En este capítulo se describen las principales tendencias y los temas emergentes que el sector agrícola enfrenta en las seis regiones de la FAO, es decir, Asia y el Pacífico (dividida en Asia Desarrollados y Asia Oriental, y Asia meridional y Sudeste asiático); África subsahariana; Cercano Oriente y África del Norte; Europa y Asia Central; América del Norte, y América Latina y el Caribe. En el capítulo se presentan las proyecciones regionales relativas a la producción, el consumo y el comercio para el periodo 2024-2033, y se brinda información de referencia sobre temas regionales fundamentales y pertinentes.
OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas 2024-2033
2. Informes regionales
Copy link to 2. Informes regionalesResumen
En los informes regionales de las Perspectivas se analizan las tendencias generales de las regiones definidas por la FAO en la aplicación de su plan mundial de trabajo. Al reconocer la diversidad regional, la intención no es comparar los resultados entre unas y otras. Más bien, los informes resumidos describen algunos de los avances regionales más recientes, haciendo hincapié en las respuestas a los retos mundiales y las tendencias emergentes, y relacionándolas con los principales mensajes planteados en las Perspectivas. Por lo general, las evaluaciones comparan el punto final de la proyección de las Perspectivas (el año 2033) con el periodo base 2021-2023.
En años recientes, los sistemas agroalimentarios mundiales han atendido con éxito múltiples trastornos, incluida la pandemia de COVID-19; las repercusiones de la guerra de la Federación de Rusia (en adelante, Rusia) contra Ucrania (en adelante, la guerra); las consecuentes fluctuaciones de los suministros en varias regiones; el aumento abrupto de los precios de la energía; la crisis en el costo de vida, y la espiral inflacionaria. El fuerte incremento de los precios de los alimentos afectó el costo y la asequibilidad de dietas saludables, así como la seguridad alimentaria en varias regiones. Las diferencias en la dotación de recursos, la estructura económica, el desarrollo y los niveles de ingresos significan que la magnitud de dichos impactos no es uniforme en todas las regiones. En estos resúmenes no se presenta una evaluación cuantitativa de los impactos de estas perturbaciones, aunque sí se les toma en cuenta en las expectativas más recientes sobre la evolución macroeconómica a medida que el mundo emerge de ellas. Las tendencias y los temas abordados son los que se espera que sustenten las Perspectivas a mediano plazo. Se supone que los efectos negativos sobre la producción, el consumo y el comercio de alimentos, forrajes y combustibles se moderarán paulatinamente, aunque se reconoce que persisten varias incertidumbres.
Este capítulo consta de siete secciones, con textos, figuras y cuadros informativos relativos a cada región, los cuales se presentan en un formato similar. En una sección de referencia se presentan las características regionales clave y se establece el entorno a partir del cual se describen las proyecciones sobre producción, consumo y comercio en las secciones posteriores. Cada informe regional incluye un anexo con cuadros y figuras comunes en las que se delinean los aspectos clave de la región en cuestión.
2.1. Perspectivas regionales: Asia Desarrollados y Asia Oriental
Copy link to 2.1. Perspectivas regionales: Asia Desarrollados y Asia Oriental2.1.1. Datos de referencia
La disminución de la población de China y el debilitado aumento de los ingresos desacelerará el crecimiento de la demanda en la región
La región Asia Desarrollados y Asia Oriental1 abarca a una diversa gama de países, entre ellos la República Popular China (en adelante, China) y el Japón, la segunda y tercera economías más grandes del mundo. En términos per cápita, los niveles de ingreso oscilan entre USD 9 298 en China y USD 64 182 en Australia. La región es la segunda más poblada de las cubiertas en este capítulo. Comprende 21% de la población mundial y la mayoría de sus 1 600 millones de personas reside en China. Se trata de la única región en la que se espera que la población disminuya durante el próximo decenio, lo cual tendrá lugar sobre todo en China y en menor grado, en el Japón. La urbanización ha sido rápida y, según las estimaciones, para 2033, 73% de las personas vivirán en zonas urbanas, frente a solo 55% en 2010. Esta urbanización ocurre principalmente en China, ya que se estima que 89% de la población del resto de la región ya habitaba zonas urbanas en 2023. El sistema alimentario de China se estabiliza, pero la continua urbanización podría aún impulsar la demanda de más alimentos procesados y convenientemente empacados.
Ante los diversos trastornos mundiales, el aumento de los ingresos en la región ha resultado asombrosamente resiliente. En promedio, de 2020 a 2023, la región mantuvo un crecimiento de 3% del PIB per cápita, lo cual incluye una contracción de menos de 0.5% en 2020. Si bien en algunos países como el Japón, Australia y Nueva Zelandia hubo bajas, China mantuvo un crecimiento de 2.0%. El repunte fue tal que, en 2021, todos los países, excepto el Japón, habían rebasado, en términos per cápita, los niveles del PIB previos a 2020. Los desafíos globales subsiguientes, como la guerra, el aumento de los precios de la energía y la espiral inflacionaria, con el consiguiente ajuste monetario, frenaron el impulso, el crecimiento se mantuvo en cifras positivas, y se espera que se sostenga en 2024 en 4.7% en China y 3.3% en la región de Asia Desarrollados y Asia Oriental en su conjunto. A mediano plazo, se espera que el ingreso per cápita se eleve 2.8% promedio anual, a un ritmo mucho más lento que en el pasado. La inflación se desaceleró, pero la inversión sigue debilitada, sobre todo en China, ya que, en la pospandemia, muchas economías continúan fomentando su desarrollo y producción internos, por lo que ahora recurren menos a proveedores extranjeros. Los riesgos a mediano plazo para el crecimiento incluyen la fragmentación geoeconómica y otras políticas para reducirlos implementadas en varias grandes economías —como reorientar la demanda de productos hacia los producidos en el país y no a los importados— y podrían desacelerar aún más el crecimiento de China. Esta combinación de un crecimiento económico más débil y el decrecimiento de la población, sugiere la probabilidad de que la función de China en el impulso de la demanda mundial de alimentos puede disminuir, en comparación con el pasado.
El crecimiento económico se acompañó de la disminución de la participación de los alimentos en el gasto doméstico total a 13%, aunque en la región fluctúa de 17% en China a 8% en Australia. Si bien los trastornos mundiales influyeron en la seguridad alimentaria de la región, la protección interna adoptada en varios países los silenció en cierta medida. La inflación de los alimentos para el consumidor de la región se mantuvo en el extremo más bajo del espectro mundial y, dado que los precios de los productos básicos agrícolas siguen a la baja, su asequibilidad y la consecuente seguridad alimentaria continúan mejorando.
La participación de la agricultura primaria y el valor agregado del pescado en la economía regional total bajó a cerca de 4% y se espera que disminuya a 3% para 2033. La base de recursos agrícolas naturales de la región refleja la diversidad de los países que la conforman. La abundancia de la que gozan Australia y Nueva Zelandia contrasta con las graves restricciones de recursos en China, la República de Corea (en adelante, Corea) y el Japón. Por consiguiente, la región alberga a grandes exportadores e importadores de productos agrícolas y alimentarios. China, el Japón y Corea se clasifican entre los mayores importadores netos de alimentos del mundo. Las actividades comerciales de dichos países bastan para influir con fuerza en los mercados agrícolas mundiales y en sus cadenas de valor alimentarias. Por el contrario, a nivel mundial, Nueva Zelandia y Australia se encuentran entre los 10 mayores exportadores netos de alimentos básicos alimentarios, en particular los ganaderos y los lácteos. Los diferenciales de recursos y la especialización fomentaron un comercio interregional amplio y en expansión. Dichas oportunidades podrían acentuarse a corto plazo por los retos afrontados por la industria marítima mundial, como los conflictos alrededor de las zonas del Mar Negro y el Mar Rojo, los cuales afectan los embarques a través del Canal de Suez, así como las restricciones por el nivel del agua en el canal de Panamá. Además de Australia y Nueva Zelandia, las políticas gubernamentales intervencionistas son decisivas en los mercados locales. Considerados el tamaño y la contribución al comercio mundial de los países en los que se han puesto en práctica, los cambios a estas políticas internas podrían influir significativamente en los mercados mundiales.
La región enfrenta un cúmulo de retos diversos, como escasez de agua y vulnerabilidad al cambio climático. Son más frecuentes las sequías cada vez más graves, sobre todo en Australia, situación que persistirá y se intensificará con el cambio climático. En China, Corea y el Japón, las restricciones en cuestión de recursos naturales fomentan el uso intensivo de insumos y los consecuentes problemas relativos a la sostenibilidad. En el sector ganadero, enfermedades como la peste porcina africana (PPA) y la influenza aviar, que son las mayores amenazas, tuvieron fuertes efectos en años recientes, lo cual indica la necesidad de mejorar las medidas para combatir dichos riesgos y mejorar la resiliencia de los sistemas alimentarios.
Pese a estos desafíos, el valor agregado agrícola por unidad de tierra utilizada para estos fines sigue en aumento, y se prevé que el próximo decenio habrá una mejora de 0.6% anual Dadas las restricciones de recursos afrontadas, la continua inversión en el crecimiento de la productividad, la adaptación al clima y la facilitación de la transición verde en la región, serán cruciales para lograr ese crecimiento de manera sostenible.
2.1.2. Producción
El aumento sostenible de la productividad es crucial
La región es la mayor productora mundial de productos básicos agrícolas y pesqueros, aporta casi 30% del valor de producción mundial en el periodo base 2021-2023. Para 2033, se espera que el crecimiento de 5.8% del valor neto de la producción baje moderadamente su participación en la producción mundial. China desempeña un papel decisivo en la producción de la región en todos los productos de cultivo, ganaderos y pesqueros. En el periodo base 2021-2023, ya representaba casi 90% del valor total y, como se aprecia en la Figura 2.21, es también el único impulsor del crecimiento durante el periodo de las Perspectivas. Si bien se espera que, para 2033, China añada 6.8% al valor de su producción agrícola y pesquera, se prevé que la producción del resto de la región se contraiga 1%, debido más que nada a la reducción de la producción en el Japón y Corea, la cual no se compensa del todo con el crecimiento en Australia y Nueva Zelandia. Al margen de la recuperación del sector ganadero tras la PPA, el crecimiento de la región en su conjunto se ha desacelerado a medida que los mercados nacionales maduran y la competencia comercial se fortalece.
Los cultivos comprenden alrededor de la mitad del valor total de la producción agrícola y pesquera, 27% se atribuye a productos de origen animal y 22% a la producción pesquera. Se espera que el crecimiento sea más rápido en el sector pesquero, que se expanda casi 13%, y aumente su participación en el valor total de la producción a 24% para 2033, a expensas de la agricultura, cuyo crecimiento se prevé en solo 3.4%.
Más de 80% de la tierra agrícola total se utiliza para pastoreo y, de acuerdo con las tendencias históricas, la disminución de casi 7 Mha (menos de 1%) en el uso total de la tierra agrícola durante el próximo decenio, será respaldada por la reducción de la tierra de pastoreo, en tanto que la agrícola podría expandirse 2%. Las proyecciones del uso de la tierra sugieren que las ganancias de la productividad serán fundamentales para desbloquear el crecimiento futuro, pero se espera que estas se desaceleren. El valor generado por hectárea de tierra agrícola es ya considerablemente mayor en Asia Desarrollados y Asia Oriental que en ninguna otra región. Sin embargo, la combinación de la escasez de agua y el uso desproporcionadamente alto de fertilizantes sintéticos ha provocado crecientes preocupaciones acerca del medio ambiente y la inocuidad alimentaria. Lo anterior conlleva solo aumentos moderados en la aplicación de fertilizantes por hectárea para 2033 y un aumento del rendimiento más lento en relación con el pasado, a pesar de las mejoras en las variedades de semillas y las prácticas de producción. Se espera que la mezcla de cultivos y la eficiencia en el uso de fertilizantes rindan una mejora de 2% en la energía producida por unidad de fertilizante aplicado.
La mayor parte de la superficie de cultivos se dedica a los cereales, lo cual genera contribuciones considerables a la producción mundial de arroz, maíz y trigo. El fuerte sector de procesamiento de la región también aporta un buen porcentaje de la producción mundial de harina proteica y aceite vegetal, pero depende en gran medida de semillas oleaginosas importadas. China contribuye con casi todo el maíz, más de 90% del arroz y cerca de 80% del trigo producidos en la región. Fuera de China, la producción de trigo tiene lugar principalmente en Australia y la de arroz, en el Japón. Dado que también se espera que la producción de arroz del Japón y la producción de trigo de Australia bajen 8% y 4%, respectivamente, el maíz será el principal impulsor del crecimiento de la producción de cereales de la región Asia Desarrollados y Asia Oriental.
La producción ganadera constituye 27% del valor total de la producción agrícola y pesquera y el crecimiento de casi 5% es suficiente para conservar su participación para 2033. El crecimiento se debe a la combinación de intensificación y aumento de la productividad, la cual demuestra la contracción de la base de tierra para pastoreo en Australia, China, Nueva Zelandia y el Japón. Se espera que más de la mitad del crecimiento de la producción de carne ocurrirá en el sector porcino, y que 20% y 18%, respectivamente, corresponderán a la carne de aves de corral y a la de bovino.
Las tendencias de la producción ganadera regional son similares a las de China, que representa más de 80% del valor de dicha producción. Los de carne de cerdo y de aves de corral son los subsectores de mayor tamaño —60% y 26%, respectivamente— de la producción de carne de China. Se espera que, para 2033, dicha producción aumente 7% y que casi dos tercios de ella correspondan a la carne de cerdo. Tras el devastador impacto del brote de PPA en 2018, las piaras chinas se reconstruyeron en gran medida y en 2022, su inventario sobrepasó los niveles de 2017. En el proceso de reconstrucción, el sector también realizó una reestructuración, en la que se remplazó a muchos pequeños productores por grandes unidades de producción comercial que priorizan la bioseguridad y trabajan con una genética de primera clase, factores que aumentan considerablemente la productividad. Se espera que, para 2033, la producción porcina de China se aproxime a 60 Mt, en tanto que la de carne de aves de corral y la de bovino podrían rebasar los 25 Mt y 8 Mt, respectivamente.
A pesar de su mucha menor participación en la producción total de carne de la región Asia Desarrollados y Asia Oriental, la base de recursos de Australia es más favorable para la cría de ganado, misma que representa casi la mitad de su producción total de carne. A la vez, Australia aporta 20% de la carne de bovino producida en la región. El crecimiento de 15% para 2033 implica que su producción equivaldrá a 27% del incremento de la producción regional de carne de bovino.
La región de Asia Desarrollados y Asia Oriental aporta casi 40% de la producción pesquera mundial, y más de 90% proviene de China. Con China a la cabeza, el crecimiento de la producción pesquera regional se debe sobre todo a la acuicultura, la cual, según las previsiones, para 2033, constituirá 83% de la producción pesquera total de China. Sin embargo, se espera que el crecimiento se desacelere, a medida que las regulaciones se centren cada vez más en la sostenibilidad.
Por otra parte, se prevé que las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) de la agricultura generadas en la región aumentarán 2.3% para 2033. Esto se debe predominantemente a la producción agrícola, en la que las emisiones podrían aumentar 5.3%, en comparación con una baja de menos de 0.1% de la producción de animales. A pesar de estos aumentos, se prevé que la reducción de las emisiones de GEI por unidad de valor generadas por la agricultura y la pesca, persista, aunque a un ritmo más lento. En el informe de las Perspectivas de este año se presenta un escenario que simula el impacto que causaría reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro, así como el desperdicio de alimentos en los niveles de venta al por menor y al consumidor hacia 2030 (meta 12.3 de los ODS). En dicho escenario se estima que las emisiones agrícolas totales de la región podrían reducirse 5.3% en relación con el nivel de referencia, y que la ingesta de calorías mejoraría. Esto implica que, para 2030, las emisiones de GEI de la agricultura podrían disminuir 3.9% del nivel promedio observado en el periodo base 2021-2023.
2.1.3. Consumo
La mayor estabilidad nutricional de China influirá en las preferencias regionales mostradas en la demanda
La región de Asia Oriental aumentó considerablemente la seguridad alimentaria y, en comparación con otras regiones, resultó menos afectada por los recientes trastornos surgidos. Si bien la pandemia de COVID-19 indudablemente afectó los hábitos del consumidor y las cadenas de suministros de productos agrícolas, el sólido PIB de China y las medidas de apoyo a los ingresos implementadas en los países desarrollados ayudaron a aliviar la grave inquietud acerca de la seguridad alimentaria. La inseguridad alimentaria, de moderada a grave, se incrementó ligeramente en 2020, pero se recuperó con rapidez y desde entonces se ha estabilizado en un nivel bastante por debajo de los previos a la pandemia, esto a pesar de que el crecimiento de los ingresos se desaceleró. De igual manera, la disponibilidad total de calorías aumentó de manera constante y se espera que para 2033 llegue a 3 300 kcal/persona/día. Esta cifra es la tercera más alta de las regiones analizadas en este capítulo, después solo de América del Norte y de Europa, lo cual por lo general refleja los altos niveles de ingreso per cápita en la mayoría de los países. Sin embargo, si se toma en cuenta el desperdicio doméstico previsto, se prevé que la ingesta total de calorías será menor de 2 850 kcal/persona/día. Se prevé que la pérdida y el desperdicio de alimentos combinados en la región se ubicarán 9% por debajo del promedio mundial. En su mayor parte, el desperdicio predomina en los productos vegetales, sobre todo en los cereales que representan más de la mitad, y los productos perecederos, como frutas y verduras frescas que se consumen ampliamente en la región (Figura 2.2). En el escenario de las Perspectivas, en el que la pérdida y el desperdicio de alimentos puede reducirse a la mitad para 2030 —como se contempla en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)—, en la región, la ingesta de calorías podría subir 2.6% en relación con el nivel de referencia, el número de personas subalimentadas podría bajar 14%, y, al mismo tiempo, podrían reducirse las emisiones de GEI. Esto implica que, para 2030, la ingesta de calorías podría aumentar 6.2% en relación con el nivel promedio del periodo base 2021-2023.
Además de ser la única en la que se prevé un decrecimiento demográfico para 2033, la región de Asia Desarrollados y Asia Oriental también muestra algunas tendencias distintivas de distribución por edades que pueden influir en las perspectivas de la demanda. En el Japón y la República de Corea (en adelante, Corea), las tasas de dependencia por edades son ya altas y se prevé que seguirán en aumento (UN DESA, 2024[1]). En términos generales, se supone que las poblaciones en proceso de envejecimiento reducirán las tasas generales de crecimiento del consumo de alimentos. En China, la creciente dependencia por edad se combina con la rápida urbanización, que se espera que influya en el consumo cada vez mayor de alimentos de conveniencia, así como de azúcares y grasas, aunque a un ritmo mucho más lento que en el pasado. Se espera que el consumo de azúcar sea el que crezca más rápido entre los diversos grupos de alimentos. El crecimiento del consumo de aceite vegetal es más lento y los niveles absolutos son ya altos. Se espera que, para 2033, rebase los 26 kg per cápita, con lo que superará el promedio mundial en 65%.
Dado el nivel alto en términos generales de los ingresos, de desarrollo y de madurez observados en la mayoría de los países de la región, los cambios en la composición de las dietas son limitados. Incluso en China, donde dichos cambios han sido rápidos en el pasado, se espera que el menor aumento de los ingresos desacelere considerablemente la velocidad del cambio. Asimismo, se espera que, para 2033, el consumo per cápita de azúcar aumente 17%, y el consumo de pescado, lácteos y carne, crecerá 13%, 12% y 7%, respectivamente. En cambio, se espera que el crecimiento del consumo de alimentos básicos aumente menos de 0.5%.
Se supone también que la disponibilidad de proteínas aumentará, sobre todo en China, donde ya es el más alto de la región y se ubica casi 40% por arriba del promedio mundial. Casi 42% de este incremento de 10g/persona/año para 2033 se atribuye a fuentes vegetales, 31% a la carne y 17% al pescado. Son también evidentes los aumentos en Corea (2.8g/persona/año) y en Australia (2.9g/persona/año), mientras que se espera una disminución en el Japón y una relativa estabilidad en Nueva Zelandia.
Encabezada por China, la región representa más de una cuarta parte del uso mundial de forraje animal. Se espera que, para 2033, el uso de forraje se eleve 10%, por la combinación del crecimiento de la producción de carne —principalmente en China—, la mayor intensidad de las operaciones de alimentación a medida que los sistemas de producción se modernizan, y la mayor eficiencia en el uso del forraje en las operaciones intensivas de carne de cerdo y de aves de corral. Los sistemas de producción a gran escala y totalmente comerciales que prevalecen cada vez más en China utilizan el forraje de manera más intensiva que los productores pequeños y más tradicionales, pero la combinación de un entorno controlado y una mejor genética también redunda en una conversión de forraje muy mejorada. A pesar de dichas mejoras, la creciente intensidad de uso del forraje aún provoca que, en China, el crecimiento del uso del forraje supere al de la producción de carne durante el periodo de las Perspectivas. Sin embargo, se espera que esta brecha se cierre considerablemente en comparación con el decenio pasado.
El maíz y la harina proteica siguen siendo los ingredientes más importantes de la mayoría de las raciones de forraje premezcladas, y en conjunto representan casi 70% del total del uso de materia prima para forraje. Se espera que, durante el próximo decenio, su uso para forraje animal en toda la región crezca 12% y 14%, respectivamente.
La región representa alrededor de 10% del uso mundial de etanol y 80% de esta cifra se atribuye a China. Dados los limitados incentivos para incrementar la producción de etanol, el aumento de la demanda y la reducción de las reservas, se espera que, a pesar de su ambiciosa meta de 10%, la tasa de mezcla de China aumente a 2.5% para 2033, de solo 1.6% en el periodo base. Esto basta para respaldar el crecimiento de 10% del uso de etanol alcanzado para 2033 en relación con el periodo base 2021-2023, cifra que sostiene la participación de 7.4% de China en el uso mundial.
2.1.4. Comercio
Un grupo diverso de importadores y exportadores netos
Asia Desarrollados y Asia Oriental es la segunda mayor región importadora neta de las analizadas en este capítulo, y se espera que para 2033 ocupe el primer lugar. Si bien el déficit sigue en aumento, su ritmo es mucho más lento que antes. Su posición deficitaria neta es reflejo de sus grandes importadores en Asia Oriental, encabezados por China, que enmascaran las exportaciones netas de la región de Oceanía. Los principales productos importados por Asia Oriental incluyen soya, maíz, trigo, cebada, sorgo, carnes y aceite vegetal. Por el contrario, la región de Oceanía es exportadora neta de trigo, cebada, canola, productos lácteos, carne y azúcar.
Se espera que el valor neto de las importaciones a la región aumente 11% para 2033, en relación con el periodo base 2021-2023. Alrededor de 85% de las importaciones adicionales corresponden a China, y los principales productos son maíz y soya para utilizarse en la floreciente industria de forraje animal. A medida que la producción de carne en China siga en expansión e intensificación, se espera que, durante el periodo de las Perspectivas, las importaciones de maíz y soya se incrementen 1.4% y 0.8% anual, respectivamente. La mayor parte de las cantidades mencionadas provendrán del Brasil y de los Estados Unidos de América (en adelante, los Estados Unidos), e implican que, para 2033, China representará 61% y 13% de las importaciones mundiales de soya y maíz, respectivamente. Por lo menos a corto plazo, las exportaciones de soya de los Estados Unidos a China podrían verse afectadas por la disminución del tráfico a través del canal de Panamá, debida a los bajos niveles de agua como consecuencia de la prolongada sequía. La mayor producción de carne también debilita la demanda de importaciones, que bajará 17% durante el periodo de 10 años a 2033. Dichas tendencias representan una combinación de la base de recursos de China y los indicios de un impulso para mejorar la autosuficiencia de los productos cárnicos, pero también su recuperación de la PPA. Este proceso aceleró la intensificación de su industria porcina e inició la inversión en la producción adicional de carne de aves de corral. Por consiguiente, la carne de cerdo y la de aves de corral representan el mayor porcentaje de las decrecientes importaciones de carne, aunque aún se espera que las importaciones de bovino aumenten 1.3% anual durante el próximo decenio. Es probable que gran parte de esta demanda se cubra al incrementar las exportaciones de Australia, país con una ubicación favorable y que ya es uno de los cinco mayores proveedores de carne de bovino para China.
Se espera que las exportaciones netas de la región suban 13% durante el periodo de las Perspectivas; dos tercios de ellas se atribuirán a China y casi un tercio a Australia y Nueva Zelandia en conjunto. El crecimiento de las exportaciones de China es impulsado sobre todo por el pescado, en tanto que el de Australia y Nueva Zelandia se deriva de carne, azúcar, legumbres y lácteos. Si bien la región de Oceanía es una gran exportadora mundial de varios otros productos, se espera que muchos de ellos se contraigan durante el próximo decenio. Se espera que las exportaciones de trigo de Australia bajen 9%, debido a la menor producción, pero aún conservará una participación de 10% de las exportaciones mundiales y no deberá subestimarse su importancia como proveedor en el contexto de la guerra en curso. Nueva Zelandia representa 30% de las exportaciones mundiales de carne de ovino y 23% de las exportaciones mundiales de lácteos, esto a pesar de su pequeña superficie terrestre. Dada la creciente contracción de la tierra de pastoreo, que se espera baje aún más durante el periodo de las Perspectivas, se espera que las exportaciones de lácteos aumenten solo 6%, y las de carne de ovino podrían contraerse ligeramente. Asimismo, se espera que posteriormente, la participación de Nueva Zelandia en las exportaciones mundiales de ambos productos disminuya.
Cuadro 2.1. Indicadores regionales: Asia Desarrollados y Asia Oriental
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Promedio |
% |
Crecimiento2 |
|||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
2011-13 |
2021-23 (base) |
2033 |
Base a 2033 |
2014-23 |
2024-33 |
||
Supuestos macro |
|||||||
Población (‘000) |
1 571 213 |
1 632 941 |
1 608 552 |
-1.49 |
0.29 |
-0.16 |
|
PIB per cápita1 (kUSD) |
10.03 |
14.02 |
19.20 |
36.98 |
3.22 |
2.77 |
|
Producción (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Valor neto de la producción agrícola y pesquera3 |
818.3 |
889.6 |
941.1 |
5.79 |
0.47 |
0.58 |
|
Valor neto de la producción agrícola3 |
415.1 |
446.9 |
461.9 |
3.37 |
0.59 |
0.42 |
|
Valor neto de la producción ganadera3 |
232.3 |
242.9 |
254.3 |
4.69 |
-0.05 |
0.31 |
|
Valor neto de la producción pesquera3 |
170.8 |
199.8 |
224.8 |
12.53 |
0.82 |
1.23 |
|
Cantidad producida (kt) |
|||||||
Cereales |
554 321 |
637 787 |
668 797 |
4.86 |
0.91 |
0.56 |
|
Legumbres |
7 384 |
9 156 |
10 194 |
11.34 |
3.08 |
0.75 |
|
Raíces y tubérculos |
40 843 |
54 000 |
57 548 |
6.57 |
3.24 |
0.26 |
|
Semillas oleaginosas4 |
44 402 |
63 507 |
69 553 |
9.52 |
4.77 |
0.64 |
|
Carne |
92 111 |
104 731 |
112 102 |
7.04 |
0.85 |
0.44 |
|
Lácteos5 |
9 195 |
10 551 |
11 482 |
8.83 |
1.36 |
0.62 |
|
Pescado |
60 758 |
71 734 |
80 778 |
12.61 |
0.97 |
1.23 |
|
Azúcar |
17 622 |
14 318 |
15 597 |
8.93 |
-0.99 |
0.97 |
|
Aceite vegetal |
22 832 |
31 570 |
35 903 |
13.73 |
2.18 |
0.79 |
|
Producción de biocombustible (Mnl) |
|||||||
Biodiésel |
1 462 |
3 268 |
3 452 |
5.63 |
9.90 |
-1.03 |
|
Etanol |
9 198 |
10 756 |
11 937 |
10.99 |
0.68 |
0.98 |
|
Uso de la tierra (kha) |
|||||||
Uso total de la tierra agrícola |
931 796 |
906 817 |
900 103 |
-0.74 |
0.01 |
-0.07 |
|
Uso total de la tierra para producción agrícola6 |
159 845 |
160 118 |
163 380 |
2.04 |
0.03 |
0.18 |
|
Uso total de la tierra para pastoreo7 |
771 952 |
746 698 |
736 723 |
-1.34 |
0.00 |
-0.12 |
|
Emisiones de GEI (Mt CO2-eq) |
|||||||
Total |
961 |
834 |
853 |
2.31 |
-1.55 |
0.26 |
|
Cultivos |
458 |
355 |
374 |
5.28 |
-2.77 |
0.50 |
|
Animal |
487 |
464 |
464 |
-0.05 |
-0.53 |
0.06 |
|
Demanda y seguridad alimentaria |
|||||||
Consumo diario de calorías per cápita8 (kcal) |
2 909 |
3 151 |
3 296 |
4.59 |
0.79 |
0.28 |
|
Consumo diario de proteínas per cápita8 (g) |
105.0 |
118.8 |
127.5 |
7.35 |
1.38 |
0.46 |
|
Consumo de alimentos per cápita (kg/año) |
|||||||
Alimentos básicos9 |
156.2 |
162.0 |
162.9 |
0.52 |
0.58 |
0.01 |
|
Carne |
40.6 |
45.8 |
49.0 |
7.04 |
1.73 |
0.54 |
|
Lácteos5 |
4.4 |
5.2 |
5.6 |
8.99 |
2.85 |
0.83 |
|
Pescado |
37.0 |
43.2 |
48.2 |
11.48 |
1.37 |
1.20 |
|
Azúcar |
11.5 |
11.5 |
12.9 |
12.32 |
-0.06 |
1.14 |
|
Aceite vegetal |
20.5 |
24.3 |
26.1 |
7.24 |
1.35 |
0.32 |
|
Comercio (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Comercio neto3 |
- 68 |
- 129 |
- 140 |
8.61 |
.. |
.. |
|
Valor de las exportaciones3 |
112 |
122 |
138 |
12.84 |
0.16 |
1.33 |
|
Valor de las importaciones3 |
180 |
251 |
278 |
10.66 |
2.71 |
0.82 |
|
Coeficiente de autosuficiencia (base de calorías)10 |
86 |
82 |
81 |
-0.77 |
-0.36 |
0.03 |
Notas: 1. Dólares estadounidenses constantes de 2010. 2. Tasas de crecimiento de mínimos cuadrados (véase el Glosario). 3. Sigue la metodología de FAOSTAT, con base en los productos básicos representados en el modelo Aglink-Cosimo. 4. Las semillas oleaginosas representan la soya y otras semillas oleaginosas. 5. Unidades equivalentes de sólidos de leche. 6. La superficie representa múltiples cosechas de cultivos arables. 7. Tierra para pastoreo. 8. Disponibilidad de alimentos, no ingesta. 9. Cereales, semillas oleaginosas, legumbres, raíces y tubérculos. 10. Producción / (Producción + Importaciones - Exportaciones)*100.
Fuentes: FAO (2024). Bases de datos Balances de alimentos e Índices comerciales de FAOSTAT, http://www.fao.org/faostat/es/#data; OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
2.2. Perspectivas regionales: Asia meridional y Sudeste asiático
Copy link to 2.2. Perspectivas regionales: Asia meridional y Sudeste asiático2.2.1. Datos de referencia
Fuerte demanda debida al sólido aumento de los ingresos y al crecimiento demográfico
La región Asia meridional y Sudeste asiático alberga 35% de la población mundial, lo cual la convierte en la más poblada de todas las que se incluyen en este capítulo. Poco más de la mitad de sus 2 700 millones de habitantes reside en la India. A la inversa, sus 575 Mha de tierra agrícola equivalen a apenas 12% del total mundial. Esto significa un promedio de 0.2 hectáreas (ha) de tierra agrícola por persona, solo un tercio del promedio mundial de 0.6 ha. Con el 10% adicional que se espera se sumarán al número de habitantes para 2033, las presiones sobre los recursos aumentarán, resaltando la importancia de obtener más ganancias en productividad, las cuales, en su momento, fueron fundamentales para posibilitar el crecimiento pasado. Dada la presión actual sobre su base de recursos, la sostenibilidad tendrá que ser el propósito central de los nuevos aumentos en productividad.
La región comprende a diversos países sumamente heterogéneos en términos de ingresos y nivel de desarrollo. En promedio, el nivel de ingresos de USD 3 273 per cápita es el segundo menor de las regiones incluidas en este capítulo, superando solo al África subsahariana. Sin embargo, los ingresos fluctúan entre USD 1 350 en sus países menos adelantados (PMA) y USD 12 488 en Malasia y más de USD 60 000 en Singapur. La urbanización avanza lentamente en toda la región y se espera que el porcentaje de habitantes que reside en zonas urbanas sobrepase 47% para 2033, en comparación con el promedio de 41% en 2021-2023.
Se espera que el crecimiento del ingreso per cápita, de casi 4% anual, supere al de todas las demás regiones de cara al próximo decenio. La resiliencia del aumento de los ingresos resultó obvia tras su repunte de la recesión inducida por la pandemia de COVID-19, así como un desempeño sólido ante las perturbaciones mundiales como la guerra, los crecientes costos de la energía y el endurecimiento monetario implementado en todo el mundo para frenar la espiral inflacionaria. En varios países que cuentan con reservas de energía o de productos básicos, el repunte inicial fue reforzado por el ciclo de alza de los precios de los productos básicos, el cual ha disminuido desde entonces.
Con el fuerte crecimiento económico, la proporción promedio de los alimentos en el gasto de los hogares en la región se redujo a menos de 17%. Sin embargo, en el caso de los PMA, esta proporción asciende a 27%.2 En estos países, donde los consumidores ya dedican un mayor porcentaje de su gasto total a los alimentos, la alta inflación al consumo —que promedió casi 10% de 2021 a 2023, con un pico de 11% en 2022— puede acarrear serias repercusiones para la seguridad alimentaria. Esto revela el creciente predominio de la inseguridad alimentaria moderada o grave en el Sudeste asiático en 2021. Si bien el sólido aumento de los ingresos dio paso a una ligera mejora desde entonces, la inseguridad alimentaria y el predominio de la subalimentación en Asia meridional y Sudeste asiático se mantienen muy por arriba de los niveles previos a la pandemia.
Tener una población en crecimiento, cada vez más urbanizada y con un poder de compra al alza, implica que el crecimiento de la demanda de productos alimentarios se mantendrá firme. No obstante, la evolución de las preferencias del consumidor es menos clara, especialmente en lo que se refiere a los productos de origen animal. Por lo común, la urbanización conlleva la expectativa de que el consumo de productos alimentarios de mayor valor, más procesados y de conveniencia se incrementará, pero una buena parte de los habitantes son vegetarianos (sobre todo en la India) o reacias a consumir carne de cerdo. Esta circunstancia es señal de divergencia en las tendencias alimentarias en comparación con otras regiones, aunque las propias de la región también son diversas y en algunos países es evidente el rápido crecimiento de la demanda de productos cárnicos.
La región ha mantenido una balanza comercial positiva bastante pequeña, pero en ella se encuentran varios grandes importadores y exportadores de diferentes productos agrícolas y alimentarios. La región del Sudeste asiático se considera uno de los principales actores en muchas cadenas de valor mundiales, como las de los productos pesqueros, la yuca, o las relacionadas con aceites vegetales y sus subproductos más procesados.3 En la actualidad, sus exportaciones representan un tercio de la producción agrícola y pesquera, y el arroz y el aceite vegetal mantienen un porcentaje del mercado mundial de 82% y 61%, respectivamente. A este respecto, los retos relacionados con los embarques en el Mar Rojo pueden afectar los resultados comerciales. El Canal de Suez constituye la ruta comercial más corta del Sudeste asiático a Europa. Las perturbaciones actuales en la zona han obligado a cambiar las rutas marítimas para evitarlas, lo cual retrasa y aumenta los costos de los embarques.
La región afronta dificultades trascendentales para impulsar la productividad y fomentar la innovación, sobre todo las restricciones causadas por una cantidad limitada de recursos, el cambio climático y una población en crecimiento. Pese a los avances previos, la región aún alberga a cerca de un tercio de la población subalimentada del mundo. Los continuos avances hacia la mejora de la seguridad alimentaria requerirán que los ingresos aumenten sostenidamente en un entorno mundial que brinda menos apoyo, caracterizado por una mayor fragmentación geopolítica y elevados costos comerciales. De ahí que las deliberaciones políticas clave incluyan la naturaleza y el alcance de los programas de intervención del mercado, así como la manera en que afectan las interacciones del mercado mundial.
2.2.2. Producción
Es primordial alcanzar un aumento de la productividad sostenible para compensar las restricciones de recursos
La región de Asia meridional y Sudeste asiático es la segunda mayor contribuyente al valor de la producción agrícola y pesquera mundial, después de la región de Asia Desarrollados y Asia Oriental. El crecimiento de 1.8% anual durante el periodo de las Perspectivas es uno de los más rápidos de todas las regiones, y se espera que alcance el mayor porcentaje del crecimiento mundial de la producción para 2033. Cerca de la mitad de su valor de producción agrícola se deriva de los cultivos, pero su participación disminuye dado el crecimiento más rápido de la producción ganadera.
Se espera que, para 2033, la producción agrícola aumente 17% en comparación con el periodo base 2021-2023, pese a que la tierra utilizada para este propósito solo se incrementará 3.5%. Las razones son la intensificación, los cambios en la mezcla de cultivos y el incremento de la productividad, que, combinados, aceleran el crecimiento del valor generado por hectárea de tierra agrícola, en comparación con el pasado. Un aumento de 17% en las tasas de aplicación de fertilizantes, debido a la normalización de los precios tras los picos registrados en 2022, contribuirá al aumento estimado de la productividad.
La región contribuye de manera destacada a la producción mundial de diversos productos alimentarios, entre ellos el arroz, el trigo, el aceite vegetal, las legumbres y el azúcar. Aparte de las legumbres y el aceite vegetal, en los que permanece estable, se espera que la participación de la región en la producción mundial de todos estos productos, aumente. La producción de cereales en la región se concentra en la India, Indonesia, el Pakistán y los PMA, como Bangladesh, Camboya y Myanmar. La mitad proviene tan solo de la India y 15%, de los PMA. El crecimiento de la producción de cereales también se concentra en la India, la cual representa 80% y 45%, respectivamente, del crecimiento de la producción de trigo y arroz. Si bien se espera que la superficie sembrada con trigo de la India se expanda 7%, el crecimiento de la producción de arroz se basa casi exclusivamente en el rendimiento. Asimismo, se espera que los PMA aporten 27% del crecimiento de la producción de arroz, mediante una pequeña expansión de la superficie de 3.3% para 2033 y un aumento del rendimiento de 1.5% anual durante el periodo de 10 años.
El dominio de la India también se extiende al azúcar, de cuya producción regional representa casi 60%; sin embargo, se espera que esta participación disminuya ya que el crecimiento de 1.9% anual en Tailandia es suficiente para incrementar su participación en la producción regional a 21% para 2033, frente al 17% registrado en el periodo base 2021-2023. El crecimiento de Tailandia se basa en la productividad, ya que un pequeño aumento de 5% de la superficie de caña de azúcar contrasta con una mejora de 24% del rendimiento para 2033 en relación con el periodo base. Los aumentos serían respaldados por las mejoras en las variedades y en las mayores tasas de extracción.
Encabezada por Malasia e Indonesia, la región de Asia meridional y Sudeste asiático contribuye con 44% y 88%, respectivamente, a la producción mundial de aceite vegetal y la de aceite de palma. El sector del aceite de palma enfrenta grandes restricciones, como los temas de sostenibilidad y una menor aceptación del consumidor, sobre todo en los países de ingresos altos. Al combinar estas restricciones con su vulnerabilidad ante los cambios de clima, los múltiples trastornos relacionados con las condiciones meteorológicas prevalecientes en años recientes, las dificultades en la movilidad laboral y los altos costos financieros, queda claro que los incentivos para replantar las envejecidas plantaciones de palma aceitera han sido limitados, aunque dichas plantaciones se necesitarían para alcanzar el aumento del rendimiento que respaldaría el crecimiento de la producción. Bajo las condiciones de referencia, se espera que la producción regional de aceite de palma se incremente solo 0.7% anual, en comparación con casi 3% anual durante el decenio pasado. Se espera que Indonesia represente tres cuartas partes de la producción adicional de aceite de palma.
Se espera que, para 2033, el valor de la producción ganadera regional aumente 38%, cifra suficiente para que su participación en el valor agregado agrícola total alcance más de 30%, en comparación con solo 27% en el periodo base 2021-2023. Este crecimiento es sustentado por la cada vez mayor producción de lácteos, sobre todo en la India y el Pakistán, que generan más de 90% de dicha producción en la región. El crecimiento de la producción de leche de 38% se deriva de un incremento de 23% en el número de vacas y de 13% en el rendimiento de la leche por vaca. Dos tercios de la expansión del inventario de vacas en la región se le atribuyen a la India.
En el crecimiento de la producción de carne predomina la de aves de corral, que ya representa la mitad de la producción total de carne en el periodo base y también el 55% de su crecimiento. El crecimiento del sector se debe en gran parte a la mejora en el proceso de reproducción y a la mayor intensidad de forraje. La producción regional de carne de cerdo es limitada y se concentra sobre todo en Viet Nam y Tailandia. Tailandia se recuperó ya del devastador brote de PPA surgido en 2018 y el crecimiento de 3.6% anual basta para que, en 2033, represente la mitad del crecimiento de la producción de carne de cerdo. Se espera que la producción de carne de bovino aumente 2% anual y que, para 2033, la India y el Pakistán mantengan su participación combinada de 70% de la producción total.
La producción pesquera equivale a 22% de la producción agrícola total, más que en la mayoría de las otras regiones. Sin embargo, el crecimiento de 12% para 2033 es el más lento de los tres subsectores, lo cual reduce su contribución a lo largo del tiempo. Si bien la expansión de la pesca de captura es limitada por la escasez de recursos, el crecimiento de la acuicultura ha sido de tal magnitud que en 2023 superó a la pesca de captura. Se espera que, para 2033, la acuicultura represente 54% de la producción total, ya que el crecimiento se desacelera a 2% anual, comparado con más de 5% en el decenio pasado. Ello refleja la focalización cada vez mayor en la sostenibilidad en el espacio de políticas públicas.
El total de emisiones directas de GEI de la agricultura aumentará 7.2% para 2033 en comparación con el periodo 2021-2023, impulsadas por una combinación de las emisiones de la ganadería y de los cultivos. Si bien las emisiones relacionadas con los cultivos aumentarán 7.3%, las relacionadas con la ganadería, reflejo de la expansión de los rebaños de rumiantes, aumentarán 0.6% anual, ritmo ligeramente mayor que el del decenio pasado. Para 2033, 29% de las emisiones mundiales de GEI relacionadas con la agricultura se atribuirán a la región, más que a cualquier otra, y dicho porcentaje también será ligeramente mayor que el 28% atribuible a ella en el periodo base. En las Perspectivas de este año se presenta un escenario que simula el impacto de reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro, y el desperdicio de alimentos en los niveles de venta al por menor y al consumidor hacia 2030 (meta 12.3 de los ODS). En el escenario se estima que las emisiones agrícolas regionales totales podrían reducirse 4.8% en relación con el nivel de referencia, y que la ingesta de calorías mejoraría. Lo anterior implica que, para 2030, las emisiones de GEI de la agricultura podrían incrementarse solo 0.5% con respecto al nivel promedio registrado en el periodo base 2021-2023.
2.2.3. Consumo
Distintas preferencias regionales en la demanda, pero la India sigue predominando en la región
Tras avanzar en gran medida en la mejora de la seguridad alimentaria, la combinación de la reducción del ingreso por la pandemia de COVID-19 y la alta inflación posterior de los precios de los alimentos, justo cuando los niveles de ingreso empezaban a recuperarse, perjudicó seriamente la asequibilidad de los alimentos. Por consiguiente, pese a algunas mejoras moderadas alcanzadas en 2022, la prevalencia de la inseguridad alimentaria y la subalimentación se mantiene muy por debajo de los niveles previos a la pandemia. Se espera que, gracias al sólido crecimiento de los ingresos y al menor precio de los productos básicos agrícolas, las mejoras en la disponibilidad de calorías se aceleren. Se prevé que, para 2033, la disponibilidad promedio de calorías para su consumo aumentará 270 kcal/persona/día, para así superar las 2 800 kcal, justo 5% por debajo del promedio mundial. Si se toma en cuenta el desperdicio doméstico, se reduce a 1 455 kcal/persona/día. La pérdida y el desperdicio de alimentos en la región son comparativamente altos: según estimaciones, 22% por arriba del promedio mundial. Más de la mitad de las calorías perdidas o desperdiciadas se atribuyen a los cereales, lo cual demuestra su predominio en la canasta de consumo, y 12% adicional se atribuye a las frutas y verduras (Figura 2.6). En el escenario de las Perspectivas, en el cual la pérdida y el desperdicio de alimentos podrían reducirse a la mitad para 2033 —según se contempla en las metas de los ODS—, la ingesta de calorías en la región podría aumentar 6.2% con respecto al nivel de referencia, el número de personas subalimentadas en la región podría bajar 24% y, al mismo tiempo, podrían reducirse las emisiones de GEI. Esto implica que, para 2030, la ingesta de calorías podría aumentar 14.6% con respecto al nivel promedio en el periodo base 2021-2023, y el número de personas subalimentadas en la región bajaría 165 millones.
Por lo común se esperaría que la combinación del aumento del poder de compra y una constante, aunque lenta, urbanización cambiara los hábitos alimentarios para incluir productos con mayor densidad calórica y nutritiva (Reardon et al., 2014[2]; Kelly, 2016[3]; Law, Fraser and Piracha, 2020[4]). Sin embargo, la mezcla de productos es determinada también por las preferencias un tanto singulares de la región, puesto que una gran proporción de la población es vegetariana. De esta manera, la ingesta de calorías comprende una mezcla de cereales, productos lácteos, aceite vegetal, azúcar y legumbres, con una aportación comparativamente pequeña de carne.
Los cereales aún representan 53% de las calorías disponibles para su consumo en la región. Si bien su popularidad se mantiene —según muestra el nuevo aumento registrado del consumo per cápita de trigo (1.1% anual) y arroz (0.2% anual)—, se espera una lenta diversificación. En varios países, como Viet Nam, la República Islámica del Irán y Tailandia, el consumo per cápita de arroz bajará a expensas del trigo. Además, se espera que, para 2033, la participación de los cereales en el total de calorías consumidas se reduzca 52%, en tanto que las calorías obtenidas de los lácteos, el aceite vegetal, las frutas y las verduras, aumentarán moderadamente.
La ingesta promedio de proteínas sigue muy por debajo del nivel mundial, pero con aumentos de casi 9g/persona/día para 2033, se espera que el déficit se aproxime a 14%. Esto se deriva del creciente consumo de productos lácteos y de proteínas vegetales, combinado con una aportación más pequeña pero positiva del crecimiento del consumo de carne. El consumo per cápita de lácteos en la región se ubica ya en 16% por arriba del promedio mundial, y se espera que para 2033 crezca a 35%. Este panorama es algo sesgado en el caso de la India, donde los lácteos representan 27% de las proteínas adicionales y otro 15% corresponde a las legumbres. En Malasia, Viet Nam, Filipinas e Indonesia, la carne predomina, al contribuir con 84%, 62%, 49% y 28%, respectivamente, de la proteína adicional. El crecimiento del consumo de carne en la región parte de una base pequeña de solo 33% del promedio mundial en el periodo base 2021-2023, pero se espera que aumente a casi 40% para 2033. A nivel regional, más de la mitad del crecimiento del consumo de carne se atribuye a la de aves de corral, pero en Viet Nam y Tailandia, el principal impulsor corresponde a la carne de cerdo.
La región de Asia meridional y Sudeste asiático es responsable de 16% del uso mundial de forraje animal y el mayor porcentaje se atribuye a la India, aunque también las cantidades de Indonesia y Viet Nam son significativas. Se espera que, para 2033, el uso de forraje en la región se aumente 25% en comparación con el periodo base 2021-2023, debido a la combinación de la expansión de los rebaños y la creciente intensidad del uso de forraje en la producción de carne y lácteos. Se espera que la evolución de las prácticas de producción, la tecnología y la genética, combinadas con la participación cada vez mayor de la carne de aves de corral en la mezcla de producción de carne, respalden mejoras considerables en la conversión de forraje, al expandir el uso de este a un ritmo más lento que la producción de carne y leche. Se espera que, para 2033, el uso de maíz y harina proteica, los principales ingredientes del forraje, aumenten 31% y 26%, respectivamente; esto implica que la proporción combinada de dichos ingredientes aumentará a 57%.
La región es un destacado usuario de biocombustibles y representa 8% del uso de etanol y 23% del uso de biodiésel a nivel mundial. Se espera también que se convierta en un importante impulsor del crecimiento, al representar casi 35% y 39% del crecimiento esperado en el uso mundial de etanol y biodiésel para 2033. En el caso del etanol, estas cifras se atribuyen sobre todo a la India, donde se espera que el etanol basado en caña de azúcar contribuya de manera sustancial a alcanzar una tasa de mezcla de 15% para 2025 y de 17% para 2033. En el caso del biodiésel, el crecimiento en el Sudeste asiático es apuntalado por la creciente demanda de combustible para transporte y para usos industriales. Tailandia desarrolló objetivos de mezcla como parte de su Plan de Desarrollo de Energía Alternativa, y se espera que la tasa de mezcla de Indonesia se mantenga por arriba de su ambicioso objetivo de 30%. Por consiguiente, se espera que el uso de biodiésel en Indonesia aumente 56% durante el periodo de las Perspectivas, para representar más de 80% del uso adicional de biocombustibles en la región y reducir su dependencia de los combustibles fósiles importados. También dirigiría los suministros nacionales del aceite de palma al mercado de biodiésel, brindando un mercado regular y una estabilidad de precios que podría reactivar la inversión en la renovación de las plantaciones de palma aceitera.
2.2.4. Comercio
La disminución de las exportaciones de la India encabeza la transición a importaciones netas para la región
La dinámica comercial de la región de Asia meridional y Sudeste asiático está en proceso de cambio y se espera que el pequeño superávit comercial en el periodo base se convierta en un déficit en 2029. La India destaca como el principal impulsor de dicho cambio. Se espera que, para 2033, el superávit comercial de este país, el mayor exportador neto histórico de la región, alcance solo 22% del nivel del periodo base, que es mucho menor que el de Indonesia y Tailandia. Se espera que el Sudeste asiático mantenga un superávit moderado pero constante, en tanto que las importaciones netas de los PMA y otros países en desarrollo, seguirán en aumento. Por consiguiente, el efecto neto es que, para 2033, el déficit comercial de la región equivaldrá a casi 60% del superávit registrado durante el periodo base 2021-2023.
Se espera que el total de exportaciones netas de la región se contraiga 6.5% durante los próximos 10 años. Los productos de exportación son mayormente aceite vegetal, arroz, frutas y azúcar. Las exportaciones de aceite vegetal provienen sobre todo de Malasia e Indonesia, los mayores exportadores de aceite de palma del mundo, pero es limitado su potencial de incremento: solo 2.5% para el periodo de 10 años, debido a su participación decreciente de las exportaciones mundiales. En cambio, se espera que las exportaciones de arroz y azúcar aumenten con rapidez 2.8% y 2.2% anual, respectivamente. Esto permitirá que la participación de la región en las exportaciones mundiales aumente a 86% y 27%, respectivamente, para 2033. Más de la mitad del crecimiento de las exportaciones de arroz se atribuye a PMA como Myanmar y Camboya, 25% más a Tailandia y otro 12% de Viet Nam. El crecimiento de las exportaciones de azúcar corresponde casi exclusivamente a Tailandia. En la actualidad, la región aporta más de una cuarta parte de las exportaciones mundiales de pescado, pero se espera que esa participación disminuya debido a la fuerte demanda interna en la región.
Dado que una proporción considerable del comercio se realiza dentro de la región, la combinación de trastornos en las principales rutas de embarques, como la contracción del nivel de agua en el Canal de Panamá y el conflicto en el Mar Rojo que afecta el tránsito a través del Canal de Suez, es un reto enorme. En tanto continúe el conflicto, el comercio del Sudeste asiático a Europa y África del Norte tendrá que cambiar de ruta evitando el Canal de Suez y rodeando el Cabo, lo cual retrasará los embarques y aumentará sus costos, lo cual podría alterar las cadenas de suministro.
En consonancia con el fuerte crecimiento de la demanda, la dependencia regional de las importaciones va en aumento y se espera que su facturación total de importaciones de productos alimentarios y agrícolas sea 26% más alta para 2033 que en el periodo base 2021-2023. Se prevé que la dependencia de las importaciones aumente para la mayoría de los productos básicos, junto con la participación de la región en las importaciones mundiales. Las importaciones de productos cárnicos y lácteos son comparativamente menores en la canasta total de importaciones, cuyos principales productos son el trigo, el maíz, la harina proteica, la soya, las frutas y el algodón.
Cuadro 2.2. Indicadores regionales: Asia meridional y Sudeste asiático
Copy link to Cuadro 2.2. <strong>Indicadores regionales: Asia meridional y Sudeste asiático</strong>
Promedio |
% |
Crecimiento2 |
|||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
2011-13 |
2021-23 (base) |
2033 |
Base a 2033 |
2014-23 |
2024-33 |
||
Supuestos macro |
|||||||
Población (‘000) |
2 444 747 |
2 737 645 |
3 020 406 |
10.33 |
1.08 |
0.88 |
|
PIB per cápita1 (kUSD) |
2.43 |
3.27 |
4.96 |
51.57 |
2.63 |
3.89 |
|
Producción (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Valor neto de la producción agrícola y pesquera3 |
602.3 |
734.3 |
894.7 |
21.85 |
1.94 |
1.84 |
|
Valor neto de la producción agrícola3 |
338.8 |
377.1 |
442.3 |
17.29 |
1.31 |
1.40 |
|
Valor neto de la producción ganadera3 |
143.9 |
199.1 |
274.7 |
37.99 |
2.84 |
3.01 |
|
Valor neto de la producción pesquera3 |
119.6 |
158.1 |
177.8 |
12.42 |
2.39 |
1.25 |
|
Cantidad producida (kt) |
|||||||
Cereales |
516 668 |
592 977 |
697 216 |
17.58 |
1.72 |
1.51 |
|
Legumbres |
27 024 |
33 283 |
41 617 |
25.04 |
2.64 |
2.10 |
|
Raíces y tubérculos |
40 956 |
54 609 |
70 018 |
28.22 |
2.83 |
2.04 |
|
Semillas oleaginosas4 |
31 384 |
39 194 |
45 026 |
14.88 |
4.58 |
1.35 |
|
Carne |
32 329 |
41 110 |
55 318 |
34.56 |
1.70 |
2.65 |
|
Lácteos5 |
30 718 |
46 555 |
64 592 |
38.74 |
3.79 |
3.06 |
|
Pescado |
42 475 |
57 208 |
65 316 |
14.17 |
2.67 |
1.26 |
|
Azúcar |
49 303 |
57 790 |
67 769 |
17.27 |
1.27 |
1.68 |
|
Aceite vegetal |
73 401 |
99 186 |
110 363 |
11.27 |
2.97 |
0.80 |
|
Producción de biocombustible (Mnl) |
|||||||
Biodiésel |
4341.54 |
15485.34 |
23118.87 |
49.30 |
15.45 |
2.05 |
|
Etanol |
4 585 |
9 852 |
19 012 |
92.98 |
8.49 |
4.68 |
|
Uso de la tierra (kha) |
|||||||
Uso total de la tierra agrícola |
549 474 |
573 337 |
586 198 |
2.24 |
0.53 |
0.18 |
|
Uso total de la tierra para producción agrícola6 |
319 057 |
346 154 |
358 119 |
3.46 |
0.94 |
0.28 |
|
Uso total de la tierra para pastoreo7 |
230 417 |
227 183 |
228 079 |
0.39 |
-0.08 |
0.04 |
|
Emisiones de GEI (Mt CO2-eq) |
|||||||
Total |
1 571 |
1 693 |
1 815 |
7.20 |
0.88 |
0.56 |
|
Cultivos |
657 |
679 |
728 |
7.27 |
0.59 |
0.53 |
|
Animal |
895 |
993 |
1 063 |
7.00 |
1.05 |
0.57 |
|
Demanda y seguridad alimentaria |
|||||||
Consumo diario de calorías per cápita8 (kcal) |
2 369 |
2 541 |
2 810 |
10.55 |
0.65 |
0.90 |
|
Consumo diario de proteínas per cápita8 (g) |
62.1 |
69.9 |
78.6 |
12.45 |
1.1 |
1.2 |
|
Consumo de alimentos per cápita (kg/año) |
|||||||
Alimentos básicos9 |
169.0 |
171.3 |
186.4 |
8.86 |
0.23 |
0.66 |
|
Carne |
8.6 |
9.3 |
11.3 |
21.54 |
0.18 |
1.72 |
|
Lácteos5 |
13.1 |
16.9 |
21.2 |
25.41 |
2.33 |
2.11 |
|
Pescado |
14.7 |
17.4 |
18.7 |
7.46 |
1.23 |
0.58 |
|
Azúcar |
19.2 |
20.4 |
22.0 |
7.55 |
0.72 |
0.65 |
|
Aceite vegetal |
8.2 |
9.7 |
10.6 |
9.45 |
0.87 |
0.75 |
|
Comercio (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Comercio neto3 |
46 |
43 |
-25 |
-157.24 |
.. |
.. |
|
Valor de las exportaciones3 |
188 |
247 |
231 |
-6.54 |
3.07 |
-0.23 |
|
Valor de las importaciones3 |
142 |
204 |
256 |
25.55 |
2.16 |
2.12 |
|
Coeficiente de autosuficiencia (base de calorías)10 |
102.5 |
97.6 |
95.1 |
-2.56 |
-0.14 |
-0.16 |
Notas: 1. Dólares estadounidenses constantes de 2010. 2. Tasas de crecimiento de mínimos cuadrados (véase el Glosario). 3. Sigue la metodología de FAOSTAT, con base en los productos básicos representados en el modelo Aglink-Cosimo. 4. Las semillas oleaginosas representan la soya y otras semillas oleaginosas. 5. Unidades equivalentes de sólidos de leche. 6. La superficie representa múltiples cosechas de cultivos arables. 7. Tierra para pastoreo. 8. Disponibilidad de alimentos, no ingesta. 9. Cereales, semillas oleaginosas, legumbres, raíces y tubérculos. 10. Producción / (Producción + Importaciones - Exportaciones)*100.
Fuentes: FAO (2024). Bases de datos Balances de alimentos e Índices comerciales de FAOSTAT, http://www.fao.org/faostat/es/#data; OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
2.3. Perspectivas regionales: África subsahariana
Copy link to 2.3. Perspectivas regionales: África subsahariana2.3.1. Datos de referencia
La seguridad alimentaria para una población en aumento sigue siendo un gran desafío
La región del África subsahariana (en adelante, ASS) es una región grande y diversa que abarca 19% de la tierra agrícola del mundo y, sin embargo, aporta solo 7% del valor de la producción agrícola mundial. Alberga a 1 100 millones de personas, es decir, 14% de la población mundial, y su perfil demográfico es singular. Entre las regiones analizadas en este capítulo, su población es la más joven, su tasa de crecimiento demográfico es la más rápida, y es una de las menos urbanizadas, seguida únicamente por Asia meridional y Sudeste asiático. Para 2033, se espera que los 1 500 millones de habitantes del ASS representen 17% de la población mundial. La mitad de sus habitantes residirá en zonas urbanas para 2033, en comparación con 43% del periodo base 2021-2023 y de solo 32% hace 20 años. Coincidente con esta tendencia, la tasa de crecimiento demográfico es tal que es una de solo dos regiones en las que el tamaño absoluto de la población rural aún va en aumento.
A pesar de las diferencias en cuanto a recursos naturales, muchas economías de la región dependen en gran medida de los productos básicos a partir de recursos naturales, como los petrolíferos, mineros y agrícolas. En promedio, la agricultura, la silvicultura y la pesca representaron 10% del producto económico de la región entre 2021 y 2023. Sin embargo, en varios PMA, esta proporción es mucho mayor; según datos del Banco Mundial, Kenya registra 21%, Malawi 22%, y Malí, un alto 36%. La gran dependencia de la agricultura que predomina en la economía incrementa los efectos de la volatilidad del sector sobre los medios de vida, pero también implica que diversificar la producción más allá de los cultivos orientados solo a la seguridad alimentaria podría contribuir en gran medida a la generación de ingresos y al desarrollo económico. Los precios fuertes de los productos básicos fueron un factor clave que sustentó la recuperación inicial —aunque lenta— de la recesión inducida por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, el impulso se frenó a medida que nuevos trastornos, como la guerra, la crisis energética y el brusco aumento del costo de vida afectaron el desempeño económico y la inflación en el mundo entero. Ante el endurecimiento de las condiciones financieras y la desaceleración de la demanda internacional, la moneda de muchos países se depreció, provocando un nuevo aumento de la inflación y en algunos casos, una mayor preocupación por las reservas de divisas. La región tiene medios limitados para respaldar una recuperación rápida, pues los problemas financieros ya se han generalizado. En 2023, el ingreso per cápita aumentó menos de 0.5% a nivel regional, y se espera que en 2024 se mantenga por debajo de 1%. Si bien se esperaría que, al asegurar condiciones mundiales más fáciles y bajar la inflación a mediano plazo se fortalecería el crecimiento, el crecimiento demográfico es de tal magnitud, que, según se prevé, el ingreso per cápita apenas aumentará 0.9% anual durante el periodo de las Perspectivas.
Los niveles promedio de ingresos en el ASS son ya los más bajos del mundo, y su aumento previsto es insuficiente para cerrar la brecha perceptiblemente. Se espera que, para 2033, el nivel promedio de ingresos llegue a USD 1 876 en dólares constantes de 2010, cifra que aún es solo 14% del promedio mundial. En los PMA como Etiopía, la brecha es incluso mayor: el ingreso se mantiene por debajo de USD 1 000, en tanto que en Sudáfrica asciende a USD 8 687. Como es de esperarse, los hogares con tales niveles bajos de ingresos gastan un porcentaje mayor de estos en alimentos, que cualquier otra región incluida en este capítulo. En promedio, en toda la región del ASS la proporción es de 23%, aunque varía entre uno y otro país: por ejemplo, los PMA de la región gastan 31% en promedio.4 Esta gran proporción del presupuesto destinado a la compra de alimentos eleva la vulnerabilidad a los picos de precios. Asimismo, muestra que, rodeados por un cúmulo de trastornos en todo el mundo, la inflación promedio de los alimentos, de 15% durante el periodo 2021-2023, contribuyó considerablemente a aumentar la prevalencia de la subalimentación, así como la inseguridad alimentaria moderada o grave durante los tres años pasados. En la publicación de la FAO El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (FAO, 2023[5]) se señala que en 2022, más de 300 millones de personas enfrentaban condiciones de inseguridad alimentaria grave en la región, un tercio del total mundial. A medida que los precios de los productos básicos agrícolas bajen, será esencial revertir el deterioro de la seguridad alimentaria. Hacerlo requerirá que múltiples partes interesadas sigan un enfoque integral para mejorar la asequibilidad en la región.
Pese al limitado poder de compra y a la baja ingesta de calorías per cápita, por su gran número de habitantes, la región aún representa una gran proporción del consumo mundial, sobre todo de los alimentos básicos. En el periodo base 2021-2023, equivalía a 35% del consumo mundial de raíces y tubérculos y a 13% del de los cereales. Pese a la notoria variación entre los distintos países, en el ASS en su conjunto, las tasas de autosuficiencia de la mayoría de los alimentos básicos están disminuyendo, ya que el crecimiento del suministro interno no logró mantener la tasa de crecimiento demográfico.
El África subsahariana es una región agroecológicamente diversa con abundancia de tierras, la cual representa 16% de las tierras de cultivo y 20% de las de pastoreo mundiales. Pese a su alta proporción del uso de la tierra a nivel mundial, las prácticas de producción suelen ser de carácter menos intensivo y predominan los sistemas de secano. Si bien la región en su conjunto se considera abundante en tierras, se observan grandes diferencias entre los países en términos de disponibilidad de tierras y de estructuras agrícolas. En algunas zonas, resulta evidente el surgimiento de más productores agrícolas a mediana escala (Jayne et al., 2016[6]), en tanto que, en otras, el sector agrícola es presionado por la escasez de tierras y la disminución del tamaño de las parcelas. Grandes zonas de tierra arable disponible se ubican en zonas alejadas, mal conectadas con los mercados y la infraestructura, condiciones que incrementan los ya altos costos de transporte y a menudo generan grandes diferencias entre los mercados y una extrema volatilidad de los precios locales. Dicha volatilidad se agrava con la imprevisibilidad de la cosecha de los sistemas de producción de secano y bajos insumos generalizados entre los productores a pequeña escala de la región. También señala que es particularmente vulnerable al posible impacto del cambio climático. Esta volatilidad es evidente en los últimos años, cuando la sequía registrada en África Oriental provocó problemas extremos para la seguridad alimentaria; mientras que la sequía relacionada con El Niño ocurrida en África meridional en 2024 redujo considerablemente la producción de alimentos de la región, con los consecuentes y fuertes aumentos de precios en un momento en que los precios de los mercados mundiales están disminuyendo. Las prácticas de producción resilientes al clima serán decisivas para mejorar la resiliencia y sustentar el crecimiento de la región.
Los principales retos que la región enfrenta se relacionan con la reducción del hambre y la mejora de la seguridad alimentaria, en un entorno caracterizado por ingresos persistentemente bajos y patrones meteorológicos extremos cada vez más imprevisibles vinculados con el cambio climático. A pesar de los avances y éxitos alcanzados en determinados países, la productividad en la mayor parte de la región es persistentemente baja. Podrían surgir algunas oportunidades de incrementar el comercio intrarregional, pero para mejorar la competitividad es necesario reducir los costos relacionados con el comercio. Aún se espera que las importaciones a la región aumenten, que el mercado mundial se fragmente cada vez más y se sufran perturbaciones en los sistemas logísticos; por consiguiente, la mayor oportunidad de la región de mejorar la seguridad alimentaria consiste en cerrar la brecha de productividad de manera sostenible, mejorar el acceso al mercado y aumentar la eficacia del comercio regional.
2.3.2. Producción
Es fundamental aumentar la productividad a medida que la expansión de las tierras se desacelera
Se espera que, durante el próximo decenio, el valor de la producción agrícola y pesquera aumente 27%, lo que significa un incremento anual promedio de 2.2%. El aumento sigue siendo más lento que el crecimiento demográfico regional, lo que implica que el valor de la producción per cápita seguirá disminuyendo, en consonancia con la tendencia observada desde 2015 (Figura 2.9). La producción agrícola aporta la mayor parte del valor agrícola con 72%, la mayor proporción entre las diversas regiones incluidas en este capítulo, y el crecimiento es tal que se prevé un aumento marginal adicional para 2033. Lo anterior contrasta con el crecimiento de menos de 1% anual en la producción pesquera e implica una proporción decreciente del valor total, en tanto que el crecimiento de la producción ganadera, de 2.2% anual, es suficiente para sostener su participación de 17%.
Se espera que el uso total de la tierra agrícola aumente ligeramente y que para 2033 sea solo 2% mayor que en el periodo base. La cifra equivale a solo la mitad de la expansión ocurrida durante el decenio pasado y marca una gran desaceleración en una región considerada como abundante en tierras. Sin embargo, la abundancia se concentra en unos cuantos países (Chamberlin, Jayne and Headey, 2014[7]), y en muchos otros la expansión es restringida por la fragmentación de la tierra, los problemas derivados de su degradación, los conflictos, la deficiente conexión con los mercados y la presencia de otros usos que compiten, como la minería y el gran crecimiento urbano. Dentro de la expansión limitada, hay también cierta redistribución, ya que la expansión de 18 Mha de la zona de cultivo es parcialmente compensada con una reducción de 1.3 Mha de la tierra utilizada para pastoreo. Se esperan pocos cambios en la mezcla de cultivos y la combinación de maíz, otros cereales secundarios, raíces y tubérculos representará casi la mitad del uso total de la tierra para cultivo para 2033. Entre estos productos básicos, la participación del ASS a la producción mundial también aumentará y que, para 2033, representará 38% de la producción mundial de raíces y tubérculos, así como 8% y 16% de la producción mundial de maíz y otros cereales secundarios, respectivamente. También se produce mucho algodón, sobre todo en los PMA de la región, que aportan dos tercios de su producción regional. Benin y Burkina Faso son productores destacados de algodón.
Se espera que, para 2033, la producción agrícola de productos alimentarios del ASS se incremente casi 30% y que el valor real de la producción agrícola, expresada por unidad de tierra agrícola utilizada, aumente 2.3% anual, es decir, se acelerará en comparación con el decenio pasado. Esto refleja la combinación del aumento de la productividad y la intensificación. La expansión proyectada de la superficie cosechada excede a la del uso de la tierra en 20%, lo cual indica que el cultivo doble podría aumentar. Esta práctica prevalece en muchas de las regiones tropicales con precipitaciones bimodales, así como en las zonas de regadío del África austral. Se espera que la expansión de los cultivos de arroz, en especial en Nigeria, se vea beneficiada de la cada vez mayor prevalencia de cosechas anuales múltiples. A pesar del gran potencial de recursos, las brechas de rendimiento son aún considerables en comparación con lo logrado en otras partes del mundo. El crecimiento observado durante el periodo de las Perspectivas es tal, que la brecha con los niveles mundiales promedio se estrecha en casi todos los cultivos, pero las iniciativas para cerrarla por completo se ven aún restringidas por el uso limitado de insumos, la lenta adopción de tecnología de semillas en muchos países y la deficiente infraestructura de riego. Esto también incrementa la vulnerabilidad a los fenómenos climáticos extremos, como las sequías e inundaciones que con frecuencia perturban la producción de alimentos. A pesar de la entrega generalizada de subsidios a los fertilizantes, su uso es el más bajo de todas las regiones. Se prevé que, durante el periodo de las Perspectivas, dicho uso aumentará 19%, pero aún se espera que la aplicación por hectárea sea inferior a 20% del promedio mundial (Figura 2.10). Las acciones dirigidas a alcanzar tasas de aplicación óptimas siguen siendo restringidas por la asequibilidad, debido en parte al alto costo de los fertilizantes importados en la región, los cuales se elevan por los altos costos de logística. No obstante, a medida que las prácticas de producción evolucionen, las variedades de semillas mejoren y las tasas de aplicación de fertilizantes aumenten, se espera un notorio crecimiento de los rendimientos: 1.6% anual para el maíz, 2% anual para otros cereales secundarios, 1.5% anual para el arroz y 1.2% anual para el algodón.
Se espera que el crecimiento de la producción ganadera sea encabezado por los lácteos, en los que un aumento de 28% para 2033 equivale a 8.3 Mt de la producción adicional de leche, en comparación con 3.3 Mt de carne adicional. En la actualidad, la carne de bovino constituye la mayor parte de la producción de carne, pero se espera que el crecimiento del sector avícola sea más rápido, lo cual le permitirá representar 30% de la carne adicional producida para 2033, en comparación con 38% de la carne de bovino y 17% de la carne de ovino. Con pocas excepciones, los sistemas de producción son todavía en gran medida extensivos, sobre todo en los animales bovinos y ovinos, pero también entre el gran número de productores de carne de aves de corral, quienes dependen de las razas autóctonas de doble propósito. Se espera que la expansión de los rebaños contribuya sustancialmente al crecimiento de la producción de carne de bovino y ovino, con un incremento para 2033 de 12% y 24%, respectivamente. La participación de la región del rebaño mundial de ambas especies aumentará y gran parte dependerá del pastoreo en una superficie de pastura ligeramente reducida. A estos animales suele criárseles en regiones semiáridas en la que no es viable la producción agrícola, al ser sumamente vulnerables a las fluctuaciones en las condiciones climáticas, como lo demuestran las pérdidas generalizadas debidas a la sequía que han tenido lugar en el Cuerno de África durante los últimos tres años. Por el contrario, en el sector avícola, la adopción de aves de corral de engorda y ponedoras especializadas crecidas en sistemas de producción intensivos en forraje, va en aumento en países como Zambia, la República Unida de Tanzanía, Kenya, Nigeria y Malawi, además de Sudáfrica, después de haberse extendido en el África meridional durante un tiempo. El aumento de la productividad logrado por dicha mejora genética contribuye en gran medida al crecimiento de la producción de carne de aves de corral de 28% durante el periodo de las Perspectivas.
La producción pesquera comprende solo 11% de la producción agrícola de la región y todavía se basa principalmente en la pesca de captura, gran parte de la cual se realiza en sus grandes lagos interiores. En el periodo base 2021-2023, la pesca de captura representaba 91% de la producción pesquera total y, a pesar del crecimiento de 2.2% anual en la producción acuícola a partir de una base pequeña, la proporción de la pesca de captura respecto de la producción total solo disminuirá a 90% para 2033. Dado el carácter finito de los recursos pesqueros, el crecimiento de la pesca de captura es menor: 0.7% anual. Una parte considerable de la acuicultura tiene también lugar en los lagos de agua dulce de la región, de modo que será de enorme importancia gestionar este recurso natural de manera sostenible.
Se espera que las emisiones de GEI directas de la agricultura aumenten 10.3% durante el próximo decenio, debido en gran medida a la expansión de los rebaños en la producción de rumiantes. Se espera que las emisiones del ganado aumenten 1.1% anual en comparación con el incremento de solo 0.3% anual del sector de cultivos. Para 2033, la región del ASS representará 16% de las emisiones mundiales de la agricultura. Las Perspectivas de este año presentan un escenario que simula el impacto de reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro, así como el desperdicio de alimentos en los niveles de venta al por menor y al consumidor hacia 2030 (meta 12.3 de los ODS). El escenario prevé que las emisiones agrícolas totales de la región podrían reducirse 4% en relación con el nivel de referencia, en tanto que la ingesta de calorías mejora. Lo anterior implica que, para 2030, las emisiones de GEI de la agricultura podrían aumentar 3.1% en relación con el nivel promedio en el periodo base 2021-2023.
2.3.3. Consumo
La demanda alimentaria será impulsada por el crecimiento demográfico, con una diversificación limitada en las dietas
El África subsahariana alberga a la mayor concentración de personas pobres y subalimentadas del mundo, y su disponibilidad total de calorías per cápita es la menor de las regiones incluidas en este capítulo. Los problemas preexistentes de seguridad alimentaria se agravaron en años recientes por múltiples trastornos, entre ellos los efectos prolongados de la pandemia de COVID-19, la guerra en curso en Ucrania, la alta inflación, la espiral de aumentos de los precios de la energía, la crisis del costo de vida, la lenta recuperación económica y los conflictos en varios países. Muchos de los retos en la cadena de suministro relacionados con la pandemia de COVID-19 y con la guerra han disminuido. Sin embargo, la persistentemente alta inflación de los alimentos, a menudo provocada por la depreciación de la moneda y combinada con la lenta recuperación económica, perpetuaron los problemas de asequibilidad y disponibilidad total de calorías en la región a lo largo del periodo base 2021-2023. Se espera un primer aumento pequeño en 2024, pero el ritmo será lento y, para 2033, con un incremento de 75 kcal/persona/día, la ingesta llegará solo a 77% del promedio mundial. Por consiguiente, probablemente persistan los retos relacionados con la seguridad alimentaria y la subalimentación e, incluso a medida que los niveles de ingreso empiecen a subir, la recuperación sostenida requerirá mejoras en la disponibilidad, accesibilidad, asequibilidad y utilización de los suministros alimentarios en el futuro.
La pérdida y el desperdicio de alimentos son un grave problema en la región: según estimaciones de la FAO, equivalen a USD 4 000 millones al año en el ASS. Las proyecciones colocan a las pérdidas y al desperdicio de alimentos combinados casi 41% por arriba del promedio mundial, lo cual implica que las inversiones para reducirlos podrían mejorar en gran medida la ingesta de calorías. En el escenario de las Perspectivas, donde, según se visualiza en las metas de los ODS, la pérdida y el desperdicio de alimentos puede reducirse a la mitad hacia 2030, la ingesta de calorías en la región aumentaría 10.1% en relación con el nivel de referencia, el número de personas subalimentadas en la región bajaría 31% y, al mismo tiempo, se reducirían las emisiones de GEI. En los PMA en la región, este aumento en la ingesta de calorías es de 19%. Lo anterior implica que, para 2030, la ingesta de calorías en el ASS podría aumentar 13.3% en relación con el nivel promedio en el periodo base 2021-2023, y el número de personas subalimentadas en la región bajaría en 53 millones. Por otra parte, en los PMA de la región, la ingesta de calorías podría aumentar 16.6%.
El crecimiento demográfico influye en gran medida en la demanda regional, de tal modo que, a pesar de un aumento de solo 3% de la disponibilidad total de calorías per cápita para 2033, el ASS se mantendrá como una de las mayores fuentes de la demanda alimentaria adicional. Por consiguiente, se espera que la participación de la región respecto del consumo total de calorías alimentarias en el mundo, suba de 12% en el periodo base 2021-2023 a 14% para 2033. Dicha proporción es más alta en el caso de los alimentos básicos, ya que la aportación de algunos de ellos, como el maíz y las raíces y tubérculos, a la ingesta total de calorías es mayor en el ASS que en ninguna otra región. Si bien el crecimiento demográfico impulsa la expansión a gran escala del consumo alimentario, se espera que los cambios en la composición y la consecuente diversificación de la dieta regional sean limitados de acuerdo con los supuestos de referencia. El crecimiento del consumo de alimentos básicos es de tal magnitud que aún se espera que, para 2033, represente casi 70% de la ingesta de calorías, cifra similar a la del periodo base (Figura 2.13). Dentro del grupo de alimentos básicos, la participación del arroz podría aumentar de manera moderada, a expensas de otros cereales secundarios, como el sorgo y el mijo. Si bien se espera que, para 2033, el consumo de azúcar aumente sustancialmente en términos per cápita, el incremento en el de carne será mínimo: 0.4% anual; por su parte, los lácteos, el pescado y el aceite vegetal bajen ligeramente. El consumo per cápita de estos productos básicos es ya el más bajo del mundo y, de acuerdo con los cambios previstos, en comparación con los estándares mundiales, seguirá faltando diversidad en la dieta regional. Variar la producción agrícola podría ayudar a aumentar la diversidad alimentaria.
Los aumentos limitados en el consumo de carne, combinados con la reducida ingesta per cápita de pescado y productos lácteos restringe el crecimiento a gran escala de la ingesta de proteínas. Debido a algunos aumentos en la proteína vegetal, se espera que, para 2033, la ingesta se incremente menos de 1g/cápita/año y, de tal manera, se mantenga como la menor del mundo. Estos aumentos limitados en la ingesta de proteínas también coartan las mejoras en la ingesta de nutrientes y micronutrientes vitales.
La alta prevalencia de los sistemas de producción extensivos significa que el ASS representa solo 4% del uso mundial de forraje animal. Se espera que, para 2033, el uso total de forraje en la región aumente 30%, pero a partir de una base pequeña; por consiguiente, su participación del mercado mundial se mantendrá estable. Los factores impulsores de la demanda alimentaria incluyen el aumento de inventarios de animales, así como la expectativa de una mayor intensificación. La adopción de razas mejoradas y los sistemas de producción intensivos en forraje se acelera, sobre todo en el sector avícola, lo cual genera una mayor demanda de forraje animal. En los países que ya usan forraje de manera intensiva, las mejoras en su conversión y en su genética, con el tiempo reducirán la cantidad de forraje requerida por animal. Dichas tendencias de alguna manera se compensan a nivel regional y, en consecuencia, se espera que el uso del forraje crezca con mayor rapidez que la producción de carne. Los cereales, especialmente el maíz, constituyen la principal materia prima en las raciones de forraje, pero su proporción, con una gran contribución de las raíces y tubérculos, es menor que el promedio mundial. La inclusión de harina proteica en el forraje total permanece baja: cerca de 55% del promedio mundial.
2.3.4. Comercio
La dependencia de las importaciones crece y el avance en los acuerdos comerciales regionales es lento
Se espera que, para abastecer a su población en rápida expansión, la región dependa cada vez más de importaciones para complementar su producción regional. Con pocas excepciones, la mayoría de los productos básicos alimentarios de la región se producen para consumo interno y no para exportar, pero la producción nacional de muchos productos es insuficiente para satisfacer la demanda. No obstante, muchos países también se benefician de la contraestacionalidad en el hemisferio norte y de los costos competitivos de la mano de obra, lo cual facilita las exportaciones netas de productos frescos de alto valor.
Se prevé que el déficit comercial de la región en los principales productos alimentarios se incrementará durante el próximo decenio y que, para 2033, su facturación de importaciones, basada en los precios de referencia mundiales constantes, aumentará 48%. En varios países, la deuda creciente, los retos de la balanza de pagos y las restricciones del tipo de cambio pueden obstaculizar la importación de los alimentos requeridos. La región es en gran medida autosuficiente en maíz, raíces y tubérculos, en tanto que los productos que más contribuyen a su facturación de importaciones alimentarias son el aceite vegetal y alimentos básicos, como el arroz y el trigo. Se espera que los índices de autosuficiencia se deterioren más en el caso de estos tres productos básicos, y que, durante el próximo decenio, las importaciones de trigo aumenten 36%, las de arroz 56% y las de aceite vegetal, 27%. La histórica dependencia de muchos países de Rusia y de Ucrania de la importación de trigo se redujo ante la guerra en curso y se ha recurrido a más fuentes de Europa, el Canadá y los Estados Unidos.
Enormes retos que se suman al costo de los productos importados, son el alto costo del transporte y la ineficacia logística. La región obtiene una baja puntuación en los indicadores de eficiencia comercial, como los índices de desempeño logístico y de desempeño de los puertos de contenedores del Banco Mundial. Los retos estructurales preexistentes se agravaron por los trastornos sufridos en la logística mundial en años recientes. Dichos trastornos resurgieron por el conflicto bélico que afecta el paso en las regiones del Mar Negro y el Mar Rojo, y aumentaron la preocupación por el impacto de la insistentemente alta inflación de los alimentos en la región. Al mismo tiempo, los retrasos en los puertos o en el trayecto, combinados con los mayores costos de envío de las exportaciones regionales de productos perecederos de alto valor, causan efectos graves.
Las frutas y verduras frescas, junto con productos de alto valor como algodón, cacao, té y café, contribuyen en gran medida a los ingresos por exportación. Más de 85% de la producción de algodón se destina al mercado de exportación y se espera que las exportaciones de algodón aumenten 7% durante el próximo decenio. Se espera que el valor real de las exportaciones de frutas y verduras crezcan 26% y 41%, respectivamente, para 2033. Por consiguiente, se espera que el valor total de las exportaciones agrícolas de la región, expresado en dólares estadounidenses de 2014-2016, aumente 20% durante el próximo decenio.
La regionalización de las cadenas de valor agrícolas para productos básicos prioritarios, es parte de la estrategia de la Unión Africana dirigida a impulsar la transformación de los sistemas agroalimentarios, el aumento de la productividad y el crecimiento de la agroindustria, al vincular a los productores y a los parques agrícolas en zonas excedentarias con los mercados y las zonas necesitadas. La región tiene grandes esperanzas de que el comercio intrarregional aumente con la puesta en marcha del acuerdo de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA). Dicho acuerdo ha estado en vigor durante tres años y su potencial es muy grande; según el Foro Económico Mundial, su aplicación eficaz puede incrementar el comercio intrarregional más de 50% y, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el mercado sin fronteras proyectado de USD 3 billones sería decisivo para revertir las tendencias actuales en materia de pobreza, desigualdad y crecimiento en el continente.
El objetivo del acuerdo es alcanzar un arancel cero en 90% de las líneas arancelarias mediante un enfoque gradual aplicado a lo largo de un periodo de 10 años para los PMA y de cinco años para los demás. A pesar de los avances logrados, algunos miembros de sindicatos aduaneros aún no ratifican el acuerdo. Esto impide que varios sindicatos regionales operen plenamente con condiciones preferenciales, a menos que puedan hacerse concesiones para permitir que el acuerdo se ponga en marcha de manera individual. Además, el éxito del acuerdo dependerá en última instancia del grado en el cual se manejen positivamente las barreras no arancelarias, sumamente prohibitivas para el comercio regional, y los altos costos del comercio y la logística. Si bien el acuerdo incluye el reconocimiento mutuo de normas y licencias, la armonización de medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF), las reglas de origen y un sistema panafricano de pago y liquidaciones que sin duda ayudarán sobre todo a las PYME, muchas barreras no arancelarias son más difíciles de eliminar.
Cuadro 2.3. Indicadores regionales: África subsahariana
Copy link to Cuadro 2.3. Indicadores regionales: África subsahariana
Promedio |
% |
Crecimiento2 |
|||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
2011-13 |
2021-23 (base) |
2033 |
Base to 2033 |
2014-23 |
2024-33 |
||
Supuestos macro |
|||||||
Población (‘000) |
881 501 |
1 150 610 |
1 497 070 |
30.11 |
2.67 |
2.40 |
|
PIB per cápita1 (kUSD) |
1.72 |
1.71 |
1.88 |
9.97 |
-0.53 |
0.88 |
|
Producción (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Valor neto de la producción agrícola y pesquera3 |
158 |
205 |
261 |
26.94 |
2.13 |
2.15 |
|
Valor neto de la producción agrícola3 |
110 |
147 |
190 |
29.87 |
2.18 |
2.33 |
|
Valor neto de la producción ganadera3 |
30 |
36 |
45 |
26.58 |
2.11 |
2.21 |
|
Valor neto de la producción pesquera3 |
18 |
23 |
25 |
8.97 |
1.90 |
0.80 |
|
Cantidad producida (kt) |
|||||||
Cereales |
122 116 |
159 850 |
208 606 |
30.50 |
2.65 |
1.94 |
|
Legumbres |
18 363 |
21 385 |
29 349 |
37.24 |
2.26 |
3.01 |
|
Raíces y tubérculos |
64 601 |
85 803 |
117 094 |
36.47 |
2.62 |
2.69 |
|
Semillas oleaginosas4 |
9 915 |
14 756 |
17 027 |
15.39 |
4.06 |
1.21 |
|
Carne |
10 972 |
13 520 |
16 871 |
24.79 |
2.00 |
2.26 |
|
Lácteos5 |
3 400 |
3 965 |
5 064 |
27.72 |
2.28 |
2.39 |
|
Pescado |
6 556 |
8 349 |
9 195 |
10.13 |
2.12 |
0.80 |
|
Azúcar |
7 219 |
7 648 |
9 115 |
19.17 |
1.97 |
1.18 |
|
Aceite vegetal |
6 006 |
8 239 |
9 157 |
11.14 |
3.33 |
0.89 |
|
Producción de biocombustible (Mnl) |
|||||||
Biodiésel |
0 |
0 |
0 |
-25.34 |
0.00 |
4.07 |
|
Etanol |
574 |
1 038 |
1 304 |
25.63 |
5.32 |
2.34 |
|
Uso de la tierra (kha) |
|||||||
Uso total de la tierra agrícola |
837 440 |
867 314 |
884 224 |
1.95 |
0.31 |
0.15 |
|
Uso total de la tierra para producción agrícola6 |
178 869 |
210 979 |
229 218 |
8.65 |
1.56 |
0.61 |
|
Uso total de la tierra para pastoreo7 |
658 571 |
656 335 |
655 006 |
-0.20 |
-0.07 |
-0.01 |
|
Emisiones de GEI (Mt CO2-eq) |
|||||||
Total |
788 |
932 |
1 028 |
10.25 |
1.94 |
0.89 |
|
Cultivos |
232 |
231 |
239 |
3.46 |
0.77 |
0.27 |
|
Animal |
554 |
699 |
786 |
12.49 |
2.34 |
1.09 |
|
Demanda y seguridad alimentaria |
|||||||
Consumo diario de calorías per cápita8 (kcal) |
2 319 |
2 321 |
2 396 |
3.23 |
-0.02 |
0.40 |
|
Consumo diario de proteínas per cápita8 (g) |
58.7 |
57.5 |
58.5 |
1.72 |
-0.25 |
0.32 |
|
Consumo de alimentos per cápita (kg/año) |
|||||||
Alimentos básicos9 |
176.4 |
178.7 |
188.0 |
5.21 |
-0.11 |
0.36 |
|
Carne |
8.9 |
8.6 |
8.7 |
1.58 |
-0.47 |
0.37 |
|
Lácteos5 |
3.9 |
3.5 |
3.4 |
-1.39 |
-0.77 |
0.13 |
|
Pescado |
9.5 |
8.6 |
8.1 |
-5.32 |
-0.81 |
-0.77 |
|
Azúcar |
9.9 |
10.0 |
11.3 |
12.67 |
0.07 |
1.15 |
|
Aceite vegetal |
7.9 |
7.4 |
7.2 |
-2.41 |
-0.95 |
-0.19 |
|
Comercio (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Comercio neto3 |
-11 |
-7 |
-24 |
254.89 |
.. |
.. |
|
Valor de las exportaciones3 |
35 |
50 |
61 |
20.17 |
2.96 |
1.55 |
|
Valor de las importaciones3 |
46 |
57 |
84 |
47.69 |
1.38 |
4.27 |
|
Coeficiente de autosuficiencia (base de calorías)10 |
85.6 |
85.8 |
83.6 |
-2.61 |
0.36 |
-0.39 |
Notas: 1. Dólares estadounidenses constantes de 2010. 2. Tasas de crecimiento de mínimos cuadrados (véase el Glosario). 3. Sigue la metodología de FAOSTAT, con base en los productos básicos representados en el modelo Aglink-Cosimo. 4. Las semillas oleaginosas representan la soya y otras semillas oleaginosas. 5. Unidades equivalentes de sólidos de leche. 6. La superficie representa múltiples cosechas de cultivos arables. 7. Tierra para pastoreo. 8. Disponibilidad de alimentos, no ingesta. 9. Cereales, semillas oleaginosas, legumbres, raíces y tubérculos. 10. Producción / (Producción + Importaciones - Exportaciones)*100.
Fuentes: FAO (2024). Bases de datos Balances de alimentos e Índices comerciales de FAOSTAT, http://www.fao.org/faostat/es/#data; OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
2.4. Perspectivas regionales: Cercano Oriente y África del Norte
Copy link to 2.4. Perspectivas regionales: Cercano Oriente y África del Norte2.4.1. Datos de referencia
Crece la dependencia de importaciones debido a restricciones en los recursos
La región de Cercano Oriente y África del Norte5 abarca a un conjunto de países con diversos perfiles de ingresos y socioeconómicos. Muchos de ellos afrontan retos similares relacionados con el entorno de la producción agrícola y con una frágil base de recursos naturales. Menos de 5% de la tierra total se considera arable y los recursos hídricos están restringidos debido a la generalizada escasez de agua. En varios países esta condición es extrema. En 2020, 19 de los 22 Estados árabes se ubicaron por debajo del umbral de escasez de agua renovable, y 13 de ellos, por debajo del umbral absoluto de escasez de agua (UN WWDR, 2022[8]). La naturaleza árida de la región y la ya limitada base de recursos naturales, la coloca como una de las más vulnerables al cambio climático, y la resiliencia a este representa un evidente foco de atención en materia de políticas públicas y de inversión.
El desempeño económico de la región refleja el gran impacto de los diversos trastornos mundiales suscitados desde 2020. En todo el espectro de las economías menos adelantadas, de ingresos medios y altos, la región incluye muchos países del Golfo exportadores de petróleo. Dichas economías están estrechamente conectadas con los mercados de la energía, y esto conforma su panorama económico. La guerra en curso y los trastornos relacionados surgidos en los mercados de energía, aumentaron la volatilidad prevaleciente en estas economías, en tanto que muchas otras fueron afectadas por el conflicto bélico en la región. El repunte inicial de la recesión inducida por la pandemia de 2020 fue moderado y, aunque los precios al alza de la energía inyectaron un nuevo ímpetu en 2022, este fue muy breve, ya que la combinación de un conflicto persistente, una menor producción de petróleo y una política monetaria endurecida, provocó más contracciones en 2023. Las perspectivas a mediano plazo siguen siendo muy inciertas. El entorno mundial podría resultar más propicio a medida que la inflación siga moderándose, pero la persistencia o la escalada de la guerra en Gaza o los trastornos en el Mar Rojo, conllevan un amplio riesgo a la baja. Se espera que el crecimiento per cápita del ingreso promedie solo 1.3% anual durante los próximos 10 años, lo cual es motivo de preocupación en una región en la que la inseguridad alimentaria es endémica y las dietas saludables resultan inasequibles para más de 40% de la población (FAO, 2023[5]).
Otro notorio factor determinante de la demanda alimentaria es la tasa de crecimiento demográfico que, según las proyecciones, hacia 2033 promediará 1.6% anual, convirtiéndose así en la segunda tasa mayor después del África subsahariana. Esto basta para que su número total de habitantes rebase los 530 millones para 2033, dos tercios de los cuales residirían en zonas urbanas. Siempre y cuando la asequibilidad lo permita, la urbanización habitualmente alentaría el consumo de productos de mayor valor, como carne y lácteos, así como productos de conveniencia que a menudo contienen grandes cantidades de aceite vegetal y azúcar. Por otra parte, también cabe destacar que la tasa de crecimiento demográfico y urbanización implica que el número absoluto de habitantes de zonas rurales podría incluso aumentar para 2033.
En vista de sus limitaciones en materia de recursos, las cuales restringen la producción agrícola, la región es uno de los mayores importadores netos de alimentos del mundo. La gran dependencia de las importaciones se aplica a la mayoría de los productos básicos y hace a la región vulnerable a los trastornos en los mercados y sistemas logísticos a nivel mundial. Dichos trastornos han sido cada vez más frecuentes en años recientes debido a la pandemia de COVID-19, la guerra en curso, la subsiguiente crisis energética, y los conflictos a lo largo de las principales rutas marítimas en el Mar Rojo y en el Mar Negro. Ante la decisión de múltiples empresas navieras de trazar nuevas rutas circundando al Canal de Suez, el aumento consecuente en los horarios de tránsito y en los costos de envío podría prolongar la presión inflacionaria y la crisis del costo de vida. La inflación de los precios de los alimentos en la región promedió casi 12% de 2021 a 2023, más del doble del 5.2% registrado en los cinco años previos. En un entorno de crecimiento de ingresos bajos, la persistencia de la alta inflación aminoraría la asequibilidad de los alimentos básicos en las zonas de ingresos bajos y la de las dietas saludables en toda la región. Ante los gastos alimentarios promedio de cerca de 14% de los gastos totales de los hogares y de 31% en los PMA, las perturbaciones en los ingresos y los precios afectan mucho el bienestar.
Dada su vulnerabilidad a los trastornos comerciales, se han formulado políticas públicas para estimular la producción interna y reducir la dependencia de las importaciones. Sin embargo, si bien reducen el riesgo, dichas políticas han tenido la consecuencia imprevista de limitar el crecimiento, al destinar los escasos recursos hídricos a los cereales, a expensas de cultivos de mayor valor. Por consiguiente, la ya limitada base de recursos de la región se redujo aún más y, con el incremento de la producción de cereales, la disponibilidad de productos frescos de mayor valor bajó. De otra manera, dichos productos podrían haber ayudado a mejorar la diversidad de la dieta y a aumentar los ingresos generados a partir de los mismos recursos limitados. No obstante, el grado de los trastornos en el comercio y la logística a nivel mundial surgidos en años recientes aumentó el foco en la mitigación de riesgos en el espacio de política. El cambio climático sigue siendo un gran reto y los conflictos geopolíticos de la región redujeron la inversión y desplazaron a los habitantes, con lo que se obstaculizó el crecimiento de la producción.
Algunos de los grandes retos que la región deberá resolver se relacionan con la accesibilidad de productos alimentarios asequibles para una población en aumento. Dichos retos se intensificaron por el aumento mínimo de los ingresos y la escalada de conflictos en varios países. Los limitados recursos productivos indican que la dependencia de las importaciones es inevitable y resulta cada vez más relevante considerando los riesgos del cambio climático. A pesar de su vulnerabilidad a las perturbaciones en un sistema comercial cada vez más frágil, dichas importaciones contribuyen considerablemente a la diversidad de la dieta, y una eficiente agilización del comercio puede impulsar los avances hacia el objetivo de 2030 de erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La resiliencia del entorno comercial puede incrementarse con políticas y prácticas de contratación pública eficaces y adaptables, y con la activa diversificación de fuentes de importación, la cual se aceleró a consecuencia de la guerra en curso.
2.4.2. Producción
En un entorno de limitaciones estructurales de recursos, es esencial que el crecimiento sea generado por la productividad
La agricultura, la silvicultura y la pesca constituyen menos de 5% de la actividad económica de la región. Si bien se espera que el valor de la producción agrícola aumente 1.5% anual, su participación en la economía podría disminuir más para 2033. África del Norte influye en gran medida en este desempeño: Egipto representa 28% del valor total de la producción agrícola y 45% se le atribuye al resto de África del Norte. En términos de grupos de productos básicos, la producción agrícola comprende 32% del valor total, la ganadera 48% y la pesquera, 21%. Se espera que el crecimiento de la producción ganadera supere al de la agricultura y la pesca, con una participación de la producción total que ascenderá a 50% para 2033.
Se prevé que la producción de lácteos, que predomina más en la región que la carne, aumentará 1.7% anual durante el periodo de las Perspectivas, menos del 2.5% anual esperado de crecimiento de la producción de carne. De los 2 Mt de producción adicional de carne para 2033, en comparación con el periodo base, se espera que más de 1.2 Mt corresponda a la de aves de corral, que suele producirse intensivamente en un entorno controlado. La producción de carne de bovino y de ovino, que es de carácter más extensivo, podría aumentar 22% y 21%, respectivamente, para 2033. En la carne de ovino, dicho aumento implica una aceleración desde el decenio pasado, en tanto que en la de bovino, revierte una contracción histórica. En lo referente a todos los tipos de leche, la carne de bovino y la de ovino, el crecimiento de la producción es más rápido que el de los inventarios, lo cual destaca la aportación del aumento de la productividad al crecimiento de la producción.
La producción pesquera se mantiene como un subsector importante y la captura en zonas costeras constituye 70% de su cifra total; sin embargo, las reservas de pescado están presionadas, de modo que el crecimiento de la producción se desacelera a 0.3% anual durante el periodo de las Perspectivas, en comparación con 4% anual registrado anteriormente. La acuicultura es cada vez más relevante y, con un crecimiento previsto de 2.6% anual, para 2033 podría representar 35% de la producción pesquera total. Su crecimiento es sustentado principalmente por Egipto, país que se espera que para 2033 represente 87% de la acuicultura regional y 37% de su producción pesquera total.
El uso total de la tierra agrícola se mantiene bastante estable, al incrementarse solo 0.4% para ascender a 455 Mha hacia 2033. Se esperan algunos cambios en la composición, con una contracción moderada de la tierra usada como pastura, en contraste con el aumento de 4% de la tierra agrícola, sobre todo en Oriente Medio. Sin embargo, la tierra agrícola prevista comprende menos de 10% de su uso total para 2033, ya que la mayor parte de la región no es propicia para la producción agrícola a gran escala. A pesar de esta limitación, dos tercios de la tierra agrícola total se dedican a los cereales, sobre todo los secundarios y el trigo. Se espera que la participación de ambos productos aumente de manera marginal para 2033, pues más de tres cuartas partes de la tierra adicional asignada a la producción agrícola se dedicarán a ellos.
Ante las graves restricciones en la disponibilidad de tierra arable y de recursos hídricos, es primordial aumentar la productividad. Hacerlo fue decisivo para el crecimiento previo, como lo demuestran los persistentes incrementos de 2.4% anual del valor generado por hectárea de tierra utilizada para la producción agrícola durante el decenio pasado. Se espera que, aunque más lenta, esa tendencia se sostenga y para 2033 se alcance un crecimiento de 1.5% anual. Dichos aumentos reflejan la combinación de la intensificación, el aumento del rendimiento y los cambios en la mezcla de cultivos. La expansión prevista de 1.8 Mha de la superficie de cultivo cosechada es ligeramente mayor que la de 1.7 Mha del uso de la tierra, lo cual indica que el impacto de los incrementos del rendimiento será más marcado. El aumento de los rendimientos de trigo y cereales secundarios permanece muy por debajo de los estándares mundiales, pero los incrementos de 1% anual y 1.8% anual, respectivamente, son suficientes para cerrar esta brecha para 2033. Un puntal en este sentido es el mayor uso de fertilizantes sintéticos, que se espera que aumente 9% durante el periodo de 10 años, y se complemente con mejoras tecnológicas y prácticas agrícolas evolucionadas. La escasa base de recursos de la región impulsó la adopción generalizada de tecnología para optimizar las perspectivas de producción y mejorar la resiliencia.
Se espera que, para 2033, las emisiones directas de GEI provenientes de la agricultura de la región resulten casi 8% mayores que las del periodo base 2021-2023, debido en particular al sector ganadero, que es mayor que el de la producción agrícola. Las emisiones de la producción agrícola aumentarán 0.1% anual, y las del ganado 0.7% anual, en concordancia con los inventarios de animales, aunque a un ritmo considerablemente más lento que el crecimiento de la producción de rumiantes. Esto indica con claridad que, para contener las emisiones, es imperativo aumentar la productividad. Las cifras también implican que la disminución histórica de las emisiones de GEI por unidad de valor de la producción continuará. Las Perspectivas de este año presentan un escenario que simula el impacto de reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro y el desperdicio de alimentos en los niveles de venta al por menor y al consumidor hacia 2030 (meta 12.3 de los ODS). Según las proyecciones, las emisiones de la agricultura totales en la región podrían reducirse 4.2% en relación con el nivel de referencia, en tanto que la ingesta de calorías mejoraría. Por ende, para 2030, las emisiones de GEI de la agricultura podrían aumentar solo 1.3% en comparación con el nivel promedio en el periodo base 2021-2023.
2.4.3. Consumo
Los retos persistentes de asequibilidad despiertan cada vez más preocupación por la seguridad alimentaria
A pesar de los históricos avances en la reducción de la inseguridad alimentaria y de la prevalencia de subalimentación, los cuales se apoyaron con subsidios, los retos económicos enfrentados durante el decenio pasado deterioraron la situación. Dicho deterioro se aceleró desde 2020, dado que perturbaciones como la pandemia de COVID-19, la guerra en curso y la crisis del costo de vida agravaron los problemas ya existentes. En medio de la alta inflación de los precios de los alimentos y los conflictos predominantes en varios países, la prevalencia de la subalimentación aumentó de nuevo en 2022, a pesar del acelerado aumento de los ingresos. Pese a las medidas de política pública adoptadas por varios países, como el otorgamiento de subsidios adicionales, la reducción de los impuestos al valor agregado y los controles a la exportación de algunos productos básicos6, la disponibilidad de calorías disminuyó aún más en 2023 a medida que se intensificaba la presión sobre los ingresos y la asequibilidad. Considerando los conflictos en curso en varios países y las expectativas de un crecimiento económico escaso a corto plazo, contar con fuertes apoyos será fundamental para estabilizar la situación y, en última instancia, construir resiliencia para aumentar la ingesta de calorías y la diversidad de las dietas.
La disponibilidad de calorías per cápita experimentaría un ligero incremento y llegaría a 2 900 kcal/persona/día para 2033, justo 2% por debajo del promedio mundial. Si se toman en cuenta las estimaciones de desperdicio de alimentos en los hogares, la ingesta total de calorías se ubicaría en alrededor de 2 140 kcal/persona/día. La disponibilidad de calorías bajó durante el decenio pasado y los limitados aumentos esperados para 2033 indican que no superará los niveles registrados en 2010. Muchos son los factores que contribuyen a esta tendencia. La prevalencia de conflictos en muchos países de la región ha obstaculizado las acciones dirigidas a mejorar la seguridad alimentaria. Los fuertes aumentos de la inflación de los precios de los alimentos observados en años recientes en un entorno de bajo crecimiento, restringieron la asequibilidad, y, si bien se espera que los precios de los productos básicos agrícolas bajen durante el periodo de las Perspectivas, el aumento de los ingresos seguirá siendo lento, lo cual limitará la mejora a gran escala de la asequibilidad para los consumidores de ingresos bajos. En los PMA de la región, la ingesta de calorías se mantiene 12% por debajo del promedio mundial. La alta proporción del ingreso total gastada en alimentos en estos países eleva aún más el impacto de los retos relativos a la asequibilidad. Sin embargo, la diversidad de la región es grande y, aunque la inseguridad alimentaria es un gran reto, también va en aumento la toma de conciencia de los alimentos saludables entre los grupos de consumidores más acomodados y esto contribuye a limitar el aumento de calorías en promedio.
Inmersa en un cúmulo de trastornos, la presencia de la subalimentación en la región llegó a su nivel más alto en más de 20 años. No se trata solo de la disponibilidad de calorías, sino también de la composición de la dieta, cuya mejora, según las previsiones, seguirá siendo limitada. Todavía se espera que, para 2033, 50% de las calorías provengan de los cereales, cifra muy por arriba del promedio mundial de 42%. Asimismo, la proporción de la ingesta regional de calorías derivadas del azúcar será de 10%, en comparación con el promedio mundial de 7%. Si bien hay una gran diversidad entre los países, esta composición dietética densa en calorías y escasa en nutrientes suele relacionarse con la creciente incidencia de sobrepeso y obesidad, así como de padecimientos crónicos como la diabetes. Al mismo tiempo, la presencia cada vez mayor de la subalimentación, así como los altos niveles de emaciación y retraso del crecimiento en los niños pequeños de países de ingresos bajos y afectados por los conflictos, indican que la “triple carga” de la malnutrición (desnutrición, sobrepeso y deficiencia de micronutrientes) será un reto de política determinante a mediano plazo. La calidad de los alimentos es decisiva para resolver esta situación. Sin embargo, la asequibilidad se mantiene como un obstáculo fundamental para la adopción de dietas más saludables y de mayor calidad.
La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos es un factor clave para mitigar los problemas relativos a la disponibilidad y accesibilidad. La proporción de alimentos desperdiciados o perdidos en la región de Cercano Oriente y África del Norte es la más alta entre las incluidas en este capítulo: 58% por arriba del promedio mundial. Los cereales representan casi 60% del total de calorías perdidas o desperdiciadas en la región, y las frutas y verduras, 12% más (Figura 2.16). En el escenario de las Perspectivas, en el que la pérdida y el desperdicio de alimentos se reducirían a la mitad para 2030, como se prevé en las metas de los ODS, la ingesta de calorías en la región aumentaría 9.5% en relación con el nivel de referencia, el número de personas subalimentadas en la región disminuiría 19% y, al mismo tiempo, las emisiones de GEI se reducirían. Eso implica que, para 2030, la ingesta de calorías se incrementaría 10.5% en relación con el nivel promedio registrado en el periodo base 2021-2023, y habría casi 4 millones menos de personas subalimentadas en la región.
Se prevé que el nivel promedio de disponibilidad de proteínas en la región alcanzará 84 g/día para 2033, solo 0.1 g más que en el periodo base. Si bien la mayor parte del consumo de proteínas aún se deriva de fuentes vegetales, el crecimiento para 2033 será impulsado por la proteína animal, que aumentará 2.9%, en tanto que el consumo de proteínas vegetales refleja una baja moderada. A pesar de ese cambio, para 2033, más de dos tercios de la ingesta total de proteínas aún provendrán de fuentes vegetales. El consumo per cápita de carne de aves de corral, carne de bovino, pescado y casi todos los productos lácteos, aumentará, pero, en términos generales, 1% anual o menos, y a partir de una base baja.
Debido al crecimiento esperado de la producción ganadera, en particular de aves de corral, se espera que, para 2033, el uso de forraje aumente 20%. Dicho crecimiento es más lento que la expansión de 23% de la producción de carne, lo cual refleja el impacto de los incrementos de la eficiencia y la mejora en la conversión de forraje. El maíz y otros cereales secundarios representan más de la mitad del total de materiales de forraje, y 16% se atribuye a la harina proteica. En un entorno con un potencial de producción muy escaso, suele priorizarse a la producción de cultivos alimentarios, de modo que la industria del forraje seguirá dependiendo en gran medida de materias primas importadas. Se espera que las importaciones de maíz y de harina proteica aumenten 31% y 12%, para sumar casi 30 Mt y 7 Mt, respectivamente, para 2033.
2.4.4. Comercio
Siguen aumentando las facturas de importación
Se espera que la dependencia de la región de los mercados mundiales se intensifique durante el próximo decenio, debido a la combinación del fuerte crecimiento demográfico y a las serias limitaciones de la capacidad de producción. Se espera que, para 2033, las importaciones netas regionales de productos alimentarios sean las segundas más altas después de las de Asia Desarrollados y Asia Oriental; sin embargo, sobre una base per cápita, será la primera de las regiones analizadas en este capítulo. En la región, las importaciones de alimentos por persona son más altas en Arabia Saudita y en la zona de Otros Oriente Medio que incluye los Estados del Golfo (Figura 2.14).
Las importaciones se han visto afectadas por varios trastornos durante los años pasados, incluidos los retos económicos y logísticos surgidos por la pandemia de COVID-19; la guerra en curso, con las consecuentes perturbaciones en los embarques en el Mar Negro, además de la reciente guerra en Gaza y los problemas generados en el Mar Rojo que afectan el paso por el Canal de Suez. La situación es especialmente relevante dada la cercanía geográfica de los principales importadores regionales. Los trastornos provocaron gran volatilidad en el costo y el volumen de las importaciones a la región, e influyeron en las estrategias de abastecimiento, al reducir los volúmenes provenientes de Ucrania, y aumentar los de Rusia, Europa y América del Norte. Eso implica que los retrasos en los embarques y los aumentos de los costos relativos a los trastornos en las principales rutas marítimas, como los canales de Suez y de Panamá, podrían plantear más retos para la región a corto plazo. Ya se han tomado algunas medidas atenuantes para habilitar alternativas en la región del Mar Rojo y del Mar Mediterráneo, para así asegurar la disponibilidad de suministros. La facturación total de importaciones de la región tocó fondo en 2020, en el momento álgido de la pandemia de COVID-19, pero en 2023 había aumentado casi 10% para ubicarse muy por arriba de los niveles previos a la pandemia. Se espera que siga en aumento a mediano plazo, pese a los precios más bajos de los productos básicos agrícolas y, para 2033, podría ser 28% más alto que en el periodo base 2021-2023.
La vulnerabilidad de la región a las perturbaciones se acentúa por el alto porcentaje de las importaciones en el consumo interno, así como su gran participación en los mercados mundiales con varios productos básicos. Se espera que estas características se agudicen durante el periodo de las Perspectivas. Asimismo, se espera que aumenten en casi todos los productos básicos, pero a las frutas, verduras, productos lácteos, trigo, arroz, carne de aves de corral y azúcar les corresponderá la mayor participación del crecimiento de las importaciones. La participación de la región en el comercio mundial también va en aumento en casi todos los productos, y hacia 2033 será considerable para la carne de ovino (29%), trigo (26%), carne de aves de corral (22%), azúcar (22%), productos lácteos (21%) y maíz (14%). Por lógica, los sucesos significativos en los mercados mundiales o nacionales podrían tener amplias repercusiones en materia de seguridad alimentaria en la región de Cercano Oriente y África del Norte.
Cuadro 2.4. Indicadores regionales: Cercano Oriente y África del Norte
Copy link to Cuadro 2.4. Indicadores regionales: Cercano Oriente y África del Norte
Promedio |
% |
Crecimiento2 |
|||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
2011-13 |
2021-23 (base) |
2033 |
Base a 2033 |
2014-23 |
2024-33 |
||
Supuestos macro |
|||||||
Población (‘000) |
366 685 |
445 474 |
531 326 |
19.27 |
1.88 |
1.58 |
|
PIB per cápita1 (kUSD) |
6.33 |
6.41 |
7.39 |
15.24 |
-0.28 |
1.26 |
|
Producción (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Valor neto de la producción agrícola y pesquera3 |
67.7 |
82.9 |
101.1 |
21.98 |
2.15 |
1.61 |
|
Valor neto de la producción agrícola3 |
25.0 |
26.3 |
32.8 |
24.69 |
1.01 |
0.95 |
|
Valor neto de la producción ganadera3 |
31.7 |
39.5 |
49.8 |
26.04 |
2.07 |
2.30 |
|
Valor neto de la producción pesquera3 |
10.9 |
17.1 |
18.5 |
8.39 |
4.42 |
1.03 |
|
Cantidad producida (kt) |
|||||||
Cereales |
53 060 |
47 451 |
60 547 |
27.60 |
-1.29 |
1.19 |
|
Legumbres |
1 634 |
2 098 |
2 824 |
34.60 |
3.26 |
2.74 |
|
Raíces y tubérculos |
2 998 |
4 113 |
5 038 |
22.50 |
3.12 |
1.66 |
|
Semillas oleaginosas4 |
1 092 |
1 104 |
1 150 |
4.14 |
-0.26 |
0.20 |
|
Carne |
6 990 |
8 803 |
10 800 |
22.68 |
2.50 |
2.54 |
|
Lácteos5 |
3 454 |
3 385 |
4 002 |
18.23 |
0.02 |
1.67 |
|
Pescado |
3 887 |
5 976 |
6 451 |
7.94 |
4.21 |
1.02 |
|
Azúcar |
3 148 |
3 302 |
4 482 |
35.72 |
-0.94 |
1.13 |
|
Aceite vegetal |
1 519 |
2 145 |
2 486 |
15.88 |
4.78 |
0.92 |
|
Producción de biocombustible (Mnl) |
|||||||
Biodiésel |
0.00 |
0.00 |
0.00 |
-41.30 |
0.00 |
1.53 |
|
Etanol |
487 |
538 |
661 |
22.83 |
0.44 |
1.98 |
|
Uso de la tierra (kha) |
|||||||
Uso total de la tierra agrícola |
464 775 |
453 750 |
455 322 |
0.35 |
-0.04 |
0.01 |
|
Uso total de la tierra para producción agrícola6 |
44 231 |
42 369 |
44 048 |
3.96 |
-0.27 |
0.10 |
|
Uso total de la tierra para pastoreo7 |
420 544 |
411 381 |
411 274 |
-0.03 |
-0.02 |
0.00 |
|
Emisiones de GEI (Mt CO2-eq) |
|||||||
Total |
182 |
184 |
198 |
7.62 |
-0.12 |
0.57 |
|
Cultivos |
26 |
25 |
28 |
9.21 |
0.57 |
0.10 |
|
Animal |
156 |
158 |
170 |
7.38 |
-0.23 |
0.65 |
|
Demanda y seguridad alimentaria |
|||||||
Consumo diario de calorías per cápita8 (kcal) |
2 852 |
2 844 |
2 899 |
1.93 |
-0.12 |
0.31 |
|
Consumo diario de proteínas per cápita8 (g) |
81.6 |
83.7 |
83.8 |
0.08 |
0.2 |
0.3 |
|
Consumo de alimentos per cápita (kg/año) |
|||||||
Alimentos básicos9 |
205.8 |
201.7 |
205.7 |
1.99 |
-0.24 |
0.15 |
|
Carne |
17.5 |
17.1 |
18.2 |
6.02 |
-0.59 |
0.70 |
|
Lácteos5 |
11.4 |
10.1 |
10.4 |
3.17 |
-1.17 |
0.25 |
|
Pescado |
11.5 |
11.3 |
11.8 |
4.04 |
-0.63 |
0.44 |
|
Azúcar |
30.4 |
28.7 |
30.4 |
5.91 |
-0.97 |
0.45 |
|
Aceite vegetal |
10.9 |
11.1 |
11.4 |
2.49 |
-0.74 |
0.25 |
|
Comercio (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Comercio neto3 |
-69 |
-78 |
-106 |
35.38 |
.. |
.. |
|
Valor de las exportaciones3 |
22 |
35 |
39 |
11.68 |
3.49 |
1.17 |
|
Valor de las importaciones3 |
91 |
113 |
145 |
28.12 |
0.71 |
2.18 |
|
Coeficiente de autosuficiencia (base de calorías)10 |
42 |
38.6 |
39.0 |
1.04 |
-0.26 |
-0.37 |
Notas: 1. Dólares estadounidenses constantes de 2010. 2. Tasas de crecimiento de mínimos cuadrados (véase el Glosario). 3. Sigue la metodología de FAOSTAT, con base en los productos básicos representados en el modelo Aglink-Cosimo. 4. Las semillas oleaginosas representan la soya y otras semillas oleaginosas. 5. Unidades equivalentes de sólidos de leche. 6. La superficie representa múltiples cosechas de cultivos arables. 7. Tierra para pastoreo. 8. Disponibilidad de alimentos, no ingesta. 9. Cereales, semillas oleaginosas, legumbres, raíces y tubérculos. 10. Producción / (Producción + Importaciones - Exportaciones)*100.
Fuentes: FAO (2024). Bases de datos Balances de alimentos e Índices comerciales de FAOSTAT, http://www.fao.org/faostat/es/#data; OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
2.5. Perspectivas regionales: Europa y Asia Central
Copy link to 2.5. Perspectivas regionales: Europa y Asia Central2.5.1. Datos de referencia
Mayor atención a la sostenibilidad en un entorno de grandes riesgos
La región de Europa y Asia Central7 incluye una gama diversa de países que abarcan dos continentes y se encuentran en varias etapas de desarrollo. Existen grandes diferencias entre los países en términos de recursos agrícolas, población y políticas públicas. Los retos que la región afronta son de carácter diverso. La guerra en curso ha causado gran destrucción y sigue despertando incertidumbre. Si bien las cadenas de suministro se están adaptando, la prolongación de la guerra despierta zozobra, en momentos en que la Unión Europea avanza en su transición a un crecimiento más verde y sostenible, que podría ser más lento que antes.
La región representa 12% de la población mundial, pero dado que su tasa de crecimiento para 2033 es de menos de 1%, esta proporción disminuirá. La tasa de urbanización es por lo común alta y para 2033, se espera que 76% de sus habitantes residan en entornos urbanos. La dinámica poblacional varía considerablemente a lo largo de la región, tanto en términos de crecimiento como de urbanización, lo cual sustenta las diferencias en la demanda alimentaria. En Europa Occidental y en Europa del Este, que, en su conjunto albergan a 90% de los habitantes de la región, se espera que, para 2033, la población disminuya 0.4% y 0.7%, respectivamente, en comparación con el periodo base 2021-2023. Por el contrario, se espera que la población de Asia Central aumente 12% (12 millones de personas más), en tanto que en Europa Occidental y en Europa del Este se reducirá en 4.3 millones de personas. Para 2033, Asia Central seguirá representando solo 11% de la población de la región. También su nivel de urbanización será menor: 52% de sus habitantes residiría en zonas urbanas para 2033, en comparación con 48% en el periodo base 2021-2023.
El ingreso promedio de la región, de USD 27 800 per cápita al año en términos constantes de 2010, es más del doble del promedio mundial. Los ingresos fluctúan entre casi USD 40 200 per cápita en las economías altamente desarrolladas de Europa Occidental, USD 13 400 per cápita en las regiones orientales dependientes de recursos, y solo USD 5 200 per cápita al año en Asia Central. Tras un fuerte repunte de la recesión inducida por la pandemia de COVID-19 en 2021, en promedio la región consiguió mantener un crecimiento positivo durante el periodo base 2021-2023, aun ante problemáticas complejas, como la guerra, los trastornos respectivos en los precios de la energía en 2022 y la necesidad de controlar la obstinadamente alta inflación de los precios de los alimentos. Con el proceso de recuperación de los apoyos fiscales y el endurecimiento de la política monetaria, el crecimiento se desaceleró, pero se espera que continúe dentro de parámetros positivos. La inflación cede lentamente y la política monetaria se acerca al final del ciclo de endurecimiento, por lo cual se espera que el PIB per cápita crezca 1.2% en 2024, con una tasa anual promedio de 1.6% anual a mediano plazo. Los riesgos siguen tendiendo a la baja, sobre todo en economías que dependen de los recursos o de grandes sectores de manufactura, ya que ambas enfrentan una baja demanda externa y una mayor exposición a los altos precios de la energía.
En consonancia con diferentes etapas de desarrollo, la participación de la producción primaria agrícola, forestal y pesquera en el PIB fluctúa entre menos de 2% en la Unión Europea y 7% en Asia Central. De igual manera, se estima que, en el periodo 2021-2023, la participación de los alimentos en el gasto doméstico en la región promedió cerca de 10%, fluctuando entre alrededor de 6% en el Reino Unido, 16% en Türkiye, y una cifra incluso mayor en muchos países de Asia Central.8 La inflación de los precios de los alimentos en la región promedió 10% en el periodo de 2021 a 2023, porcentaje considerablemente mayor del 2.4% registrado en los cinco años anteriores. El impacto de este gran aumento, y la continua moderación prevaleciente durante el periodo de las Perspectivas, sobre la seguridad alimentaria, es mayor en los países y en los hogares que gastan un porcentaje mayor de su ingreso total en alimentos. Lo anterior es evidente en el fuerte incremento de la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada y grave en Asia Central en 2021, a pesar de la recuperación de los ingresos. La inseguridad alimentaria se ubica aún muy por arriba de los niveles previos a la pandemia, pese a las mejoras logradas en 2022, pero estas podrían acelerarse a medida que la inflación de los precios de los alimentos siga cediendo. Sin embargo, se mantienen algunos riesgos, y la guerra, por ejemplo, podría restringir el rápido progreso de la región.
La región de Europa y Asia Central representa 15% del valor mundial de la producción agrícola y pesquera, con grandes contribuciones por parte de la Unión Europea, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante, el Reino Unido), Rusia, Ucrania, Türkiye y Kazajstán. La participación de la región en la producción mundial podría bajar 14% para 2033, por el impacto de la guerra, la cual ha dañado seriamente la capacidad productiva, y por el interés cada vez mayor en la sostenibilidad que priva en la Unión Europea.
El sector agrícola regional libró un cúmulo de retos en años recientes, muchos de los cuales causaron efectos duraderos. Una buena parte de los trastornos en la cadena de suministro y los cuellos de botella logísticos emanados de la pandemia de COVID-19 han cedido, pero esta también despertó un renovado interés en cadenas de suministro más cortas y más locales, así como una creciente toma de conciencia de los hábitos alimentarios saludables, los cuales probablemente persistirán. De igual manera, muchos de los trastornos iniciales provocados por la guerra, como los picos de precios de la energía, de los fertilizantes y de los productos básicos agrícolas, se están disipando; sin embargo, los cambios en los sistemas comerciales podrían persistir. Si bien perduran muchas incertidumbres con respecto a las posibles soluciones del conflicto, los graves daños a la infraestructura indican que la restauración de la capacidad productiva será lenta. Por consiguiente, se espera que el asombroso crecimiento de las exportaciones provenientes de Europa del Este, observado durante el decenio pasado, se desacelere considerablemente.
La Unión Europea representa 47% del valor de la producción agrícola y pesquera regional. Su priorización de la sostenibilidad y su mayor resiliencia son evidentes en su Estrategia “De la granja a la mesa” y en la Estrategia sobre Biodiversidad. La primera, que visualiza un sistema alimentario justo, saludable, favorable para el medio ambiente y sostenible, puede influir en las tendencias de la demanda, los flujos comerciales, la competitividad y el crecimiento de la producción en la región. Las reformas a la Política Agrícola Común (PAC) reforzaron su pilar ambiental, incluida la mejora de las condiciones de apoyo relativas a las buenas prácticas agrícolas y ambientales, e incentivos para adoptar prácticas de explotación respetuosos con el clima y el medio ambiente.
Mientras tanto, el interés cada vez mayor de la Unión Europea en la sostenibilidad, y el consecuente y endurecido marco regulatorio ambiental y climático, pueden sumarse a los costos de producción y posiblemente erosionar la competitividad de sus productores. Desarrollar innovaciones dirigidas a lograr un aumento sostenible de la productividad y suficiente para compensar los costos adicionales será esencial para impulsar la resiliencia del sector agrícola a embates exógenos, cuya frecuencia e intensidad probablemente se incrementen.
2.5.2. Producción
El crecimiento se desacelera con la guerra en curso en Ucrania y con la legislación ambiental más estricta
En comparación con el periodo base 2021-2023, se espera que el valor neto de la producción agrícola y pesquera en Europa y Asia Central solo crezca 7% para 2033, menos de la mitad de la tasa de crecimiento observada durante el decenio pasado, lo cual es señal de una fuerte desaceleración en Europa. Con la guerra, el crecimiento de Europa del Este disminuye de 30% durante el decenio pasado, a apenas 13% durante el periodo de las Perspectivas. Si bien se supone que Ucrania alcanzará una capacidad productiva histórica para 2033, la recuperación es lenta, y se espera que el crecimiento de la producción de Europa del Este la encabecen Türkiye y Rusia, con 25% y 7%, respectivamente. Con respecto a Europa Occidental, se espera que el crecimiento de su producción solo sea de 1.6% para 2033, debido al crecimiento más lento de la Unión Europea; por su parte, en Asia Central, el rápido incremento en Kazajstán impulsará un crecimiento de 24%.
Los aumentos de la productividad son esenciales para el crecimiento, pues la tierra utilizada para fines agrícolas disminuirá 3.4 Mha, en consonancia con las tendencias históricas. La disminución se atribuye casi exclusivamente a la tierra para pastoreo y se concentra en Europa, aunque no es uniforme en los distintos sectores. En Europa Occidental tanto la tierra agrícola como la de pastoreo disminuirán, en tanto que en Europa del Este y Asia Central, la reducción prevista en la tierra de pastoreo se verá compensada en parte por los pequeños aumentos en la tierra utilizada para la producción agrícola.
Los cultivos representan casi 40% del valor total generado por la agricultura y la pesca en la región. Un aumento de 0.7% anual basta para sostener este porcentaje para 2033. Este crecimiento se combina con el efecto de las mejoras del rendimiento en toda la región, respaldadas por la innovación y la intensificación tecnológicas en Asia Central. Se espera un aumento del rendimiento en todos los cultivos principales, que oscilará entre 0.5% anual en semillas oleaginosas y 0.8% anual en legumbres. Los aumentos son respaldados en parte por el mayor uso de fertilizantes, cuyos precios seguirán normalizándose tras el pico alcanzado en 2022. Se espera que, para 2033, la aplicación de fertilizantes por hectárea aumente 8%, cifra similar al incremento registrado el decenio pasado, pero concentrado en Europa del Este y Asia Central; por su parte, en Europa Occidental se espera un incremento de 5%.
Se esperan pocos cambios en la mezcla de cultivos y la mayor parte del crecimiento de la producción se atribuye a los cereales y semillas oleaginosas, sobre todo en Europa del Este. En específico, se espera que, durante el próximo decenio, Rusia mantenga un sólido crecimiento en maíz (26%), trigo (15%), soya (28%) y otras semillas oleaginosas (17%). Asimismo, para 2033, se espera que Rusia represente 43% de la producción regional de soya, 29% de otras semillas oleaginosas y 30% de trigo. El crecimiento proviene de la combinación de la ampliación de la superficie y del rendimiento, y, en colectivo, los cuatro cultivos representarían 2.2 Mha adicionales para 2033, en comparación con el periodo base 2021-2023. Al mismo tiempo, se espera que el aumento del rendimiento rebase 1% anual en trigo y maíz, y se mantenga ligeramente por debajo de 1% en semillas oleaginosas. También se espera que, para 2033, la producción de trigo aumente en Türkiye y Kazajstán, a 23% y 26%, respectivamente. En Ucrania, que contribuye en gran medida a los aumentos históricos, la necesidad de recuperarse de la guerra limita las perspectivas futuras de crecimiento.
La mitad del valor total de la producción agrícola y pesquera de la región se atribuye a la ganadera, cuya participación es la más alta de las regiones analizadas en este capítulo. Se espera que el crecimiento de la producción quede a la zaga del de los cultivos, con solo 0.5% anual. Casi 60% del valor regional de la producción ganadera se genera en Europa Occidental, pero se espera que para 2033 disminuya 56%, debido a su continua transición a la sostenibilidad ambiental. El mayor crecimiento de Europa del Este y Asia Central permitirá que estas regiones aumenten su aportación a la producción ganadera total de la región a 33% y 11%, respectivamente. Cerca de un tercio de la producción ganadera se dedica a la carne y la de cerdo es el mayor de los sectores cárnicos. Sin embargo, la carne de aves de corral representa la mayor parte del crecimiento adicional de la producción y para 2033, llegará a 38% del total de la carne producida. Por el contrario, se espera que la producción de carne de cerdo baje para 2033, en tanto que el crecimiento de la producción de carne de bovino sería lento: solo 2.6% para el periodo de 10 años. Más de la mitad de la producción adicional de carne de aves de corral proviene de Europa del Este, donde los excedentes de cereales para forraje y la legislación ambiental menos restrictiva impulsan la competitividad.
El predominio de Europa Occidental se extiende también a los lácteos, que equivalen a 47% de la producción total, en comparación con 39% en Europa del Este y 14% en Asia Central. A la Unión Europea le corresponde casi 90% de la producción de leche de Europa Occidental, aunque se espera una reducción de 11% de su manada de vacas para 2033, en comparación con el periodo 2021-2023. El aumento anticipado del rendimiento señala que la baja de la producción será mínima. En cambio, se prevé que la producción de leche se incrementará 10% en Europa del Este y 22% en Asia Central, con un aumento neto de 3.5% en la región. El rápido crecimiento de Asia Central se beneficia del aumento esperado de 8% de los inventarios de vacas y del aumento de 13% de rendimiento de la leche, en tanto que el crecimiento de Europa del Este se basa casi exclusivamente en los rendimientos.
La producción pesquera constituye 12% de la producción agrícola total y el crecimiento de 10% para 2033 es suficiente para mantener esta proporción. La prominencia de la acuicultura va en aumento y se espera que, para 2033, represente 24% de la producción pesquera total. La cifra refleja un crecimiento de 1.9% anual en acuicultura, comparado con solo 0.6% anual en la pesca de captura.
Se prevé que las emisiones directas de GEI de la agricultura disminuirán a nivel regional, aunque solo 0.6% para 2033. Esto comprende una disminución de 4% en Europa Occidental y la Unión Europea, combinada con un aumento de 1% en Europa del Este y de 9% en Asia Central, donde los rebaños siguen creciendo. El aumento de la productividad es tal, que se prevé que las emisiones de GEI expresadas en relación con el valor de la producción agrícola disminuirán 8% en comparación con su nivel del periodo base 2021-2023. Las Perspectivas de este año presentan un escenario que simula el impacto de reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro y el desperdicio de alimentos en los niveles de venta al por menor y al consumidor hacia 2030 (meta 12.3 de los ODS). Según el escenario, las emisiones agrícolas totales de la región se reducirían 3% en relación con el nivel de referencia, en tanto que la ingesta de calorías se incrementaría. Esto implica que, para 2030, las emisiones de GEI de la agricultura bajarían 3.5% del nivel promedio en el periodo base 2021-2023.
2.5.3. Consumo
Tendencias divergentes en los alimentos de origen animal con reducciones en Europa Occidental y aumentos en Asia Central
A pesar del alto ingreso relativo y la base de consumidores madura en grandes partes de la región, el impacto de trastornos como la pandemia de COVID-19, la guerra, la crisis del costo de la vida y la alta inflación de los precios de los alimentos, ha sido significativo. A nivel regional, la incidencia de inseguridad alimentaria de moderada a grave alcanzó su punto máximo en 2021, antes de mejorar un poco en 2022, a medida que los trastornos vinculados a la pandemia de COVID-19 cedían. La persistencia de la alta inflación de los precios de los alimentos implicó que la recuperación resultaba insuficiente para reducir la inseguridad alimentaria a niveles previos a la pandemia. Las preocupaciones por la asequibilidad fueron mayores en regiones con medidas de apoyo al ingreso menos integrales y con una mayor proporción del ingreso total gastada en alimentos. Además, en Europa del Este, la guerra en curso despertó nuevas inquietudes sobre la seguridad alimentaria y de interrupciones en la cadena de suministro, y provocó el desplazamiento de millones de personas, daños en la infraestructura y los canales de distribución, así como una gran volatilidad de precios, lo cual redunda en un mayor deterioro de la seguridad alimentaria en 2022. Al moderarse la inflación de los precios de los alimentos, la disponibilidad promedio de calorías en la región se incrementó en 2023 y se espera que la recuperación se acelere conforme la asequibilidad siga mejorando durante el periodo de las Perspectivas.
La disponibilidad diaria de calorías per cápita de la región está muy por arriba del promedio mundial y, para 2033, con un aumento de 3%, o 98 kcal/persona, superará las 3 400 kcal/persona. La diversidad en los niveles de ingreso y las preferencias del consumidor resalta las diferencias dentro de la región. En Europa del Este y Asia Central, la mayor asequibilidad durante el periodo de las Perspectivas sustenta un aumento de 7% de las calorías disponibles para su consumo. En el escenario de las Perspectivas, en el que, según se visualiza en los ODS, la pérdida y el desperdicio de alimentos podrían reducirse a la mitad en 2030, la ingesta de calorías en Europa del Este y Asia Central aumentaría 1.9% y 3.7%, respectivamente, en relación con el nivel de referencia y, al mismo tiempo, se reducirían las emisiones de GEI. Ello implica que, para 2030, la ingesta de calorías podría aumentar 7.2% y 9.4%, respectivamente, en relación con el nivel promedio en el periodo base 2021-2023. En Europa Occidental, se espera que, para 2033, la disponibilidad total de calorías permanecerá casi sin cambio por debajo del nivel de referencia, pero las preferencias entre su base de consumidores, más madura y con ingresos más altos, reflejan la creciente toma de conciencia de los efectos de la alimentación saludable y el medio ambiente sobre la cadena alimentaria. Si bien la crisis del costo de vida elevó la toma de conciencia de los costos relacionados con dichas preferencias, aún se espera que influyan considerablemente en la composición de la ingesta de alimentos. En consecuencia, el consumo per cápita de aceite vegetal y productos de origen animal bajaría.
En el periodo 2021-2023, la disponibilidad de proteínas, expresada en términos per cápita, fue 21% mayor que el promedio mundial. Se espera que, para 2033, aumente solo 4% y llegue a 111 g/día. Si bien se esperan aumentos en toda la región, el obtenido en Europa Occidental (1.8%) es tan solo una cuarta parte de lo que se espera en cualquier otra parte. En Europa Occidental, los incrementos se atribuyen exclusivamente a fuentes vegetales, que a menudo se perciben como alternativas saludables y sostenibles. En Europa del Este, y en especial en Asia Central, los productos de origen animal representan una mayor proporción del consumo adicional de proteínas y se espera que, para 2033, las proteínas derivadas de productos de origen animal aumenten 7.5% y 13%, respectivamente, en comparación con el periodo base 2021-2023. Aunque estas proyecciones de crecimiento generen cierta convergencia en la región, todavía se espera que el consumo de carne per cápita más alto sea en Europa Occidental, con 52 kg per cápita para 2033, en comparación con 46 kg per cápita en Europa del Este y 32 kg per cápita en Asia Central.
En la Unión Europea el consumo de proteína ya es alto, con una contribución ligeramente mayor de la carne que de los lácteos. Se espera que, para 2033, los temas ambientales propiciarán una baja de 1.7% del consumo de carne per cápita y que la ingesta de productos lácteos aumentará 1.3%. Para 2033, el consumo per cápita de queso seguirá siendo seis veces mayor que el promedio mundial y el de la mantequilla lo duplicará. Entre los productos cárnicos, se espera que la disminución del consumo de carne de cerdo, de bovino y de ovino se vea compensada en parte por el creciente consumo de carne de aves de corral, cuya participación en la canasta total de carne aumentará más de 30% para 2033. A pesar de la disminución de 5% para 2033, la carne de cerdo seguirá representando la mitad del consumo de carne total y per cápita, y más del doble del nivel promedio mundial.
Se espera que el consumo regional de pescado crezca 0.3% anual durante los próximos 10 años, pero la disminución de 9% en Europa del Este para 2033 oculta el crecimiento de casi 20% en Asia Central y 6% en la Unión Europea. En Europa Occidental, ya son altos los niveles de consumo y se espera que para 2033 dupliquen con creces el promedio mundial. Por el contrario, el crecimiento en Asia Central, que parte de una base pequeña, solo es suficiente para que el consumo alcance 60% del nivel promedio mundial para 2033.
La región representa 23% del uso mundial de forraje para animal, lo cual refleja la importancia relativa de los productos de origen animal en la producción total, y la intensidad de los sistemas de producción. Las perspectivas de crecimiento reflejan las de la ganadería, con una clara desaceleración en el próximo decenio que reducirá la participación de la región en el mercado mundial a 21%. Se espera que, para 2033, el uso total del forraje solo se incremente 3.2%, y la reducción de 3% en Europa Occidental que se compensa con los incrementos de 12% y 26%, respectivamente, en Europa del Este y Asia Central. En Europa Occidental, la disminución del uso de forraje es mayor que la de la producción ganadera, lo que refleja cierta extensificación de las prácticas de producción en una legislación ambiental más estricta. Por el contrario, se espera que Europa del Este y Asia Central intensifiquen las prácticas de producción, con un aumento en el uso de forraje más rápido que el de la producción ganadera.
El compromiso de la Unión Europea de aumentar la producción de energía renovable se consagra en su nuevo y ambicioso objetivo de alcanzar 45% de la energía renovable en 2030. La crisis energética solo sirvió para acelerar el impulso hacia el uso de las energías renovables en la región. A pesar de las reducciones esperadas, tanto en el uso de la gasolina como en el del diésel, se espera que, tomando en cuenta la descarbonización del transporte carretero y la creciente notoriedad de los vehículos eléctricos, el uso de etanol aumente 5%. Se prevé que el uso de biodiésel bajará casi 6% durante el próximo decenio. Ante las preocupaciones sobre la sostenibilidad en torno al aceite de palma, clasificado como de alto riesgo en el marco de la nueva Directiva de Energías Renovables, se le está eliminando como materia prima por parte de muchos países y se espera que su uso como materia prima en la producción de biodiésel disminuya casi 70% para 2033.
2.5.4. Comercio
La recuperación de las exportaciones de Ucrania depende de la resolución de la guerra
El comercio en Europa y Asia Central ha sido uno de los más dinámicos entre las regiones analizadas en este capítulo. Históricamente ha sido un gran importador neto, su déficit comercial se redujo a menos de la mitad del nivel que registraba hace 10 años. La prominencia de la región en los mercados mundiales también aumentó y representó casi 40% de las exportaciones adicionales durante el decenio pasado, pese a que solo aportó justo 14% de la producción adicional mundial. El cambio fue impulsado en gran medida por Europa del Este, en particular Rusia y Ucrania, donde el aumento a gran escala de la productividad superó con creces el limitado crecimiento demográfico. Su mayor intervención en los mercados mundiales se fortaleció en gran medida con las exportaciones de los principales cereales y semillas oleaginosas, lo cual se aprecia en la participación de 33% de Europa del Este en las exportaciones mundiales de trigo en el periodo base 2021-2023. Dado que el peso de la guerra afectó la capacidad de Ucrania de aumentar su producción, se espera que las exportaciones de la región se desaceleren. La expansión prevista de 22% de las exportaciones de Europa del Este para 2033 equivale a menos de la mitad del crecimiento registrado en el decenio pasado. Se espera que el crecimiento se concentre en Rusia y Türkiye, donde las exportaciones aumentarán 2.5% anual y 1.8% anual, respectivamente. Se espera que, en Europa Occidental, las exportaciones aumenten 1.5% anual, lo cual implica que su contribución al crecimiento de las exportaciones totales de la región será mayor que antes. Combinado con el crecimiento de 1.3% anual de Asia Central, esta cifra es suficiente para que toda la región de Europa y Asia Central transiten a un superávit comercial para 2033 que equivalga a su déficit actual.
Se espera que, con el respaldo de un considerable superávit comercial en la Unión Europea, Europa Occidental transite de un gran déficit comercial en el periodo base 2021-2023, a un pequeño superávit para 2033. Se espera que los productos que más contribuyan a los superávits adicionales generados por la Unión Europea sean las frutas y verduras frescas, cuyas cifras de exportación podrían aumentar 21% y 26%, respectivamente, durante el próximo decenio, junto con el trigo, el azúcar y productos lácteos de valor agregado, como el queso. La región ya aporta mucho a las exportaciones mundiales de queso y se espera que, para 2033, tenga lugar otro incremento de 25%, así como un aumento de 10% y 15%, respectivamente, de las exportaciones de trigo y azúcar. El superávit neto se relaciona también con una considerable desaceleración de las importaciones a la Unión Europea y señala el debilitamiento de la demanda y la preocupación por la sostenibilidad, los cuales fomentan una reducción de 50% en las importaciones de aceite de palma.
Europa y Asia Central aportan más de 40% del valor de las exportaciones de productos ganaderos a nivel mundial y casi 90% de este porcentaje se atribuye a la Unión Europea. Dado que el crecimiento de las exportaciones de productos de origen animal de la Unión Europea se acelerará durante el periodo de las Perspectivas, provocado por el estancamiento de la demanda interna, su participación en las exportaciones mundiales de dichos productos podría aumentar a 46% para 2033. Lo anterior es resultado sobre todo de las crecientes exportaciones de productos lácteos. En consonancia con la disminución de la producción, se espera que las exportaciones de carne de la Unión Europea disminuyan 6%, pero la mayor parte se deberá a la reducción registrada en el sector de la carne de cerdo, pues las exportaciones de carne de aves de corral se prevé que se incrementarán 11%. La reducción de las exportaciones de carne de cerdo implica que su participación en el comercio mundial de dicha carne bajará a 32%.
La región es también una gran exportadora de productos pesqueros. Representa 25% del volumen de exportaciones mundiales de pescado, es la segunda mayor participación de las regiones analizadas en este capítulo, detrás de Asia meridional y el Sudeste asiático. El crecimiento de 0.7% anual es suficiente para mantener este porcentaje en 24% para 2033. En la región, Rusia y Noruega son los países que más aportan a las exportaciones.
A pesar de la cada vez mayor orientación exportadora que aumenta su exposición a trastornos relacionados con el comercio, como el conflicto en el Mar Rojo que afecta el paso a través del Canal de Suez, la región se mantiene como un gran importador de muchos productos agrícolas. En la Unión Europea, dichas importaciones son regidas con más frecuencia por sus regulaciones ambientales. Se prevé que, para 2033, las importaciones aumentarán casi 9%, aunque el crecimiento de Asia Central es mucho más rápido, casi 31%, a partir de una base menor. La creciente orientación a las exportaciones observada en Europa, aunada al aumento de las importaciones de Asia Central, implica que una proporción considerable de las importaciones adicionales podría abastecerse desde la propia región. Se espera que alrededor de 20% de las importaciones adicionales de Asia Central consista en productos de origen animal, de los cuales la Unión Europea es un gran proveedor.
Cuadro 2.5. Indicadores regionales: Europa y Asia Central
Copy link to Cuadro 2.5. Indicadores regionales: Europa y Asia Central
Promedio |
% |
Crecimiento2 |
|||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
2011-13 |
2021-23 (base) |
2033 |
Base a 2033 |
2014-23 |
2024-33 |
||
Supuestos macro |
|||||||
Población (‘000) |
902 528 |
931 028 |
938 211 |
0.77 |
0.26 |
0.07 |
|
PIB per cápita1 (kUSD) |
24.36 |
27.80 |
32.88 |
18.28 |
1.32 |
1.55 |
|
Producción (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Valor neto de la producción agrícola y pesquera3 |
392.9 |
454.6 |
487.3 |
7.20 |
1.21 |
0.62 |
|
Valor neto de la producción agrícola3 |
151.7 |
176.3 |
190.8 |
8.26 |
0.98 |
0.72 |
|
Valor neto de la producción ganadera3 |
193.2 |
225.0 |
237.8 |
5.69 |
1.52 |
0.47 |
|
Valor neto de la producción pesquera3 |
48.0 |
53.3 |
58.6 |
10.07 |
0.69 |
0.92 |
|
Cantidad producida (kt) |
|||||||
Cereales |
523 947 |
595 937 |
634 033 |
6.39 |
0.34 |
0.79 |
|
Legumbres |
8 295 |
12 928 |
15 595 |
20.62 |
2.51 |
1.78 |
|
Raíces y tubérculos |
28 338 |
31 035 |
33 492 |
7.92 |
0.83 |
0.54 |
|
Semillas oleaginosas4 |
60 270 |
88 457 |
99 540 |
12.53 |
2.95 |
0.79 |
|
Carne |
62 503 |
72 247 |
74 451 |
3.05 |
1.14 |
0.35 |
|
Lácteos5 |
26 077 |
29 706 |
31 536 |
6.16 |
0.94 |
0.52 |
|
Pescado |
17 140 |
18 712 |
19 844 |
6.05 |
0.45 |
0.91 |
|
Azúcar |
26 818 |
28 164 |
29 853 |
6.00 |
0.47 |
0.11 |
|
Aceite vegetal |
25 978 |
35 921 |
38 431 |
6.99 |
2.79 |
0.40 |
|
Producción de biocombustible (Mnl) |
|||||||
Biodiésel |
11867 |
19432 |
18800 |
-3.25 |
4.87 |
0.08 |
|
Etanol |
7 356 |
8 049 |
8 994 |
11.73 |
0.52 |
1.04 |
|
Uso de la tierra (kha) |
|||||||
Uso total de la tierra agrícola |
771 812 |
763 942 |
760 556 |
-0.44 |
-0.08 |
-0.01 |
|
Uso total de la tierra para producción agrícola6 |
252 469 |
251 913 |
251 905 |
0.00 |
0.07 |
0.09 |
|
Uso total de la tierra para pastoreo7 |
519 343 |
512 029 |
508 651 |
-0.66 |
-0.15 |
-0.06 |
|
Emisiones de GEI (Mt CO2-eq) |
|||||||
Total |
750 |
772 |
767 |
-0.65 |
-0.02 |
-0.04 |
|
Cultivos |
188 |
198 |
201 |
1.48 |
0.03 |
0.27 |
|
Animal |
547 |
555 |
545 |
-1.74 |
-0.09 |
-0.16 |
|
Demanda y seguridad alimentaria |
|||||||
Consumo diario de calorías per cápita8 (kcal) |
3 262 |
3 311 |
3 409 |
2.98 |
0.35 |
0.23 |
|
Consumo diario de proteínas per cápita8 (g) |
101.9 |
106.4 |
110.7 |
4.0 |
0.6 |
0.4 |
|
Consumo de alimentos per cápita (kg/año) |
|||||||
Alimentos básicos9 |
159.8 |
162.4 |
169.8 |
4.52 |
0.07 |
0.41 |
|
Carne |
45.3 |
47.1 |
48.0 |
2.01 |
0.16 |
0.15 |
|
Lácteos5 |
26.4 |
28.2 |
29.7 |
5.19 |
0.58 |
0.43 |
|
Pescado |
18.4 |
17.2 |
17.5 |
1.42 |
-0.63 |
0.03 |
|
Azúcar |
34.6 |
32.9 |
32.6 |
-0.75 |
-0.12 |
-0.11 |
|
Aceite vegetal |
17.6 |
19.9 |
19.6 |
-1.23 |
0.01 |
-0.52 |
|
Comercio (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Comercio neto3 |
- 45 |
- 20 |
25 |
-221.85 |
.. |
.. |
|
Valor de las exportaciones3 |
446 |
584 |
681 |
16.61 |
2.22 |
1.55 |
|
Valor de las importaciones3 |
491 |
604 |
657 |
8.66 |
2.13 |
0.91 |
|
Coeficiente de autosuficiencia (base de calorías)10 |
100.9 |
106.4 |
111.4 |
4.65 |
0.25 |
0.39 |
Notas: 1. Dólares estadounidenses constantes de 2010. 2. Tasas de crecimiento de mínimos cuadrados (véase el Glosario). 3. Sigue la metodología de FAOSTAT, con base en los productos básicos representados en el modelo Aglink-Cosimo. 4. Las semillas oleaginosas representan la soya y otras semillas oleaginosas. 5. Unidades equivalentes de sólidos de leche. 6. La superficie representa múltiples cosechas de cultivos arables. 7. Tierra para pastoreo. 8. Disponibilidad de alimentos, no ingesta. 9. Cereales, semillas oleaginosas, legumbres, raíces y tubérculos. 10. Producción / (Producción + Importaciones - Exportaciones)*100.
Fuentes: FAO (2024). Bases de datos Balances de alimentos e Índices comerciales de FAOSTAT, http://www.fao.org/faostat/es/#data; OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
2.6. Perspectivas regionales: América del Norte
Copy link to 2.6. Perspectivas regionales: América del Norte2.6.1. Datos de referencia
Un sector agroalimentario productivo y resiliente contribuye considerablemente a la producción mundial
La región de América del Norte comprende solo dos países —los Estados Unidos y el Canadá—, cuyos 377 millones de habitantes representan 4.7% de la población mundial. Su crecimiento de solo 0.5% anual indica que esta proporción podría disminuir un poco para 2033. En cambio, la región representa 10% del uso de la tierra agrícola a nivel mundial y la disponibilidad per cápita de dicha tierra agrícola es la más alta entre todas las regiones incluidas en las Perspectivas. Esto permite una contribución sustancial a la agricultura mundial, la cual aporta 10% de la producción mundial y representa 12% del comercio mundial. Su superávit comercial agrícola es el tercero más grande entre todas las regiones, después de América Latina y la de Asia meridional y Sudeste asiático; sin embargo, durante el decenio pasado se redujo a la mitad, y se espera que disminuya durante el periodo de las Perspectivas, por la desaceleración del crecimiento de la producción.
La agricultura regional es intensiva en capital y sumamente productiva. Empresas agrícolas de gran tamaño y con orientación comercial logran notables rendimientos al utilizar tecnologías de vanguardia en sus sistemas de producción intensivos en insumos. Las tasas de aplicación de fertilizantes por hectárea de tierra para cultivo son altas, aunque en 2022 bajaron sustancialmente debido al fuerte aumento de los costos, el cual disminuyó los márgenes de los productores. El uso se recuperó en 2023, cuando los precios se normalizaron, pero las tasas de aplicación se mantienen por debajo de los niveles registrados en la década previa a 2022, como reflejo de las inversiones realizadas para optimizar la eficiencia. Si bien se espera que las tasas de aplicación suban constantemente durante el próximo decenio, para 2033 apenas rebasarán ligeramente los niveles de 2021 y los aumentos de la eficiencia son tales que el uso de fertilizantes por caloría producida bajará más.
Los Estados Unidos y el Canadá son economías altamente desarrolladas, maduras y diversas, en las que la agricultura, la silvicultura y la pesca representan menos de 2% del PIB total. Su ingreso per cápita es el más alto de todas las regiones analizadas en este capítulo —USD 57 300 en términos constantes de 2010— y se espera que aumente otro 15% para 2033. Más de 80% de la población ya reside en zonas urbanas y se esperan pocos cambios para 2033. Esta base de consumidores de ingresos altos y en su mayoría urbana tiene la mayor ingesta de alimentos per cápita de todas las regiones. La proporción del ingreso total dedicada a la alimentación también la más baja. Eso indica que las preferencias del consumidor podrían pesar más que el aumento de los ingresos en la evolución de la demanda alimentaria. El consumo es proporcionalmente alto en los productos de origen animal, mismos que comprenden casi 30% del total de calorías y 69% de la ingesta total de proteínas, en comparación con el promedio mundial de 19% y 43%, respectivamente. Las dietas también son muy altas en edulcorantes y especialmente en aceite vegetal, cuya proporción de aporte calórico es casi el doble del promedio mundial. La composición dietética y los estilos de vida característicos de la región han dado lugar a una mayor incidencia de obesidad y de padecimientos crónicos relacionados con la alimentación, como la diabetes, aunque la pandemia de COVID-19 elevó la conciencia sobre los hábitos alimentarios saludables. Esto podría causar un efecto duradero sobre las preferencias del consumidor y se espera que la ingesta total de calorías disminuya para 2033, junto con la proporción de endulzantes y aceite vegetal contenidos en ella.
En consonancia con su nivel de desarrollo económico y sus ya altos niveles de ingesta de calorías, los usos no alimentarios de los productos básicos agrícolas, como biocombustibles y forraje animal, han crecido con mayor rapidez que la demanda alimentaria durante el decenio pasado (Figura 2.23). Además, los hábitos de consumo alimentario de la base madura de consumidores de la región son menos sensibles a las fluctuaciones en el poder de compra que los de las regiones con ingresos más bajos. Por su parte, la ingesta total de calorías se mantuvo bastante estable durante los cinco años pasados, pese a la presencia de trastornos como la pandemia de COVID-19, la crisis energética y la crisis del costo de la vida. No obstante, los mencionados trastornos afectaron profundamente la composición y la distribución de la venta de alimentos. El gasto en alimentos fuera del hogar disminuyó, en tanto que las ventas al por menor aumentaron e indujeron cambios importantes en la cadena de suministro de alimentos para adaptarse al tipo de alimento y a los requisitos de tamaño del empaque. Weersink et al. (2021[9]), comentan que, pese al tiempo requerido para adaptarse a los cambios, las mejoras a la cadena de suministro incrementaron su resiliencia a futuros trastornos.
Aun con los altos niveles promedio de los ingresos y de la ingesta de alimentos, la región no es inmune a las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria entre los niveles más bajos de su distribución de ingresos. Incluso antes de la pandemia de COVID-19, se estimó que entre 10% y 13% de la población de la región experimentaba inseguridad alimentaria (Tarasuk and Mitchell, 2020[10]). Pese a los efectos atenuantes de las medidas de apoyo a los ingresos, la prevalencia de una inseguridad alimentaria de moderada a grave aumentó por primera vez en 2020. Sin embargo, la recuperación fue rápida, aun con la alta inflación de los precios de los alimentos, la cual se elevó a más de 10% en 2022, tras ubicarse cerca del cero durante los cinco años anteriores a 2020. La recuperación resultó beneficiada por el importante gasto en políticas públicas de larga data para resolver las cargas que los costos de los alimentos representan para las personas pobres, políticas que se complementaron con acciones como la Ley de Reducción de la Inflación, la cual respalda programas para bajar los costos de la energía.
El crecimiento económico también se recuperó rápidamente de la recesión inducida por la pandemia en 2020, pero el ímpetu se perdió también rápidamente, cuando el inicio de la guerra y la crisis energética relacionada dieron paso al ciclo de mayor inflación y al consecuente y fuerte endurecimiento monetario. Como resultado, el crecimiento del PIB per cápita ha sido menor de 2% desde 2022 y se espera que toque fondo al llegar a 0.9% en 2024. Factores clave que contribuyeron a un crecimiento consistentemente positivo, pese a los trastornos mundiales, fueron la fuerza y la resiliencia del mercado laboral. Si bien los altos costos de la mano de obra y su escasez contribuyen a la inflación, los aumentos salariales han sido más rápidos y, con la actual moderación de la inflación, se espera que el crecimiento a mediano plazo del PIB per cápita promedie 1.3% anual hacia 2033.
El sector agrícola de América del Norte, que es maduro, productivo y resiliente, contribuye sustancialmente a la producción y las exportaciones mundiales de varios productos. Su capacidad de aumentar la producción ha sido decisiva para normalizar los precios de los productos básicos agrícolas a pesar de la guerra, conflicto que ha disminuido la producción y las exportaciones de la región del Mar Negro. No obstante, el sector también enfrenta desafíos. Ciertas evidencias sugieren que el impresionante crecimiento histórico de su productividad se desaceleró en el decenio pasado (Fuglie, 2018[11]), los precios de los productos básicos agrícolas bajaron con mayor rapidez que los altos costos de los insumos y, a medida que los costos ambientales sigan en aumento, la competitividad podría mermar en el futuro. El cambio climático implica que la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos aumentan, como se aprecia en la sequía generalizada que ha afectado el número de cabezas de ganado y la producción agrícola, y en los incendios forestales, tormentas y tornados que pueden dañar seriamente la infraestructura de producción. El mayor reconocimiento de dichos riesgos establece que las políticas públicas se orientan cada vez más, no solo a reducir las emisiones de carbono, sino también, como sucede con la Asociación Canadiense de Agricultura Sostenible, a promover una mayor resiliencia entre los productores para gestionar los riesgos climáticos.
2.6.2. Producción
La producción agrícola basada en la productividad impulsa el crecimiento
Se espera que el crecimiento de la producción agrícola y pesquera en América del Norte persista, pero el incremento esperado de 12% para 2033 indica un crecimiento más lento que en el pasado. Esta desaceleración refleja la expectativa de que casi todos los precios sigan moderándose y regresen a una tendencia a la baja en términos reales. La relativa fortaleza del dólar estadounidense también indica que otras regiones, como la de América Latina, podrían llegar a ser relativamente más competitivas. La aportación de la ganadería al valor agrícola total es comparativamente alta en el contexto mundial, pero la expansión prevista de la producción agrícola durante el próximo decenio es mayor. Esto revierte la tendencia observada durante el decenio pasado y refleja el impacto de los altos precios del forraje en el periodo base, lo cual provocará una disminución a corto plazo de la producción ganadera antes de que el crecimiento se reactive a partir de 2025. En consecuencia, para 2033, la participación de la ganadería en la producción total bajará ligeramente a 45%, en tanto que la participación de la pesca se mantendrá estable en 5%; de esta forma, la producción agrícola representará la mitad del valor total.
El uso de la tierra agrícola se estabilizó durante el decenio pasado con una proporción constante de 37% que se dedica a la producción agrícola. Si bien se esperan pocos cambios en el uso total de la tierra agrícola para 2033, podría ocurrir alguna redistribución, ya que poco más de 3 Mha se reutilizarán pasando de la producción agrícola al pastoreo, sobre todo en los Estados Unidos. A pesar de la disminución de la tierra agrícola, se espera que el valor total de la producción agrícola aumente 15%. Casi tres cuartas partes de dicho crecimiento corresponderán a los Estados Unidos, donde se espera que el valor de producción agrícola por hectárea aumente 16% durante el periodo de 10 años. En el Canadá, el aumento es aún más pronunciado: 29%, aunque su sector agrícola es mucho más pequeño que el de los Estados Unidos, y para 2033 representará 16% de los cultivos de la región.
Los incrementos del valor de la producción agrícola representan una combinación de intensificación, aumento del rendimiento y cambios de la mezcla de cultivos. La disminución de la superficie cosechada, de 2.3 Mha, es menor que la del uso de la tierra, lo cual indica la presencia de algunos cultivos dobles adicionales. Entre los principales cultivos producidos en la región, se espera que las superficies de maíz, trigo, algodón, legumbres y colza se expandan, a expensas de la soya y la cebada. La expansión de la superficie de algodón y de legumbres es la más rápida, pero para 2033, la combinación de maíz, trigo y soya, donde el crecimiento parte de una base mucho más grande, representará casi 60% de la superficie total de cultivos. Se espera que los aumentos de rendimiento conserven su solidez en todos los productos básicos y oscilen entre 0.5% anual para el maíz, 0.8% anual para el trigo y 1.3% anual para el algodón. El abanico de tasas de crecimiento también refleja las diferencias en el periodo base. Los rendimientos del maíz ya promediaban casi 11 toneladas por hectárea entre 2021 y 2023, esto es, 85% por arriba del promedio mundial. Por el contrario, en los casos del trigo y la cebada, los rendimientos se redujeron en gran medida en 2021 y 2023, debido a condiciones meteorológicas inclementes, sobre todo en el Canadá, por lo que los aumentos obtenidos durante el periodo de las Perspectivas conllevan un elemento de recuperación. Dichos aumentos reflejan la continua evolución de las tecnologías de producción que, junto con prácticas de gestión más eficientes, podrían también mejorar la resiliencia a los fenómenos climáticos.
Los sistemas de producción de carne de América del Norte son altamente intensivos y permiten a la región proveer 13% del valor mundial de la producción ganadera, con solo 10% del inventario animal y, en el caso de los rumiantes, menos de 3% de los inventarios mundiales. Por el carácter intensivo de los sistemas de producción, el forraje es un gran impulsor de los costos, de modo que el ciclo de altos precios de este material durante los pasados tres años colocó a la rentabilidad bajo una presión extrema. Esto sucedió tras el ya serio impacto del confinamiento inducido por la pandemia, el cual provocó restricciones de la capacidad y mano de obra en mataderos e instalaciones de procesamiento, con lo que los precios de la carne bajaron. La persistencia de los altos costos de la mano de obra y la energía también impulsó los costos hacia arriba, más allá de la explotación agrícola. Por consiguiente, la producción de carne de cerdo disminuyó hasta 2021 y 2022, mientras que el crecimiento de la producción de carne de aves de corral se estancó. Debido a su ciclo más largo, la producción de carne de bovino no bajó sino hasta 2023, pero se espera que este ciclo descendente persista hasta 2025, en tanto que, a partir de 2024, se prevén aumentos moderados en los sectores de carne de cerdo y de aves de corral. La carne de aves de corral, con su rápido ciclo de producción, podría haberse recuperado en 2023, de no ser por el impacto de la influenza aviar altamente patógena generalizada. A mediano plazo, se espera que la producción regional total de carne aumente solo 7%, y más de 90% de esta se atribuirá a los Estados Unidos. Las tasas de crecimiento más rápidas corresponden a la producción de carne de bovino, que se espera se recupere de la disminución a corto plazo, para crecer 1.4% anual en promedio durante las perspectivas de 10 años; mientras se espera que la producción de carne de aves de corral y de cerdo aumente 0.8% anual y 0.4% anual, respectivamente. En todos los subsectores ganaderos, el crecimiento de la producción supera al de los inventarios, lo cual refleja el impacto del aumento de la productividad.
Se espera que el crecimiento de la producción de leche exceda el de la carne y podría aumentar 13% para 2033, en relación con el periodo base 2021-2023. Se espera que los Estados Unidos represente casi 85% de este incremento. Los aumentos se derivan predominantemente del mayor rendimiento de la leche, que ya es más alto en América del Norte que en cualquier otra región. Se espera que los inventarios de vacas solo aumenten 1.5% en los Estados Unidos, en tanto que el rebaño de vacas lecheras del Canadá podría reducirse casi 1%. Se espera que, para 2033, el rendimiento de la leche en los Estados Unidos y el Canadá aumente 10% y 21%, respectivamente. Eso implica que los rendimientos del Canadá serán más de cinco veces mayores que el promedio mundial. De acuerdo con las preferencias del consumidor, se espera que una creciente proporción de la producción total de leche se procese en productos como queso, mantequilla y leche en polvo, y que se destine menos a la leche líquida.
En América del Norte, el sector pesquero es mucho más pequeño que el agrícola y el ganadero, y comprende principalmente a la pesca de captura. Se espera que, para 2033, la pesca de captura aumente 5% en relación con el periodo base 2021-2023. Esta tasa es similar a la de la acuicultura, aunque esta parte de una base mucho más pequeña que representa solo 11% de la producción total. La producción durante el próximo decenio se verá impactada fuertemente por las regulaciones ambientales. En la actualidad, 84% de la producción total proviene de los Estados Unidos, pero el crecimiento en el Canadá es ligeramente más rápido y se espera que, para 2033, dicho país abastezca 17% del pescado de la región.
La región de América del Norte es responsable de 7% de las emisiones directas de GEI de la agricultura a nivel mundial, cifra menor que su participación en la producción mundial. Se espera que el total de emisiones de la agricultura aumente 4% durante el próximo decenio, mucho menos que en el pasado. Las medidas en materia de políticas públicas, como la fijación de precios del carbono en el Canadá, contribuyen a la desaceleración. Se espera que las emisiones totales por unidad de valor de la producción disminuyan aún más. Las emisiones adicionales provienen principalmente de la producción agrícola y aumentarán 9.6% para 2033, en comparación con el periodo base 2021-2023 y con el 2% de la producción ganadera. Las Perspectivas de este año presentan un escenario que simula el impacto de reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro, y el desperdicio de alimentos en los niveles de venta al por menor y al consumidor hacia 2030 (meta 12.3 de los ODS). Según el escenario, las emisiones agrícolas totales de la región podrían disminuir 3.5% en relación con el nivel de referencia, en tanto que la ingesta de calorías aumentaría. Dado lo anterior, para 2030, las emisiones de GEI de la agricultura podrían aumentar solo 0.2% del nivel promedio en el periodo base 2021-2023.
2.6.3. Consumo
Los cambios en las preferencias del consumidor son clave para las perspectivas de la demanda
Las economías avanzadas de los Estados Unidos y el Canadá cuentan con bases de consumidores maduros y adinerados, cuyos gastos en alimentos representan en promedio solo 6% del gasto total del hogar. Por tanto, las fluctuaciones en los precios de los alimentos, que incluyen una inflación de dos dígitos en 2022 y una constante moderación de los precios de los alimentos durante el periodo de las Perspectivas, influyen menos en los hábitos de demanda alimentaria de la región que en muchas otras. Con un enfoque comparativamente menor de las consideraciones económicas, las perspectivas de la demanda a mediano plazo reflejarán la enorme influencia de las preferencias de estos consumidores. Los cambios previstos en dichas preferencias se deben en gran parte al mayor énfasis en una dieta saludable, tendencia acentuada por la pandemia de COVID-19, así como a una mayor conciencia de la sostenibilidad ambiental, principalmente entre los grupos demográficos más jóvenes. Esta transición podría repercutir no solo en la cantidad total de calorías consumidas, sino también en su composición.
El total de calorías disponibles para consumo, que incluye un desperdicio doméstico sustancial, es el más alto del mundo. Para 2033, se espera que la disminución sea de 62 kcal/persona/día, lo que elevará la disponibilidad a 3 750 kcal/persona/día. Si se rectifican las estimaciones actuales del desperdicio doméstico, la ingesta calórica bajaría a 3 385 kcal/persona/día, aún 28% por debajo del promedio mundial. Esto representa una considerable reducción en comparación con el periodo base 2021-2023, cuando la ingesta total de calorías de América del Norte fue 27% mayor que el promedio mundial. La disminución en la ingesta de calorías corresponde a los Estados Unidos, ya que en el Canadá se espera que su disponibilidad aumente. No obstante, para 2033, dicha disponibilidad en el Canadá seguirá siendo menor que la de los Estados Unidos. Si se considera la composición de las dietas, el mayor interés en la salud puede provocar que se incluyan más productos frescos y se estima que para 2033 el consumo per cápita de frutas y verduras se incremente 15% y 4%, respectivamente. Por su parte, el consumo de legumbres, que se perciben como alternativas saludables, podría aumentar 28%, pero a partir de una base pequeña y, para 2033, los niveles absolutos de todas maneras ascenderán a la mitad del promedio mundial. Por el contrario, para 2033, se espera una menor ingesta per cápita de aceite vegetal (-9.5%), edulcorantes (-1.5%) y cereales (-1.1%). A pesar de la reducción, el consumo per cápita de aceite vegetal y de edulcorantes seguirá por arriba de los promedios mundiales en 130% y 38%, respectivamente.
Se espera que la ingesta de proteínas en América del Norte se eleve solo 1.5%, o 1.9g/persona/día para 2033, para sumar 123g/persona/día, todavía más de 40% por arriba del promedio mundial. La ingesta se deriva sobre todo de fuentes de origen animal, ya que la proteína de origen vegetal se mantiene bastante estable porque la menor ingesta de cereales compensa el aumento de 15% de la proteína proveniente de legumbres. Se espera que el consumo per cápita de carne se mantenga bastante estable y aumente solo 0.9% durante el periodo de 10 años. La mayor ingesta de productos de carne de aves de corral y de cerdo, combinada con la disminución del consumo de carne de bovino y de ovino, genera un aumento de 1.5% en la ingesta de proteínas provenientes de productos cárnicos. Un incremento de 1.8% en proteínas derivadas de los productos lácteos refleja un mayor consumo per cápita sobre una base de materia seca, y los aumentos de 11% y de 9% en el consumo de queso y mantequilla compensan con creces la disminución de la ingesta de leche en polvo. También se espera que el consumo per cápita de productos de pescado llegue a 10 kg per cápita para 2033, un aumento de solo 3.5% en comparación con el periodo 2021-2023.
La intensidad de los sistemas de producción ganadera de la región significa que el uso para forraje ya es alto. A la región corresponde 15% del uso mundial de forraje y las calorías dedicadas al forraje animal ya exceden a las consumidas como alimento (Figura 2.23). La carne de aves de corral y de cerdo representan 85% del crecimiento de la producción de carne; con esto en mente, se espera que también siga en aumento el uso del forraje y que para 2033 se ubique 7% por arriba que el del periodo base. Los principales ingredientes del forraje son el maíz y la harina proteica, y su participación en la composición total de las raciones seguiría en aumento, pues 85% del uso adicional de forraje comprende a estos dos productos básicos. Se espera que, para 2033, la participación del maíz en el uso total de forraje sume 53%, y otro 17% se atribuye a la harina proteica.
El uso industrial de los productos agrícolas en América del Norte es alto en el contexto mundial, y los Estados Unidos, el mayor productor de biocombustible del mundo, representa 38% de la producción mundial. Los sistemas de producción de biocombustible son también un gran mercado para los cereales forrajeros, pues representan más calorías que los alimentos en el periodo base (Figura 2.23). El uso de biocombustible en los Estados Unidos es regido por el Estándar de Combustible Renovable. En la actualidad, el etanol derivado de materias primas de maíz constituye 82% del uso total de biocombustibles en la región, pero el crecimiento de 16% durante el próximo decenio será impulsado sobre todo por el biodiésel, como reflejo del aumento de los objetivos de combustible renovable y de créditos fiscales para el diésel basado en la biomasa. Junto con el impulso continuo para mejorar la sostenibilidad, la reciente crisis energética y la posterior promulgación de la Ley de Reducción de la Inflación estimularon adicionalmente el crecimiento del uso de biocombustible. Sin embargo, los mercados de etanol son reprimidos por las limitaciones en la infraestructura y la tecnología, que obstaculizan la expansión a gran escala de la mezcla E15 y provocan que aún se mezcle más gasolina en los niveles E10. Además de su propio uso, los Estados Unidos exporta grandes cantidades de etanol al Canadá, donde se espera que las regulaciones de combustible limpio y las políticas de fijación de precios del carbono propicien un crecimiento considerable en el uso de biocombustibles, impulsado sobre todo por tasas de mezcla más altas.
2.6.4. Comercio
Los superávits comerciales disminuirán
Durante el decenio pasado, el superávit comercial de América del Norte en los principales productos básicos agrícolas y alimentarios se redujo a la mitad y se espera que, para 2033, baje a casi cero. Dicha transición se deriva del crecimiento de 19% en el valor de las importaciones frente a uno de solo 13% en el de las exportaciones para 2033, en comparación con el periodo base 2021-2023. Esto es más notorio en los Estados Unidos, donde la magnitud de la expansión de las importaciones, de 22% durante los próximos 10 años, es más del doble que la de las exportaciones, que solo aumentan 10%. En el Canadá sucede lo contrario: la expansión de las exportaciones, de 20% para 2033 en relación con el periodo base, es más del doble que la de las importaciones, que se incrementan 9%. Sin embargo, las magnitudes relativas del comercio de los dos países implican que la tendencia regional refleja la de los Estados Unidos.
Uno de los factores que contribuyen a la gran desaceleración del crecimiento de las exportaciones de los Estados Unidos es la disminución de la demanda mundial, sobre todo la de la República Popular China (en adelante, China). China solía ser el principal destino de las exportaciones de los Estados Unidos; sin embargo, en 2023, fue superado por el Canadá, y México se colocó en la tercera posición. Tales tendencias señalan la influencia del Tratado de Libre Comercio entre México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Dada la mayor competencia de América Latina y la desaceleración prevista de la demanda de importaciones chinas, debida sobre todo a la combinación de un crecimiento económico debilitado y de una población decreciente, la expansión del comercio al Canadá y a México podría representar la mayor oportunidad. Lo anterior afectará también la mezcla de productos de exportación, puesto que casi la mitad de las importaciones agrícolas de China procedentes de los Estados Unidos corresponde a la soya, en tanto que la mezcla de importación del Canadá y México es más diversa. Por consiguiente, se espera que las exportaciones de soya disminuyan 4% durante los próximos 10 años, y que para 2033 la participación de la soya del total de exportaciones agrícolas de los Estados Unidos podría disminuir.
Si bien la participación de América del Norte de las exportaciones mundiales de soya bajaría 34% en el periodo base a 31% para 2033, su importancia en el comercio mundial aumentará para varios productos, como el trigo, el maíz, la harina proteica, la carne de cerdo, la leche en polvo y el etanol. En el caso de cereales como el trigo y el maíz, esto en parte refleja el impacto de la guerra en curso, la cual redujo las exportaciones de la región del Mar Negro; sin embargo, la capacidad de los Estados Unidos de acelerar las exportaciones ha sido un factor clave que contribuyó a moderar los precios. Este creciente protagonismo también implica que la demanda de importaciones de sus productos, sobre todo de África del Norte y del Cercano Oriente, puede verse presionada a corto plazo debido al conflicto en el Mar Rojo, el cual genera demoras en los embarques y los consecuentes aumentos de las tarifas. La magnitud de dicho impacto dependerá en alto grado de la duración de los trastornos, pero después de la pandemia de COVID-19, los aumentos de los costos de los embarques a gran escala derivados de la escasez de contenedores, redujeron el volumen de las actividades comerciales en todo el mundo, incluida América del Norte. El impacto del conflicto en el Mar Rojo y el Mar Negro se agrava por los reducidos volúmenes de mercancías que pasan por el canal de Panamá debido a la prolongada sequía. La persistencia de dichos retrasos puede incrementar los tiempos de los embarques y, posteriormente, también las tarifas en rutas de la costa este de los Estados Unidos a Asia. Durante el primer trimestre de 2024, las tarifas ferroviarias de carga de los Estados Unidos también aumentaron, lo mismo que sus volúmenes, cuando el desvío del tráfico de Asia a través del Canal de Suez no era ya una estrategia viable para mitigar los retrasos en el canal de Panamá.
A pesar de su superávit comercial y su prolífico papel en las exportaciones mundiales, la región de América del Norte es también un importante importador de varios productos fuerte y creciente. Sus importaciones incluyen productos frescos, aceite vegetal y de pescado, y se espera que aumenten 27%, 9% y 11%, respectivamente. Si bien se espera que los volúmenes de importación de carne bajen a consecuencia de la disminución del consumo, seguirán siendo importantes: para 2033, la región de América del Norte aún representará el 15% de las importaciones mundiales de carne de bovino y su participación en las importaciones mundiales de pescado aumentará a 16%.
Cuadro 2.6. Indicadores regionales: América del Norte
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Promedio |
% |
Crecimiento2 |
|||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
2011-13 |
2021-23 (base) |
2033 |
Base a 2033 |
2014-23 |
2024-33 |
||
Supuestos macro |
|||||||
Población (‘000) |
351 327 |
376 892 |
398 917 |
5.84 |
0.65 |
0.51 |
|
PIB per cápita1 (kUSD) |
49.32 |
57.30 |
65.73 |
14.72 |
1.44 |
1.26 |
|
Producción (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Valor neto de la producción agrícola y pesquera3 |
252.0 |
289.7 |
323.1 |
11.54 |
0.85 |
0.98 |
|
Valor neto de la producción agrícola3 |
121.0 |
140.8 |
162.2 |
15.20 |
-0.01 |
0.80 |
|
Valor neto de la producción ganadera3 |
112.6 |
132.9 |
143.8 |
8.23 |
2.22 |
1.27 |
|
Valor neto de la producción pesquera3 |
18.4 |
16.0 |
17.1 |
6.89 |
-1.71 |
0.24 |
|
Cantidad producida (kt) |
|||||||
Cereales |
444 544 |
496 382 |
559 410 |
12.70 |
0.01 |
0.62 |
|
Legumbres |
7 790 |
7 311 |
10 247 |
40.17 |
-2.63 |
2.99 |
|
Raíces y tubérculos |
5 272 |
6 051 |
6 308 |
4.25 |
1.44 |
0.27 |
|
Semillas oleaginosas4 |
110 446 |
144 850 |
153 361 |
5.88 |
0.40 |
0.70 |
|
Carne |
45 812 |
52 949 |
56 424 |
6.56 |
1.80 |
0.82 |
|
Lácteos5 |
12 350 |
14 547 |
16 405 |
12.77 |
1.59 |
1.16 |
|
Pescado |
6 543 |
5 650 |
5 955 |
5.39 |
-1.82 |
0.24 |
|
Azúcar |
7 202 |
7 871 |
8 595 |
9.21 |
0.65 |
0.70 |
|
Aceite vegetal |
14 257 |
18 754 |
21 097 |
12.49 |
2.22 |
0.84 |
|
Producción de biocombustible (Mnl) |
|||||||
Biodiésel |
4 615 |
11 947 |
20 846 |
74.49 |
10.21 |
2.38 |
|
Etanol |
54 476 |
61 636 |
64 941 |
5.36 |
0.35 |
0.33 |
|
Uso de la tierra (kha) |
|||||||
Uso total de la tierra agrícola |
461 686 |
463 475 |
463 370 |
-0.02 |
0.02 |
0.00 |
|
Uso total de la tierra para producción agrícola6 |
170 827 |
171 800 |
168 435 |
-1.96 |
-0.04 |
-0.18 |
|
Uso total de la tierra para pastoreo7 |
290 859 |
291 676 |
294 935 |
1.12 |
0.06 |
0.10 |
|
Emisiones de GEI (Mt CO2-eq) |
|||||||
Total |
427 |
431 |
449 |
4.33 |
0.14 |
0.43 |
|
Cultivos |
127 |
124 |
136 |
9.63 |
-0.21 |
0.33 |
|
Animal |
285 |
289 |
294 |
1.98 |
0.25 |
0.48 |
|
Demanda y seguridad alimentaria |
|||||||
Consumo diario de calorías per cápita8 (kcal) |
3 698 |
3 815 |
3 753 |
-1.63 |
0.60 |
-0.18 |
|
Consumo diario de proteínas per cápita8 (g) |
114.8 |
120.7 |
122.6 |
1.5 |
0.8 |
0.2 |
|
Consumo de alimentos per cápita (kg/año) |
|||||||
Alimentos básicos9 |
125.5 |
124.8 |
124.8 |
0.01 |
0.19 |
-0.02 |
|
Carne |
72.3 |
78.6 |
79.2 |
0.76 |
0.57 |
0.22 |
|
Lácteos5 |
31.2 |
33.7 |
34.9 |
3.52 |
0.68 |
0.39 |
|
Pescado |
21.4 |
22.8 |
23.9 |
4.93 |
0.60 |
0.15 |
|
Azúcar |
30.3 |
30.2 |
29.7 |
-1.52 |
-0.11 |
-0.10 |
|
Aceite vegetal |
33.9 |
40.2 |
36.4 |
-9.49 |
0.72 |
-0.72 |
|
Comercio (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Comercio neto3 |
20 |
10 |
0 |
-97.39 |
.. |
.. |
|
Valor de las exportaciones3 |
144 |
172 |
194 |
12.60 |
0.19 |
1.12 |
|
Valor de las importaciones3 |
124 |
163 |
194 |
19.05 |
2.21 |
1.51 |
|
Coeficiente de autosuficiencia (base de calorías)10 |
128.6 |
127.6 |
130.1 |
1.99 |
-0.59 |
0.26 |
Notas: 1. Dólares estadounidenses constantes de 2010. 2. Tasas de crecimiento de mínimos cuadrados (véase el Glosario). 3. Sigue la metodología de FAOSTAT, con base en los productos básicos representados en el modelo Aglink-Cosimo. 4. Las semillas oleaginosas representan la soya y otras semillas oleaginosas. 5. Unidades equivalentes de sólidos de leche. 6. La superficie representa múltiples cosechas de cultivos arables. 7. Tierra para pastoreo. 8. Disponibilidad de alimentos, no ingesta. 9. Cereales, semillas oleaginosas, legumbres, raíces y tubérculos. 10. Producción / (Producción + Importaciones - Exportaciones)*100.
Fuentes: FAO (2024). Bases de datos Balances de alimentos e Índices comerciales de FAOSTAT, http://www.fao.org/faostat/es/#data; OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
2.7. Perspectivas regionales: América Latina y el Caribe
Copy link to 2.7. Perspectivas regionales: América Latina y el Caribe2.7.1. Datos de referencia
Las exportaciones encabezaron el crecimiento ante un entorno mundial cada vez más fragmentado
La región de América Latina y el Caribe abarca cerca de 2 000 Mha y tiene recursos agrícolas abundantes. Alberga a más de 660 millones de habitantes, casi 8.5% de la población mundial. Si bien su densidad demográfica promedio es baja, es la más urbanizada de las regiones en desarrollo. Se espera que, para 2033, tenga cerca de 710 millones de habitantes, 84% de los cuales podría residir en zonas urbanas. Ello implica que la mayoría de los pobres de la región vivirán en zonas urbanas, pero casi 120 millones de personas permanecerán en entornos rurales, en los que la incidencia inflexiblemente alta de pobreza presenta desafíos importantes.
A pesar de sus vastos recursos, que no son iguales en toda la región, la seguridad alimentaria es un reto perpetuo. Los avances alcanzados desde principios de la década de 2000 empezaron a revertirse a partir de 2014, cuando los adelantos históricos en la disminución de la pobreza se estancaron entre una pléyade de dificultades macroeconómicas. La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada y grave ha ido en aumento desde 2014, pero la combinación de trastornos mundiales surgidos en fechas recientes aceleró considerablemente la caída. Algunos de los trastornos son la pandemia de COVID-19; los retos económicos que esta provocó, algunos de los cuales aún persisten; la guerra en curso; la crisis energética; la crisis del costo de la vida; el actual conflicto en Cercano Oriente, y la inflación de los precios de los alimentos, que promedió casi 15% durante los tres años recién pasados. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que la pandemia de COVID-19 llevó a la tasa de pobreza extrema de la región a 13.8% en 2021, pero en 2022 se recuperó a 11.2%, cifra similar a la de los niveles previos a la pandemia. La incidencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave también llegó a su punto máximo en 2021, antes de disminuir ligeramente en 2022; de todas maneras, se mantiene muy por arriba de los niveles previos a la pandemia y sigue afectando con especial gravedad a las mujeres y a los habitantes de zonas rurales. La brecha de género se cerró en 2021 y 2022, pero continúa en 9.1 puntos porcentuales (FAO, IFAD, PAHO, UNICEF and WFP, 2023[11]). La mejora de la seguridad alimentaria, a pesar de la alta inflación de los alimentos, indica la recuperación en los ingresos y el éxito de los programas de protección social puestos en marcha para mitigar la crisis. Dado que se espera que la inflación de los precios de los alimentos siga moderándose, la asequibilidad mejoraría, con lo que aceleraría los avances para incrementar la seguridad alimentaria.
Las perspectivas económicas en gran parte de la región han sido difíciles desde hace algún tiempo y los niveles de ingreso per cápita se contrajeron 0.9% en promedio anual durante el decenio pasado. Los desafíos estructurales preexistentes, como la gran desigualdad y la pobreza, acentuaron los efectos de la pandemia de COVID-19, aunque el repunte de la recesión consecuente fue rápido. Impulsado por los altos precios de los productos básicos y la relevante función del comercio en la región, en 2022 el PIB real per cápita rebasó los niveles de 2019. El impulso se estancó en 2023, ante el aumento de las tasas de interés, el debilitamiento de los precios de los productos básicos, la mayor lentitud del crecimiento de los socios comerciales y un entorno mundial más difícil. Dada la lenta convergencia de la inflación con los objetivos de los bancos centrales, se espera que el crecimiento toque fondo en 2024 y, a mediano plazo, promedie 1.6% anual. Como ocurre en la mayor parte del mundo, el balance de riesgos, en especial a corto plazo, se encuentra a la baja, pero la gran dependencia comercial provoca que la región sea particularmente vulnerable a la posible escalada de la fragmentación geopolítica. Considerando la diversidad de los países de la región en términos de composición de su actividad económica y del nivel de los riesgos internos que incrementan los efectos mundiales, la magnitud del repunte y la de la desaceleración subsiguiente difieren.
Se espera que el PIB per cápita de la región se acerque a USD 10 900 per cápita para 2033. Si bien representa un aumento de 19% en relación con el periodo base 2021-2023, aún es solo 9% más alto que en 2014 y se ubica casi 20% por debajo del promedio mundial. En promedio en toda la región, los hogares destinan alrededor de 16% de su gasto total en alimentos, pero la cifra varía mucho, según los niveles de ingresos y la desigualdad. En los países que asignan un mayor porcentaje del gasto total a los alimentos, el beneficio de moderar la inflación de precios es sustancial. En aquellos en los que predomina una elevada inestabilidad macroeconómica, dicho impacto podría ser menor, ya que una depreciación del tipo de cambio —que ha sido un impulsor clave de la inflación de los precios—, podría compensar parte de la baja de los precios mundiales basados en dólares estadounidenses.
La agricultura de la región es sumamente diversa. Las estructuras de las explotaciones agrícolas van desde grandes explotaciones comerciales orientadas a la exportación, hasta las operaciones familiares de mediana y gran escala, y cerca de 15 millones de pequeños agricultores responsables de gran parte de la producción regional de alimentos (OECD/FAO, 2019[12]). A menudo las operaciones pequeñas tienen recursos restringidos en comparación con las entidades grandes orientadas a la exportación, con lo que se consolida la dualidad que prevalece en el sector. La producción agrícola y pesquera representa poco más de 6.4% del PIB total y este porcentaje aumentó ante los diversos trastornos que asolaron a las economías del mundo durante los pasados cuatro años. Esto es reflejo de la resiliencia del sistema agroalimentario regional, el sólido desempeño en 2020 —cuando estaba exento de las restricciones del confinamiento— y el sostenido periodo de precios altos. A medida que los precios de los productos básicos agrícolas continúen normalizándose durante el periodo de las Perspectivas, se prevé que la participación de la agricultura en el PIB total bajará a 5.7% para 2033.
Al contar con una favorable cantidad de recursos naturales, la región de América Latina y el Caribe contribuye de manera fundamental a la agricultura mundial. Entre 2021 y 2023, representó 13% del valor neto de la producción agrícola y pesquera a nivel mundial y su participación de las exportaciones totales fue incluso mayor de 18%. Esto se debe sobre todo a América del Sur, de la que el Caribe es un importador neto. La relevancia de las exportaciones agrícolas de la región se destaca aún más por su creciente participación en el valor total de la producción, el cual ha aumentado hasta casi 70%. El crecimiento histórico de las exportaciones fue respaldado por el incremento de la competitividad y la productividad total de los factores subió 40% de 2000 a 2019.9 El crecimiento se debe a un mayor uso de los insumos, sobre todo el de los fertilizantes, que se elevó 27% tan solo en el decenio pasado. El fuerte aumento de los costos de los fertilizantes en 2022, aunado a los problemas en las cadenas de suministro derivados de la guerra en curso, ocasionaron una gran contracción en la aplicación de fertilizantes por hectárea y un mayor interés en el uso eficaz. Los beneficios de invertir en aumentar la eficiencia son palpables en la desaceleración del crecimiento de la aplicación de fertilizantes por hectárea a 8% durante el próximo decenio. Dado que en el próximo decenio se espera un crecimiento encabezado principalmente por la exportación, la apertura al comercio, la eficiencia en el uso de insumos, las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático y un mayor interés en la sostenibilidad ambiental, serán esenciales para mantener e incrementar la competitividad.
Al ser el mayor exportador neto de todas las regiones analizadas en las Perspectivas, resulta paradójico que algunos de los mayores retos que la región de América Latina y el Caribe enfrenta, se relacionen con la seguridad alimentaria. Los retos se derivan de limitaciones de asequibilidad, más que de la disponibilidad, y se sustentan con la combinación de problemas conectados con la distribución de ingresos y la alta inflación de precios registrados en fechas recientes, agravados por la pobreza generalizada en el ámbito rural y la inestabilidad macroeconómica observada en muchos países. La sólida orientación exportadora de la región protegió al crecimiento agrícola de los desafíos macroeconómicos, pero también la hizo vulnerable a la volatilidad en aumento, a las condiciones financieras más estrictas y a la mayor debilidad de la demanda mundial de importaciones. El creciente interés pospandémico en el desarrollo de cadenas de suministro nacionales y la mayor conciencia de la sostenibilidad ambiental por parte de algunos importadores, podrían influir en la política comercial y en las perspectivas de las exportaciones a futuro. Otros temas relacionados con el comercio surgen de la mayor concentración de las exportaciones por destino, lo cual expone a la demanda de exportaciones a mayores riesgos de mercado, el resurgimiento de los trastornos en los embarques debido al conflicto en curso en el Mar Negro y el Mar Rojo, así como a limitaciones relacionadas con la sequía en el paso a través del canal de Panamá. La persistencia de dichos trastornos podría aumentar las tarifas de embarques y, de nuevo, afectar la competitividad. Además de los riesgos relacionados con el comercio, las estrategias de adaptación de los sectores y la resiliencia a los efectos del cambio climático serán decisivos para el crecimiento sostenido.
2.7.2. Producción
El crecimiento refleja la combinación de la expansión y el aumento de la productividad
Se prevé que la producción agrícola y pesquera de la región aumentará casi 15% para 2033. Se espera que cerca de la mitad de dicho crecimiento provenga de la producción agrícola, la cual aumenta 14%, en comparación con una expansión más moderada de 12% en el sector ganadero. Se espera que el valor neto de la producción pesquera aumente 23%, pero a partir de una base mucho más pequeña, y que, para 2033, aún represente solo 14% del valor de la producción agrícola y pesquera, en comparación con 48% de los cultivos y 39% del ganado.
La abundancia de tierras de la región contribuye a un fuerte crecimiento de la producción agrícola, el cual se deriva de la combinación de expansión e intensificación. Se espera que el total de tierra utilizada para la agricultura aumente casi 7 Mha, la mayor entre las regiones analizadas en este capítulo. Esto sucede exclusivamente en el sector de cultivos, y casi 60% de la expansión prevista tiene lugar en el Brasil. El aumento de la superficie cosechada es casi el doble que el del uso de la tierra, lo cual señala que cada vez hay más cultivos dobles. La ventaja comparativa del Brasil y la Argentina en la producción de soya se plasma en su participación combinada de casi 50% de la producción mundial. Por consiguiente, la soya representará también 31% de la superficie adicional, y otro 25% se destinará al maíz. La asignación de 8% de la superficie adicional de trigo contribuye a cerrar las posibles brechas de suministro de la región del Mar Negro por la guerra en curso.
Los altos porcentajes de la producción mundial de soya y maíz correspondientes a la región, 53% y 18%, respectivamente, aumentarán más durante el periodo de las Perspectivas. Por ende, las fluctuaciones en el suministro de la región pueden desatar una considerable volatilidad de los precios mundiales. Esto resulta evidente con el fuerte aumento de los precios de la soya durante la sequía de 2021 y, ante el actual cambio climático, se espera que dichos fenómenos sean cada vez más frecuentes. Muchos países de la región se enfrentan ya a prolongadas sequías que reducen el potencial productivo, así como la creciente frecuencia de temperaturas extremas e incendios forestales. Por consiguiente, la capacidad de la región de adaptarse al cambio climático y de mantenerse resiliente a un mayor número de fenómenos meteorológicos será fundamental no solo para su propio desempeño agrícola, sino también para la estabilidad de los mercados mundiales. En 2022, la Plataforma de Acción Climática en Agricultura de América Latina y el Caribe, afirmó que la mayoría de los países de la región cuentan con el marco institucional y planes de adaptación requeridos para sortear el cambio climático, pero carecen de sistemas detallados de seguimiento y evaluación para monitorear su implementación que puede afectar la asignación de fondos.
La intensificación y el aumento del rendimiento fueron esenciales para el fuerte crecimiento de la producción regional. Se espera que el aumento de las tasas de aplicación de fertilizantes se desacelere considerablemente durante el periodo de las Perspectivas, pero que siga siendo positivo. En combinación con la innovación y prácticas tecnológicas que optimicen la eficiencia, el mayor uso de los fertilizantes apoyaría nuevas mejoras del rendimiento en la mayoría de los principales cultivos. Eso incluye un aumento de 11% del rendimiento de maíz y trigo para 2033, en relación con el periodo base 2021-2023, junto con una mejora de 12% en el rendimiento de soya. También facilita otro incremento de 10% del valor neto de la producción por hectárea de tierra agrícola, así como una disminución de 5% en los fertilizantes requeridos por caloría producida.
La región aporta 15% de la producción ganadera mundial y el crecimiento de 1.2% anual es suficiente para sostener ese porcentaje para 2033. Debido a su superávit de cereales forrajeros, la producción ganadera intensiva es sumamente competitiva, pero las expectativas de crecimiento son aún sensibles a los riesgos impuestos por las enfermedades de los animales. La producción de carne representa una proporción mucho mayor que la de productos lácteos en el crecimiento esperado de la producción. Entre los varios tipos de carne, casi 60% de la producción adicional para 2033 se atribuye a la de aves de corral. El ciclo de producción corto de la carne de aves de corral apoya las mejoras rápidas de la genética y de las tasas de conversión de forraje, con lo que se impulsa el aumento de la productividad, en tanto que la baja de los precios del forraje en relación con la carne en el mediano plazo fomentará la expansión. Se espera que la carne de bovino crezca 0.9% anual y la de cerdo 1.3% anual, para representar 19% y 20%, respectivamente, de la carne adicional producida para 2033. El aumento de la productividad sigue siendo fundamental para el crecimiento, ya que con solo 2% de expansión del rebaño bovino, se logrará un aumento de 9% de la producción de esta carne para 2033.
América Latina y el Caribe representan poco menos de 10% de la producción pesquera mundial y el crecimiento previsto de 0.6% anual es suficiente para sostener esta participación para 2033. Tres cuartas partes de la producción aún se derivan de la pesca de captura, pero la aportación de la acuicultura va en aumento en varios países y genera un crecimiento de 1.2% anual, en comparación con solo 0.4% anual de la pesca de captura. La pesca de captura es volátil por naturaleza, debido a la intermitente pero fuerte influencia de las condiciones de El Niño, las cuales aumentan las temperaturas de la superficie del mar y reducen la disponibilidad de pescado utilizado para producir harina y aceite de pescado. El Niño afecta también la disponibilidad de alimentos para la producción acuícola de alto valor, como el abulón. Dichos efectos podrían agravarse con el cambio climático e influir en la coherencia de la oferta y generar volatilidad de los precios.
Se espera que las emisiones de GEI de la agricultura aumenten 3% durante el próximo decenio, con una aportación comparativamente mayor de los productos agrícolas que de los ganaderos. Para 2033, se espera que la región represente 18% de las emisiones mundiales de la agricultura, cifra mayor que su participación en la producción total. No obstante, en relación con el valor neto de la producción agrícola, las emisiones por unidad de valor de la producción disminuirán de manera constante durante los próximos 10 años. En estas Perspectivas se presenta un escenario que simula el impacto de reducir a la mitad las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de suministro y el desperdicio de alimentos en los niveles de venta al por menor y al consumidor hacia 2030 (meta 12.3 de los ODS). En el escenario se supone que las emisiones agrícolas totales de la región podrían reducirse 4.6% en relación con el nivel de referencia y, a la vez, aumentar la ingesta de calorías. Esto implica que, para 2030, las emisiones de GEI de la agricultura podrían disminuir 2.6% del nivel promedio en el periodo base 2021-2023.
2.7.3. Consumo
Los hábitos alimentarios son diversos, pero evolucionan con lentitud
El aumento de la disponibilidad total de calorías en la región se estancó mucho desde 2015. Esto refleja los movimientos en los niveles de ingreso per cápita, los cuales bajaron motivados por la inestabilidad macroeconómica. En fechas más recientes, la recesión inducida por la pandemia de COVID-19 ocurrida en 2020, y el subsecuente incremento de los precios de los alimentos restringió la asequibilidad de los productos alimentarios nutritivos, pero, en tanto que la incidencia de la inseguridad alimentaria y de la subalimentación se incrementó en 2020 y 2021, la disponibilidad promedio de calorías se mantuvo bastante estable. Ello implica que la disponibilidad promedio de calorías encubre diferencias importantes entre los consumidores de distintos países y en los diferentes niveles de ingreso. La situación probablemente refleja la desigualdad en materia de ingresos que predomina en la región, así como el desproporcionado impacto de las dificultades económicas resultado de la pandemia de COVID-19 y la consecuente inflación de precios, sobre las poblaciones pobres y vulnerables, que gastan un mayor porcentaje de su presupuesto total en alimentos. Se espera que, para 2033, la disponibilidad promedio per cápita será mayor de 3 100 kcal/persona al año, pero el crecimiento se mantendrá lento, de solo 0.3% anual en promedio durante el periodo de 10 años. Esto representa un aumento de 122 kcal/persona/día, debido al mayor consumo de cereales, carne, lácteos, aceite vegetal y productos frescos, junto con la disminución del consumo de azúcar. A pesar de la disminución de 1 kg por persona al año para 2033, el consumo de azúcar de la región sigue siendo alto, 60% arriba del promedio mundial.
En una región que lleva la triple carga de la malnutrición, con inseguridad alimentaria y subalimentación y una incidencia cada vez mayor de sobrepeso y obesidad, la reducción de la ingesta de azúcar refleja la creciente toma de conciencia de los vínculos entre los hábitos alimentarios y la salud. Esto se fomentó con iniciativas como la legislación sobre el etiquetado al frente de los paquetes y los impuestos a las bebidas endulzadas con azúcar. Si bien los intentos para inducir una alimentación saludable pueden tener algún efecto, la asequibilidad sigue siendo un reto, pues los alimentos frescos nutritivos son comparativamente caros en grandes partes de la región. Las restricciones de asequibilidad entre los niveles inferiores de la distribución de ingresos afectan la calidad y también la cantidad de la ingesta de alimentos, a pesar del impacto positivo de iniciativas como los programas de alimentación escolar, que, según estimaciones, benefician hasta a 37% de los habitantes más pobres. Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos también puede mejorar la disponibilidad y la accesibilidad. Según las estimaciones, los productos que más aportan al total de calorías perdidas y desperdiciadas en la región son cereales (a los cuales se atribuye más de la mitad), productos de semillas oleaginosas, productos frescos y edulcorantes (Figura 2.28). En el escenario de las Perspectivas, donde la pérdida y el desperdicio de alimentos puede reducirse a la mitad en 2030, como se visualiza en las metas de los ODS, la ingesta de calorías en la región podría aumentar 5% en relación con el nivel de referencia, el número de personas subalimentadas en la región podría bajar 22% y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de GEI. Estos datos implican que, para 2030, la ingesta de calorías podría aumentar 8.3% en relación con el nivel promedio registrado en el periodo base 2021-2023, y el número de personas subalimentadas bajaría en 15.4 millones.
Se prevé que, para 2033, el consumo per cápita de proteínas sumará 94 g/persona/día, un aumento de 4 g/persona en comparación con los niveles actuales. Dicho incremento proviene sobre todo de los productos de origen animal, los cuales aportan 70% del crecimiento de la disponibilidad de proteínas. Se espera que el consumo de carne aumente 3.3 kg per cápita y llegue a casi 52 kg/persona/año para 2033. La cifra es 80% mayor que el promedio mundial. El crecimiento se deriva de la carne de aves de corral y de cerdo, cuyo consumo se espera que aumente 0.8% anual y 0.7% anual, respectivamente, en comparación con una moderada baja del consumo de carne de bovino para 2033. El consumo de pescado en la región es aún bajo: 62% del promedio mundial, pero se prevé que se incremente 0.3% anual y sumará 3 kg/persona/año para 2033.
La región de América Latina y el Caribe representa 12% del uso mundial de forraje animal. El crecimiento previsto de 1.2% anual es similar al de la producción de carne y ligeramente más rápido que el de la producción de lácteos. A pesar de la mejora genética prevista, la cual genera mejores tasas de conversión de forraje, lo anterior indica una mayor intensificación de los sistemas de producción, la cual es esencial para el crecimiento. Poco más de 50% del uso adicional de forraje se atribuye al maíz, y otro 21% a la harina proteica, lo cual revela un crecimiento de 1.4% anual y 1.1% anual, respectivamente, del maíz y la harina proteica utilizados como forraje.
La región contribuye considerablemente a los mercados mundiales de biocombustible, y ahora produce 28% del etanol y 17% del biodiésel a nivel mundial. El Brasil representa casi 90% de la producción y el uso de etanol en la región, así como 71% y 79%, respectivamente, de la producción y el uso del biodiésel. Se espera que, sostenido por su programa RenovaBio, diseñado para reducir la intensidad de las emisiones como parte de sus compromisos COP 21, y la demanda cada vez mayor de combustible para transporte, el uso de etanol aumente 37% durante el próximo decenio. Se espera que la caña de azúcar se mantenga como la principal materia prima. Asimismo, la competitividad del etanol basado en caña de azúcar del Brasil impulsó su porcentaje de las exportaciones mundiales, que podría mantenerse en 24%, a pesar del rápido crecimiento del consumo interno.
2.7.4. Comercio
Las exportaciones son clave para el crecimiento agrícola sostenido, pero los riesgos van en aumento
Encabezada por América del Sur, la región de América Latina y el Caribe es el mayor exportador neto entre todas las regiones analizadas en este capítulo. Al mismo tiempo, varios países y subregiones son importadores y exportadores netos de productos agrícolas, como Panamá, El Salvador, y la mayor parte del Caribe. A pesar de estas diferencias, el comercio intrarregional sigue siendo bajo.
El papel que las exportaciones han desempeñado ha sido clave para impulsar al crecimiento agrícola de la región, al mitigar su vulnerabilidad a la inestabilidad macroeconómica intrínseca y aumentar su resiliencia a trastornos exógenos. Su relativa importancia es resaltada por los constantes aumentos de la participación de las exportaciones en el valor total de la producción, que podría ser mayor de 70% para 2033. La cifra refleja una expansión de 26% de su superávit comercial en productos agrícolas, más que cualquier otra región de las analizadas en este capítulo. Por consiguiente, su participación en las exportaciones mundiales aumentará a 19% para 2033. El Brasil es el mayor exportador de la región y representa casi la mitad del crecimiento, pero su aumento previsto de 1.8% anual es mucho más lento que el 7.2% anual obtenido durante el decenio pasado. Otros notorios contribuyentes al crecimiento regional de las exportaciones son México y la Argentina, y las exportaciones de frutas frescas del Perú aumentan con rapidez.
En medio de los sólidos aumentos de la producción, la región ha consolidado su participación en las exportaciones mundiales y se espera que, para 2033, represente una proporción importante de las exportaciones mundiales de varios productos básicos: 66% de soya, 56% de azúcar, 54% de harina proteica, 48% de maíz, 43% de carne de bovino, 40% de harina de pescado, 31% de carne de aves de corral, 24% de frutas y 28% de algodón. En el caso de la soya, el azúcar y la carne de bovino, esto representa una participación en aumento. Tan sorprendente dominio de los mercados de exportación refuerza la tendencia mundial hacia una mayor concentración del mercado de exportación.
La importancia de las exportaciones para la agricultura de la región es acentuada no solo por su posición clave en el comercio mundial, sino también por la función fundamental de las exportaciones en el impulso al crecimiento de la producción. El crecimiento sostenido dependerá de la continua orientación al comercio abierto en el mercado mundial. Los trastornos de los pasados cuatro años expusieron la vulnerabilidad del sistema de comercio mundial, lo cual generó cuellos de botella logísticos y aumento de los costos. Los trastornos más recientes son las interrupciones del paso a través del canal de Panamá debido a la sequía, y a través del Canal de Suez por el conflicto en el Mar Rojo. Si bien las exportaciones a la Unión Europea y los Estados Unidos comprenden menos de 14% y 22% de las exportaciones totales, respectivamente, el impacto, aunque pareciera limitado, es sustancial para los países de la costa del Pacífico, como Chile, el Perú, Ecuador y Colombia. Las cada vez mayores exportaciones de productos frescos de Chile y el Perú, que suelen destinar grandes volúmenes a la Unión Europea, podrían estar en riesgo. La persistencia de dichas restricciones también conlleva el riesgo de aumentar los costos de embarque y, de ahí, reducir la competitividad de las exportaciones de la región.
En medio de las distintas crisis, varios países exportadores adoptaron políticas comerciales que priorizan el suministro interno. La falta de dichas restricciones en América Latina y el Caribe brindó oportunidades para obtener una participación de mercado. Sin embargo, en muchas partes del mundo se ha priorizado el desarrollo de cadenas internas de suministro, para así mitigar los riesgos de provocar trastornos. Durante el próximo decenio, la evolución de las relaciones comerciales en varias partes del mundo influirá en la región, al crear nuevas oportunidades y mayores riesgos. Pese al éxito del crecimiento encabezado por las exportaciones en el pasado, la demanda mundial de importaciones se desacelera y el mercado es cada vez más volátil y fragmentado, lo cual aumenta la fragilidad del comercio internacional. Mejorar la integración del mercado interno y el funcionamiento de pequeñas y medianas empresas, cooperativas y explotaciones agrícolas familiares podría expandir el comercio en la región para así diversificar las oportunidades de mercado e impulsar la resiliencia del sector.
Cuadro 2.7. Indicadores regionales: América Latina y el Caribe
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Promedio |
% |
Crecimiento2 |
|||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
2011-13 |
2021-23 (base) |
2033 |
Base a 2033 |
2014-23 |
2024-33 |
||
Supuestos macro |
|||||||
Población (‘000) |
602 008 |
659 589 |
709 221 |
7.52 |
0.87 |
0.64 |
|
PIB per cápita1 (kUSD) |
9.85 |
9.12 |
10.89 |
19.41 |
-0.88 |
1.63 |
|
Producción (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Valor neto de la producción agrícola y pesquera3 |
321.7 |
385.7 |
442.2 |
14.65 |
2.02 |
1.06 |
|
Valor neto de la producción agrícola3 |
139.1 |
183.8 |
210.3 |
14.42 |
2.53 |
1.10 |
|
Valor neto de la producción ganadera3 |
137.4 |
152.9 |
171.4 |
12.13 |
1.06 |
1.18 |
|
Valor neto de la producción pesquera3 |
45.2 |
49.0 |
60.4 |
23.42 |
3.33 |
0.56 |
|
Cantidad producida (kt) |
|||||||
Cereales |
210 669 |
297 982 |
360 204 |
20.88 |
3.51 |
1.76 |
|
Legumbres |
7 485 |
7 766 |
9 024 |
16.20 |
0.37 |
1.34 |
|
Raíces y tubérculos |
14 545 |
14 577 |
16 406 |
12.54 |
0.53 |
1.07 |
|
Semillas oleaginosas4 |
145 187 |
208 926 |
243 967 |
16.77 |
2.27 |
0.81 |
|
Carne |
48 132 |
57 394 |
65 501 |
14.12 |
1.81 |
1.25 |
|
Lácteos5 |
9 630 |
10 940 |
12 043 |
10.08 |
0.87 |
0.98 |
|
Pescado |
16 032 |
16 993 |
18 687 |
9.97 |
2.91 |
0.61 |
|
Azúcar |
57 692 |
58 635 |
66 688 |
13.73 |
0.69 |
0.98 |
|
Aceite vegetal |
21 163 |
28 895 |
33 157 |
14.75 |
1.64 |
1.00 |
|
Producción de biocombustible (Mnl) |
|||||||
Biodiésel |
5 976 |
9 916 |
12 505 |
26.11 |
4.72 |
2.04 |
|
Etanol |
26 739 |
35 374 |
47 811 |
35.16 |
1.89 |
2.21 |
|
Uso de la tierra (kha) |
|||||||
Uso total de la tierra agrícola |
657 465 |
651 601 |
658 517 |
1.06 |
-0.01 |
0.08 |
|
Uso total de la tierra para producción agrícola6 |
149 222 |
163 214 |
170 263 |
4.32 |
0.85 |
0.31 |
|
Uso total de la tierra para pastoreo7 |
508 243 |
488 387 |
488 254 |
-0.03 |
-0.28 |
0.00 |
|
Emisiones de GEI (Mt CO2-eq) |
|||||||
Total |
1 019 |
1 108 |
1 142 |
3.12 |
0.99 |
0.33 |
|
Cultivos |
98 |
114 |
123 |
8.13 |
2.11 |
0.79 |
|
Animal |
905 |
969 |
993 |
2.45 |
0.80 |
0.28 |
|
Demanda y seguridad alimentaria |
|||||||
Consumo diario de calorías per cápita8 (kcal) |
2 909 |
2 979 |
3 101 |
4.09 |
0.35 |
0.29 |
|
Consumo diario de proteínas per cápita8 (g) |
86.5 |
89.8 |
94.2 |
4.9 |
0.4 |
0.4 |
|
Consumo de alimentos per cápita (kg/año) |
|||||||
Alimentos básicos9 |
149.1 |
146.8 |
151.8 |
3.41 |
-0.05 |
0.31 |
|
Carne |
46.0 |
49.0 |
51.8 |
5.65 |
0.79 |
0.56 |
|
Lácteos5 |
15.9 |
16.2 |
16.6 |
2.38 |
-0.03 |
0.34 |
|
Pescado |
10 |
11 |
11 |
5.47 |
-0.03 |
0.41 |
|
Azúcar |
41 |
35 |
34 |
-1.83 |
-1.40 |
-0.11 |
|
Aceite vegetal |
18 |
20 |
20 |
0.85 |
1.72 |
0.08 |
|
Comercio (Mm USD de 2014-16) |
|||||||
Comercio neto3 |
96 |
165 |
207 |
26.00 |
.. |
.. |
|
Valor de las exportaciones3 |
171 |
263 |
320 |
21.73 |
4.47 |
1.75 |
|
Valor de las importaciones3 |
75 |
98 |
112 |
14.54 |
2.93 |
1.27 |
|
Coeficiente de autosuficiencia (base de calorías)10 |
130.9 |
137.6 |
138.0 |
0.32 |
0.43 |
0.03 |
Notas: 1. Dólares estadounidenses constantes de 2010. 2. Tasas de crecimiento de mínimos cuadrados (véase el Glosario). 3. Sigue la metodología de FAOSTAT, con base en los productos básicos representados en el modelo Aglink-Cosimo. 4. Las semillas oleaginosas representan la soya y otras semillas oleaginosas. 5. Unidades equivalentes de sólidos de leche. 6. La superficie representa múltiples cosechas de cultivos arables. 7. Tierra para pastoreo. 8. Disponibilidad de alimentos, no ingesta. 9. Cereales, semillas oleaginosas, legumbres, raíces y tubérculos. 10. Producción / (Producción + Importaciones - Exportaciones)*100.
Fuentes: FAO (2024). Bases de datos Balances de alimentos e Índices comerciales de FAOSTAT, http://www.fao.org/faostat/es/#data; OCDE/FAO (2024), “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas”, Estadísticas de la OCDE sobre agricultura (base de datos), http://dx.doi.org/10.1787/agr-outl-data-en.
Referencias
[7] Chamberlin, J., T. Jayne and D. Headey (2014), “Scarcity amidst abundance? Reassessing the potential for cropland expansion in Africa”, Food Policy, Vol. 48, pp. 51-65, https://doi.org/10.1016/j.foodpol.2014.05.002.
[5] FAO (2023), The State of Food Security and Nutrition in the World 2023, FAO; IFAD; UNICEF; WFP; WHO;, https://doi.org/10.4060/cc3017en.
[12] FAO, IFAD, PAHO, UNICEF and WFP (2023), Latin America and the Caribbean - Regional Overview of Food Security and Nutrition 2023, FAO; IFAD; UNICEF; WFP; PAHO;, https://doi.org/10.4060/cc8514en.
[11] Fuglie, K. (2018), “Is agricultural productivity slowing?”, Global Food Security, Vol. 17, pp. 73-83, https://doi.org/10.1016/j.gfs.2018.05.001.
[6] Jayne, T. et al. (2016), “Africa’s changing farm size distribution patterns: the rise of medium‐scale farms”, Agricultural Economics, Vol. 47/S1, pp. 197-214, https://doi.org/10.1111/agec.12308.
[3] Kelly, M. (2016), “The Nutrition Transition in Developing Asia: Dietary Change, Drivers and Health Impacts”, in Eating, Drinking: Surviving, SpringerBriefs in Global Understanding, Springer International Publishing, Cham, https://doi.org/10.1007/978-3-319-42468-2_9.
[4] Law, C., I. Fraser and M. Piracha (2020), “Nutrition Transition and Changing Food Preferences in India”, Journal of Agricultural Economics, Vol. 71/1, pp. 118-143, https://doi.org/10.1111/1477-9552.12322.
[13] OECD/FAO (2019), OECD-FAO Agricultural Outlook 2019-2028, OECD Publishing, Paris/Food and Agriculture Organization of the United Nations, Rome, https://doi.org/10.1787/agr_outlook-2019-en.
[2] Reardon, T. et al. (2014), Urbanization, Diet Change, and Transformation of food supply chains in Asia, Michigan State University, Global Center for Food Systems Innovation, https://www.fao.org/fileadmin/templates/ags/docs/MUFN/DOCUMENTS/MUS_Reardon_2014.pdf.
[10] Tarasuk, V. and A. Mitchell (2020), Household food insecurity in Canada, 2017-18, Toronto: Research to identify policy options to reduce food insecurity (PROOF), https://proof.utoronto.ca/wp-content/uploads/2020/03/Household-Food-Insecurity-in-Canada-2017-2018-Full-Reportpdf.pdf.
[1] UN DESA (2024), World Population Ageing 2023, United Nations, https://www.un-ilibrary.org/content/books/9789213586747.
[8] UN WWDR (2022), UN World Water Development Report 2022: Groundwater: Making the invisible visible, United Nations, https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000380721.
[9] Weersink, A. et al. (2021), “COVID-19 and the agri-food system in the United States and Canada”, Agricultural Systems, Vol. 188, p. 103039, https://doi.org/10.1016/j.agsy.2020.103039.
Notas
Copy link to Notas← 1. Australia, China, el Japón, Corea, Nueva Zelandia.
← 2. Fuente: OCDE-FAO, interpolada para 2017-2019 a partir de la base de datos del Proyecto de análisis del comercio mundial (GTAP) 2011, usando los datos de gasto alimentario y del PIB utilizados en estas Perspectivas.
← 3. Véase “Sudeste Asiático, Perspectivas y Desafíos”, en OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas 2017-2026.
← 4. Fuente: OCDE-FAO, interpolada para 2018-2020 a partir de la base de datos del Proyecto de análisis del comercio mundial (GTAP) 2011, usando los datos de gasto alimentario y del PIB incluidos en estas Perspectivas.
← 5. Oriente Medio: Arabia Saudita y Otros países de Asia Occidental. Menos desarrollados: África del Norte Menos Desarrollado. África del Norte: Otros África del Norte. Para las regiones mencionadas, véase el cuadro condensado de la agrupación regional de los países.
← 6. Fuente: FAO (2023), Food Policy Monitoring in the Near East and North Africa Region. 2do. trimestre 2023, Bulletin, Cairo. (https://www.fao.org/3/cc9189en/cc9189en.pdf)
← 7. Para las regiones mencionadas, véase el cuadro condensado de la agrupación regional de los países.
← 8. Fuente: OCDE-FAO, interpolada para 2018-2020 de la base de datos del Proyecto de análisis del comercio mundial (GTAP) 2011, usando los datos de gasto alimentario y del PIB utilizados en estas Perspectivas.
← 9. Fuglie, K. (2015), “Accounting for growth in global agriculture”, Bio-based and Applied Economics, Vol. 4(3): 221-254 (actualizado a 2019, USDA).