El ciclo de vida de un proyecto de infraestructura abarca las fases de planeación, priorización y financiamiento, diseño, contratación, construcción, explotación, mantenimiento y desmantelamiento. La perspectiva del ciclo de vida en la contratación de infraestructura implica que todas estas etapas se consideran al tomar las decisiones de contratación. Las consideraciones deben incluir también el impacto del proyecto en otros objetivos, como la protección al medio ambiente o la igualdad de género, a lo largo de toda su vida útil. Esta perspectiva puede conducir a decisiones de infraestructuras más sostenibles, incluyentes y rentables. La Recomendación de la OCDE sobre la Gobernanza de las Infraestructuras destaca que las autoridades que contratan deben evaluar detenidamente la asignación óptima de riesgos y utilizar herramientas de análisis de relación calidad-precio para comparar las valoraciones de las opciones de prestación de servicios a lo largo del ciclo de vida del proyecto. Además, las autoridades contratantes pueden apoyar a sus funcionarios para que aprovechen todo el ciclo de vida de los proyectos de infraestructura con miras a alcanzar objetivos complementarios, como la inclusión, la conducta empresarial responsable o los objetivos medioambientales.
Considerando que los recursos de los gobiernos son limitados, una de las primeras y más cruciales etapas del proceso de contratación consiste en identificar y elegir las propuestas con mejor relación calidad-precio. La gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe (ALC) encuestados (12 de 14; 86%) utiliza una combinación de criterios financieros y cualitativos para identificar las propuestas que ofrecen la mejor relación calidad-precio. Para hacer que el proceso de contratación sea justo y garantice que los proyectos cuenten con recursos suficientes para lograr los resultados esperados, la mitad de los países de ALC utilizan mecanismos para gestionar las ofertas anormalmente bajas o altas. Las ofertas anormalmente bajas son aquellas que generan dudas sobre la capacidad del licitador para ejecutar el contrato, mientras que las altas sugieren un precio excesivo y una posible falta de relación calidad-precio. Esto puede comprometer la competencia leal entre licitadores, por lo que los gobiernos deben tratar de identificarlas lo antes posible. Otro criterio clave para identificar las propuestas con mejor relación calidad-precio es la evaluación de la perspectiva del ciclo de vida del proyecto de infraestructura; sin embargo, Brasil es el único país que lo utiliza al evaluar las propuestas de proyectos (Gráfico 8.5).
A lo largo de su ciclo de vida, los proyectos de infraestructura están expuestos a riesgos como ineficiencia, incertidumbre financiera, sobrecostos, baja calidad e incumplimiento en materia de integridad. Gestionar y evaluar los riesgos durante todo el ciclo es clave para identificar y prevenir los factores que pueden obstaculizar la realización de los proyectos y la consecución de sus objetivos. En 2022, 10 de los 14 países de ALC encuestados (71%) llevaron a cabo actividades de gestión de riesgos para cubrir todo el ciclo de vida de la contratación de infraestructura (Gráfico 8.6).
Por último, tener una perspectiva de ciclo de vida significa que los responsables de la contratación pública pueden aprovechar el proceso de contratación de proyectos de infraestructura para alcanzar objetivos de política pública complementarios. Por ejemplo, algunos países de ALC hacen que sus procesos de contratación de infraestructura sean más sostenibles desde el punto de vista medioambiental al permitir que los funcionarios de contratación pública identifiquen proyectos que promuevan una conducta empresarial responsable (6 países de 14) y la protección medioambiental (5 países de 14). Un número menor de países aprovecha los proyectos para promover la igualdad de género (tres países), o los objetivos de innovación o de política social (dos países cada uno) (Gráfico 8.7).