La promoción de la productividad y el crecimiento de las PyMEs, así como el apoyo a los emprendedores y a las empresas de nueva creación, se consideran a menudo herramientas clave para avanzar en las prioridades estratégicas nacionales, como el aumento del crecimiento económico, la reducción de las desigualdades, el avance de la innovación y la mejora de la competitividad. Una integración satisfactoria de los SDE y del apoyo empresarial en las estrategias nacionales de desarrollo requiere, en términos generales:
Evaluaciones sólidas de las necesidades y los retos de las empresas y los empresarios.
Mecanismos de coordinación en los que participen los beneficiarios y los proveedores de ayuda, así como otras partes interesadas.
Mecanismos de seguimiento y evaluación para valorar si las políticas y programas de SDE y emprendimiento alcanzan sus objetivos.
Varios países declaran adoptar un enfoque estratégico de los SDE y el espíritu empresarial en forma de objetivos políticos a medio plazo para las PyMEs reflejados en un documento estratégico, como una estrategia nacional de desarrollo de las PyMEs. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los detalles de las acciones para impulsar los SDE y el espíritu empresarial y su vinculación con los planes nacionales de desarrollo son muy escasos. El ofrece una visión general de cómo se reflejan los SDE y el apoyo al espíritu empresarial en los planes nacionales.
En consonancia con el análisis de la sección dedicada a las estrategias de desarrollo de las PyMEs en el Capítulo 1, sólo Paraguay y Uruguay tienen estrategias plurianuales de desarrollo de las PyMEs en las que se reflejan los SDE, y Brasil declara estar trabajando en una nueva estrategia de desarrollo de las PyMEs tras la expiración de la anterior en 2023. Chile y Colombia declaran que los SDE y los servicios empresariales están reflejados y alineados para avanzar en sus planes nacionales de desarrollo, sin embargo, hay una falta de detalles específicos sobre cómo los programas y el apoyo avanzan esos planes.
En Ecuador, la orientación estratégica para la política para PyMEs y, por lo tanto, para la prestación de SDE y servicios para emprendedores está de alguna manera fragmentada, con directrices estratégicas en el Plan Nacional de Desarrollo 2030, y la Política Industrial 2016-2025, así como las nuevas orientaciones aún no proporcionadas por la nueva administración.
En Argentina, las directrices sobre SDE y apoyo a la iniciativa empresarial figuran en programas de apoyo técnico financiados con fondos internacionales, pero no están explícitamente vinculadas a una estrategia nacional de desarrollo o a un plan nacional para las PyMEs. En el caso de México y Perú, las directrices figuran en documentos estratégicos institucionales, pero no parecen estar explícitamente vinculadas a planes económicos y de PyME más amplios.
Por lo tanto, en toda la región existe una falta de articulación entre la oferta de SDE y el apoyo a la iniciativa empresarial y la política nacional general de desarrollo, económica o empresarial. Para solventar esta laguna, los países de ALC podrían elaborar estrategias nacionales para las PyMEs y el espíritu empresarial (como se recomienda en la dimensión 1), basándose en sólidos análisis de las necesidades, consultas exhaustivas, mecanismos de coordinación entre las instituciones públicas, privadas y de otro tipo dedicadas a los SDE y al apoyo al espíritu empresarial (incluidos los gobiernos subnacionales, las universidades, las ONG, los proveedores del sector privado, etc.), y mecanismos detallados y sólidos de seguimiento y evaluación para medir la eficacia.