. Sin embargo, no debe olvidarse que esta producción es por sí misma una importante dimensión del bienestar. Todos somos consumidores de bienes y servicios, y todos nos alegramos de disponer de más cantidades de unos y otros. Un fuerte crecimiento del PIB está ligado frecuentemente a una caída del desempleo. No obstante, está fuera de discusión que hay dimensiones del bienestar que no se reflejan en el PIB, tales como la realización de actividades recreativas, la desigualdad social, la seguridad de bienes y personas y la calidad del medio ambiente. Por tanto, parece razonable plantearse cuestiones de fondo tales como preguntarse por la mejor manera de orientar el desarrollo económico, de forma que sirva al desarrollo humano y al bienestar.
¿Cómo pueden tomarse en consideración estos factores alternativos? Los estadísticos oficiales (es decir, los que desempeñan su función en las oficinas nacionales de estadística) suelen decir a los usuarios que, en lugar de explicar todo por medio de un solo indicador, tal como el PIB, deberían utilizar un conjunto de ellos que les permitan hacer comparaciones entre países para alguno o para todos estos factores, donde el PIB es uno de estos indicadores. Esto es, de hecho, lo que hace la OCDE.
Sin embargo, algunos economistas (que trabajan principalmente en universidades) proponen la construcción de un solo indicador, una especie de súper-PIB, que cubra no solo la producción de bienes y servicios sino también factores sociales y ambientales. Este indicador mostraría, por ejemplo, una caída como consecuencia del deterioro del medio ambiente, del incremento de la violencia o de la ampliación de las desigualdades socio-económicas. A partir de aquí sería muy fácil ordenar a los países de acuerdo con su éxito a estos niveles. Algunas organizaciones han creado un índice de este tipo, un ejemplo de los cuales es el “índice de desarrollo humano” de las Naciones Unidas, que tiene tres componentes: calidad de vida, nivel de educación y calidad de la salud. Muchos economistas han propuesto indicadores con estas características.
Pero el problema del indicador “súper-PIB” es que no está claro cómo combinar la dimensión social y la de medio ambiente con la producción de bienes y servicios. En otras palabras, ¿qué “precios” pueden utilizarse para ponderar el medio ambiente y las desigualdades sociales en relación con la producción de leche o de maquinaria? Las ponderaciones que pueden proponerse no dejarían de ser arbitrarias y esto hace disminuir la credibilidad de tales índices. De hecho, se puede demostrar que si, al calcular los índices, se modifican las ponderaciones de los factores difíciles de cuantificar, se producen cambios sustanciales en la posición que los países ocupan en el ranking. En consecuencia, hasta que no se alcance un consenso en relación con el método de cálculo, hay pocas posibilidades de que un índice tipo súper-PIB sea calculado por los estadísticos oficiales.
* Los lectores interesados en el índice de “Mejor Calidad de Vida” pueden visitar el sitio: www.oecdbetterlife index.org/es.
En términos estrictamente estadísticos, el Gráfico 3.3 es una ingeniosa comparación de los valores absolutos del PIB per cápita de algunos países con el de los Estados Unidos y también implícitamente una comparación de las tasas de crecimiento del PIB per cápita a lo largo del tiempo, del país, o de la agrupación de países, de que se trate. Es importante tener en cuenta que lo que se está comparando son los volúmenes del PIB per cápita y no los valores monetarios, o nominales, del PIB per cápita. Para comparar el PIB en volumen de países con diferentes monedas – y con diferente poder de compra para cada una de ellas – hay que desagregar la tasa de crecimiento nominal del PIB de cada país en sus componentes de volumen y precio en un momento determinado (espacialmente), utilizando el método conocido como de “paridades de poder adquisitivo” (PPA).
3.4. La descomposición espacial entre volumen y precios: Paridades de poder adquisitivo1
El objetivo es comparar niveles absolutos del PIB per cápita (o de otras variables tales como el consumo) en volumen entre diferentes países o regiones para un período dado (normalmente un año). ¿Por qué en volumen? Porque el objetivo es comparar las cantidades de bienes y servicios producidos en cada país y no el valor monetario de esta producción, que, obviamente, estará afectado por las diferencias entre los niveles de precios. ¿Cómo se puede establecer esta comparación espacial (es decir, entre países, regiones o zonas geográficas) en volumen?
Cuando se analizó el crecimiento a lo largo del tiempo de un país concreto, el PIB en volumen se calculaba dividiendo el PIB a precios corrientes por un índice de precios igual a 100 para el período base. El procedimiento que se utiliza para las comparaciones espaciales es exactamente el mismo. Se obtiene el PIB en volumen dividiendo el PIB a precios corrientes por un índice de “paridad de poder adquisitivo”, que se fija en 100 para un país dado. De este modo, así como un índice de precios refleja las variaciones de estos a lo largo del tiempo a partir de un período base (en el que el valor del índice se establece en 100), el índice espacial refleja las diferencias del “precio” constituido por el poder de compra, con relación a los precios de un país, o región, concreto que se toma como referencia, y no con relación a un período temporal. Normalmente la OCDE utiliza como base para las comparaciones espaciales el nivel medio de los precios de los países de la OCDE o, simplemente, el nivel de precios de los Estados Unidos. Por esta razón, en las “paridades de poder adquisitivo” que difunde la OCDE se tiene EE.UU. = 1 (o a 100).
Para mostrar de una forma sencilla el método de las paridades de poder adquisitivo (PPA), considérese el caso de países con la misma moneda, lo que evita la manipulación de tipos de cambio. También, para simplificar, puede suponerse que existe un solo producto: la hamburguesa. Se parte de que los PIB están expresados a precios corrientes en la misma moneda (por ejemplo, el euro) y que, en un período concreto, el PIB del país A es igual a 1 000 y el del país B es igual a 1 200. Esto puede escribirse como: PIBa = 1 000, PIBb = 1 200. Además, puesto que solo hay un producto, la hamburguesa, los PIB pueden escribirse como Pa*Ha y Pb*Hb, donde Pa es el precio en euros de una hamburguesa en el país A, y Ha el número de hamburguesas producidas en el país A (y similarmente en el caso del país B).
El objetivo es comparar los volúmenes, es decir, determinar la relación que existe entre las cantidades Ha y Hb. Para ello se debe calcular la relación de precios PPA, llamada “la paridad de poder adquisitivo de B respecto de A”, como PPA = Pb ÷ Pa. Al deflactar el PIB de B por este PPA, en otras palabras, dividiendo PIBb por PPA, obtenemos Pa × Hb, que es el PIB, en volumen, del país B expresado “en precios del país A”. A partir de aquí, dividiendo este PIB en volumen del país B a precios del país A, por el PIBa, resulta Hb ÷ Ha, que es exactamente la relación de volúmenes que estábamos buscando. Se puede observar que: 1) la PPA es una relación del nivel de precios de un mismo producto en dos países diferentes; 2) el volumen obtenido deflactando el PIB de un país por su PPA respecto del país base, es una valoración a precios del país base, es decir, del país que se toma como referencia. De este modo se eliminan las diferencias entre los niveles de precios en los dos países, y 3) de la relación entre monto del PIB en volumen del país que se pretende comparar y el PIB a precios corrientes del país base, se obtiene una comparación en volumen que es el objetivo.
Suponga ahora que los dos países no tienen la misma moneda. La moneda del país A (por ejemplo, los Estados Unidos) es el dólar, mientras que la del país B es el euro. Si el precio de la hamburguesa en el país A es Pa, en dólares, y el precio de las hamburguesas en el país B es Pb, en euros, la PPA de una hamburguesa entre el país A y el B será también igual a Pb ÷ Pa. Sin embargo, en este caso la PPA se expresa como una relación de monedas que recoge la cantidad de euros que corresponden a cada dólar. Esto debe interpretarse como la suma en euros que se tiene que gastar en el país B para obtener la misma cantidad de hamburguesas que se pueden adquirir por un dólar en el país A. Por tanto, la PPA es igual a un tipo de cambio, que iguala el poder de compra de los dos países. Cuando se divide el PIB del país B por la PPA se matan dos pájaros de un golpe: se elimina la diferencia en los niveles de precios en los dos países y se expresan los dos costos en la misma unidad monetaria, la del país base.
¿Por qué no, simplemente, utilizar los tipos de cambio en vigor en el mercado de divisas? Porqué el tipo de cambio del mercado no ajusta exactamente las diferencias en los niveles de precios entre dos países y, por tanto, no facilita una verdadera comparación del volumen de bienes y servicios producidos per cápita. Para comparar el PIB per cápita de Suecia con el de Estados Unidos usando solamente el tipo de cambio, se divide el PIB per cápita de Suecia, expresado en coronas suecas, por el tipo de cambio corona/dólar; se obtiene el PIB per cápita de Suecia expresado en dólares. Para una comparación directa del PIB per cápita de Suecia expresado en dólares, con el PIB de Estados Unidos, se divide el PIB per cápita de Suecia expresado en dólares, por el PIB per cápita en dólares de Estados Unidos (y se multiplica por 100). Así se ha calculado la curva punteada del Gráfico 3.4, que es un índice porcentual que representa el tamaño del PIB per cápita de Suecia en relación con el de Estados Unidos (que, como se ha dicho, es igual a 100). El valor de este índice figura en el eje izquierdo del gráfico.
La forma de la curva muestra claramente que el cálculo antes descrito no conduce a un indicador adecuado de los PIB relativos en volumen. Claramente no es cierto que el PIB per cápita en volumen de Suecia (línea continua) fuera el 120% del de Estados Unidos en 1990, y cayera hasta el 71% diez años después y luego subiera de manera permanente hasta alcanzar un nivel cercano al de 1990 en el año 2011. Esta volatilidad se puede asociar con el movimiento del tipo de cambio entre el dólar de EE.UU. y la corona sueca (línea punteada) cuyos valores aparecen en el eje derecho. El Gráfico visualiza la correlación entre estas dos variables: es obvio que ambas curvas se mueven en la misma dirección. De allí se deriva que el tipo de cambio de la moneda no es un buen deflactor relativo.
No es posible entonces utilizar los tipos de cambio de mercado. Es necesario construir índices específicos para la distribución espacial volumen/precios que midan la paridad de poder adquisitivo (PPA). Estos índices de PPA son relaciones de precios referidos a productos idénticos en cada uno de los países que se comparan, basados en la relación presentada anteriormente. Los índices de este tipo se pueden calcular para cada uno de los principales agregados que componen el PIB (consumo final, formación bruta de capital fijo, exportaciones e importaciones). La media del conjunto de estos índices de PPA constituye la PPA del PIB. En consecuencia, la PPA es un deflactor espacial del PIB que permite comparar volúmenes en valores absolutos entre países, eliminando la diferencia entre los niveles nacionales de precios. Como se ha visto, la utilidad de este deflactor no se limita a las comparaciones entre países con diferentes monedas ya que es también válido para comparaciones entre países con una moneda única (como los de la zona euro) e, incluso, entre regiones o zonas geográficas de un mismo país, lo que se puede llevar a cabo sin mayores complicaciones porque los niveles de precios pueden diferir notablemente entre regiones geográficas, incluso si tienen la misma moneda. En el caso de Francia, el mismo salario en euros tiene más poder adquisitivo en las provincias que en París, simplemente porque el costo de la vivienda es más alto en París.
El Gráfico 3.5 muestra el PIB per cápita sueco en relación con el de Estados Unidos, utilizando dos métodos diferentes. El primero, representado mediante una línea continua, es el que se ha visto en el Gráfico 3.4, utiliza el método incorrecto que consiste en dividir el PIB per cápita de Suecia por el tipo de cambio. El segundo, representado por la línea discontinua, se calcula dividiendo las mismas cifras del PIB per cápita de Suecia por la PPA, en que EE.UU. = 1. Este método, que es el correcto, permite concluir que, durante el período 1980-2004, el PIB per cápita de Suecia, en volumen, ha permanecido estable alrededor del 80% del de Estados Unidos, y muestra una ligera tendencia al alza desde 2005.
Se puede preguntar: ¿Cuál es la relación entre la PPA y el tipo de cambio? En el Gráfico 3.6, que aparece enseguida, se muestra la PPA de Suecia respecto a EE.UU. (línea discontinua) y la línea continua muestra el tipo de cambio entre el dólar americano y la corona sueca.
Los tipos de cambio del Gráfico 3.6 son el inverso (1/x) de los del Gráfico 3.4.
Ambos están expresados en la misma unidad, esto es, los dólares americanos que corresponden a una determinada suma en coronas suecas. Sin embargo, la PPA representa el monto, en coronas, que se tiene que gastar en Suecia para obtener la misma cantidad de bienes y servicios que se obtienen con un dólar en los Estados Unidos, mientras que el tipo de cambio es el resultado de la oferta y la demanda en el mercado de divisas entre coronas suecas y dólares americanos. A veces se afirma que la PPA es una especie de tipo de cambio de equilibrio. Se podría incluso decir que cabe esperar una elevación del tipo de cambio de una moneda cuando su cotización esté por debajo de la PPA (y viceversa), pues en este caso, los tenedores de dólares tendrían un incentivo en gastarlos en Suecia, o viceversa.
Sin embargo, a pesar de que el gráfico muestra que el tipo de cambio ha estado fluctuando alrededor de la PPA, es necesario evitar una interpretación simplista. Las fluctuaciones en los mercados de cambios dependen de muchos factores, por lo que sería imprudente especular (“tomar una posición”) respecto a una determinada moneda, basándose, exclusivamente, en su comparación con la PPA calculada por la OCDE. Además, el mercado de monedas está dominado por las exportaciones, las importaciones y por los movimientos de capital, mientras que la PPA se calcula para todos los bienes y servicios, incluyendo aquellos que ni se importan ni se exportan.
En el mundo real el cálculo de las PPA conlleva una cierta complejidad. Está basado en encuestas para determinar los precios de una muestra representativa de productos que deben ser idénticos en cada uno de los países, y hacer que las comparaciones de estos sean válidas. La principal dificultad estriba en la elección de los productos que debe incluir la muestra. Estos deben ser comparables y representativos (es decir, deben ser productos de consumo generalizado en cada uno de los países). Esto es fácil para las hamburguesas, pero más difícil para otros bienes y servicios, que, con frecuencia, son diferentes de un país a otro. Además, las relaciones de precios tienen que elaborarse para un gran número de productos y para varias regiones o países. Si hay múltiples productos y regiones, la paridad de poder de compra conjunta es una media ponderada de las relaciones de precios entre los diversos países (regiones o zonas geográficas) para una “canasta” comparable de bienes y servicios. Esta canasta incluye todos los componentes de la demanda final (consumo, inversión y exportaciones netas). Por otra parte, la fórmula para obtener las PPA es más compleja que la que se utiliza para calcular la distribución del crecimiento entre volumen y precios a lo largo del tiempo (distribución temporal). Esto se debe a que se quiere llegar a una medida que sea tanto “simétrica” como “transitiva”. Simétrica quiere decir que el volumen del país B respecto del país A debe ser igual a la inversa del volumen del país A respecto del país B. Transitiva significa que si el país C es equivalente al 80% del país B y el país B es el 75% delpaís A debería ser posible calcular directamente que el país C es igual a (0.8 × 0.75) × A.
A pesar de la dificultad para calcular la PPA se pueden establecer los siguientes principios generales extrapolando el ejemplo de la hamburguesa recogido más arriba: 1) la PPA es una relación de precios; 2) la PPA es el tipo de cambio que iguala el precio de una canasta determinada de bienes y servicios, y 3) para calcular la PPA se toma siempre como referencia a un país, o a un grupo de países, y por tanto, las magnitudes expresadas en PPA son siempre magnitudes relativas. Para los cálculos de la PPA la OCDE suele tomar a los Estados Unidos como país de referencia y por esta razón en los cuadros de la OCDE se indica “Estados Unidos = 100”. Pero esto no tiene más alcance que una elección con fines de presentación. En ocasiones, los cuadros de la OCDE toman como referencia la media de los países de la OCDE, valorada como 100. Una vez más hay que insistir en que, al igual que en cualquier otra cifra en volumen, el nivel de la variable expresada en PPA en sí misma no significa nada. Solo los niveles relativos son significativos, y no dependen del país que se haya tomado como referencia. El que se establezca que EE.UU. sea igual a 100, o que la media de la OCDE sea igual a 100, no afecta los niveles relativos.
El Gráfico 3.7. muestra la diferencia entre los PIB per cápita de un grupo de países de la OCDE expresados en tipos de cambio corrientes y a paridades de poder adquisitivo. Se puede comprobar que el efecto principal de utilizar PPA en lugar de tipos de cambio es un incremento en términos relativos de los PIB per cápita de los países más pobres, tales como Hungría, México, Polonia y Turquía. ¿Por qué sucede esto? Porque el nivel de precios relativos en los países más pobres está por debajo del nivel de precios de los países más ricos y esta diferencia no se ha incorporado totalmente en los tipos de cambio de mercado. Otro factor es que la PPA incluye todos los bienes, incluso aquellos que no se negocian internacionalmente, tales como la vivienda, que en los países pobres es más barata que en los países ricos. En conclusión, al utilizar la PPA como deflactor se obtiene una mejor representación del ingreso de cada país, especialmente en el caso de los países pobres.
A pesar de que las PPA son más adecuadas para hacer comparaciones internacionales en volumen que los tipos de cambio, son una construcción estadística y no una medida precisa. En particular, es más difícil calcular PPA que índices de precios a lo largo del tiempo. Es relativamente fácil calcular incrementos de ingreso a lo largo del tiempo, pero ¿cómo se compara el arrendamiento de un apartamento en Londres con el de apartamentos situados en Varsovia o Madrid? Otra dificultad es que se asignan presupuestos limitados a las encuestas de toma de precios necesarias para calcular las PPA, lo que implica que el número de observaciones es pequeño en comparación con las que se realizan para calcular índices de precios a lo largo del tiempo. En términos generales, la varianza de un año a otro del resultado de los cálculos de la PPA es muy grande. Por tanto, la OCDE recomienda no deflactar las series del PIB per cápita con las series “corrientes” de las PPA cuando se pretende realizar comparaciones temporales del volumen del PIB, porque los resultados que se obtienen no son totalmente homogéneos a lo largo del tiempo, a pesar de que, teóricamente, tienen la ventaja de utilizar una estructura de precios que se va actualizando constantemente.
Es mejor utilizar las series nacionales del PIB en volumen a precios de un año base común (por ejemplo, 2000) y deflactarlas por la PPA de un año fijo (por ejemplo, 2000), aunque no sea necesario tomar el mismo año. De esta forma, se obtienen series que están expresadas en volumen por partida doble: volumen a lo largo del tiempo (volumen temporal) y volumen espacial. Estas series tienen la ventaja de presentar la tasa de crecimiento del PIB per cápita en volumen de cada país y, al mismo tiempo, permiten realizar comparaciones de los niveles de volumen entre países.
Por otra parte, tienen la desventaja de utilizar índices de precios de base fija. Por ejemplo, sobreestiman el más reciente PIB relativo en volumen de los países que son grandes productores de computadores, cuyos precios tienden a caer con el tiempo. Por referirse a un índice de precios basado en un período del pasado, tienden a atribuir una ponderación mayor a los computadores que el que realmente tiene su uso en períodos más recientes.
Este método, denominado por algunos como “a PPA constante”, es el utilizado en el Gráfico 3.3 de este capítulo, y por ello el título del cuadro incluye la frase “basado en PPA 2005”. De hecho, a pesar de que el gráfico muestra las series del PIB per cápita en relación con el de Estados Unidos para el período que va de 1995 hasta 2012, la PPA que se ha utilizado es únicamente la del año 2005. Los datos para otros años se han obtenido aplicando a los niveles de 2005 las variaciones del PIB per cápita en volumen del país en cuestión. El Ejercicio 1, al final de este capítulo, explica cómo aplicar este método. Pueden encontrarse más detalles en los documentos: www.oecd.org/dataoecd/32/34/2078177.pdf y www.oecd.org/dataoecd/50/27/1961296.pdf.
3.5. Comparación de variables en términos absolutos: El consumo de los hogares
Las comparaciones de niveles absolutos de variables entre países, plantean otras dificultades adicionales a la de la de encontrar un índice espacial de precios que sea válido para utilizarlo como deflactor. Estas dificultades están relacionadas con las diferencias institucionales entre los países. Por ejemplo, las comparaciones de los niveles absolutos del consumo de los hogares entre países, comportan una trampa en la que es fácil caer. Según se explica en el Capítulo 5, en las cuentas nacionales hay dos definiciones posibles de consumo de los hogares:
Gasto de consumo final de los hogares, que corresponde a la compra de bienes y servicios por los hogares;
Consumo efectivo individual de los hogares, que es igual al gasto de consumo final de los hogares más el “consumo individual”, que está constituido por el gasto de las administraciones públicas y las ISFLSH (instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares) en rubros que directamente benefician a los hogares, tales como educación y salud. Los hogares no pagan directamente estos servicios (los pagan indirectamente vía impuestos), pero se benefician de ellos.
Las comparaciones internacionales sobre el consumo per cápita solo son significativas si se basan en el consumo efectivo individual. Es así porque en los distintos países existen diferencias en la proporción del gasto en educación y salud a cargo de los hogares y la que recae sobre las administraciones públicas. Si se utilizara el gasto en consumo final y no el consumo efectivo, se caería en la trampa de subestimar el consumo per cápita en países que, en gran medida, “socializan” este tipo de gasto (en particular, los países de Europa occidental), comparados con países que dejan este gasto a cargo del sector privado (Estados Unidos). Por esta razón, en las series de volumen de cuentas nacionales que publica la OCDE se compara el consumo efectivo individual per cápita, deflactado por una PPA apropiada.
El Gráfico 3.8 muestra el porcentaje del gasto de consumo final en relación con el PIB y el porcentaje del consumo efectivo individual para 10 países, en 2012 (precios corrientes, en moneda nacional). Para estos diez países, el gasto de consumo final de los hogares alcanza valores entre el 45% al 60% del PIB, mientras que el consumo efectivo individual es aproximadamente el 70%. Las diferencias más grandes son las que se producen en Francia y Dinamarca, dos países que, en gran medida, tienen “socializados” sus gastos en educación y salud.
Hablando en términos generales, las comparaciones de los niveles absolutos de las variables de las cuentas nacionales son problemáticas. La razón principal se encuentra en que no todos los países utilizan las mismas convenciones. Como se indicó en la primera sección de este capítulo, esta circunstancia tiene un impacto limitado en las comparaciones de las tasas de crecimiento, pero puede afectar las comparaciones de niveles absolutos en varios puntos porcentuales del PIB. Además de estas diferencias, hay que tener en cuenta que la calidad de los sistemas estadísticos que elaboran estas estimaciones es muy diversa. Algunas oficinas nacionales de estadística disponen de listados muy completos de las empresas y/o pueden acceder a declaraciones fiscales exhaustivas de las empresas (mediante acuerdos pertinentes con las autoridades fiscales). En consecuencia, estas oficinas nacionales de estadística disponen de datos que cubren la mayor parte de sus economías. Por el contrario, otros países, no tienen a su disposición una base de datos tan completa. En principio, se espera que los países ajusten sus PIB teniendo en cuenta la economía “no observada” (véase el Capítulo 4). Sin embargo, sería pretencioso esperar que los países sigan exactamente el mismo sistema para calcular estos ajustes. Considerando todo lo hasta aquí expuesto, sería ilusorio pensar que el grado de precisión con el que se estiman los niveles, o valores absolutos del PIB, sea inferior a varios puntos porcentuales.
Además de estos problemas, cuando se tiene en cuenta la falta de precisión de los cálculos de las paridades de poder adquisitivo, se llega a la conclusión de que no es posible tener una confianza ilimitada en las comparaciones de niveles absolutos. Por ejemplo, la OCDE considera que una diferencia entre el PIB per cápita de dos países inferior al 5% no es realmente significativa. Recuérdese, sin embargo, que una diferencia entre tasas de crecimiento en volumen del 0.2% se considera realmente significativa. Algunos periodistas, en ocasiones, otorgan una relevancia excesiva a noticias tales como que el PIB per cápita de un determinado país ha excedido al de otro en menos de un punto porcentual. Informaciones de este tipo deben tratarse con cautela y, si la diferencia se mantiene en una cantidad muy reducida, se debería comprobar si la tendencia del crecimiento en volumen confirma este resultado. En el caso de que no lo confirme, sería más razonable decir que los PIB per cápita de los dos países son “aproximadamente iguales”.
Referencias
OCDE (2014), “Aggregate National Accounts: PPPs and exchange rates”, OECD National Accounts Statistics (database), http://dx.doi.org/10.1787/data-00004-en.
OCDE (2013a), OECD Economic Outlook, Volume 2013, Issue 2, OECD Publishing, Paris, http://dx.doi.org/10.1787/eco_outlook-v20132-en.
OCDE (2013b), “Aggregate National Accounts: Gross Domestic Product”, OECD National Accounts Statistics (database), http://dx.doi.org/10.1787/data-00001-en.
OECD (2013c), “Aggregate National Accounts: Population and employment by main activity”, OECD National Accounts Statistics (database), http://dx.doi.org/10.1787/data-00003-en.
OECD (2013d), “Detailed National Accounts. Non-financial accounts by sectors, annual”, OECD National Accounts Statistics (database), http://dx.doi.org/10.1787/data-00034-en.
Puntos clave
Las definiciones y convenciones que se utilizan para elaborar las cuentas nacionales son internacionales. Por tanto, en principio, es posible comparar los datos de cuentas nacionales de distintos países.
En la práctica, los métodos que se utilizan en los distintos países no son exactamente los mismos, y las instituciones establecidas en cada uno de ellos también son distintas. Para los propósitos de análisis debe tenerse en cuenta que las tasas de crecimiento de las variables de las cuentas nacionales son más comparables que sus niveles, o valores absolutos.
Es necesario llevar a cabo transformaciones apropiadas de determinadas variables: por ejemplo, dividir por el tamaño de la población (para obtener agregados “per cápita”) o tener en cuenta las diferencias institucionales.
Con el fin de comparar los niveles de los PIB per cápita en volumen de diversos países o regiones es fundamental deflactarlos por las paridades de poder adquisitivo (PPA) para el PIB, y no por los tipos de cambio de mercado en vigor.
Dividir el PIB (u otras variables) por la PPA apropiada, elimina las diferencias en los niveles de precios entre dos países, lo que permite comparar el PIB (u otras variables) en volumen.
La PPA se calcula también entre diferentes países que tienen la misma moneda (o entre regiones del mismo país), puesto que la misma moneda no tiene necesariamente el mismo poder adquisitivo en diferentes regiones geográficas.
Ejercicios para el Capítulo 3
Ejercicio 1. Cálculos del PIB per cápita en PPA constante y comparaciones con PPA corriente
Pregunta 1: El Cuadro del anexo Cuadro del anexo 3.B.1, que figura más abajo, muestra las PPA de Estados Unidos, Suecia y Japón; el Cuadro del anexo Cuadro del anexo 3.B.2 muestra el PIB en volumen (a precios del año 2005) para estos países; y el Cuadro del anexo Cuadro del anexo 3.B.3 muestra sus poblaciones. Utilizando los datos de estos cuadros, crear uno nuevo donde figuren los índices relativos del PIB per cápita en volumen (EE.UU. = 100), a PPA constante del año 2005. Basados en los resultados que se obtengan dibujar un gráfico similar al Gráfico 3.3 de este capítulo.
Pregunta 2: El Cuadro del anexo Cuadro del anexo 3.B.4 presenta el PIB de estos países, pero en esta ocasión a precios corrientes. Calcular una serie de PIB per cápita deflactado por la PPA corriente. Comparar los resultados con el cuadro creado como respuesta a la Pregunta 1. Comentar las diferencias.
Cuadro del anexo 3.B.1. Paridades de poder adquisitivo para PIB
2000 |
2001 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Japón |
155.11 |
149.86 |
143.77 |
139.82 |
134.16 |
129.55 |
124.86 |
120.22 |
116.85 |
116.35 |
112.42 |
Suecia |
9.14 |
9.35 |
9.35 |
9.34 |
9.11 |
9.38 |
9.09 |
8.89 |
8.77 |
8.96 |
9.07 |
Estados Unidos |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
Cuadro del anexo 3.B.2. PIB en volumen, a precios 2005, miles de millones de unidades monetarias nacionales
2000 |
2001 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Japón |
474 830.2 |
476 518.1 |
477 897.8 |
485 950.9 |
497 422.9 |
503 903.0 |
512 433.6 |
523 667.1 |
518 212.4 |
489 570.9 |
516 346.3 |
Suecia |
2 425.1 |
2 455.7 |
2 516.7 |
2 575.5 |
2 684.5 |
2 769.4 |
2 888.4 |
2 984.1 |
2 965.8 |
2 816.7 |
3 001.4 |
Estados Unidos |
11 588.8 |
11 668.4 |
11 875.7 |
12 207.1 |
12 670.8 |
13 095.4 |
13 444.6 |
13 685.2 |
13 645.5 |
13 263.1 |
13 595.6 |
Cuadro del anexo 3.B.3. Población, en miles
2000 |
2001 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Japón |
126 926 |
127 133 |
127 401 |
127 635 |
127 734 |
127 755 |
127 839 |
127 980 |
128 046 |
128 034 |
128 043 |
Suecia |
8 872 |
8 896 |
8 925 |
8 958 |
8 994 |
9 030 |
9 081 |
9 148 |
9 220 |
9 299 |
9 379 |
Estados Unidos |
282 398 |
285 225 |
287 955 |
290 626 |
293 262 |
295 993 |
298 818 |
301 696 |
304 543 |
307 240 |
309 776 |
Cuadro del anexo 3.B.4. PIB a precios corrientes, miles de millones de unidades monetarias nacionales
2000 |
2001 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Japón |
509 860.0 |
505 543.2 |
499 147.0 |
498 854.8 |
503 725.3 |
503 903.0 |
506 687.0 |
512 975.2 |
501 209.3 |
471 138.7 |
482 384.4 |
Suecia |
2 265.4 |
2 348.4 |
2 443.6 |
2 544.9 |
2 661.0 |
2 769.4 |
2 944.5 |
3 126.0 |
3 204.3 |
3 105.8 |
3 337.5 |
Estados Unidos |
10 289.7 |
10 625.3 |
10 980.2 |
11 512.2 |
12 277.0 |
13 095.4 |
13 857.9 |
14 480.3 |
14 720.3 |
14 417.9 |
14 958.3 |
Las soluciones a estos ejercicios están disponibles en el sitio web de la OCDE.
Nota
← 1. Para una presentación completa, los lectores deben referirse a: OECD/Eurostat (2008), Purchasing Power Parities and Real Expenditures 2007: 2005 Benchmark Year, OECD Publishing, Paris, http://dx.doi.org/10.1787/ppp-2007-en-fr.