La Guía de la OCDE para el Cumplimiento Regulatorio y las Inspecciones se basa en los Principios de la OCDE sobre las Mejores Prácticas para el Cumplimiento de las Normas e Inspecciones (OECD, 2014[1]). El propósito de esta Guía es complementar los Principios para ofrecer a los funcionarios gubernamentales, reguladores, grupos de interés y expertos, así como al Secretariado de la OCDE, una herramienta sencilla para la evaluación del grado de desarrollo del sistema de inspecciones y promoción del cumplimiento de las normas en una jurisdicción, institución o estructura específica y para identificar fortalezas, debilidades y oportunidades de mejora.
La Guía no es de ningún modo vinculantes para los países miembros de la OCDE. Reconocemos que existen diferencias significativas en la manera en que las distintas jurisdicciones se organizan para hacer cumplir las respectivas regulaciones. En muchas jurisdicciones las competencias para la promoción del cumplimiento de las regulaciones se comparten entre los niveles nacional y subnacional del gobierno, el cual en ocasiones es semiautónomo – o autónomo – con respecto al nivel central. Al evaluar mediante esta Guía los sistemas establecidos para hacer cumplir las normas y para las inspecciones, se debe tener en consideración estas diferencias. Sin embargo, la Guía debe formar una base universal y suficientemente flexible para el análisis y autoevaluación1. Esperemos que, durante la aplicación de estas Herramientas y sus sub criterios, estas se vean enriquecidas con ejemplos de buenas prácticas.
El documento presenta una lista de verificación de 12 criterios que corresponden a los 11 Principios de la OCDE sobre las Mejores Prácticas para el Cumplimiento de las Normas e Inspecciones y un duodécimo criterio “Poniendo los pies sobre la tierra” referido a la medición del desempeño de la institución. Estos criterios están a su vez divididos en subcriterios para facilitar su uso.
La evaluación de los sistemas y de las instituciones que realizan inspecciones y promueven el cumplimiento de las normas, es compleja: implica analizar la legislación, las estructuras institucionales, los recursos humanos y las prácticas que desarrollan, incluyendo a las áreas a cargo de la regulación, los sectores involucrados, etc. Muchos de estos criterios no son fáciles de traducir en indicadores directamente medibles, y aun cuando es posible, no siempre se dispone fácilmente de los datos. El empleo de dicha lista de verificación y de sus distintos indicadores implica un grado significativo de análisis experto y es más “cualitativo” que “cuantitativo”. Para hacer que su uso sea más sencillo y más confiable, se ha definido cada uno de los subcriterios de la manera más precisa posible y se han establecido pautas que ayudan a comprenderlos y a sopesarlos.
Un buen sistema de inspecciones y de promoción del cumplimiento de las normas debe apuntar a generar los mejores resultados posibles en términos de prevención o mitigación de riesgos y a promover la prosperidad económica, mejorando el bienestar, persiguiendo el interés público (OECD, 2012[2]) (por ejemplo, mejorando la calidad del medioambiente, la seguridad y salud pública, la calidad de la educación, etc.), sin incurrir en costos excesivos para el Estado ni en mayores cargas para los sujetos regulados, asegurando más bien la confianza y la satisfacción de los diferentes grupos de interés, cuyas perspectivas a menudo entran en conflicto (empresas, organizaciones de la sociedad civil, etc.).
Esto no sólo constituye un gran reto que alcanzar, sino que también es difícil de medir. En primer lugar, porque muchas veces no se dispone de datos, o estos no son confiables debido a las limitaciones de los métodos de medición. En segundo lugar, incluso si existen datos disponibles y confiables, las inspecciones y las acciones de promoción del cumplimiento de las normas sólo tienen efectos indirectos en los indicadores más relevantes de los resultados que se esperan de la regulación.
Por ejemplo, las normas de seguridad alimentaria tienen como objetivo reducir las muertes y las enfermedades generadas por patologías provenientes de los alimentos, pero las regulaciones, las inspecciones y las acciones para hacer cumplir las normas son sólo uno de los muchos factores que determinan si la comida es segura o no. Los inspectores ni preparan ni consumen la comida; la seguridad está en manos de todos los grupos de interés, incluyendo los productores, los distribuidores y los consumidores. Las actividades de inspección y de promoción del cumplimiento de las normas solo pueden tratar de influir en el comportamiento y contribuir a lograr las metas deseadas. Por lo tanto, los cambios en los indicadores del bienestar público alcanzado, son difíciles de atribuir directamente a los cambios producidos por las inspecciones y por las acciones que promueven el cumplimiento de las normas.
Por todas estas razones, es importante emplear los criterios y los subcriterios en conjunto y no de manera aislada. Los buenos resultados en un área no necesariamente serán significativos si el desempeño en otras es bajo. Una alta eficiencia podría no ser algo bueno si ello significa una efectividad reducida y una alta efectividad sin tener en cuenta los costos resultará insostenible.
Al considerar si un sistema o una institución se alinea con un subcriterio específico, los usuarios de esta lista de verificación deben considerar, para su evaluación, una escala gradual en lugar de respuestas binarias. Si dicho subcriterio es alcanzado sólo raras veces por la entidad inspectora o sistema de promoción del cumplimiento, la calificación será negativa. Si el sub criterio es cumplido de manera significativa, pero no de manera general, o si importantes aspectos son alcanzados, pero aún quedan algunas deficiencias, la calificación puede ser considerada como “intermedia”. Si el subcriterio es alcanzado ampliamente o si la mayoría de pautas son cumplidas (incluso si hay áreas en las que se requieren mejoras), la calificación será positiva. No ofrecemos aquí un sistema específico de calificación, pero según el nivel de detalle que se busque, podría haber al menos tres niveles (bajo, promedio y bueno) o cinco (del muy bajo al muy bueno).